de Ricardo Ferré
Recientemente se divulgó en la prensa un reportaje a María Topolansky, llamada con cariño “la Parda” por sus compañeros.
“El 90% de los que fuimos tupamaros ya no lo somos” dice la compañera María Elia.
Esa afirmación tiene algunos defectos:
- en primer lugar, le cede el honroso nombre de tupamaros al núcleo harto restringido del MLN
- en segundo lugar no tiene en cuenta la internacionalidad del
concepto de tupamaro, que es generado por los colonizadores godos sobre
la base del inca rebelde Tupac Amaru
- en tercer lugar
prescinde de las raíces históricas del tupamarismo, encendidas en
Uruguay por el grupo de Pedro Viera y Venancio Benavídez en 1911 en el
grito de Asencio, pero fundamentalmente por Tupac Amaru en la Gran
Rebelión en 1780.
- Por último: ignora a la multitud de tupamaros anónimos, auténticos criollos rebeldes, luchadores por la liberación nacional.
¿El MLN es tupamaro?
El
MLN actual es un núcleo muy restringido, anquilosado, compuesto de una
pseudo élite de “cuadros” entre los cuales se cuentan varios ministros y
dirigentes políticos del gobierno actual y que cuenta como dirigente al
histórico Julio Marenales.
El obvio apoyo del MLN actual a este gobierno lo está alejando del
concepto clásico de tupamaro como criollo rebelde, luchador por la
liberación nacional.
El principal representante moderno del
concepto de tupamaro, Raúl Sendic, llamado el Bebe por quienes lo
veneramos, se escindió del MLN poco antes de su muerte, en gran parte
debido a las desviaciones ideológicas de esta organización y a los
intentos de sus dirigentes de radiarlo del mismo. Sendic se distanció
palpablemente de Mujica, a golpes, en un episodio conocido.
El gobierno actual no es tupamaro
El
gobierno actual, representado por su máximo líder el presidente Mujica
está contrapuesto a la política de liberación nacional.
En
primer lugar, tolera y hasta promueve la impunidad de los criminales de
lesa humanidad tratando obviamente de enfriar la lucha contra la
impunidad.
Esto se ha visto claramente primero en el episodio de Mujica
solicitando a los legisladores que no votaran por la ley de anulación
propuesta por todas las instancias del Frente Amplio y por su programa.
Se vio luego en el episodio parlamentario en el que Semproni desacató el
mandato de dichas instancias de la coalición. Si es que Semproni no
gozara del apoyo tácito del MPP y por ende, del MLN, ¿por qué entonces
fue apoyado recientemente por los mismos ante el Frente Amplio?
El propio presidente ha repetido hasta el cansancio que desea que
los “viejitos” terminen de cumplir su sentencia en prisión domiciliaria,
aludiendo a los criminales de lesa humanidad, no conforme con los
privilegios de que gozan en las prisiones favorecidas en las que se
encuentran actualmente. Su visita a Dalmao, procesado por su
responsabilidad en la muerte de la militante del PCU Nibia Sabalsagaray
no ha hecho más que subrayar su actitud conciliatoria.
No hablemos del ministro de defensa, el inefable Eleuterio
Fernández Huidobro, que obviamente en la línea del presidente, primero
promueve el envío de tropas uruguayas a Haití en abierta controversia
con Cores y con los sectores populares, luego defiende a los ahora
procesados militares por la muerte del químico chileno Berríos
extraditados a Chile, luego sigue en contra de la anulación de la ley de
caducidad, luego visita a Dalmao y actualmente hasta fomenta y logra
conseguir curros para las fuerzas armadas, no conforme con que las
mismas cuentan con los inconstitucionales recursos de marina mercante,
aviación civil, meteorología y parques nacionales, rapiñados durante la
dictadura.
El gobierno actual tolera y promueve las actividades de las
empresas multinacionales de fabricación de pasta de celulosa, llegando a
conceder cláusulas secretas en el contrato de la empresa Montes del
Plata, dominada por las empresas la finlandesa Enso, la sueca Stora y la
chilena de capitales norteamericanos Arauco.
También tolera la propiedad mayoritariamente argentina de las
empresas sojeras, propietarias de 850.00 hectáreas de soja transgénica
fumigadas con agrotóxicos como el glifosato prohibidos en algunas partes
del mundo y probadamente nocivos para la vida humana.
El gobierno tolera o promueve la propiedad extranjera de los
frigoríficos, ahora mayoritariamente en manos de capitales brasileños.
Todos
estos factores mencionados anteriormente determinan un rumbo
gubernamental claramente contrapuesto a la idea de liberación nacional
y, por lo tanto, a la idea de tupamaro.
Internacionalidad del concepto de tupamaro
Como
hemos dicho, el concepto de tupamaro fue acuñado por los colonizadores
españoles a partir de la Gran Rebelión acaudillada por el inca Tupac
Amaru.
Este movimiento de liberación promovía la independencia de España y
la abolición de todas las formas de explotación de los aborígenes y de
los esclavos africanos y su liberación de las cadenas esclavistas.
Este concepto proviene entonces de zonas de Perú pertenecientes a los
virreinatos del Río de la Plata y del Perú y es aún reivindicado en
otras partes de América Latina.
Tupamaro es desde el origen
del término todo criollo rebelde, luchador por la liberación nacional.
Esto no se debe circunscribir a las fronteras de nuestra república.
Raíces históricas nacionales
Las
vibraciones del Grito de Asencio, realizado por un puñado de patriotas
con Venancio Benavídez y Pedro Viera “Perico el bailarín” a la cabeza,
perfilaron sobre las cuchillas orientales un perfil histórico: el
tupamaro de la Banda Oriental. Luego del Grito de Asencio, realizado
sobre las orillas del Río Negro en el actual departamento de Soriano,
miles de tupamaros siguieron a las fuerzas de liberación encabezadas por
Artigas y se enfrentaron con las armas a los colonialistas.
Pero fue durante el Éxodo del Pueblo Oriental en que una multitud
de patriotas que siguieron a Artigas demostraron que no eran sólo los
hombres armados los tupamaros, sino que extendieron el concepto a todos
aquellos que apoyaban sus ideas.
Históricamente los principios orientadores del concepto de tupamaro
fueron liberación nacional y enfrentamiento con las fuerzas represivas
con o sin armas. Luego Artigas profundizó y definió más la ideología
tupamara y la tradujo en términos de democracia y justicia: la soberanía
es del pueblo que delega su poder en sus representantes, reforma
agraria y federalismo como forma de organización.
Cuando a mediados de la década de 1960 otro puñado de patriotas
adopta el nombre de Tupamaros y comienza a actuar con este nombre, está
sin duda reclamando la herencia de los ideales que los tupamaros
históricos a partir del Grito de Asencio habían estampado sobre las
cuchillas y los cerros y entre el monte y las aguas uruguayas y con los
cuales se identificaron y se identifican frente al pueblo oriental.
Los Tupamaros, por medio de sus fuertes vínculos con la lucha de
los cañeros y su líder Raúl Sendic “el Bebe”, prohijaron tenazmente la
idea de “tierra para quien la trabaja” que lleva a reforma agraria,
reivindicación definitoria de la revolución socialista en nuestro país.
El Movimiento 26 de Marzo histórico y los Comités de Apoyo a
Tupamaros trasladaron, como en el 1800 el Éxodo, el concepto de tupamaro
a ser apoyado por miles de uruguayos que no tomaban las armas, pero
coincidían con los principios tupamaros de liberación nacional y por
ende reforma agraria.
El concepto de tupamaro se asoció entonces los atributos centrales y
característicos de idealismo capaz de arriesgar todo-tortura, prisión,
exilio, salud, bienes- por los principios de justicia y por ende reforma
agraria como consecuencia del mismo, liberación nacional y
enfrentamiento con las fuerzas represivas que custodian los privilegios
de los poderosos.
Todos los uruguayos opuestos a la dictadura y sus procedimientos
opresivos-el abuso sistemático, el atropello a las libertades y el
sojuzgamiento- tuvieron al ideal tupamaro como su contrapartida, no
menos cuanto que los militares ungieron a éste como su principal
enemigo.
Luego de la dictadura, no cabe duda de que éste fue un motivo
importante para el ascenso político de figuras asociadas con este
arquetipo. La gente prefería a figuras asociadas con los principios
democráticos, la justicia y el enfrentamiento con el monstruo militar
creado antes y durante el período dictatorial.
Muchas veces la prensa y la opinión pública califican erróneamente
de tupamaros a quienes en realidad representan todo lo opuesto, como el
MLN actual y sus referentes más notorios, y aun al ministro de defensa
Eleuterio Fernández Huidobro, pese al alejamiento de éste ya sea del
MLN como de todos los principios tupamaros.
Reivindicamos la existencia de tupamaros anónimos, como aquellos
que se jugaron, algunos hasta su muerte, resistiendo o arriesgando
heroicamente todo por los ideales mencionados: tortura, prisión, exilio,
pérdida de bienes y de salud.
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