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Los gráficos de "Saracho"
Los gráficos de Latuff
9.7.14
Con sus respuestas
Israel lanzó una ofensiva militar aérea contra Gaza y prepara una terrestre.
A pesar de los llamados a la calma que llegan del exterior, cada
víctima y cada cohete reaviva la violencia de ambos lados de la frontera
entre Israel y Gaza. El movimiento palestino Hamas advirtió que “todos
los israelíes” son objetivos para sus milicianos luego de que Israel
lanzara un operativo de bombardeos aéreos contra Gaza, decisión que
confortó a aquellos israelíes partidarios de una dura respuesta a las
amenazas.
En medio de
enfrentamientos entre jóvenes palestinos y fuerzas de seguridad
israelíes en distintas ciudades, que terminaron con unos 50 detenidos,
el gobierno de Benjamin Netanyahu resolvió lanzar una operación militar
contra la Franja de Gaza. Lo hizo en respuesta a los cohetes lanzados
desde ese territorio palestino. Esa intervención militar fue llamada
Margen Protector, e Israel la define como una operación gradual, sin
límite de tiempo, cuyos objetivos son infraestructuras y dirigentes de
Hamas. Los ataques aéreos dejaron 23 muertos en su primera jornada;
entre ellos, tres menores de edad y seis milicianos.
Hace pocas semanas, Hamas había negociado y acordado con el partido nacionalista Al Fatah y el resto de las fuerzas que integran la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania, para establecer un gobierno de unidad. Hasta entonces Hamas estaba muy aislado y el éxito de las negociaciones parecía ser un paso hacia la reconciliación palestina, después de la ruptura de otro gobierno de unidad, en 2007. Además, el acuerdo político podía significar un respiro para la población dentro de Gaza.
Israel criticó duramente ese acuerdo y los integrantes más radicales del gobierno de Netanyahu presionaban para que se diera una respuesta más dura a Hamas después de que la semana pasada aparecieran, cerca de la ciudad cisjordana de Hebrón, los cuerpos baleados de tres adolescentes israelíes secuestrados el 12 de junio. El miércoles apareció un adolescente palestino quemado vivo en un bosque de Jerusalén. Más adelante, tres sospechosos de ese crimen confesaron haberlo cometido como venganza por la muerte de los jóvenes judíos.
Estos acontecimientos reforzaron las alas más duras tanto del gobierno de Israel como del movimiento Hamas. Varias decenas de cohetes fueron lanzados desde Gaza hacia Israel, y el gobierno de este país respondió con ataques puntuales. Sin embargo, la posición de los más radicales prevaleció en el gobierno de Israel. No sólo comenzó Margen Protector, sino que las Fuerzas Armadas llamaron a unos 40.000 reservistas en previsión de un probable ataque terrestre.
En respuesta, los radicales también se impusieron en Gaza. Hamas reivindicó los ataques contra Israel mientras seguían cayendo cohetes por decenas, alcanzando las afueras de las ciudades de Haifa, Tel Aviv y Jerusalén, donde se activaron por primera vez las alarmas antiaéreas. Esa amenaza llegó luego de un ataque israelí que apuntaba contra una familia de la ciudad de Jan Yunis, debido a que varios de sus integrantes eran supuestamente miembros de Hamas.
De acuerdo con varios medios que citaron testigos en el lugar, el caso fue particularmente dramático porque luego de que las fuerzas israelíes lanzaran una bengala para advertir de la inminencia de un ataque, vecinos y allegados de esa familia entraron a la vivienda para disuadir a los militares. Pero el lugar fue bombardeado de todas maneras y murieron siete personas, entre ellas, dos adolescentes. Además, hubo 25 heridos. En un comunicado, el vocero de Hamas Sami Abu Zuhri calificó lo ocurrido de “masacre” y de “horrible crimen de guerra”, antes de anunciar que por ese hecho “todos los israelíes se convirtieron en objetivos legítimos para la resistencia” palestina.
Todo esto ocurrió en un día en que el diario israelí Haaretz publicaba una columna del presidente estadounidense en la que decía que “en este momento peligroso, todas las partes deben proteger a los inocentes y actuar con sensatez y contención, no con venganza y acciones de castigo”. Barack Obama advierte en ese texto, redactado en junio, que la paz “es la única manera de asegurar un futuro seguro y democrático para el Estado judío de Israel”.
Al de Obama se sumaron llamados a la moderación para ambos bandos, desde países árabes, europeos y organizaciones como las Naciones Unidas o Amnistía Internacional, sin éxito.
Hace pocas semanas, Hamas había negociado y acordado con el partido nacionalista Al Fatah y el resto de las fuerzas que integran la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania, para establecer un gobierno de unidad. Hasta entonces Hamas estaba muy aislado y el éxito de las negociaciones parecía ser un paso hacia la reconciliación palestina, después de la ruptura de otro gobierno de unidad, en 2007. Además, el acuerdo político podía significar un respiro para la población dentro de Gaza.
Israel criticó duramente ese acuerdo y los integrantes más radicales del gobierno de Netanyahu presionaban para que se diera una respuesta más dura a Hamas después de que la semana pasada aparecieran, cerca de la ciudad cisjordana de Hebrón, los cuerpos baleados de tres adolescentes israelíes secuestrados el 12 de junio. El miércoles apareció un adolescente palestino quemado vivo en un bosque de Jerusalén. Más adelante, tres sospechosos de ese crimen confesaron haberlo cometido como venganza por la muerte de los jóvenes judíos.
Estos acontecimientos reforzaron las alas más duras tanto del gobierno de Israel como del movimiento Hamas. Varias decenas de cohetes fueron lanzados desde Gaza hacia Israel, y el gobierno de este país respondió con ataques puntuales. Sin embargo, la posición de los más radicales prevaleció en el gobierno de Israel. No sólo comenzó Margen Protector, sino que las Fuerzas Armadas llamaron a unos 40.000 reservistas en previsión de un probable ataque terrestre.
En respuesta, los radicales también se impusieron en Gaza. Hamas reivindicó los ataques contra Israel mientras seguían cayendo cohetes por decenas, alcanzando las afueras de las ciudades de Haifa, Tel Aviv y Jerusalén, donde se activaron por primera vez las alarmas antiaéreas. Esa amenaza llegó luego de un ataque israelí que apuntaba contra una familia de la ciudad de Jan Yunis, debido a que varios de sus integrantes eran supuestamente miembros de Hamas.
De acuerdo con varios medios que citaron testigos en el lugar, el caso fue particularmente dramático porque luego de que las fuerzas israelíes lanzaran una bengala para advertir de la inminencia de un ataque, vecinos y allegados de esa familia entraron a la vivienda para disuadir a los militares. Pero el lugar fue bombardeado de todas maneras y murieron siete personas, entre ellas, dos adolescentes. Además, hubo 25 heridos. En un comunicado, el vocero de Hamas Sami Abu Zuhri calificó lo ocurrido de “masacre” y de “horrible crimen de guerra”, antes de anunciar que por ese hecho “todos los israelíes se convirtieron en objetivos legítimos para la resistencia” palestina.
Todo esto ocurrió en un día en que el diario israelí Haaretz publicaba una columna del presidente estadounidense en la que decía que “en este momento peligroso, todas las partes deben proteger a los inocentes y actuar con sensatez y contención, no con venganza y acciones de castigo”. Barack Obama advierte en ese texto, redactado en junio, que la paz “es la única manera de asegurar un futuro seguro y democrático para el Estado judío de Israel”.
Al de Obama se sumaron llamados a la moderación para ambos bandos, desde países árabes, europeos y organizaciones como las Naciones Unidas o Amnistía Internacional, sin éxito.
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