A la "izquierda" neoliberal de Danilo le gusta el golpe paraguayo y no quiere a Venezuela
.
Lo que quería Astori, una alianza neoliberal del Pacífico
MERCOSUR: silencios imposibles y peligrosos
DaniloAstori 09.07.2012
Creo que no es necesario demostrar o argumentar sobre mi prudencia en abrir debates acerca de posiciones del gobierno que integro, presidido por el compañero José Mujica. Y eso vale en especial, en los momentos en que tengo diferencias importantes.
Siempre he manifestado mis opiniones - en cualquier sentido y en
particular en los casos de diferencias - primero en los ámbitos
internos del propio gobierno o en conversaciones directas. No es un
problema de estilo, sino una concepción de la coherencia, de las formas
institucionales y de la lealtad política con mis compañeros.
Hay ocasiones en las que la relevancia de los temas y su relación
directa con el rumbo estratégico o los valores en juego, me impiden
acallar mis opiniones. Si lo hiciera estaría traicionando mis
convicciones y parte esencial de mi propia condición de hombre de
izquierda.
Tampoco voy a argumentar sobre la importancia de un debate profundo,
serio, en los ámbitos correspondientes - incluyendo a nivel público -,
sobre grandes temas políticos, ideológicos, que tienen que ver con el
destino, la identidad y los grandes objetivos de la izquierda en un
mundo en el que el capitalismo maduro vive una crisis muy profunda y
estructural. No sólo hice esas propuestas en diversas oportunidades,
sino que en la medida de mi capacidad trato de aportar ideas, opiniones y
acciones, a nivel del gobierno y del Frente Amplio.
Así me gusta a mi
Se pueden contar con los dedos de una sola mano las oportunidades en
las que he discrepado públicamente con posiciones del actual gobierno y
nadie puede desconocer que, en definitiva, llegado el momento, he
apoyado y respaldado donde era necesario las decisiones adoptadas.
El ingreso de Venezuela al MERCOSUR - resuelto en la Cumbre
realizada en Mendoza por los presidentes de Argentina, Brasil y
Uruguay, desconociendo la institucionalidad vigente, - lo considero
negativo para el bloque regional, para Uruguay e incluso para Venezuela.
Afirmé hace unos días que "no comparto la decisión de disponer el
ingreso de Venezuela como miembro pleno, porque se trata de una agresión
institucional muy importante para el MERCOSUR. Es una herida
institucional muy importante, quizás la más grave en los veintiún años
del MERCOSUR", y reafirmo ese concepto.
La posición de no acompañar el ingreso de Venezuela en estas
circunstancias, era la que manejaba toda la delegación uruguaya al salir
del país rumbo a Mendoza, incluyendo al Presidente Mujica y al ministro
de Relaciones Exteriores Luis Almagro. Fue la posición que defendió el
canciller hasta último momento e incluso la propia cancillería
brasileña. ¿Qué cambió durante la cumbre para revertir la posición que
llevaba la delegación uruguaya? No lo sabemos.
¿La posición previa que llevaba la delegación uruguaya estaba
equivocada? ¿No contemplaba los cambios que se han producido en el
MERCOSUR o en la estrategia regional para los próximos años? ¿Quién nos
abrió los ojos?, ¿Qué circunstancias que no conocemos hicieron primar lo
político por sobre lo legal? Con esta afirmación, se reconoce
explícitamente que se desconocieron normas legales e institucionales
que considero fundamentales para todos los miembros del bloque y que
están en la base de la propia existencia del MERCOSUR.
El retroceso más grande y más grave que ha sufrido el MERCOSUR en
toda su compleja historia, es que ahora la única institucionalidad
válida, no es la de los tratados, no es la de los mecanismos que nos
protegen a todos y requirieron largas y trabajosas negociaciones. Ahora
dependemos de las decisiones de los Presidentes de los países.
Esa resolución puede tener consecuencias importantes en el futuro,
como la de tener una institucionalidad tan débil que ya no sirva para
nada. Estoy profundamente convencido de que el MERCOSUR es una
necesidad, no sólo comercial, sino política y estratégica para nuestros
países. Y como apoyo - y he apoyado con convicción- el ingreso de
Venezuela al MERCOSUR, considero que se cometió un grave error. Salvo
que se piense que luego de tanto desgaste del MERCOSUR fundacional haya
que sustituirlo por otro bloque de integración que suponga la
incorporación de nuevos países. Es un enfoque posible, aunque para
considerarlo sería importante formularlo explícitamente. Yo prefiero
otro camino, que es el de fortalecer al MERCOSUR fundacional y - desde
luego - no para criticarlo, sino para que juegue el enorme potencial que
tiene a favor del desarrollo económico y social de nuestros países.
Naturalmente, un MERCOSUR fuerte estará en condiciones de hacer acuerdos
con otros bloques y países de la América Latina y el mundo en su
conjunto. Pero no es posible tirar por la borda todo el esfuerzo hecho y
la experiencia acumulada desde 1991.
Con aciertos y con errores, incluyendo todas las dificultades de los
últimos años - especialmente con Argentina - el camino recorrido tiene
que ser una formidable ayuda para consolidar la integración regional y
hacerla sostenible. Para ello, siempre habrá que tener en cuenta que el
MERCOSUR no es una unión de gobiernos sino de países, de Estados y
-ojalá - involucrara mucho más a los pueblos. Y también habrá que
considerar que el debilitamiento de la institucionalidad del Mercosur
sólo favorece a sus adversarios, a los que por razones políticas o
ideológicas están en contra del proyecto y de un más amplio proceso de
integración latinoamericana.
Es por ello que considero muy acertada la medida adoptada por la
cancillería de analizar con sentido político pero con profesionalismo
los aspectos legales y las consecuencias jurídicas que puede tener la
decisión de incorporar a Venezuela de esta manera al Mercosur.
Si hay un país que debería preservar y luchar por fortalecer la
institucionalidad del MERCOSUR, ése es Uruguay; no sólo por su tamaño,
sino por su tradición y su historia. La historia reciente ha demostrado y
confirmado mil veces que nos conviene, que la necesitamos. Los ejemplos
comerciales, políticos e incluso los dolorosos bloqueos de hace muy
poco son ejemplos abrumadores.
No es un capricho formal, no hay ninguna contradicción entre la
legalidad y la política. Al contrario. Lo que es bueno recordar -porque
tiene que ver con las profundas definiciones democráticas de la
izquierda - es que no se puede, no se debe, avasallar la ley por la
política. Por eso nos opusimos y nos oponemos a lo que sucedió en
Paraguay. Por eso hay que ser coherentes.
Hay otra razón por la que opino en contra, y es en consideración a
Venezuela. Estamos profundamente convencidos de la necesidad y del valor
de la incorporación de Venezuela al Mercosur. No porque es un productor
de petróleo y un comprador de alimentos, esto es, no sólo por razones
comerciales, sino porque fortalece al bloque y se consolida Venezuela en
su proceso integrador. Por estas razones, no es justo que ingrese de
esta manera, a contrapelo de las instituciones del MERCOSUR. No se lo
merecen los venezolanos.
La nueva situación que se ha creado me llena de incertidumbre.
Paraguay fue suspendido y cuando regrese, luego de sus elecciones, con
un presidente y un nuevo senado elegido en el 2013 ¿volverá a funcionar
el mecanismo de los acuerdos a ser ratificados por los Parlamentos
para el ingreso de nuevos países? Si hay nuevos países que se quieren
integrar al MERCOSUR, ¿cuál será desde ahora el mecanismo para aprobar
su ingreso? ¿Primará la política o la legalidad? Si todos aceptamos y
los uruguayos sufrimos que el MERCOSUR está en crisis ¿el nuevo camino
será recurrir ante cada contencioso, ante cada problema que surja, a la
opinión de los Presidentes?
Tengo muy claro que desde el nacimiento del MERCOSUR las cosas han
cambiado en el mundo y en nuestra región, y acepto la opinión de mis
compañeros y sus aportes, pero el debilitamiento de la institucionalidad
del Mercosur - que las propias cancillerías de Brasil y Uruguay
advirtieron -, ¿mejora nuestra posición en el mundo, ante otros países,
en otros ámbitos de negociación? El nuevo impulso que necesitamos darle
a la integración, ¿va en esta nueva dirección?
Como se podrá apreciar, estamos ante temas de enorme importancia
política. Tienen directamente que ver con el rumbo del país, con su
inserción internacional, con la relación de respeto y de equilibrio con
nuestros vecinos y socios, y por todo ello tienen que ver con la vida
de nuestra gente, con nuestro desarrollo, nuestra producción, nuestra
economía, es decir, con nuestra sociedad. Por esta razón es que siento
la responsabilidad de trasmitir mi opinión al respecto. Mi única
intención es la de aportar a una reflexión que - por su relevancia - no
podemos eludir.
Como el cangrejo: opiniones diferentes
..
Muy buenooooo!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminar