De los hermanos Cabrera Sureda
Carta abierta
Efectivamente,
dichos materiales fueron sustraídos de la antigua residencia del poeta,
sito en Pablo de María 1031 y llevados a los ominosos depósitos -como
de triste memoria- de la Biblioteca Nacional.
La maniobra fue
llevada a cabo por el director de la Biblioteca Nacional, Carlos Liscano
en contubernio con tres de los herederos de una nómina de siete, entre
quienes se encuentran los Cabrera-Sureda, redactores de esta denuncia,
alevosamente desposeída de sus derechos.
La intromisión del
Estado uruguayo en el destino de los variados archivos privados es de
sobra conocida. En sus húmedos depósitos se encuentran archivos de todas
las épocas, abandonados y sujetos a robo por el tránsito sin control
dentro del recinto.
Quienes han padecido
la desidia de dicha Institución donde reina el más absoluto desorden,
como por ejemplo en la Oficina del Depósito Legal, sabemos que la obra
de SC se encuentra en las peores manos que se pueda imaginar para su
conservación y ni qué decir de su difusión, permanentemente boicoteada
desde las sucesivas cohortes de intelectuales que adornan el Parnaso
Oriental, en actos oficiales y otros despachos ministeriales.
Según
el propio director de la Biblioteca, la obra de SC va a ser estudiada
por profesionales, los mismos que en vida lo ningunearon y soslayaron,
así como su obra y vida de extensa militancia política y cultural.
Ahora, el director de la Biblioteca Nacional, sin autorización de la
sucesión y violando derechos y expresa manifestación en contra, se
propone sentenciar una vez más desde la doctrina del Poder, nada más
ajeno a la trayectoria de SC que no buscó amparo en autoridad alguna, ni
literaria ni policial y menos estatal, consecuente con su
anarco-socialismo expresado a lo largo de toda su vida y obra de
militancia.
No
merece la Biblioteca Nacional ni el Estado uruguayo, -hasta que no
repare y recuerde debidamente a su poeta y a satisfaccción de sus
herederos-, apropiarse del corazón de SC para volver a encadenarlo en
sus oscuros calabozos de papel orinado.
SC no merece este trato infame al amparo de la eterna Razón de Estado, bajo la cual tantas infamias ha realizado y realiza.
Preguntamos con qué derecho la Biblioteca Nacional se inmiscuye por la vía
de
los hechos en un proceso legal y sustrae lo que nos pertenece por
derecho y es puesto a disposición de personas que no cuentan con nuestro
aval, y probablemente duplique mediante los servicios internos de
microfilmación y copia. Qué garantías tenemos de la
integridad de los archivos puestos inescrupulosamente en sus manos, sin
pasaje por los debidos controles. ¿O será que la técnica de la
desaparición forzada y el saqueo permanecen vigentes entre el Director
Carlos Liscano y sus seguidores, al querer intervenir en el proceso
sucesorio?
Preguntamos, al amparo de cuáles leyes se nos borra en bloque de
la historia, se nos desaparece de un plumazo. O será también que la sucesión
de Sarandy Cabrera es solo un trámite judicial, al margen de la historia
familiar, pisoteada pero inspirada en la ética y la moral desde larga data.
El director de la BN piensa que todo se resuelve quedándose con la parte del
león
en un pleito extra jurídico, porque él es el Estado de derecho, la
autoridad que gobierna sobre vida y hacienda de los poetas muertos en
verdadero combate ideológico. ¿Cómo puede ser violada toda la memoria de
una familia diseminada por el exilio ahora, desde hace cuarenta años,
por El director de la BN y su estado invasor y prepotente?
Parece que los huesos y la creación literaria de Sarandy Cabrera tienen como
último destino a un Estado corrupto, voraz, angurriento, tardío legitimador de
última instancia, cuando los verdaderos intelectuales van quedando opacados
por el fino polvo del olvido, diseminado a conciencia por el director de la
institución y el ministro correspondiente, desde sus bagatelas científico-literarias.
pretende que le pidamos permiso a sus autoridades para acceder a lo que
nos corresponde. Y para que en un día de paro salvaje, el funcionariado
de la indocta nos impida ingresar porque el superior gobierno sindical
no lo permite, como tantas veces nos ha pasado.Queremos seguir siendo libres y no caer bajo la tutela del Estado.
En tiempos de olvido, con el afán de suturar vergonzantemente las heridas
producidas
por la reciente guerra interna y en favor de los poderosos de siempre,
el director y el ministro precisan vestirse con las plumas de Sarandy
Cabrera, que no les pertenecen ni en lo artístico, ni político ni
estético y crearse la aureola de justos luego de haber fallado en la
elemental tarea de ser dignos y justos con quienes suscriben esta carta y
a quienes conocen personalmente, familia siempre solidaria con los
perseguidos, hasta en la tumba, y con los derechos humanos (cuando estos
no eran moda todavía) y no de última hora, que no ha escatimado
recursos en libertad o prisión destinados a la supervivencia de los
mismos y cuyo escaso peculio desapareció convertido en medicamentos,
comida, pasajes, libros, etc., con destino variado.
Sarandy Cabrera, como todo sacrílego no esperaba frente a
la escalinata de la BN, la hora de su apoteosis, afligido por el
arrepentimiento como nuestros actuales gobernantes y administradores. Al
contrario, sufría el desdén con tristeza, mientras contemplaba la
estampida de aspirantes al laurel de la poesía hacia el mausoleo del
libro, disciplinadamente dispuestos, esperando la ostia, o la venia,
según. SC no era hombre de componendas, léase si no Poemas Zoológicos.
Aunque lo hubiera halagado no aceptaba ser homenajeado vacuamente, no
quería entrar a codazos en el recinto de Dámaso Antonio Larrañaga y
menos de contrabando con motivo de las alternativas sucesorias.
Anahy Cabrera Sureda, Arapey Cabrera Sureda, Daymán Cabrera Sureda, Yanduy Cabrera Sureda
En representación de todos los hermanos Cabrera-Sureda en Montevideo:
Daymán Cabrera Sureda, C.I. 1.175.167-6, Domicilio: Hocquart 1771,
Teléfono: 22090223.
El 17 de julio de 2012 16:32, Nandy Cabrera escribió:
ResponderEliminarSr. Zabalza, de mi mayor consideración :
Mi nombre es Nandy Cabrera, Nací en 1978, en Suecia, durante el doloroso exilio de mi familia de la dictadura militar.
Soy hijo de Sarandy Cabrera y María Inés Capucho, quien me redirige este mail que procedo a contestar.
Le escribo brevemente para intentar echar un poco de luz sobre las inexactitudes y desinformacion que lamentablemente abundan en el mail que circula y al que usted suscribe.
La obra de SC fue puesta en CUSTODIA voluntariamente por nosotros ( mi madre, mi hermano Jaime Yamandú Cabrera Franco y yo ) en la BN por razones que paso a citar :
1) Conservar la misma en Indivisión ya que la misma permanecía en nuestro domicilio privado y estamos lidiando con un proceso judicial de división de bienes y sucesión.
2) Asegurar la integridad material de un archivo en un lugar NEUTRAL que, después de visitarlo, nos ofrece las garantías de seguridad adecuadas,
y tanto su director Carlos Liscano como los investigadores y funcionarios nos ofrecen la mayor confianza y transparencia.
3) De ningún modo hubo un secuestro ni tampoco una donación ni una cesión de derechos :
La familia y TODOS SUS HIJOS somos herederos naturales de la obra, archivo y biblioteca de mi padre, y esto no nos los puede quitar nadie.
4) La BN se comprometió a hacernos una devolución del inventario que les entregamos junto a las decenas de cajas que armamos prolijamente con ayuda y tutela de funcionarios y archivólogos.
La misma será puesta a disposición de la justicia y el ámbito de la sucesión una vez este pronta.
5) Lamentablemente, y aclaro que me averguenza escribir esto como hijo menor de Sarandy : La hostilidad de la que hemos sido victima en estos últimos años de parte de mis hermanos mayores, nos llevó a la busqueda de una solución que contemplara la estadía y permanencia de la obra en un ámbito académico neutral, en donde me consta que ambas partes podrán si lo desean acceder sin restricciones a todo el material, lo cual sería evidentemente imposible si todo el archivo quedara del lado único de una sola de las partes, en su biblioteca o colección privada, en definitiva.
Sin intenciones de generar polémicas,
espero de todos modos su respuesta al respecto de este asunto en el cual usted ya ha tomado partido.
lo saluda amistosamente :
Nandy Cabrera Capucho
PD : Adjunto diversas fotos del proceso de recolección del archivo en las que puede verse entre otras cosas el profundo vínculo indisociable entre la obra de mi padre y nuestra historia familiar.
( caricatura de mi hermano JYCF, libro de DCS, tapa de Poemas Zoológicos de mi autoría a los siete años de edad y demás )
Todas estas cosas NOS pertenecen, a ambas partes.
Fue alrededor de 1984 y todavía recuerdo esos pequeños libros infantiles que mi padre me hacía escribir y ayudaba a confeccionar para mandarle a mis hermanos presos "heroes" en la ominosa carcel de Libertad, y eran ridiculamente censurados por sus supuestos titulos subversivos, como Los obreros y los puentes.
Fui amiga de Anahi Cabrera, estuvo en mi casa en Argentina previo al exilio.
EliminarMe gustaria contactarme con ella.
Nora
mowagner@gmail.com
Estimados Inés y Nandy, salud y un abrazo fraternal ante todo.
ResponderEliminarRecibí un par de mails de Carlos Liscano. Uno más de sus arrogantes desplantes. Como bien recordará Inés, la única vez que estuve en su casa charlando con el Viejo, fue para amargarnos con el rumbo que los ex-guerrilleros habían emprendido adscribiéndose a la institucionalidad burguesa Después me retiré a cuarteles de invierno sin colgar los guantes ni entregar principios y, como tanto él como yo salíamos muy poco del claustro, no tuvimos oportunidad para más.
Para quién desconozca el conflicto entre los hijos de Sarandy, la lectura de la carta abierta de los hermanos Cabrera Sureda no les dice nada al respecto. Sólo alguien informado de la situación podría saber que la frase que señalo en rojo se refiere a los hijos de María Inés y Sarandy. Por lo menos, en lo personal, no me enteré de esa realidad hasta recibir la respetuosa y fraternal carta de Nandy (ni siqueira sabía que los Cabrera Capucho eran dos). De haber sabido de la existencia del conflicto me habría informado y nada más, porque uno tiene el derecho de meterse en asuntos tan privados.
Otra cosa son los aspectos de la carta que se refieren a la biblioteca nacional y la denuncia de un trato arbitrario e inconsulto por parte de su director. Se denuncia que la biblioteca comenzó a tomar medidas pese a la opinión contraria y expresa de cuatro de los herederos, que son personas que conozco de antiguo. En particular mantengo una fraternal relación con Raquel y Daymán con quienes compartimos la campaña por la rosada y por ellos siento aprecio y respeto. Sin estar informado del conflicto... ¿les parece que es tan descabellado reenviar una carta que denuncia la arbitrariedad de un organismo de este gobierno para quien la arbitrariedad es modo habitual de actuar? Muchos reenviamos la carta y luego la respuesta de Nandy. Les repito que nadie tuvo la intención de herir a ustedes, como les expresé anteriormente. Me preocupa es que ustedes sientan que hay una agresión u ofensa de mi parte y, en consecuencia, reenvío a mis contactos los tres mails: la carta inicial, la respuesta de Nandy y estas reflexiones mías.
Por mi parte creo que incidente no da para más y reitero que no hubo intención de ofender a nadie ni de intervenir en un asunto que es privado..
Saludos
Tambero