sábado, 14 de noviembre de 2020

El gran reseteo mundial

No es broma

 

No se si creerle a la ciencia, vieron la red de un arco de futbol? Un mosquito puede pasar por el arco a través de la red tranquilamente. Lo mismo que un virus a través del tapabocas. Pero somos religiosos los humanos y creemos cualquier cosa ante la ignorancia. Desde hace siglos tambien nos engañan con la Virgen María y los humanos creemos siempre en algo que nos guie. Hay mayoría. El bicho (no lo nombro para evitar la censura) nos tiene amenazados. Yo creo que la mejor forma de evitarlo es aislandose del mundo. Porque el bicho si no salió de una sopita de murciélagos, se escapó de un laboratorio donde estaban creando un arma biológica. (luego te van a vender la vacuna, ta todo calculado!). Un arma biológica anda suelta y mata, sobretodo a los jubilados. La forma de protegerse es aislandose. Es lo que que se busca? Es lo que se pide. Los estados y el sistema que los domina piden aislamiento. Piden inmovilización. Y algo se viene

>>> Ahora se explica todo

  Una publicación del Foro Económico Mundial  también llamado Foro de Davos, es una fundación sin fines de lucro con sede en Ginebra, que se reúne anualmente en el Monte de Davos (Suiza), y que sobre todo es conocida por su asamblea anual en Davos, Suiza. Allí se reúnen los principales líderes empresariales, los líderes políticos internacionales, así como periodistas e intelectuales selectos, a efectos de analizar los problemas más apremiantes que afronta el mundo, y entre ellos, la salud y el medio ambiente desde 1991. 

 


 

 



Existe una necesidad urgente de que las partes interesadas a nivel mundial cooperen en la gestión simultánea de las consecuencias directas de la crisis de COVID-19. Para mejorar el estado del mundo, el Foro Económico Mundial está iniciando El Gran Reajuste.

 

https://es.weforum.org/videos/the-great-reset-726dedeacb

 


 

  • Podemos salir de esta crisis un mundo mejor, si actuamos rápidamente y conjuntamente, escribe el profesor Klaus Schwab.
  • Los cambios que ya hemos visto en respuesta a COVID-19 prueban que es posible un restablecimiento de nuestros fundamentos económicos y sociales.
  • Esta es nuestra mejor oportunidad para instigar el capitalismo de las partes interesadas, y así es como se puede lograr.

Puede que las medidas de confinamiento decretadas como consecuencia de la COVID-19 empiecen a relajarse gradualmente, pero la ansiedad con respecto a las perspectivas mundiales en materia económica y social no deja de crecer. Existen buenas razones para preocuparse: ya empieza a sentirse una fuerte desaceleración económica y podríamos estar ante la peor depresión desde la década de 1930. Pero, aunque es un resultado probable, no es inevitable.

Para obtener un mejor resultado, el mundo debe actuar conjuntamente y con rapidez en la renovación de todos los aspectos de nuestras sociedades y economías, desde la educación hasta los contratos sociales y las condiciones laborales. Deben participar todos los países, desde los Estados Unidos hasta China, y deben transformarse todos los sectores, desde el gas y el petróleo hasta el de la tecnología. Dicho de otro modo: nos hace falta un «Gran Reinicio» del capitalismo.

 

 

Existen numerosas razones para apostar por un Gran Reinicio, pero la más urgente es la COVID-19. La pandemia, que ya ha causado cientos de miles de fallecimientos, representa una de las peores crisis de la sanidad pública de nuestra historia reciente. Y teniendo en cuenta que el número de víctimas sigue creciendo en muchos lugares del mundo, todavía tardaremos mucho en ver el final.

Las consecuencias a largo plazo para el crecimiento económico, la deuda pública, el empleo y el bienestar humano serán graves. Según el Financial Times, la deuda pública mundial ya ha alcanzado su cota más alta en tiempos de paz. Es más, el desempleo se está disparando en numerosos países: en los Estados Unidos, por ejemplo, uno de cada cuatro trabajadores ha solicitado una prestación por desempleo desde mediados de marzo, y los números de solicitudes que se registran cada semana se sitúan en máximos históricos. El Fondo Monetario Internacional espera una caída del 3 % en la economía mundial este año, un recorte de 6,3 puntos porcentuales en tan solo cuatro meses.

Todo esto empeorará las crisis climática y social que ya estábamos viviendo. Algunos países ya han utilizado la crisis provocada por la COVID-19 como excusa para rebajar las medidas de protección y cumplimiento medioambiental. Y los sentimientos de frustración con respecto a los problemas sociales como el aumento de la desigualdad —el patrimonio acumulado de los multimillonarios estadounidenses ha aumentado durante la crisis— se están intensificando.


Ver mapa interactivo del FEM 

https://intelligence.weforum.org/topics/a1G0X000006O6EHUA0?tab=publications

Si no se abordan, estas crisis, sumadas a la COVID-19, se intensificarán y harán que el mundo sea aún menos sostenible, menos equitativo y más frágil. Para evitar este escenario no bastará con medidas graduales y soluciones ad hoc. Debemos forjar unos cimientos completamente nuevos sobre los que sustentar nuestras sistemas económicos y sociales.

Para ello se requiere un nivel de cooperación y ambición sin precedentes, pero no es un sueño imposible. Es más, un aspecto positivo de la pandemia es que nos ha enseñado que podemos introducir cambios radicales en nuestro estilo de vida con gran rapidez. La crisis obligó, casi de forma instantánea, a empresas y particulares a abandonar prácticas que durante muchos años se habían considerado esenciales, desde el uso frecuente del transporte aéreo hasta el trabajo en la oficina.

Asimismo, los ciudadanos han demostrado con creces que están dispuestos a hacer sacrificios para el bien de la atención sanitaria y otros trabajadores esenciales y grupos de población vulnerables, como los ancianos. Y muchas empresas han intensificado las medidas para ayudar a sus trabajadores, clientes y comunidades locales en lo que constituye un cambio hacia el tipo de capitalismo de las partes interesadas por el que ya habían abogado de boquilla.

Es evidente que existe una voluntad de construir una sociedad mejor y debemos aprovecharla para garantizar el Gran Reinicio que necesitamos con tanta urgencia. Harán falta unos gobiernos más robustos y eficaces, aunque esto no implica un impulso ideológico hacia gobiernos más grandes. Y se requerirá la colaboración entre los sectores público y privado en cada etapa del camino.

 

 

La agenda del Gran Reinicio tendrá tres componentes principales. El primero orientará el mercado hacia unos resultados más justos. Para ello, los gobiernos deberían mejorar la coordinación (por ejemplo, en materia de políticas tributarias, reglamentarias y fiscales), actualizar los acuerdos comerciales, y crear las condiciones de una «economía de las partes interesadas». En un momento de reducción de las bases impositivas y crecimiento de la deuda pública, los gobiernos tienen un poderoso incentivo para impulsar estas medidas.

Además, los gobiernos deberían aplicar unas reformas, muy necesarias, que promuevan unos resultados más equitativos que, dependiendo del país, podrían incluir cambios en los impuestos sobre el patrimonio, la retirada de las subvenciones a los combustibles fósiles y normas nuevas que rijan la propiedad intelectual, el comercio y la competencia.

El segundo componente de la agenda del Gran Reinicio garantizaría que las inversiones promuevan objetivos comunes, como la igualdad y la sostenibilidad. En este sentido, los programas de gasto a gran escala que están aplicando muchos gobiernos representan una gran oportunidad para el progreso. Por un lado, la Comisión Europea ha dado a conocer su intención de poner en marcha un fondo de recuperación de 750 000 millones de euros (826 000 millones de dólares de los Estados Unidos). Los Estados Unidos, China y el Japón también tienen planes ambiciosos de estímulo económico.

En lugar de utilizar estos fondos, y las inversiones de entidades privadas y los fondos de pensiones, para arreglar las grietas del viejo sistema, deberíamos utilizarlos para crear un sistema nuevo que sea más resiliente, equitativo y sostenible a largo plazo. Esto se traduce, por ejemplo, en la creación de infraestructura urbana «verde» y en proponer incentivos para que las industrias mejoren su trayectoria de métricas medioambientales, sociales y de gobernanza.

La tercera y última prioridad de la agenda del Gran Reinicio consiste en aprovechar las innovaciones de la Cuarta Revolución Industrial en pos del bien público, sobre todo, haciendo frente a los desafíos sanitarios y sociales. Durante la crisis de la COVID-19, las empresas, las universidades y otros agentes han unido fuerzas para desarrollar diagnósticos, terapias y posibles vacunas; establecer centros de pruebas; crear mecanismos para la trazabilidad de las infecciones; y ofrecer soluciones de telemedicina. Piense en todo lo que se podría conseguir si se lanzasen iniciativas concertadas similares en todos los sectores.

 La crisis de la COVID-19 está afectando a todas las facetas de la vida de las personas en todos los rincones del planeta. Pero la tragedia no tiene por qué ser su único legado. Al contrario, la pandemia representa una oportunidad, inusual y reducida, para reflexionar, reimaginar y reiniciar nuestro mundo y forjar un futuro más sano, más equitativo y más próspero.

 


 El Gran Reajuste

Observaciones al Foro Económico Mundial
Kristalina Georgieva, Directora Gerente del FMI
3 de junio de 2020

Mi agradecimiento a Su Alteza Real el Príncipe de Gales y al profesor Schwab por reunirnos.
Ahora es el momento de pensar en lo que la historia diría sobre esta crisis. Y ahora es el momento de que todos nosotros definamos nuestro propio papel.
¿Mirarán los historiadores hacia atrás y dirán que este fue el momento de una Gran Reversión? Hoy en día, vemos señales muy preocupantes.
Ciento setenta países van a terminar este año con una economía más pequeña que a principios de año, y ya proyectamos que habrá más deuda, mayores déficits y más desempleo. Y hay un riesgo muy alto de que haya más desigualdad y más pobreza.
A menos que actuemos.
Entonces, ¿qué haría falta para que los historiadores miren atrás a esta crisis como el momento de un Gran Reajuste?
Desde la perspectiva del FMI, hemos visto una inyección masiva de estímulo fiscal para ayudar a los países a hacer frente a esta crisis, y para cambiar los engranajes para que el crecimiento regrese. Es de suma importancia que este crecimiento conduzca a un mundo más verde, más inteligente y más justo en el futuro.
Es posible hacerlo. Siempre que nos concentremos en los elementos clave de una recuperación y actuemos ahora. No necesitamos esperar.
En el FMI, vemos algunas oportunidades tremendas.
En primer lugar, permítanme hablar primero sobre el crecimiento ecológico.
Los gobiernos pueden establecer inversiones públicas e incentivos para las inversiones privadas que apoyen un crecimiento con bajas emisiones de carbono y resistente al clima.
Muchas de estas inversiones pueden conducir a una recuperación rica en empleos, como la plantación de manglares, la restauración de tierras, la reforestación o el aislamiento de edificios. Piense en los sectores clave para la reducción de la intensidad de carbono en los que pueden invertir tanto el sector público como el privado.
Tengo especial interés en aprovechar los bajos precios del petróleo que vemos hoy en día, para eliminar los subsidios perjudiciales e introducir un precio del carbono que sirva de incentivo para futuras inversiones.
En segundo lugar, permítanme hablar de un crecimiento más inteligente. Sabemos que la economía digital es la gran ganadora de esta crisis. Pero no debemos permitir que la brecha digital se amplíe de manera que algunos países y comunidades se queden más rezagados. Esto traería más dolor que ganancia en el futuro.
Por lo tanto, es fundamental que instituciones como el FMI apoyen las inversiones que reducirán la brecha digital, trabajando en asociación con el Banco Mundial y otros.
También tenemos que pensar cuidadosamente en cómo asegurarnos de que el salto en el crecimiento y la rentabilidad del sector digital conduzca a beneficios que se compartan en todas nuestras sociedades.
Y eso me lleva a mi tercer punto: un crecimiento más justo.
Sabemos que, si se deja a su aire, esta pandemia va a profundizar la desigualdad. Eso ha sucedido en pandemias anteriores.
Podemos evitarlo si nos concentramos en invertir en las personas, en el tejido social de nuestras sociedades, en el acceso a las oportunidades, en la educación para todos y en la expansión de los programas sociales para que nos ocupemos de las personas más vulnerables. Entonces podremos tener un mundo mejor para todos.
Quiero concluir con un ejemplo del pasado. William Beveridge, en plena Segunda Guerra Mundial, presentó su famoso informe en 1942 en el que proyectaba cómo el Reino Unido debía abordar lo que él llamaba "los cinco males gigantes". Ese famoso informe del "Informe Beveridge" condujo a un mejor país después de la guerra, incluyendo la creación del Servicio Nacional de Salud que está salvando tantas vidas hoy en día en el Reino Unido.
Y mi institución, el FMI, fue creada en este momento también en la Conferencia de Bretton Woods.
Así que ahora es el momento de dar un paso adelante y usar toda la fuerza que tenemos para pasar la página. En el caso del FMI tenemos una capacidad financiera de un billón de dólares y un tremendo compromiso en el aspecto político.
Este es el momento de decidir que la historia mirará hacia atrás como el Gran Reajuste, no la Gran Reversión.
Y quiero decir, en voz alta y clara, que el mejor monumento que podemos construir para aquellos que han perdido sus vidas en la pandemia es construir un mundo más verde, más inteligente y más justo.
Gracias.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

 


 

El FMI nació tras la Segunda Guerra Mundial, en una Conferencia de Bretton Woods, recordó. “Estamos en un parteaguas, para avanzar y dar la vuelta a la página, si queremos conseguir que este momento sea recordado como el Gran Reinico o el Gran Receso”.

Rediseñar mundo post-Covid

En el mismo webinar, pero conectado desde Nueva York, el Secretario General de la ONU, Antonio Gutérres

El funcionario comentó la relevancia de “rediseñar y reequilibrar a las economías y sociedades tras la pandemia que ha evidenciado la fragilidad mundial”.

Destacó que el Gran confinamiento al que se ha sometido el planeta entero muestra la vulnerabilidad de los sistemas sanitarios, la insostenible desigualdad y un ciberespacio que llamó “anárquico”.

“Debemos reequilibrar la inversión hacia la ciencia y la tecnología y avanzar en la transición para garantizar acceso a nuevas tecnologías, y medios para aprovecharlas”.

Con el brazo empresarial

Y desde Ginebra, a convocatoria del WEF, el fundador y CEO del Foro, Klaus Shwab advirtió que son muchas las razones que obligan a los líderes del mundo a tratar de reiniciar al sistema mundial, siendo la más urgente, la del Covid-19 y su impacto en la población y en la economía.

Tras subrayar que la pandemia y el “Gran Confinamiento” tendrán serias consecuencias de largo plazo para el crecimiento económico, la deuda pública, el empleo y el bienestar humano, advirtió que sin una estrategia mundial, la crisis inacabada de salud profundizará el deterioro en el clima y propiciará crisis sociales.

El líder del WEF anunció que abordarán la estrategia mundial del Gran Reinicio, en el próximo Foro Mundial de Davos, a realizarse en enero de 2021 y resaltó que por primera vez se desarrollará en un doble formato, donde podrán asistir personalmente solo los líderes gubernamentales y empresariales del mundo.

Pero estará enmarcado en una cumbre global para todos los interesados que deseen participar en diálogos virtuales. Para lograrlo, el WEF contará con la participación de miles de jóvenes conectados desde 400 ciudades del mundo interconectados por una poderosa red de centros virtuales.

ymorales@eleconomista.com.mx

 

 

 

 

 

 

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