Restos del Batallón 14 pertenecen a Ricardo Blanco Valiente http://youtu.be/qXFQ4aNWfM8
Ricardo Blanco Valiente,
Desaparecido
el 15 de enero de 1978, en Montevideo-Uruguay.
Ricardo
Blanco fue un hombre al que AUTE ofreció espacios para sus ansias
de justicia. Desapareció el 15 de enero de 1978. Fue Secretario
de la Filial Soriano de AUTE e integrante del Congreso Nacional de Delegados.
Ingresó a la UTE en el año
1961 en la ciudad de Mercedes. Desde muy joven fue un hombre con convicciones
políticas, llegando a ser por aquel entonces edil de la lista
15 en la Junta Departamental de Soriano. En la “huelga grande”
de 1963 comenzó a participar activamente en la vida de AUTE Soriano,
cuando varios dirigentes locales permanecían presos en la Cárcel
Central de Mercedes.
Una vez restablecida la calma y al ser
elegida la Mesa Directiva de la Filial Soriano de AUTE, Ricardo ocupó
el cargo de Secretario. Cuando, meses después, los estatutos
de AUTE fueron reformados, y se estableció la participación
directa de los trabajadores del interior al Congreso Nacional de Delegados,
fue electo como Delegado por los trabajadores de Soriano.
A partir de 1963, compartimos con Ricardo
las dos ternas que le correspondían al Departamento por el Sector
de Usinas. A los compañeros del sector telefónico le correspondía
otra terna -cuenta Piccone-. En ese período se comenzó
a realizar actividades muy intensas en todo el Departamento de Soriano,
las más recordadas de las cuales fueron la ocupación de
la Lino Textil y la Curtiembre CUDOSA de la ciudad de Dolores. También
fue “ocupada” la Villa de Soriano por 24 horas, hecho hasta
ese momento inédito en la historia sindical del Uruguay. Se reclamaba
al Ministerio de Educación y Cultura, presidido por Luis Hierro
Gambardela, la contratación de un ómnibus que permitiera
el traslado de 40 estudiantes al Liceo de Dolores. Al día siguiente
de la insólita ocupación, en la que colaboró hasta
la Policía, el Ministro recibía a una delegación
y autorizaba la contratación del ómnibus.
La actividad de Ricardo en esa instancia
fue decisiva para la obtención de una gran conquista que hasta
hoy, a más de 30 años, es recordada en la zona con cariño
y admiración.
Luego vino el Congreso del Pueblo, la consolidación de la CNT,
y siempre aportó esfuerzos en los diferentes puestos de lucha.
Elaborábamos un boletín departamental y manteníamos
una adición radial, cuatro días a la semana, que enfocaba
no solo los problemas de AUTE sino también los problemas de todos
los trabajadores. La audición, que era muy escuchada, se llamaba
“La Agrupación UTE y el Pueblo”.
Al llegar el 13 de junio de 1968, la
llamada línea divisoria que separaba el viejo Uruguay, cuando
fueron implantadas las Medidas Prontas de Seguridad en forma permanente
por el gobierno de Pacheco Areco, los trabajadores de UTE y Bancarios
fueron militarizados, mientras la situación se enrarecía
día a día. Sin embargo las actividades sindicales se realizaban,
pese a las grandes dificultades. Para viajar a Montevideo había
que hacerlo de incógnito, pues el Cuartel no nos permitía
salir de Mercedes. En ese marco viene el requerimiento de la Mesa Directiva
y Ricardo asumió la dirección de la Filial Soriano. Fue
en esas circunstancias que fue detenido: las incomunicaciones, la tortura,
y al cabo de largos y penosos meses en los cuarteles de Mercedes y San
José fue liberado.
Juntos -cuenta Piccone-, emprendimos
una especie de autoexilio o aventura a Buenos Aires, en la Argentina
de la vuelta de Perón. Después Ricardo regresaría
al Uruguay y el 15 de enero de 1978 fue nuevamente detenido, en la esquina
de la calle Cerro Largo y Piedra Alta, donde se había instalado
con un puesto de verduras. Por averiguaciones realizadas al parecer
fue visto por última vez en el centro de detención de
La Tablada. Desde entonces integra la dolorosa nómina de "desaparecidos”,
por quienes nuestra conciencia aún clama por justicia.
A pesar de los dolorosos recuerdos,
nos queda la enorme satisfacción de haber caminado juntos, de
haberlo conocido como un gran dirigente sindical, un notable padre de
familia y un maravilloso ser humano. Con Ricardo muchas veces coincidimos
y muchas veces discrepamos, pero fue un compañero que entró
por la puerta grande de la historia, con la grandeza y la humildad de
todos sus actos”
El
texto es tomado de la revista La vida de un Sindicato, AUTE, Junio2000.
La Verdad, que titula esta nota, considera este recuerdo sentido y justo
de sus compañeros de AUTE un gran homenaje a nuestro querido
camarada.
Ricardo Alfonso Blanco Valiente.
Oriundo de Mercedes, nació el 27 de diciembre de 1938. Era propietario
de un almacén en Montevideo, y en su ciudad natal fue empleado de UTE.
Fue detenido en su comercio de Montevideo el 15 de enero de 1978. Según
la información que se posee, fue visto por última vez el 26 de febrero
de ese año en La Tablada.
Cinco personas vinculadas al maoísta Partido Comunista Revolucionario (PCR), quienes fueron detenidos en Buenos Aires en diciembre de 1977 y figuran hoy como desaparecidos en Argentina, en realidad habrían sido trasladados a Montevideo a principios de 1978 y torturados en "La Tablada", donde los mataron o ejecutaron.
Los uruguayos Carlos Federico Cabezudo Pérez, Célica Elida Gómez Rosano, Eduardo Gallo Castro, Juvelino Andrés Carneiro Da Fontoura (o Miguel Angel Ríos Casas), y la argentina Carolina Barrientos Sagastibelza, fueron las víctimas del traslado que, probablemente por mar, coordinaron militares de Argentina y Uruguay.
Un trabajo realizado durante años por militantes del PCR, pudo ser confirmado por LA REPUBLICA que en una investigación de meses accedió a documentos desclasificados, cotejó declaraciones de víctimas y victimarios, y pudo entrevistar en la ciudad de Mercedes a un testigo de cargo de aquella masacre.
Angel Gregorio Gallero Gutiérrez, hoy con 58 años, ratificó a LA REPUBLICA una declaración que por primera vez hizo en 1983 y que luego repitió ante organizaciones de Derechos Humanos y frente a la propia Comisión para la Paz, sin que su relato fuera entonces suficientemente acreditado.
Un "eslabón perdido"
Gallero ha sostenido en los últimos 23 años que fue detenido en enero de 1978 en Montevideo, en el marco del operativo de captura de Ricardo Blanco, otro dirigente histórico del PCR, junto a quien fue torturado en el centro clandestino de represión "La Casona" de la calle Millán y luego trasladado a las instalaciones de La Tablada.
En La Tablada, donde funcionaba el terrorífico "300 Carlos" centro de torturas del Organo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), Gallero pudo ver a Cabezudo, fue confundido con Gallo, oyó hablar de la "bióloga" (profesión de Barrientos, compañera de Fontoura) y escuchó la tortura y violación de Gómez.
Luego de la confirmación oficial del "segundo vuelo" de Orletti con el que se evidenció que los traslados e intercambios de opositores a las dictaduras fue un modo operativo permanente de los represores, el testimonio de Angel Gallero adquiere otra dimensión y posibilita una inminente denuncia judicial sobre el caso.
La historia de Gallero era un "eslabón perdido" que permite conectar la represión sufrida por decenas de desaparecidos del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) en 1976 con la desaparición de otro grupo de militantes de los Grupos de Acción Unificadora (GAU) secuestrado en Argentina en 1978.
Firman Cristi y RamasUna serie de documentos desclasificados de los archivos de la Cancillería uruguaya permiten reconstruir hoy la historia del seguimiento y represión que la dictadura uruguaya realizó durante años sobre el Partido Comunista Revolucionario (PCR), que sufrió 9 casos de desaparición.
En un documento elaborado por la OCOA, inicialmente fechado el 15 de enero de 1974, se narra la historia de los maoístas uruguayos desde principios de los años sesenta, cuando se separan del Partido Comunista y forman el Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR) hasta su posterior constitución en PCR en 1972.
Parte
de un documento de la OCOA firmado por el mayor Ernesto Ramas, en que
se da la versión militar de la historia del Partido Comunista
Revolucionario (PCR).
El facsímil muestra parte de un documento del Servicio de Información de Defensa firmado por el general Amauri E. Prantl, referido a interrogatorios realizados a militantes del PCR
El
archivo desclasificado, que aparece firmado por el comandante de la
División de Ejército I, general Esteban Cristi, y por el jefe de la
División Operaciones del OCOA, mayor Ernesto Ramas, incluye el
organigrama de la organización y los nombres de sus principales
militantes detenidos o requeridos hasta diciembre de 1974.El facsímil muestra parte de un documento del Servicio de Información de Defensa firmado por el general Amauri E. Prantl, referido a interrogatorios realizados a militantes del PCR
Curiosamente, entre los dirigentes de un "Orden de Batalla del PCR al 31 de diciembre de 1974" aparece en primer lugar, como secretario político de Montevideo, Luis Eduardo González González, cuya desaparición ocurrida el 13 de diciembre de ese año ya se ocultaba al hacerlo figurar en una lista de "requeridos".
El secuestro de Blanco
Ricardo
Alfonso Blanco Valiente, era sindicalista de AUTE y el principal
dirigente del PCR radicado en Montevideo. El 15 de enero de 1978 fue
detenido del comercio de su propiedad y trasladado al centro de torturas
"Base Roberto" ubicado en una casona de la calle Millán, que la OCOA
compró con dinero robado al PVP.
Tres días después, en el
comercio en el que había quedado instalada una "ratonera" fue detenido
Angel Gallero, también militante del PCR, quien lograría sobrevivir a
las torturas en la Casona de Millán, para luego ser trasladados al local
de La Tablada, ocupado por la OCOA para instalar su nómada base "300
Carlos".
En sus testimonios de los años ochenta, incluso ante la
Investigadora Parlamentaria sobre los Desaparecidos, Gallero describió
en detalles las instalaciones de La Casona, donde se había construido la
cooperativa de viviendas de funcionarios de Cutcsa y cuyos planos
originales no fueron ubicados hasta años después.
Gallero señala
que les transportaron en la parte trasera de un vehículo de piso
metálico corrugado que coincide con la descripción de la camioneta Indio
que había sido confiscada al periodista y maestro Julio Castro, quien
había sido secuestrado el 1º de agosto de 1977 y desaparecido,
precisamente, en La Casona de Millán.
La República
El infierno de La Tablada (base Roberto)
La república
Un testigo reveló cómo era La Tablada durante la dictadura.
"Los
gritos que venían de La Tablada, eran desgarradores". "Se oían desde la
calle cuando uno pasaba de noche"."Pude ver la cama donde hacían las
torturas, y el lugar donde desde unas argollas colgaban a los detenidos.
Las vi ensangrentadas. Colgaban desde una pared, donde estaba el signo
del Ejército".
"Conozco
el sótano, al que bajé varias veces, era grande y frío, y ocupaba gran
parte del edificio". "No sé quién le puso Base Roberto, para nosotros
ese lugar siempre se conoció como el infierno de La Tablada".
MARIO DELGADO GEREZ
Así relató a LA REPUBLICA uno de los tantos vecinos que conoció desde adentro La Tablada. Antes de ser centro de detención, cuando lo era y después de dejar de serlo.
Quien se prestó a dialogar con LA REPUBLICA es conocedor del lugar, ya que nació en el barrio.
Este lugareño, que prefirió mantener el anonimato, dijo: "Conozco bien el lugar porque íbamos ahí. Antes era solamente el edificio, después le pusieron el alambrado que tiene ahora y los galpones".
"La calle, que era entonces Camino de las Tropas, rodeaba el edificio, y no como ahora que el tránsito sigue hacia Lezica. Lo demás era todo campo.
"Pero como lo vi desde adentro, le puedo decir que cuando los militares lo entregaron, estaba todo cambiado. No era el mismo edificio que yo conocí". "Las celdas que habían construido no estaban".
"Recuerdo muy bien lo que era aquello. Le puedo decir que cuando el Ejército se hizo cargo de lo que fue el ex hotel de La Tablada, los soldados que había era toda muchachada joven. Venía desde San Ramón, los cambiaban dos por tres".
"Ellos se mezclaban con el vecindario. Jugaban al fútbol, con la misma ropa de fajina y recuerdo muy bien que dos por tres rompían los vidrios de los ventanales, que al otro día ya los reponían. "Había una cosa muy singular.
En
la entrada de La Tablada habían puesto una campana que hacían sonar
cada vez que venía Cristi, el que fue general, que en esa época no sé
qué grado tendría. Como La Tablada está en la altura, desde ahí se veía
cuando venía el auto. Entonces los milicos hacían sonar la campana, como
aviso para que nosotros nos fuéramos, al grito de "viene Cristi, viene
Cristi". Una vez casi nos agarra adentro de La Tablada. Estaba prohibido
que entraran civiles al lugar.
"Después todo cambió. Vino gente más madura y se nos prohibió entrar.
Seguramente fue cuando empezaron a traer a los detenidos".
"Eran gritos desgarradores".
"No
creo que nadie que viviera cerca de La Tablada y que viva todavía,
pueda olvidar los gritos que se escuchaban de noche. Eran desgarradores,
se escuchaban desde la calle, cuando uno pasaba por allí. Era atroz
aquello", relata nuestro entrevistado.
"No sé quién le puso la Base Roberto a eso, para nosotros siempre fue 'el infierno de La Tablada'".
"Cuando los milicos se retiraron entró la gente del Ministerio de Transporte a arreglar el edificio.
Ahí pude ver la cama donde hacían las torturas, que era una cama muy especial, y vi también las argollas que estaban clavadas, colgando de una pared que tenía de fondo el signo del Ejército.
La vi con sangre. Seguramente era el lugar donde colgaban a los detenidos y los torturaban. Eso duró pocos días, porque después la sacaron al toque. No sé cómo dejaron eso ahí".
La Tablada es clave.
Para
nuestro entrevistado el edificio de La Tablada y su entorno es clave en
la búsqueda de los restos de los detenidos-desaparecidos.
"Eso está todo cambiado. En esa época era todo tierra greda. Los animales se enterraban en el suelo y ahora hay tierra seca. Hay que pensar que lo sucedido aconteció hace 30 años, Para mí el edificio de La Tablada es clave. En ese sótano puede haber de todo.
Antes de irse los milicos, sacaron camiones y camiones de escombros: se ve que rompieron todo lo que habían construido, porque eso no quedó como yo lo conocí".
Ahora no sé cómo van a hacer para buscar adentro. Ese sótano era grandísimo y la única manera de trabajar tranquilo ahí es sacar a los presos, no queda otra. La verdad que no se cómo harán".
"Ojalá que encuentren algo donde están excavando, pero es medio raro que enterraran a los detenidos tan cerca de donde pasaba toda la gente.
Fíjese
que donde buscan ahora está prácticamente encima de lo que era entonces
Camino de las Tropas, el camino principal que unía La Tablada con la
zona del puerto".
LA REPUBLICA PAG.. 9
Serían nueve las personas detenidas en Uruguay que fueron muertas por tortura en La Tablada cuando el lugar era utilizado por el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA). Allí, en algún lugar, podrían estar enterrados los restos de: Amelia Sanjurjo (fecha de detención: 1977), Julio Castro Pérez (1977) , Luis Eduardo Arigón (1977), Oscar José Baliñas (1977), Oscar Tassino (1977) , Ricardo Valiente (1978) , Félix Ortiz (1981), Antonio Omar Paitta (1981) y Miguel Angel Matto (1982). A ellos se podrían agregar los cuerpos de otros cuarenta uruguayos secuestrados en Argentina y traídos ilegalmente al país, en el denominado "tercer traslado".
“Estamos shockeados: es algo que esperamos durante 34 años”
La
familia de Ricardo Blanco Valiente espera en Mercedes una comunicación
de Presidencia para viajar a Montevideo. “Las emociones son
encontradas”, dijo una de sus hijas.
Presidencia de la República confirmó ayer que los restos hallados en el Batallón 14 pertenecen al militante del Partido Comunista Revolucionario, Ricardo Blanco Valiente. Su esposa y sus dos hijas esperan en Mercedes una comunicación de Presidencia para viajar a Montevideo a recibir la notificación oficial.
La noticia fue “impactante” para la familia y a su vez muy esperada. Cuando se produjo el hallazgo, el pasado 16 de marzo, Ana Cecilia, una de las hijas tuvo “una corazonada” de que podrían pertenecer a Ricardo Blanco y de que sus restos “en algún lado, iban a aparecer”.
“Es muy especial, hemos estado 34 años sin saber y recién se puede decir que lo tenemos más cerca y que podemos elaborar un duelo. Es algo que no sabíamos cómo manejar y que ahora podemos procesar”, señaló Ana Cecilia a Subrayado, que apenas tenía dos años cuando su padre desapareció, mientras que su hermana Cristina tenía 15.
“Uno creció acostumbrándose al hecho de no tener algo tan importante y esto es un cambio muy fuerte. Son emociones encontradas; estamos todas muy shockeadas y muy sacudidas”, resumió.
Ricardo Blanco Valiente desapareció el 15 de enero de 1978 cuando estaba trabajando en un almacén en Montevideo. Desde entonces, su familia estuvo sin saber de él.
La compañera de Ricardo
.
Excelente trabajo, como siempre, compañero.
ResponderEliminarTe felicito y agradezco el "refrescar" información detallada y bien avalada.
Un gran abrazo uruguayo. Besos
Lic. Martha Lidia Ferreira