ESTAMOS
ALARMADOS Y JUSTIFICADAMENTE MOLESTOS
Hace
un año y medio, una vecina del barrio Santa Catalina, en las costas de Rincón
del Cerro, denunciaba públicamente el peligro que representan para el vecindario
las frecuentes prácticas de tiro del personal de la marina militar realizadas
en una pequeña zona peninsular ubicada a unos 200 metros de esta populosa barriada
del oeste de Montevideo, junto al cuartel de la “Armada Nacional” allí instalado
recientemente como parte de un mapa estratégico trazado en función de proyectos
militares que responden a intereses de los EE.UU. de Norteamérica en el sur del
continente.
Lo
denunciado no solamente sigue repitiéndose, sino que en el día de hoy, viernes
20 de abril de 2012, se cumplió un extremo de lo que la vecina vaticinó ocurriría
necesariamente de no tomarse drásticas medidas correctivas. Los proyectiles de
muy grueso calibre que habitualmente amenazan la vida de los pescadores
artesanales de Santa Catalina pasando muy cerca de sus barcazas, en el día de
hoy, de mañana, llegaron al mismo centro poblado, perforando uno de ellos las paredes
frontales de una humilde vivienda e incrustándose en una de las paredes de la
habitación de una niña de corta edad, sin alcanzarla a ésta, afortunadamente y
por verdadero milagro.
Hecha
la denuncia policial, concurrió al lugar personal de la seccional 24 y radiopatrulla
que constató lo ocurrido, sin que hasta el momento se sepa que se hayan tomado
medidas con los responsables de esta auténtica agresión que ha despertado la
alarma y el malestar de todo el vecindario.
Mientras
redactamos esta nueva denuncia al caer la tarde, sin embargo, siguen los
disparos desde la zona militar, cosa que no es habitual en este horario y que
llama la atención que esté sucediendo después de lo ocurrido por la mañana.
¿A
quiénes debemos recurrir?.
Sábado 21.04.2012
Francotiradores: "una bala, una muerte"
Tropa de élite. Los francotiradores de
la compañía antiterrorista son los soldados mejor entrenados del
Ejército, pero cada vez son menos El ministro de Defensa prometió que
aumentará sus sueldos.
G. TERRA / D. ISGLEAS
Los francotiradores del Batallón 14 son "soldados perfectos" según el jefe de la unidad militar. Los métodos de entrenamiento son muy poco convencionales y están sometidos a un nivel de exigencia que expulsa a la mayoría de los aspirantes.
El área está despejada. No parece haber nadie alrededor. El militar carga en su espalda una estructura que tiene dos blancos, uno a la izquierda y otro a la derecha de su cabeza, que reproducen la mitad del cuerpo de un hombre. El militar avanza lentamente. Camina como si estuviera acompañado de dos personas a su lado. A 150 metros dos soldados escondidos en un monte y en posición de tiro se preparan para disparar. Dos detonaciones rompen el silencio y las figuras son impactadas en el rostro por balas reales calibre 7.62. El oficial que lleva los blancos ni se inmuta, es el teniente segundo Marcos Montero, entrenador de los francotiradores de la Compañía de Operaciones Especiales antiterroristas del Batallón 14. Se trata de los militares mejor entrenados del Ejército. Acaba de arriesgar su vida porque es la única forma de reproducir para los tiradores una situación de estrés psicológico real.
"Un tiro, una muerte" es el lema de los francotiradores. En Uruguay diferentes unidades militares y policiales tienen sus propios especialistas en tiro, pero los entrenados en el Batallón 14 se diferencian del resto porque son los mejores preparados del país. Forman parte de la fuerza antiterrorista y antes de "graduarse" como francotiradores se especializaron como paracaidistas y comandos. "Son el `soldado perfecto`", asegura el flamante jefe del Batallón, Tte. Cnel. Elbio Pérez.
Formar un francotirador -o "franco", en la jerga militar- demanda mucho tiempo y unos US$ 20.000. Se estima que a los siete años de entrenamiento el soldado obtuvo la experiencia suficiente como para ser considerado un tirador de precisión. El disparo es parte fundamental del entrenamiento y su equipamiento personal está valorado en US$ 59.000. Con un fusil de mediana potencia puede eliminar a un enemigo a 600 metros de distancia de un disparo en la cabeza. Con un fusil de grueso calibre puede inutilizar un vehículo a 1.200 metros. Pero la puntería no alcanza. En una operación de rescate de rehenes, el francotirador se convierte en los ojos de la fuerza. Hace un reconocimiento de la situación y advierte el momento adecuado para intervenir. Con su fusil neutraliza los blancos accesibles y asegura el ingreso de las fuerzas de asalto. En una misión a campo abierto, el francotirador hace tareas de reconocimiento, elabora croquis, toma fotografías, elimina enemigos de forma quirúrgica y huye sin ser visto.
"Se necesita un temperamento muy especial. El `franco` puede estar días
en una misión, rodeado de enemigos, con hambre, frío, mojado. Y aún así
debe mantener la calma y la concentración. No es para cualquiera",
explica el teniente primero Ricardo Saavedra, oficial ejecutivo de la
compañía. Antes de disparar el "franco" debe calcular la incidencia del
viento, la humedad, el peso de la bala, el ángulo de tiro y las
características del blanco dado que no da igual que esté quieto, en
movimiento o detrás de un vidrio.
En Uruguay la fuerza antiterrorista del Batallón 14 se entrena todos los días y a veces en doble horario. Será convocada en caso de ataque terrorista o toma de rehenes. Actualmente hay dieciocho francotiradores en la unidad, seis de ellos en misión en el Congo.
ENTRENAMIENTO. Los tiradores expertos, al igual que los comandos, son sometidos a un exigente entrenamiento que incluye distorsión del sueño, falta de comida y la permanencia durante días en lugares inhóspitos. "Deben estar preparados para sobreponerse a situaciones adversas. El francotirador es un soldado muy especial, generalmente llega en paracaídas a terreno enemigo con la misión de obtener información o de eliminar a un líder. Puede caer prisionero y también debe estar preparado para afrontar esa situación. Aquí el entrenamiento es exigente y por eso son muy buenos", afirma Saavedra sin disimular entusiasmo.
La prueba descripta al comienzo de esta nota fue presenciada por El País. No se trata de un espectáculo circense, sino de un método de entrenamiento que intenta someter al tirador a una situación de estrés extrema. "No es fácil disparar a un blanco que está a diez centímetros de tu jefe. Es una muestra de confianza de parte del entrenador, pero también de templanza para el tirador. Es la única forma que tenemos de llevar el entrenamiento al máximo", explica Saavedra.
Los "francos" uruguayos han obtenido muy buenas puntuaciones en competencias anuales que se realizan en el continente, y actualmente entrenan para la que se desarrollará en junio en Colombia.
SANGRÍA. Pero la exigencia deja a muchos por el camino. "Cada vez es más difícil formar un militar tan especializado. Se gana muy poco y el soldado generalmente piensa `para qué voy a estar acá matándome, entrenando en doble horario y con balas reales mientras a mil metros hay otro soldado que gana lo mismo que yo por cuidar un portón`. Muchos no aguantan y se van. A eso se suma que cada vez son menos los aspirantes y su preparación es cada vez peor. Los que hoy están aquí son realmente vocacionales", afirma Pérez. "¿Cuánto debería ganar un soldado con este entrenamiento?", interroga Saavedra. Un teniente segundo gana $ 24.000 y un teniente primero $ 27.000 (ver nota aparte).
Así como en otras unidades de las Fuerzas Armadas, el sector privado se ha encargado de "sustraer" soldados con capacitación, en el caso de los francotiradores es la Policía quien los lleva. "Se van a ganar más dinero por menos horas de trabajo y como instructores. Es imposible convencerlos de que se queden", dice -resignado- Pérez.
El oficial explicó ayer al ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, que en los últimos tres meses siete efectivos de élite pasaron a la Policía y que, en total han sido 46 los que siguieron otros caminos luego de ser preparados.
El ministro y otras autoridades de Defensa presenciaron ayer en el campo de entrenamiento de Toledo distintos tipos de operaciones con "munición viva" (balas reales). Hubo un rescate de rehenes y eliminación de terroristas, otra operación con explosivos y disparos a apenas centímetros del ministro, el subsecretario Jorge Menéndez y el jefe del Ejército, Pedro Aguerre, y una operación de cuatro paracaidistas de la unidad en caída libre desde 2.000 metros.
"A no cejar en el entrenamiento. Los felicito", les dijo el ministro, impactado por la profesionalidad de los hombres.
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G. TERRA / D. ISGLEAS
Los francotiradores del Batallón 14 son "soldados perfectos" según el jefe de la unidad militar. Los métodos de entrenamiento son muy poco convencionales y están sometidos a un nivel de exigencia que expulsa a la mayoría de los aspirantes.
El área está despejada. No parece haber nadie alrededor. El militar carga en su espalda una estructura que tiene dos blancos, uno a la izquierda y otro a la derecha de su cabeza, que reproducen la mitad del cuerpo de un hombre. El militar avanza lentamente. Camina como si estuviera acompañado de dos personas a su lado. A 150 metros dos soldados escondidos en un monte y en posición de tiro se preparan para disparar. Dos detonaciones rompen el silencio y las figuras son impactadas en el rostro por balas reales calibre 7.62. El oficial que lleva los blancos ni se inmuta, es el teniente segundo Marcos Montero, entrenador de los francotiradores de la Compañía de Operaciones Especiales antiterroristas del Batallón 14. Se trata de los militares mejor entrenados del Ejército. Acaba de arriesgar su vida porque es la única forma de reproducir para los tiradores una situación de estrés psicológico real.
"Un tiro, una muerte" es el lema de los francotiradores. En Uruguay diferentes unidades militares y policiales tienen sus propios especialistas en tiro, pero los entrenados en el Batallón 14 se diferencian del resto porque son los mejores preparados del país. Forman parte de la fuerza antiterrorista y antes de "graduarse" como francotiradores se especializaron como paracaidistas y comandos. "Son el `soldado perfecto`", asegura el flamante jefe del Batallón, Tte. Cnel. Elbio Pérez.
Formar un francotirador -o "franco", en la jerga militar- demanda mucho tiempo y unos US$ 20.000. Se estima que a los siete años de entrenamiento el soldado obtuvo la experiencia suficiente como para ser considerado un tirador de precisión. El disparo es parte fundamental del entrenamiento y su equipamiento personal está valorado en US$ 59.000. Con un fusil de mediana potencia puede eliminar a un enemigo a 600 metros de distancia de un disparo en la cabeza. Con un fusil de grueso calibre puede inutilizar un vehículo a 1.200 metros. Pero la puntería no alcanza. En una operación de rescate de rehenes, el francotirador se convierte en los ojos de la fuerza. Hace un reconocimiento de la situación y advierte el momento adecuado para intervenir. Con su fusil neutraliza los blancos accesibles y asegura el ingreso de las fuerzas de asalto. En una misión a campo abierto, el francotirador hace tareas de reconocimiento, elabora croquis, toma fotografías, elimina enemigos de forma quirúrgica y huye sin ser visto.
En Uruguay la fuerza antiterrorista del Batallón 14 se entrena todos los días y a veces en doble horario. Será convocada en caso de ataque terrorista o toma de rehenes. Actualmente hay dieciocho francotiradores en la unidad, seis de ellos en misión en el Congo.
ENTRENAMIENTO. Los tiradores expertos, al igual que los comandos, son sometidos a un exigente entrenamiento que incluye distorsión del sueño, falta de comida y la permanencia durante días en lugares inhóspitos. "Deben estar preparados para sobreponerse a situaciones adversas. El francotirador es un soldado muy especial, generalmente llega en paracaídas a terreno enemigo con la misión de obtener información o de eliminar a un líder. Puede caer prisionero y también debe estar preparado para afrontar esa situación. Aquí el entrenamiento es exigente y por eso son muy buenos", afirma Saavedra sin disimular entusiasmo.
La prueba descripta al comienzo de esta nota fue presenciada por El País. No se trata de un espectáculo circense, sino de un método de entrenamiento que intenta someter al tirador a una situación de estrés extrema. "No es fácil disparar a un blanco que está a diez centímetros de tu jefe. Es una muestra de confianza de parte del entrenador, pero también de templanza para el tirador. Es la única forma que tenemos de llevar el entrenamiento al máximo", explica Saavedra.
Los "francos" uruguayos han obtenido muy buenas puntuaciones en competencias anuales que se realizan en el continente, y actualmente entrenan para la que se desarrollará en junio en Colombia.
SANGRÍA. Pero la exigencia deja a muchos por el camino. "Cada vez es más difícil formar un militar tan especializado. Se gana muy poco y el soldado generalmente piensa `para qué voy a estar acá matándome, entrenando en doble horario y con balas reales mientras a mil metros hay otro soldado que gana lo mismo que yo por cuidar un portón`. Muchos no aguantan y se van. A eso se suma que cada vez son menos los aspirantes y su preparación es cada vez peor. Los que hoy están aquí son realmente vocacionales", afirma Pérez. "¿Cuánto debería ganar un soldado con este entrenamiento?", interroga Saavedra. Un teniente segundo gana $ 24.000 y un teniente primero $ 27.000 (ver nota aparte).
Así como en otras unidades de las Fuerzas Armadas, el sector privado se ha encargado de "sustraer" soldados con capacitación, en el caso de los francotiradores es la Policía quien los lleva. "Se van a ganar más dinero por menos horas de trabajo y como instructores. Es imposible convencerlos de que se queden", dice -resignado- Pérez.
El oficial explicó ayer al ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, que en los últimos tres meses siete efectivos de élite pasaron a la Policía y que, en total han sido 46 los que siguieron otros caminos luego de ser preparados.
El ministro y otras autoridades de Defensa presenciaron ayer en el campo de entrenamiento de Toledo distintos tipos de operaciones con "munición viva" (balas reales). Hubo un rescate de rehenes y eliminación de terroristas, otra operación con explosivos y disparos a apenas centímetros del ministro, el subsecretario Jorge Menéndez y el jefe del Ejército, Pedro Aguerre, y una operación de cuatro paracaidistas de la unidad en caída libre desde 2.000 metros.
"A no cejar en el entrenamiento. Los felicito", les dijo el ministro, impactado por la profesionalidad de los hombres.
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Asi como los jovenes dejan estos entrenamientos por distanta causas, al dia algunos de ellos se van a enrollar junto al pueblo latinoamericano por una patria libre y soberana.
ResponderEliminarComo dijo Marx" venden su fuerza de trabajo" al capitalismo explotador que prepara su soldadezca por unas mijas de pan para ellos poden seguir gozando de sus privilegios.