La OTAN es terrorífica arma de guerra del Imperio y sus aliados y amenaza para América Latina
Martes 13 de noviembre de 2012 por CEPRID
TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA Y PAZ CONTRA LA GUERRA-COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o
NATO (por sus siglas en inglés) es la alianza militar más terrorífica y
de mayor potencia destructiva, nunca antes concebida en la historia de
la humanidad. En la actualidad es una grave amenaza para América Latina
y el Caribe.
Estados Unidos y sus aliados europeos la crearon en el
marco de la guerra fría con la intención de enfrentar a la Unión
Soviética y sus aliados que se vieron forzados a responder la
provocación occidental, creando el Pacto de Varsovia.
La Unión Soviética y su descalabro produjeron el fin
del Pato de Varsovia y ya sin el fantasma del comunismo, la tétrica
OTAN debía ir a descansar en el museo de las más grandes torpezas e
infamias de la humanidad, pero no, Estados Unidos constituido en imperio
inapelable y la Unión Europea como su fiel aliada, y con similares
propósitos de dominación, decidieron no sólo mantener la OTAN, sino
reforzarla con aviones, helicópteros, submarinos, naves de guerra de
todo tipo y un ejército de aire, mar y tierra dotados de armas nucleares
capaces de destruir -siete veces- la vida sobre la tierra y como si eso
fuese poco, la OTAN dispone de armas químico-bacteriológicas y equipos
militares dotados de tecnología de punta y de última generación,
incluidos satélites espías. Además, las fuerzas de seguridad de Estados
Unidos y Europa, los servicios de espionaje o comunidades de
inteligencia trabajan coordinadamente para dotar de toda clase de
información a los comandantes de la OTAN al tiempo que definen
estrategias y señalan objetivos bajo decisión del Presidente de Estados
Unidos y de los Presidentes o Jefes de Gobierno de la Europa otanizada.
Las terroríficas armas de la OTAN
Los latinoamericanos y caribeños no tienen conciencia de
la terrible amenaza que es la OTAN para la supervivencia de nuestros
pueblos; hasta los dirigentes y líderes parecen considerar que la OTAN,
al tener su sede en Europa, está muy lejos de nuestra subregión y, por
tanto, no es una amenaza real para la paz del subcontinente y a menudo
se olvidan que Latinoamérica y el Caribe fueron declaradas zonas libres
de armas nucleares y de armas de destrucción masiva:
químico-bacteriológicas, como olvidan, también, que cada base militar de
Estados Unidos instalada en nuestras patrias, es potencialmente una
base militar de la OTAN. Este es un peligro real que amenaza la vida de
nuestros pueblos.
La OTAN está en América Latina y en el Caribe y en estos
mismos días, Estados Unidos, Gran Bretaña y la OTAN instalan una
inmensa y sofisticada base en las Islas Malvinas para amedrentar a la
República Argentina y su decisión de reclamar la soberanía sobre las
islas, arrebatadas prepotente y abusivamente por el Reino Unido que no
quiere deshacerse de su escabroso pasado colonial.
La base pirata zona con amarre de buques de guerra en Mare Harbour, cercana a la base aérea de Mount Pleasant es una amenaza
La base militar de la OTAN en las Islas Malvinas argentinas, es una amenaza directa a la soberanía y la paz de Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile. El Cono Sur de nuestra América está en peligro, bajo constantes amenazas de bombardeos, invasiones e intervenciones armadas e injerencias imperiales de toda naturaleza, y lo que es peor con la complicidad de algunos gobiernos de nuestras patrias que han permitido la vigencia de convenios militares de cooperación o la instalación de nuevas bases militares por parte de Estados Unidos, con burdos pretextos de ayuda humanitaria o para intervenir en desastres naturales y en el control del crimen organizado internacional, cuando en realidad son bases de control político, militar y económico para advenir al dominio neocolonial definitivo.
La compliciadad de algunos gobiernos de hacer tratados de cooperación es una amenaza directa
La base militar de la OTAN en las Islas Malvinas argentinas, es una amenaza directa a la soberanía y la paz de Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile. El Cono Sur de nuestra América está en peligro, bajo constantes amenazas de bombardeos, invasiones e intervenciones armadas e injerencias imperiales de toda naturaleza, y lo que es peor con la complicidad de algunos gobiernos de nuestras patrias que han permitido la vigencia de convenios militares de cooperación o la instalación de nuevas bases militares por parte de Estados Unidos, con burdos pretextos de ayuda humanitaria o para intervenir en desastres naturales y en el control del crimen organizado internacional, cuando en realidad son bases de control político, militar y económico para advenir al dominio neocolonial definitivo.
La compliciadad de algunos gobiernos de hacer tratados de cooperación es una amenaza directa
Pero cada vez los pueblos comienzan a despertar de
letargos neocoloniales y al adquirir conciencia de los peligros que le
acechan, América Latina y el Caribe empiezan a desempeñar el papel
relevante en una serie de campañas que se han realizado en rechazo a la
presencia de la OTAN y emplazan a Estados Unidos y sus aliados a la
abolición de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Así
quedó de manifiesto en Dublín, Irlanda, durante el III Congreso de la
Red Internacional No a la OTAN-No a la Guerra, donde se reconoció el
hecho incontrovertible de que los latinoamericanos y los caribeños
tienen a la OTAN como un vecino peligroso y un invasor taimado y
subrepticio, según decía el analista Luis Gutiérrez Esparza.
Desde esa campaña, se han realizado otras, y una de las
más grandes manifestaciones públicas de rechazo a la maquinaria de
guerra imperial, se produjo en Chicago en la Contra Cumbre de la OTAN,
realizada en el pasado mes de mayo.
Tiene razón Luis Gutiérrez Esparza al señalar que los
más de tres mil kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos
representan, a la vez, la frontera de América Latina con la OTAN; y más
allá de que las bases militares estadunidenses en territorio
latinoamericano son potencialmente bases de la alianza, la de
Palanquero, en Colombia, ha sido específicamente designada para vuelos
militares entre Sudamérica y África (hecho que adquirió una relevancia
especial en el marco de la agresión de la OTAN contra Libia); y las
bases militares británicas en las Malvinas y las Georgias que forman
parte de la red global de la propia alianza guerrerista.
Harto conocido y por ello no menos reprochable, es que
donde hay una base militar estadounidense, existe el peligro cierto de
represiones y provocación a civiles y a gobiernos progresistas que,
generalmente, terminan en golpes de Estado.
Una pista de aterrizaje de 3.500 metros en la base Mariscal Estigarribia en el Chaco paraguayo que termina en golpe de estado
Una pista de aterrizaje de 3.500 metros en la base Mariscal Estigarribia en el Chaco paraguayo que termina en golpe de estado
Los latinoamericanos y caribeños no pueden olvidar que
la base estadunidense de Palmerola, en Honduras, fue el conducto del
apoyo estadunidense a los golpistas en ese país que derrocaron al
presidente Zelaya, y tampoco deben olvidar que el Pentágono y la CIA
intervinieron en la planificación y ejecución del golpe de Estado
express en Paraguay que depuso al presidente Lugo, y ahora se sabe que
una de las razones fue la necesidad imperial de contar con una base
militar en Estigarribia, “para controlar la Triple Frontera”.
No se debe olvidar que “el aeropuerto internacional
panameño de Tocumen es utilizado por aviones estadunidenses de
reconocimiento E-3 AWACS, los cuales vigilan permanentemente el espacio
aéreo centroamericano; que se ha registrado una creciente presencia de
buques de guerra estadunidense en la antigua base Radman, situada junto a
la salida del canal de Panamá al océano Pacífico; o que Estados Unidos
tiene planes para destacar aviones E-3 AWACS, Orion P-3 y transportes de
carga C-17, en la base de Palanquero, en Colombia”.
La presencia de las bases estadounidenses en Colombia se ha justificado
con el pretexto de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, pero
en realidad representa una pieza del dispositivo militar global de
Estados Unidos y patrocina un enfoque militar y unilateral de estos
problemas, que impide su tratamiento regional, social, político,
autónomo y multilateral. La militarización unilateral implica la
desestabilización regional y su presencia en Colombia y en las zonas
fronterizas, ha contribuido a agravar la crisis humanitaria, ambiental y
social de vastas regiones.
“Una posible consecuencia es que los países que se
sienten directamente amenazados por esta política estadunidense busquen,
a su vez, recursos para reforzar su seguridad y se produzca así una
nueva carrera armamentista en la región, provocada por Estados Unidos.
Adicionalmente, la creciente presencia militar de Washington en América
Latina, sigue la pauta estratégica de la globalización de la OTAN, la
única alianza militar transnacional, que pretende desplazar a la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), como el principal foro global
y la más importante organización supranacional.
El Comando Sur de Estados Unidos, responsable de la
planificación, coordinación y conducción de las actividades militares
estadunidenses en América Latina y el Caribe, ha instalado bases
militares con aeropuertos en Aruba-Curazao, Antillas Holandesas; en
Palmerola, Honduras; y en Comalapa, El Salvador, además de las
negociadas en Colombia; y pretende instalar otras más en Argentina,
Paraguay, Perú, la República Dominicana y hasta en Brasil y Argentina.
En el ámbito global, dice Gutiérrez Esparza, pero
también en el latinoamericano y caribeño, son indispensables la
disolución y el desmantelamiento de la OTAN, en orden a contribuir a la
seguridad internacional, a la estabilidad regional y nacional, a la
democracia y a la paz. La OTAN significa más guerras. Nunca ha sido, ni
será, una organización para la protección y la seguridad. Es únicamente
una alianza militar creada para imponer la voluntad de las élites
occidentales.
La OTAN es un pacto ofensivo
El mismo analista al referirse a la pasada Cumbre de la
OTAN efectuada en Chicago en los días 21 y 22 de mayo de este año, en el
complejo McCormick Place de Chicago, afirma que hoy más que nunca
resulta importante saber, o recordar, que la OTAN no es un proveedor de
seguridad internacional; tampoco, un socio confiable de las Naciones
Unidas, a las que ha eclipsado y mutilado, ni de ninguna otra
organización internacional, mundial o regional. Mucho menos desempeña el
papel de una “alianza de las democracias”.
La OTAN es un pacto ofensivo, sin ley y asesino, una amenaza para la
humanidad; y América Latina la tiene a su lado: los tres mil kilómetros
de frontera entre México y Estados Unidos, son la frontera
latinoamericana con la OTAN”, reitera el analista.
La creciente presencia militar de Washington en América
Latina sigue la pauta estratégica de la globalización de la OTAN. Por
ello es muy importante para los latinoamericanos saber qué es y cuáles
son sus objetivos. Pero el resto del mundo corre el mismo peligro.
A la OTAN la hemos tenido frente a nuestras narices y nada hemos hecho.
Hemos callado quizá por ignorancia o tal vez porque en algunas partes se
cree, fatalmente, que ya nada se puede hacer, que ese es el orden
establecido por el poder mundial y que no hay poder humano que lo
derroque. Esa posición linda con el absurdo “a mí que me importa” o lo
que es peor con la traición a su propia conciencia y a su pueblo.
Frente a esa realidad de miserias morales surgen otras
voces a lo largo y ancho del mundo y en especial de nuestra América
Latina para difundir el nuevo pensamiento y denunciar a este tipo de
organizaciones que como la OTAN significan expansionismo,
neocolonialismo, destrucción y muerte.
Neocolonialismo destrucción y muerte
Esas voces se identifican con el pensamiento rebelde y patriota que no temen denunciar al imperio y sus crímenes, a la OTAN y sus atrocidades. Allí están Luis Gutiérrez Esparza, Francisco Ramírez, Ernesto Velit Granda, Cesar Zubelet y organizaciones sociales, populares e intelectuales como el Tribunal Dignidad, Soberanía y Paz contra la Guerra, el Comité Independencia y Soberanía para América Latina -CISPAL y la Red Internacional No a la OTAN-No a la Guerra.
Neocolonialismo destrucción y muerte
Esas voces se identifican con el pensamiento rebelde y patriota que no temen denunciar al imperio y sus crímenes, a la OTAN y sus atrocidades. Allí están Luis Gutiérrez Esparza, Francisco Ramírez, Ernesto Velit Granda, Cesar Zubelet y organizaciones sociales, populares e intelectuales como el Tribunal Dignidad, Soberanía y Paz contra la Guerra, el Comité Independencia y Soberanía para América Latina -CISPAL y la Red Internacional No a la OTAN-No a la Guerra.
Francisco Rodríguez, escribía: La política internacional
es un campo minado de estrategias que envían señales a veces claras,
otras no tanto. Esto viene a colación de los encuentros del G-8 en Camp
David, Estados Unidos y la cumbre del G-20 en Chicago, que tuvieron como
foco la pesadilla de la recesión que sigue amenazando la posición de
los países desarrollados. Seguido se realizó allí, la 25 reunión de la
OTAN para tratar en agenda los compromisos militares de la coalición en
Afganistán, Irak y especulando otra agenda secreta, el acercamiento de
posiciones frente a Siria y la paranoia del desarrollo nuclear iraní. Al
término de la Cumbre se suscribieron documentos que definen una postura
común sobre Afganistán más allá del 2014, una línea conjunta ante el
terrorismo y las tareas de defensa colectiva.
El propósito de restablecer la arquitectura de
dominación mundial sigue su curso. Mientras una mano teje con hilos de
hierro un orden global económico y financiero internacional concentrado;
la otra, cierra el puño y sella a sangre y fuego una política militar
hegemónica de alcance planetario
http://www.ambito.com/noticia.asp?id=663543
La circunstancia que OTAN se haya reunido en suelo americano no pasa desapercibida, tampoco que la ONU participara, ya que aquella pretende legitimarse como el brazo armado del Consejo de Seguridad. Hasta ahora el escenario ha sido fundamentalmente europeo. En Estados Unidos se realizó una en 1978 que avanzó en un programa de defensa a largo plazo y, otra en 1999 que conmemoró el 50 Aniversario de la organización. Corrían entonces los tiempos del Consenso de Washington y las políticas neoliberales que muchos aplicaban por aquél entonces.
La circunstancia que OTAN se haya reunido en suelo americano no pasa desapercibida, tampoco que la ONU participara, ya que aquella pretende legitimarse como el brazo armado del Consejo de Seguridad. Hasta ahora el escenario ha sido fundamentalmente europeo. En Estados Unidos se realizó una en 1978 que avanzó en un programa de defensa a largo plazo y, otra en 1999 que conmemoró el 50 Aniversario de la organización. Corrían entonces los tiempos del Consenso de Washington y las políticas neoliberales que muchos aplicaban por aquél entonces.
Trece años después, el escenario cambió. La UNASUR y la
CELAC están modificando la geopolítica regional con enfoques de
seguridad y defensa propios. Asimismo, el espectro político e ideológico
se ha vuelto complejo, hay movimientos sociales fuertes y organizados
en todos los países, gobiernos a la derecha como Chile; progresistas
como Argentina o Ecuador y transiciones socialistas como Venezuela y
Cuba. Otro tanto ocurre con las relaciones exteriores que orientadas por
los principios de multipolaridad y autonomía soberana intensifican las
relaciones Sur-Sur, como son los casos de Venezuela, Bolivia y Ecuador
abriendo las puertas a China o Rusia, actores competidores de los
Estados Unidos. Ni que decir del intercambio con Irán que causa escozor,
al punto de pretender colocarnos en la antesala de los llamados Estados
terroristas.
Almagro con Mahmoud Ahamdinejad. Uruguay resiste la presión americana sobre las relaciones de Uruguay con Iran
Almagro con Mahmoud Ahamdinejad. Uruguay resiste la presión americana sobre las relaciones de Uruguay con Iran
La cumbre de OTAN en Chicago, aunque no contemplase en
la agenda a la región, envía una señal de advertencia sobre el potencial
despliegue e intervención en cualquier espacio geoestratégico del
mundo. Entre los argumentos a los cuales recurren están las potenciales
amenazas terroristas, calificadas como tales por ellos, y en función de
las cuales actuarán justificando la defensa propia o colectiva.
Nuestra América Latina y Caribeña debe oponer frente a
la diplomacia militarista de la OTAN, la conformación de la región como
zona de paz, al tiempo que fortalecer la Diplomacia de los Pueblos que
trasciende las burocracias de los Estados y puede actuar como
cortafuegos. De la misma forma ha de impulsar el desarrollo iniciado del
Consejo de Defensa de UNASUR y una Doctrina regional de defensa
colectiva. Asimismo promover el Consejo de Defensa de la ALBA propuesto
recientemente por el Presidente Hugo Chávez. Solo mostrando una clara
unidad de intereses y posiciones comunes, aún por encima de las
diferencias, será posible contener los nubarrones y tormentas que a lo
lejos se avisoran.
Para Ernesto Velit Granda, la OTAN es, en el mejor de
los casos, una institución multinacional y supranacional, costosa y
obsoleta. En el peor, que corresponde a la realidad más puntual, es la
principal amenaza a la estabilidad, la paz y la supervivencia del mundo y
del género humano.
Sostiene que la OTAN cada vez recibe más recursos financieros,
tecnológicos, humanos; sin adversario específico al frente -el Pacto de
Varsovia desapareció con la Unión Soviética y la llamada comunidad
socialista de Europa del Este-, funciona como una alianza militar al
servicio de Estados Unidos y sus principales aliados de Europa
Occidental; lleva a cabo una irresistible expansión global y en los
planes de sus líderes y estrategas, está encaminada a sustituir a las
Naciones Unidas como la principal -y posiblemente única- organización
internacional.
Velit Granda agregaba que para entender qué es la OTAN y
el peligro que representa, es preciso adentrarse en su cada vez más
amplia y complicada estructura. No solamente ha creado el primer
ejército global con capacidad de reacción inmediata, siempre a la sombra
del poder militar estadunidense, sino que amplía su presencia
virtualmente a todo el mundo, mucho más allá de los límites del
Atlántico Norte impuestos por su norma constitutiva, el Tratado de
Washington, firmado el 4 de abril de 1949.
En América Latina, la OTAN actúa indirectamente, a
través de Estados Unidos; o de manera directa, con asociaciones,
maniobras militares y estatus especiales, como el conferido a Argentina
en 1998, como aliado especial extra-OTAN. A partir de este discutible
privilegio, los argentinos participaron en el contingente de la OTAN
que se encuentra en Kosovo, bajo un singular mandato de la ONU.
En 1977, la dictadura militar argentina se enfrascaba,
junto con otros gobiernos represores del Cono Sur, en conversaciones con
Sudáfrica –entonces sometida al régimen ultraderechista del apartheid—,
acerca de la creación de una alianza militar para la defensa del
Atlántico Sur, en la que estarían incluidos Brasil, Chile, Uruguay y
Paraguay.
Se hablaba entonces de dos posibilidades: una extensión de la OTAN hacia
el sur, mediante la incorporación a la alianza atlántica de Argentina,
Brasil y Sudáfrica; o el surgimiento de un nuevo pacto militar, basado
esencialmente en esos tres países, mismo que en los escritorios de
planeación de Buenos Aires y Washington ya tenía nombre: Organización
del Tratado del Atlántico Sur (OTAS).
La OTAS desapareció incluso como concepto en el entorno
de la guerra de las Malvinas, pero la expansión de la OTAN hacia América
Latina y el resto del mundo, es una realidad. La Unión Europea se
encuentra cada vez más subordinada a la OTAN. Se ha establecido
específicamente que la UE puede utilizar la estructura militar de la
alianza para misiones de paz. Algo similar ocurre con la Organización de
las Naciones Unidas.
Conforme al artículo tercero del Tratado del Atlántico Norte, carta
constitutiva de la OTAN, “las partes, actuando individual y
conjuntamente de manera continua y efectiva mediante la aportación de
sus propios medios y prestándose asistencia mutua, mantendrán y
acrecentarán su capacidad individual y colectiva de resistir a un ataque
armado”, recordaba Velit Granda; es decir, sus respectivas estructuras
militares están siempre en interrelación; y una base de cualquier país
miembro de la alianza, es potencialmente una base de la superpoderosa
alianza militar.
Intrucción de los U.S Navy SEALs a marineros del FUSNA de Uruguay en el Río de la Plata
Intrucción de los U.S Navy SEALs a marineros del FUSNA de Uruguay en el Río de la Plata
Maniobras de ejércitos latinoamericanos con la OTAN
La OTAN cada vez está más cerca de América Latina y del
Caribe. ¿Sabía usted que Chile, Brasil, Colombia, Perú, la República
Dominicana y Uruguay, además de México, en inesperada y desalentadora
presencia, han participado en maniobras navales militares con los
estadunidenses y algunos de sus aliados de la OTAN, como Alemania y
Canadá?
El caso de México es desalentador. Participó en el
primer mayor ejercicio táctico antiterrorista de fuerzas multinacionales
en territorio estadunidense. Por otra parte, Granda denunciaba que se
“tiene conocimiento, además, de la instalación de 10 bases “anticrimen”
en México, producto de una sigilosa negociación bilateral con Estados
Unidos, que representa una amenaza tanto para la seguridad nacional
mexicana como para los países latinoamericanos, puesto que pueden
convertirse en otras tantas bases militares estadunidenses.
Esta información, filtrada por la propia embajada estadunidense, da a
conocer un documento enviado por el presidente Barack Obama al Congreso,
en el cual anuncia que la Secretaría de Seguridad Pública mexicana
construye las bases y “pronto” entrarán en operación tres de ellas.
En este contexto, la publicación especializada Jane’s
Intelligence Weekly, dio a conocer que “la primera iniciativa anunciada
por Carlos Pascual, nuevo embajador de Estados Unidos, implica una
extensión piloto del programa E-Trace en México a mediados de
septiembre, con cobertura nacional completa programada para finales de
2009. E-Trace utiliza la tecnología digital para rastrear el origen de
las armas confiscadas a los cárteles mexicanos de la droga, e
identificar las rutas de tráfico de armas
El Movimiento Internacional No a la Guerra, No a la
OTAN, acordó en Berlín informar de manera puntual, permanente y
accesible a la sociedad civil en todo el mundo, sobre los riesgos y
peligros de una militarización global conducida por la alianza atlántica
con Washington como director de orquesta.
La guerra permanente como estrategia de superviviencia capitalista
La guerra permanente como estrategia de superviviencia capitalista
Dentro de la estrategia aprobada por los asistentes al
congreso, figuran conferencias, reuniones, seminarios, actos públicos de
información y difusión, manifestaciones de protesta, trabajos de
cabildeo con legisladores y gobernantes y eventos programados
paralelamente a las cumbres y los encuentros bilaterales o
multilaterales.
No debe perderse de vista el hecho de que en el centro
de las proyecciones estratégicas de la OTAN, figuran los recursos
naturales de América Latina: no solamente el petróleo o minerales
estratégicos, sino los relacionados con la supervivencia de la
humanidad, como el agua y la biodiversidad.
En forma paralela, Washington establecerá bases navales
en Panamá: en Bahía Piña, provincia de Darién, limítrofe con Colombia; y
en Punta Coca, al sur de la provincia occidental de Veraguas.
Por otra parte, el Pentágono negociaba con el gobierno
de Alan García, en Perú, el restablecimiento de una base militar en
Pichari, provincia de Ayacucho, aunque el Departamento de Estado insista
en desestimar la información. Sin embargo, no pudo negar que Estados
Unidos ayudará al gobierno peruano a modernizar las instalaciones. De
hecho, se trasladaron a Pichari algunos de los equipos que se
encontraban en Manta, Ecuador.
En el Círculo Latinoamericano de Estudios
Internacionales, se considera que la globalización de la OTAN es una
realidad en crecimiento; y esta visión estratégica, impulsada desde
Washington, arrastra no solamente a Europa Occidental, sino proyecta su
sombra intervencionista sobre América Latina, que al tener en México
frontera con Estados Unidos, la tiene asimismo con la propia alianza.
En el ámbito latinoamericano, el objetivo es crear un
cerco militar contra los países que no acaten las directrices
geopolíticas y geoestratégicas de Estados Unidos. Los gobiernos, la
clase política y sobre todo, la sociedad civil, tienen cada vez más
claro cuál se pretende que sea el papel de la OTAN en el mundo actual y
de cara al futuro.
En la concepción geoestratégica de los altos
responsables de la política exterior estadunidense, la OTAN debe ir
desplazando a Naciones Unidas del eje de la concertación internacional.
El máximo organismo global, supranacional, deberá ser, conforme a dicha
visión, una estructura militar que supedite los intereses políticos a
las grandes decisiones geoestratégicas tomadas en los círculos
superiores de la Casa Blanca y el Pentágono.
En todas las capitales latinoamericanas cunde la certeza
de que además de fortalecer la estructura militar de la OTAN, sus
integrantes, encabezados por Estados Unidos, buscarán establecer
vínculos renovados y más estrechos con los organismos internacionales
más importantes, mismos que a la vez irán siendo minados y cooptados; e
incluso con organizaciones no gubernamentales de carácter global,
regional y nacional, a las cuales esperan convencer de las bondades de
programas colaterales de la alianza, como la Asociación para la Paz,
nombre eufemístico que disfraza la incorporación de países como aliados
de segundo nivel.
El proceso de elaboración de un nuevo concepto
estratégico para la OTAN global, ocasionará fuertes diferendos
políticos, no sólo entre los integrantes de la alianza, sino en el resto
del mundo. Por ejemplo, las amenazas que percibe actualmente la OTAN
han dejado de ubicarse en una zona geográfica específica –la que
ocuparon las desaparecidas Unión Soviética y comunidad de naciones
socialistas de Europa central y oriental—, para abarcar a todo el mundo.
¿Cómo habrán de combinarse las obligaciones y
responsabilidades de la defensa colectiva, con la existencia de una
fuerza de reacción rápida, poderosa y efectiva, capaz de trasladarse en
corto tiempo al más remoto rincón del planeta? Estas misiones
expedicionarias son consideradas cada vez más prioritarias no sólo por
Estados Unidos y la OTAN, sino incluso por la burocracia dirigente de la
ONU.
Los estrategas de la OTAN trabajan afanosamente en un
conjunto de directrices que determinen las condiciones para llevar a
cabo “acciones solidarias” de intervención militar contra “Estados
fallidos”, concepto que en este caso, no es sino un eufemismo para
designar a los gobiernos o regímenes incómodos, principalmente aquellos
que no acepten los dictados de Washington y sus aliados europeos.
Será preciso insistir, ante los gobernantes, los actores políticos y la
sociedad civil latinoamericana, en la urgencia de un rechazo tajante a
los propósitos de subordinar a todos los organismos internacionales,
incluidas la ONU y, por supuesto, la Organización de Estados Americanos,
a los planes y los objetivos de la OTAN; y reforzar en todo el mundo la
acción de la sociedad civil para que este peligroso residuo de la
guerra fría desaparezca de una vez por todas y para siempre.
Cesar Zubelet, en un análisis especial para Aluvión Popular sostenía que
la instalación de las bases militares norteamericanas en zonas
estratégicas de Centroamérica y el Caribe, tuvo sus orígenes con la
apropiación del Canal de Panamá, ahora devuelto a esa Nación; en este
lugar se estableció el centro de operaciones para toda región del
Comando Sur del Ejército de Estados Unidos.
Añadía que en América Latina, la estrategia
estadounidense incluye la instalación de nuevas bases militares, el
refuerzo de las bases ya existentes, el entrenamiento de militares
latinoamericanos, la venta de armas, la instalación de sistemas de
vigilancia y espionaje, y el apoyo a mega-proyectos energéticos y de
infraestructura para la explotación de los recursos naturales.
El objetivo de la política exterior norteamericana es
defender los intereses de las grandes empresas y garantizar el control
principalmente del petróleo, el agua y la biodiversidad.
El acuífero Guaraní en la mira militar
El acuífero Guaraní en la mira militar
Un rosario de bases militares
En Centroamérica desde la región el Mar Caribe, el
control lo ejercen a partir de las bases militares establecidas en
Panamá, donde el Departamento de Defensa Estados Unidos acordó con el
gobierno panameño la construcción de 11 bases aéreo-navales sobre las
dos costas del país. Dos es esta bases serían instaladas en la Bahía
Piña, en la provincia del Darién, fronteriza con Colombia, y en Punta
Coca, en la provincia de Veraguas. Además la administración panameña
informó que las bases aeronavales estarán instaladas en el Pacifico en
la Isla Galera, Mensabé en Los Santos, Quebrada de Piedra en Chiriquí
Grande e Isla Colon, en Bocas del Toro, Sherman en Colón, El Porvenir y
Puerto Obaldia en Kuna Yala.
En Honduras está la base área de Palmerola, en la ciudad
de Comayagua, lugar al que fue trasladado el presidente Manuel Zelaya
luego de ser derrocado por un Golpe de Estado, el 28 de junio del 2009.
También está la base militar en Soto Cano, ubicada a 97 kilómetros de la
capital: desde acá la “contra” lanzaba sus ataques terroristas,
escuadrones de muerte y misiones especiales, a Nicaragua y a El
Salvador. Ahora planea instalar una nueva base militar en las Islas de
la bahía.
En El Salvador está la Base Militar Comalapa, plataforma
pequeña que se utiliza para el monitoreo satelital y como apoyo a las
bases más grandes de la región (como la que funcionó en Ecuador).
En Costa Rica se encuentra la base Militar Liberia. Vale recordar que el
gobierno costarricense firmó un acuerdo de “cooperación de seguridad y
vigilancia contra el terrorismo y el narcotráfico” con el Ejército
norteamericano. La primera fragata que llegó a este país tiene el nombre
de IWO JIMA, el mismo nombre de la isla Japonesa que recuperó Estados
Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
En Isla de Aruba está la base Reina Beatriz, que está en
la isla de las Antillas Menores, a 25 kilómetros al Norte de la
península de Paraguaná, al Noroeste de Venezuela y al Sur del Mar
Caribe, justo al Oeste de la Isla de Curazao. Este es un país autónomo
dentro del Reino de los Países Bajos.
En la Isla de Curazao está la base militar Hato; este es
un país autónomo del Reino de los Países Bajos situado en el Sur del
Mar Caribe, a unos 50 kilómetros de la costa occidental de Venezuela.
En el territorio de la República de Cuba, el gobierno
estadounidense instaló ilegalmente en la Bahía de Guantánamo, en el
2002, un centro de detención o campo de concentración de alta seguridad
para los supuestos terroristas que el imperio detiene en los países de
medio oriente, especialmente Afganistán. En este lugar además llevan a
detenidos de otras cárceles secretas que tiene la CIA en el mundo.
En Colombia, en el marco del Plan Colombia se instalaron las bases de
Tres Esquinas, Toleimada, Apiay Palanquero, Bahía Málaga, Malambo y
Cartagena.
Perú cuenta con dos Bases Militares: Iquitos y Nanay.
Estas bases pertenecen a las fuerzas armadas peruanas, pero fueron
construidas y son usadas por soldados estadounidenses que operan en la
zona fluvial Nanay y en la Amazonia peruana.
En Paraguay, llaman la atención al menos dos
instalaciones militares de distinto uso y magnitud por donde circulan
tropas extranjeras. Una de ellas es un destacamento de la DEA, en la
localidad de Pedro Juan Caballero, ubicada al Noroeste de Asunción, en
el límite con Brasil. La otra es la Base Mariscal Estigarribia, en el
Chaco paraguayo, a 250 kilómetros de la frontera con Bolivia.
Vale recordar que en Ecuador funcionó, hasta el 16 de
julio del 2009, la Base militar de Manta, principal centro de espionaje
electrónico con tecnología satelital del Pentágono, desde allí partían
diariamente los aviones espías de la armada de los Estados Unidos, y se
piensa que también partieron los aviones que asesinaron a Raúl Reyes, ya
que está su base clandestina estaba instalada en Angostura en
territorio ecuatoriano..
Bases militares del Comando Sur
Bases militares del Comando Sur
Ya no es un secreto que en las Islas Malvinas, la OTAN
tiene una Fortaleza Militar, ya que el Reino Unido tiene emplazados a
1.700 hombres, seis aviones de combate, una flota de helicópteros, una
estación de radar y una batería de misiles.
Al respecto el integrante de la Asamblea Legislativa de
las Malvinas Jan Cheek, indicó: “tenemos una fuerza lo suficientemente
grande como para disuadir a la Argentina de cualquier intento de
invasión”; las declaraciones las realizo cuando la compañía Rockhopper
Exploration informó que había encontrado crudo de buena calidad en la
cuenca norte del archipiélago.
La Base Aérea de Mount Pleasant o Monte Agradable está
ubicada a 70 kilómetros al Suroeste de Puerto Argentino, es una base
militar de la rama aérea de las Fuerzas Armadas Británicas, emplazada en
la Isla Soledad, y cuenta con entre 4 y 6 aviones de combate
Eurofighter Typhoon, un Vickers VC 10 para reabastecimiento en vuelo, un
C13011 Hércules y dos helicópteros EH-101 para búsqueda y rescate, y
otros 4 helicópteros Chinook para transporte.
La Royal Navy es el más antiguo de los cuerpos militares
británicos en el lugar; cuenta con un buque mayor, un buque logístico, y
un submarino nuclear que patrulla la zona. Vale recordar que en Monte
Agradable se entrenaron las tropas de soldados que luego desembarcaron
en Afganistán e Irak.
Un tema no menor son las bases militares de la Unión
Europea en nuestra región: según la presidenta del Movimiento por la Paz
y la Solidaridad entre los Pueblos, Rina Bertancini, “Gran Bretaña
posee en la Isla Ascensión, ubicada en medio del Océano Atlántico, una
de las instalaciones que actúan como posta de servicios y apoyo
logístico a las fuerzas aliadas que pasan cerca como quedó comprobado
durante la Guerra de Malvinas, cuando tanto en Ascensión como en la base
militar inglesa de Gibraltar (España), permitieron a la Marina Real y a
la Real Fuerza Aérea llegar al Atlántico Sur con mayor rapidez y menor
necesidad de enviar combustible de aviones cisterna para el suministro
del equipamiento en la línea de frente”.
Otra pequeña unidad británica se encuentra en Bélice, un
país del Mar Caribe que limita con México al Norte y con Guatemala al
Oeste y al Sur; aunque el gobierno británico en 1994 dio por concluida
su presencia en esa Nación, todavía conserva tropas que realizan
entrenamientos de guerra tropical.
La Isla de la Martinica es un departamento de ultramar
francés ubicado al Norte de Santa Lucía, en aguas del Mar Caribe, donde
el Ejército francés cuanta con 150 efectivos, incluyendo el 33er.
Regimiento de Infantería con sede en la capital, Fort de France, en la
cual se encuentra emplazada la Marina de Guerra con 500 efectivos, junto
a 4 barcos, varios helicópteros y un avión de vigilancia marítima.
En Guadalupe, pequeño archipiélago de las Antillas, en el Mar Caribe,
está el Departamento de ultramar de Francia que se encuentra a 600
kilómetros al Norte de las costas de América del Sur y al Sureste de la
República Dominicana; en este territorio se halla el 41º Batallón de
Infantería de Marina. Al mismo tiempo la armada se refuerza con un avión
de la Fuerza Aérea y con 200 efectivos con base en Lamentin, en la zona
militar de Raizet, e incluye 3 aviones y varios helicópteros. Las
fuerzas francesas en las Antillas se complementan con 400 civiles, 1.250
tropas de gendarmería y 1.050 del servicio militar.
De la misma manera la Guayana francesa alberga a 1.300
efectivos de ejército, entre ellos el 9º Regimiento de Infantería de
Marina, y el 3er. Regimiento extranjero de Infantería. La armada,
igualmente, tiene 180 personas y posee una fuerza naval en la Estación
de Degrad des Cannes, con 2 buques de patrulla y 2 lanchas de alta
velocidad para la vigilancia marítima costera, operadas por la
gendarmería. La Fuerza Aérea también tiene una base en Cayena y en
Saint- Juan du Maroni, y la gendarmería cuanta con 750 efectivos en
cinco escuadrones móviles.
De esta forma observamos que Francia, miembro de la OTAN concentra en el
Norte de América del Sur y en el Mar Caribe una fuerza militar
permanente, de por lo menos 8.000 efectivos diseminados en bases
terrestres aéreas y navales, en tres lugares de la región que rodean a
Venezuela por el Este y el Norte, que sumado a la reactivación de la IV
Flota, y la creación de nuevas bases estadounidense son utilizadas para
intimidar y frenar los procesos sociales que se desarrollan en América
Latina.
De esta manera vemos como se llevan adelante los planes
de desestabilización contra los países miembros de la Alianza
Bolivariana para las Américas, como sucede en los casos de Venezuela,
Ecuador, Bolivia y Cuba; junto con el Golpe de Estado en Honduras.
Cada base militar de la OTAN en nuestra América, no es solo una amenaza
terrible para la región sino que es un atentado a la dignidad de los
pueblos y a la soberanía de los estados.
El proceso de militarización en el Continente ha
generado el aumento de las violaciones a los derechos humanos, la
represión a los movimientos sociales, el desplazamiento y la migración
forzada de millones de personas, y la destrucción del ambiente, por eso
es necesario detenerlo, sostenía con toda razón, el internacionalista
Cesar Zubelet.
En toda guerra mueren, asesinan, pervierten, destruyen, y
es la sangre inocente de hombres, mujeres y niños la que se derrama a
raudales. En un ataque nuclear la humanidad desaparecerá y Estados
Unidos y la OTAN tienen suficientes bombas para acabar con toda la vida
de la tierra en más de siete veces, y si pocos quedan después de la
hecatombe, la IV Guerra Mundial será con palos, piedras o arcos y
flechas, para parafrasear al genio del siglo XX Albert Einstein.
Estados Unidos y Europa conocen del dolor de la pérdida de vidas humanas
de sus preciosos e irremplazables soldados anglosajones, caucásicos o
de cualquier otra etnia que hayan servidos a sus intereses
colonialistas o de dominación neocolonial, pero sobre todo les duele los
costos de indemnizaciones y seguros de vida o discapacidades, razón por
la que Estados Unidos y la OTAN prefieren privatizar las guerras si
éstas se desatan contra los pueblos pobres, inviables, “Estados
fallidos” e “inferiores” del Tercer Mundo. Las guerras actuales han sido
privatizadas y en ellas intervienen mercenarios “sin dios ni ley”, y
en América Latina un claro ejemplo está en lo ocurrido en las Islas
Malvinas y en Colombia con la famosas Dyncorp. Los mercenarios del
imperio tienen la palabra.
Ahora es el compromiso: La Red Internacional No a la
Guerra - No a la OTAN, el Círculo Latinoamericano de Estudios
Internacionales (México) y la Asamblea Permanente por los Derechos
Humanos (Argentina), organizan en Buenos Aires, Argentina, la
Conferencia Intercontinental ’Paz, Desarme y Alternativas Sociales -
Ante la OTAN Global’, el 13 y 14 de diciembre de 2012, que se enfocará
en las políticas y estrategias mundiales de la OTAN y sus implicaciones
para el Sur Global, especialmente en América Latina; así como en las
alternativas políticas, sociales y humanas que ofrece el Sur Global para
la paz, la seguridad y el medio ambiente.
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