.
Para muchos,
“El
Viejo Lilo”; para muchísimos, “El Canario Peralta”, para muy pocos,
“El
Dr. Peralta”…
Siempre de
entrecejo fruncido; serio como tamango, pero de una hermosa e inolvidable sonrisa
compañera; de pocas palabras, aunque sustanciosas y sencillas; grandote,
corpulento, fuerte, lleno de conocimiento y enseñanzas, pero siempre humilde.
No era un “simpático”;
era un maestro de la afabilidad callada y medio chúcara.
No hay uno
solo de los centenares de sobrevivientes de aquellos miles que fuimos en las
cavernas de “Libertad”, que no sienta todavía su poderoso apretón de manos como
la mejor de las medicinas en un mundo de rejas fascistas que querían clavarlas
en nuestras almas para que nunca más pudiésemos sentir el calor fraterno de otras
manos hermanas tan necesitadas de otras manos hermanas, como las nuestras.
Beresmundo
Peralta, duraznense, médico, luchador revolucionario, cincuentón
cuando cayó en las otras manos –las de los torturadores y los ladrones “del
proceso”, las manos que jamás tendrán ni olvido ni perdón-, estuvo ocho años
ininterrumpidos, día a día y noche a noche, siempre listo para atender a algún
compañero que se sintiera mal, por lo que fuera, así le significara quedarse
sin recreo y hasta sacrificar las esporádicas visitas familiares.
La palabra Médico
le calzaba justito como la de Revolucionario, pues “El
Canario Peralta” fue ambas cosas con la misma fe y el mismo fervor
imperdibles. Con la fe que es fruto de la certeza y de la convicción de que ser
justos es nuestra principal riqueza espiritual.
Supo
ingeniárselas como un verdadero “hechicero” con los escasísimos medios técnicos
de que disponía y con la enorme presión de una milicada bruta y jodida que no
perdía la oportunidad del verdugueo ni aunque te viera arrastrándote de dolor o
casi desmayado de fiebre. Y, siempre, siempre, “Lilo” te recibía con esa generosidad
fresca y elemental que es lo primero que espera encontrar el que está
embromado, así sea nomás un leve dolor de muelas o el jabón que te pegás con el
bulto que te apareció en el cuello.
Beresmundo murió hace un par de días, tres meses antes de cumplir los 90 años y
cuando muchísimos de sus entrañables compañeros y hermanos habíamos dejado de
verlo desde 1980 o un poco más.
En mi caso,
no tengo empacho en decir que cuando tenía que caer en las manos de “Lilo”,
de alguna manera me sentía como protegido por un auténtico padre, habiéndolo
perdido al mío por falta de asistencia médica a mis 15 mayos y a sus 51
diciembres, un 11 de julio del año 1965, cuando la “fatalidad” de la miseria y
el desamparo me pusieron un arma en las sienes para que un día no hubiese más
gente que debiera morir por vivir en el traste del mundo y no poder encontrar
un canario como Beresmundo, Médico y Revolucionario, que le diera una mano
poderosa y certera como la suya.
¡Cháu,
Canario Peralta!. Habrá socialismo para todos, con Médicos como vos y con
Revolucionarios como vos!.
¡Habrá
Revolución y Justicia como vos supiste enseñarlas!.
Gabriel –Saracho- Carbajales,
Montevideo, 13 de julio de 2012.
IMPERDIBLE OCASIÓN DE
REENCUENTRO PARA LOS COMPAÑEROS QUE NOS SEGUIMOS SINTIENDO COMPAÑEROS.
AL IGUAL QUE EL PASADO AÑO,
EN PARQUE DE CAMBADU (Luis A.de Herrera 4196 entre Burgues y Caiguá) EN HORAS
DEL MEDIODIA Y TAMBIEN MANTENIENDO EL COSTO DEL TICKET SOLIDARIO
Asimismo será el mismo menú
(buen plato de buseca, vino, pan y postre) y, por cierto que
LO MEJOR DE LA JORNADA:
ABRAZOS A DISCRECIÓN.
Demás está decir que la
utilidad económica tiene por destino el apoyo a compañer@s afectados en su
salud.
TE ROGAMOS NOS LLAMES PARA
REGISTRARTE EN LA NOMINA QUE YA ESTAMOS ELABORANDO Y QUE COMPLETAREMOS AL
LLEGAR A LOS 800
Teléfonos 233 680 25 (de 15
a 19) 099 685 934 (cualquier hora)
.
0 comentarios:
Publicar un comentario
No ponga reclame, será borrado