Sobre las maniobras de marines estadounidenses SEALS en Uruguay
Por Samuel Blixen.
Todo fue muy sigiloso. El simulacro de “rescate de rehenes” que
efectivos de Fusileros Navales tenían previsto realizar bajo la batuta
de comandos de elite de la IV Flota de la Armada de Estados Unidos al
parecer tuvo lugar el miércoles 13, bajo las condiciones de “bajo
perfil” que el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro,
decretó para las actividades de los marines estadounidenses.
Las controversias generadas en el Frente Amplio –y también en la
oposición– por la presencia de 15 efectivos de lo que se calificó como
“la unidad de operaciones especiales más letal de Estados Unidos”
indujeron al ministro a restringir el acceso de la prensa a todas las
actividades vinculadas con los destacados entrenadores visitantes. Por
ello no fue posible registrar qué tipo de entrenamiento reciben nuestros
fusileros navales, aunque esto puede deducirse dadas las propias
características de estos Navy Seals, equipos particularmente entrenados
para actuar en mar, aire y tierra en operaciones de acción directa,
guerra no convencional, rescate de rehenes y contraterrorismo.
Seguramente las tareas de mantenimiento de lanchas y arreglo de motores,
una de las actividades en que se hizo hincapié en las explicaciones
parlamentarias, no son las principales de estos comandos identificados
como los “cazadores de Bin Laden”.
La presencia de estos marines en Uruguay requiere dos tipos de
consideraciones. Uno tiene que ver con la manera en que el gobierno
administró la información y manejó el asunto, en especial en el
Parlamento, que debió dar la autorización constitucional de ingreso al
país de tropas extranjeras. En la bancada del Frente Amplio la
información que circuló fue deliberadamente vaga, imprecisa, y con
cierta urgencia por aprobar el ingreso casi a tapas cerradas, es decir,
sin discusión. En la Comisión de Defensa de la Cámara de diputados el
legislador blanco Javier García preguntó cuáles eran los lineamientos
estratégicos que justificaban el ingreso de los marines estadounidenses,
pero la presidenta de la comisión, la diputada Ivonne Passada,
consideró que la pregunta no era pertinente y que, además, no podía ser
respondida porque no estaban presentes ni el ministro ni el
subsecretario de Defensa.
Estaba presente, en cambio, el contralmirante Daniel Núñez, del
Comando General de la Armada, quien ofreció a los miembros de la
comisión una explicación de por qué el adiestramiento de los fusileros
navales a cargo de los Navy Seals es “fundamental”. Dijo que en un
contexto de incremento de las actividades en el Río de la Plata (tráfico
mercante, regasificadora, prospección de petróleo) existen “claras
amenazas emergentes en nuestro mar, como tráfico de drogas, tráfico de
armas, contrabando y el terrorismo a bordo de buques”. Resulta
sintomático que se mencionen dos problemáticas –tráfico de drogas y
contrabando– que sí son reales en el escenario del Río de la Plata, pero
que no son precisamente objetivos militares de los Navy Seals, ocupados
preferentemente en la “defensa interna en el extranjero”, razón por la
cual han estado presentes en Vietnam, Granada, Panamá, la guerra del
Golfo, Irak y otros campos de batalla que requirieron de sus habilidades
para operaciones especiales.
Sin debate, la autorización fue votada en ambas cámaras, pero las
primeras voces de alerta provinieron del Comité de Base General Víctor
Licandro, del Frente Amplio en México. “Legalizar la actividad en
Uruguay de las fuerzas de elite intervencionistas de Estados Unidos que
han provocado la muerte y el sufrimiento de millones de seres humanos,
muchos de ellos en América Latina y el Caribe, es una afrenta a esos
pueblos y enloda la historia de digna solidaridad de los uruguayos con
todos ellos”, sostiene la declaración que será sustrato de la discusión
que el lunes realizará la Mesa Política del Frente Amplio y en la que la
diputada Passada dará explicaciones por la forma en que se procesó la
información parlamentaria.
Quizás allí comience la discusión de la segunda consideración que
merece el tema: ¿qué política estratégica de defensa pretende promover
el gobierno del Frente Amplio? Los antecedentes ya dan una idea de por
dónde se rumbea: primero, la participación en las maniobras navales
Unitas, que el FA siempre condenó y cuya aceptación indujo al diputado
socialista Guillermo Chifflet a renunciar a su banca por cuestiones de
principios. Después, la participación de tropas uruguayas en Haití, con
el argumento de que se desplaza a Estados Unidos en tareas de
“gendarmes”. Y ahora, la asociación con tropas que expresan, como
ninguna, la política guerrerista y criminal de Estados Unidos en el
exterior.
El rumbo parece estar consolidándose; sería bueno un sinceramiento, y
la posibilidad de que la ciudadanía acceda a un discusión transparente y
profunda.
Ver la versión taquigráfica
martes, 31 de julio de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario
No ponga reclame, será borrado