Ángela
Álvarez
MILITANTE
REVOLUCIONARIA, NUNCA OFICIALISTA
El hecho de que haya hecho circular estos borradores,[1] entre
algunos compañeros que tenían posibilidades de criticarlos, ha hecho que los
mismos se ampliaran, se hayan hecho más complejos y sobretodo que haya
extendido las pretensiones iniciales. Ahora ya no son sólo borradores sobre la
vida de Ángela, escritos como homenaje ante su muerte, sino algo más amplio que
toca la contraposición de siempre entre el oficialismo tupa, que hoy está de parabienes
en el Gobierno y los compañeros que buscaron otro camino y que hoy siguen
luchando contra el capitalismo. También por eso he demorado mucho esta entrega
que había prometido hace como 2 meses.
Ricardo
BORRADOR 1 Sobre el Frente Amplio
Muchos luchadores habrán
conocido a la negra Ángela mucho antes que yo, cuando las marchas cañeras, en
las estructuras embrionarias de los Tupas, junto al Bebe, o en los equipos de
sanidad, o compartiendo espacios en el Ateneo del Cerro o con la Comunidad del
Sur. Yo la conocí como una década
después, en circunstancias especiales que he decidido hoy, ante su muerte,
darlas a conocer, porque realmente considero que la pinta entera como
militante, porque creo que subraya mejor que nada su persona. Y porque además
me permite introducir de alguna manera, su tan poco conocida trayectoria, así
como la de tantos otros militantes anónimos que dieron su vida en la lucha
contra el capitalismo.
Sería más o menos el mes de abril del año 1971, luego de una
cansada jornada de militancia y trabajo llego al Comité de Base del Frente
Amplio del Parque Batlle. Ya, era bastante tarde, se respiraba un ambiente burocrático
pautado por peroratas electoreras de los partidos reformistas y de otros
dirigentes independientes. Se habla exclusivamente de hacer campaña y pegar
afiches con las caras de los dirigentes del frente. Casi al final de la larga
lista de oradores, toma la palabra Ángela, a quién yo no conocía físicamente
(aunque después fui consciente que ya tenía referencias de ella por el barrio y
también orgánicas), y dice en forma muy modesta algo así como: “yo vengo al
comité de barrio porque lo considero una buena oportunidad para desarrollar las
luchas de base, pero no para participar en las elecciones”. Y agrega ante las
primeras preguntas que se le hacen: “no participaré ni en afiches electorales,
ni saldré a pegarlos, porque no creo que esa sea la solución”
¡Ni la dejan terminar! Varios dicen que ese planteo no se puede
hacer ahí, otros le gritan que ¿qué otra cosa viene a hacer al comité?.... ¿de
que otra lucha habla?! Es ahí, que otras voces se levantan, entre ellas la mía,
“no, no hay que hacer campaña electoral, no saldremos a apoyar al General
Seregni”, los comités surgieron para otra cosa, para la lucha.
Para la Mesa (constituida principalmente por el PC, el PS, una
señora que era secretaria de Villar y que era la Presidenta del comité, más
algunos independientes entre los cuales el delegado del 26 de marzo), lo dicho
ya pasaba lo tolerado: le arrancó la palabra a Ángela, que pedía continuar con
su intervención, y anunció que había que volver al orden del día. En el fondo,
era una terrible maniobra para descalificar a esa compañera, porque a renglón
seguido la misma mesa anunció que había una lista de anotados para responderle.
Hablaron varios, todo en un terreno insultante y descalificatorio: al comité se
venía a preparar las elecciones, los que venían al Comité debían aceptar las
normas del Frente, que era una coalición electoral, el pretender imponer otras
tareas era totalmente divisionista y opuesta a la “unidad del pueblo necesaria
para vencer a la reacción”. Por otra parte que ¿otra cosa se podría venir a
hacer al Frente si no era para contribuir al esfuerzo electoral? Es decir, se
utiliza el legalismo mezclado con el prepotente ¿qué proponés de concreto?
(forma apenas velada de embretar al militante que no puede decir abiertamente
que se trata de una relación de fuerzas, cuya resolución será por la violencia)
para poner entre la espada y la pared a quien cuestiona el electoralismo: o te
denunciás como subversivo y te dejan pegado o metés violín en bolsa. Es un
viejo método represivo de la burocracia.
A esa altura, era obvio que los de la mesa, no le devolvían la
palabra a Ángela para retrucar y que lo único que buscaban era descalificarla.
Luego de cada intervención alguien de la mesa señalaba al estilo broche de oro,
que lo que había dicho Ángela estaba totalmente
“desubicado”, que “no tiene nada que proponer” y que sólo podía servir
para desunir.
Yo, luego de haber intentado, a gritos y sin éxito, imponer el
derecho de Ángela a responder, me había
resignado a anotarme en la lista de oradores…Pero como yo ya había estado preso
por subversivo, y alguno de la mesa ya me conocía, me pusieron lo más al final
posible. Cuando al fin me dieron la palabra, ya habían aclarado que no se podía
salir del orden del día y que ese tipo de intervenciones era además de no
correcta políticamente, improcedente.
A pesar de eso empecé saludando la posición de la compañera, a
quien no conocía, y que valerosamente, contra lo que buscaba el Estado de
encerrar al movimiento social en el modelo electoral y frentepopulista, iba al
Comité a impulsar que el mismo se transformara en una herramienta de lucha
contra el capitalismo y el Estado. Me interrumpieron varias veces gritando ¿qué
era lo que proponía en concreto? Y de la mesa me amenazaron de que me quitaban
la palabra, si no decía concretamente lo que proponíamos…., porque ya nos
habían aclarado que ese tipo de posiciones era improcedentes.
Si, compañeros, el Frente Amplio nació así, con mucha burocracia
de arriba y una lucha de los partidos electoreros por imponer a prepo su
planteo en los comités. Y es verdad que muchos de nosotros íbamos a los comités
no porque creyéramos en esos partidos que constituían el Frente, o en el hecho
de que el General que había reprimido, el movimiento social durante años, se
hubiera vuelto ahora nuestro candidato electoral, sino en la búsqueda de un
organismo de unificación de la revuelta para luchar contra el poder del Estado.
Ante la increpancia de que no teníamos nada concreto que proponer
Ángela, algún otro compañero y yo mismo respondíamos “participar en la lucha
concreta”, “constituirse en comité de apoyo de los gremios en lucha”, hasta que
alguno de nosotros agregó consecuentemente lo que sería el punto central de la
discordia: “luchar por la libertad de los presos políticos”.
Por si algún joven no lo entiende ahora (¡cuando hice circular el
borrador me pidieron que aclarara esto!), el Gobierno y todos los partidos
políticos, incluido el Frente Amplio consideraban que no había presos
políticos, sino que los subversivos eran presos comunes.
Cuando en mi intervención yo señalo que era vergonzoso que se
reuniera un comité y se dedicara a pegar la jeta de un general y no se
preocupara de los compañeros nuestros que “están presos por luchar”, la censura
se hace total, la Presidenta del comité me prohíbe seguir hablando. Me corta y
dice que esos temas están totalmente excluidos de la vida del comité, porque
son temas que dividen. Si compañeros, el Frente Amplio prohibía entonces hablar
de presos políticos porque ese tema era considerado divisionista. Como el
Estado y el General Seregni, la Mesa ejecutiva del comité consideraba que en el
Uruguay sólo había presos por delincuentes, subversivos y terroristas. Los
únicos presos políticos que el Frente admitía como tales eran los presos
sindicales arrestados en el marco de las medidas prontas de seguridad; los
otros considerados terroristas, subversivos y conspiradores, por haber asumido
la necesidad de la lucha violenta y armada contra el capitalismo, no eran
reconocidos como presos políticos.
A esta altura no recuerdo si había un micrófono que circulaba pero
evidentemente me lo habían quitado y yo subí mucho la voz y seguí hablando cada
vez más, grito contra grito, en oposición a toda la mesa ejecutiva del Comité
que me decía que “¡no tenés la palabra!”. De las palabras se pasó a la agresión
física y recuerdo que a mi me agarraron en forma violenta para que no siguiera
hablando, que alguno me golpeó y otro compañero me defendió y separó de los
agresores, no impidiendo sin embargo que pudiera gritarle en la jeta a la
responsable de la represión (la señora presidenta del comité): “Oportunista y
reaccionaria”.
En la ida a las manos hasta inventaron que “nosotros” habíamos
venido juntos, que estábamos organizados y armados, pero lo cierto es que
decidieron disolver la asamblea general aduciendo que la mesa tenía que
deliberar dada la gravedad de “la situación ocasionada por los insultos
proferidos contra la presidenta”. Luego
de más de media hora de deliberación la Mesa anuncia que ha resuelto:
-
expulsar a los compañeros que
vinieron organizadamente a provocar con temas divisionistas (presos políticos)
y que además insultaban en las Asambleas.
-
Comunicar dicha expulsión a
los partidos y órganos directivos del Frente Amplio para que tomara las medidas
correspondientes contra los responsables.
Se vuelve a reunir la asamblea, la Mesa lee “la resolución”, así
como varios “considerandos” y quiere imponer que se vote enseguida para aprobar
la resolución de la Mesa… Por supuesto los “expulsados” reclamamos poder
defendernos, por lo que al fin, nos dieron algún minuto para explicarnos. Recuerdo
que hasta me sugerían que yo retirase esos “insultos” sobre la jefa del comité,
que así no expulsarían a nadie. Por supuesto que yo utilicé el minuto que me
dieron, no para disculparme de nada, sino para explicar que la Presidenta era
efectivamente oportunista y reaccionaria.
Reaccionaria por negar que hubiera presos políticos, oportunista
por utilizar su posición de privilegio para imponer su política reaccionaria;
oportunista y reaccionaria por maniobrar desde el poder contra la expresión de
la lucha revolucionaria e impedir que los que tuvieran otra posición se
expresaran.
Pero por supuesto que esto sólo podían escucharlo alguno que
estuviera cerca, el sabotaje de un verdadero debate político era total y lo
imponían a prepo… Ángela que estaba enojadísima por la negación de la
existencia de presos políticos, por el silencio de casi todas las
organizaciones (¡incluida una lavada de manos nada gloriosa del 26 de marzo!)
que luego del cuarto intermedio resolutivo, había quedado en la otra punta de
la Asamblea también gritaba, su acallada verdad, junto con otros compañeros.
Al fin, la mesa impone la votación y lo increíble se produce, la
Mesa se topa con el fantasma de una organización que no existía. La Mesa bajo
cuerda nos había acusado de haber montado una especie de complot, para asustar
a la gente dijeron que Ángela estaba armada, que yo también tenía un arma en el
portafolio y que aparecíamos e interveníamos separados pero que en el fondo se
trataba de una verdadera provocación organizada. Nosotros que no lo estábamos,
nos sentimos como parte de una misma cosa, de la lucha real contra la
liquidación electoral, de la lucha por nuestros compañeros presos…contra los
oportunistas y reaccionarios y vimos que poco a poco la mesa quedaba
desautorizada. Bueno lo más increíble fue que por imposición de la Mesa se
vota, uno a uno y toda la asamblea se polariza…a pesar de la abstención de
algunos independientes y el representante oficial del “26 de marzo” siempre
jugando el nefasto papel de centrista, que sólo al final y por la discusión que
se da en el intermedio, aceptan rechazar la moción de la mesa. Se cuentan los
votos y estamos casi en un empate: cuando varias personas que aparecen como más
o menos neutrales (recuerdo algunas señoras muy viejas) dicen que para adoptar
posiciones quieren saber la verdad y solicitan hacernos preguntas a las
personas más cuestionadoras… De hecho esos vecinos quieren saber si somos o no
una banda organizada de provocadores y preguntan:
“¿Están armados?” Mostramos que no portamos armas. Le preguntan a
Ángela sobre si ella había o no militado con los cañeros, a lo que responde
afirmativamente… Por último como yo había mencionado el comité por los presos
me preguntan si yo concurría y si yo mismo había sido preso político a lo que
también respondo afirmativamente.
Se reanuda la votación y todo el sector indeciso desaprueba la
moción de la Mesa, por lo que la Asamblea en su conjunto rechaza la propuesta
de expulsión que la Mesa quería imponer… Para nosotros, los inorganizados, los
independientes protestarios fue un verdadero triunfo contra la burocracia del
Frente y en general contra el electoralismo que el Estado necesitaba para
separar y reprimir por separado a “los subversivos, a los guerrilleros”. Para
el comité mismo fue una excelente experiencia: luego hubo otros encontronazos
en los que la polarización siguió siendo la misma.
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