viernes, 16 de octubre de 2015

Claudia Domínguez Castro, la nieta 117 recuperada

La imagen del día 



>>> Esta es la historia 
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>>> La hija de Walter Hernán Domínguez y Gladys Cristina Castro

Gladys trabajaba en una panadería y Walter era chofer de colectivos. Ambos militaban en el Partido Comunista Marxista Leninista.
El día 9 de diciembre de 1977, cerca de las 2 de la madrugada, cuatro sujetos encapuchados y uno sin capucha, armados y vestidos de civil, derribaron la puerta de entrada de la casa de familiar e ingresaron por la fuerza al domicilio donde vivían Gladys y Walter, según consta en una denuncia radicada por el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos
Al escuchar los gritos de auxilio, los vecinos fueron a la casa a socorrerlos. Pero quienes hacían el operativo les dijeron que eran policías y los echaron.
Según la querella presentada en 2006 por el abogado Pablo Salinas, “se trató de un importante operativo, en el que intervinieron varias personas movilizadas en al menos tres vehículos. Rodearon toda la cuadra, evitaron la presencia de vecinos en la calle, y secuestraron a la pareja”.
Nada más se supo de Gladys, de Walter ni del bebé por nacer. María Domínguez vivió con esa incertidumbre durante 38 años.
También quisieron llevarse al otro hijo de María
Ese mismo día, alrededor de las tres de la madrugada , un grupo organizado de personas compuesto por cuatro encapuchados y comandado por el hombre sin capucha y con una barba postiza se presentó al domicilio de Osiris Domínguez, padre de Walter, quien, a pesar de la hora, estaba despierto y trabajando.
Apuntándolo con varias armas lo obligaron a franquearles el ingreso, mientras le preguntaban por su otro hijo, Osiris Rodolfo. Cortaron los cables del teléfono y revisaron la casa, pero no encontraron a quien buscaban. Poco tiempo después, Osiris hijo debió exiliarse en Francia.
“El hecho descripto se enmarca claramente en el accionar de la Subzona 33, pues fue ejecutado contra un grupo de personas por su pertenencia, afinidad o proximidad a un sector de ideas políticas. Grupos que – como se describió en la causa 56 F – fueron detectados, perseguidos, secuestrados y por último eliminados sin que se los relacionara con la comisión de delitos terroristas u otros”, dice la causa, que data de 2006.
La justicia les dio la espalda
Los padres de Gladys y Walter realizaron una intensa búsqueda, concurrieron a todas las comisarías, embajadas, ministerios e incluso iglesias, sin ningún resultado positivo.
Interpusieron varios recursos de Habeas Corpus, tales como el que tramitó bajo el Nº 38.220-B caratulado "Recurso de Hábeas Corpus a favor de Domínguez, Walter Hernán; Castro de Domínguez, Gladys y Domínguez, Osiris Rodolfo, iniciado el 12-12-1977, el que fue rechazado por el juez interviniente.
En mayo de 1998 y octubre de 2000 se declaró la ausencia por desaparición forzada de ambos cónyuges en los autos Nº 140.504 caratulados "Domínguez, Walter p/ Desaparición" y autos Nº 119.335 caratulados "Castro, Gladys Cristina p/Des. Forz.".
El hecho fue denunciado ante la CONADEP y consta en los legajos Nº 1546 y 1547


 16 octubre 2015

Acompañada de sus abuelas, María Assof de Domínguez (titular de Madres de Plaza de Mayo en Mendoza) y Angelina Catterino de Castro, Claudia compartió su historia con los medios. “Esto es lo que más miedo me daba”, confesó al ver la cantidad de periodistas. Después, contó que conocer su identidad no sólo cambió su vida en relación a los vínculos y a su familia. “Uno siente la responsabilidad de participar”, expresó. Y comentó que ya lo estuvo haciendo de alguna manera, “a escondidas”, días atrás, cuando asistió a una charla sobre derechos humanos. “Tuve la sorpresa de que me hablaban mirándome a los ojos, me hablaban de mí y yo no podía decir nada. Iba a escuchar otra cosa y terminé escuchando hablar de mí, tenía ganas de pararme, saludar y agradecer, pero no podía, era una primicia para las abuelas”, dijo, y las risas de los presentes acompañaron el momento de emoción.


Claudia también dijo que cuando escuchaba las noticias sobre la recuperación de identidad de otros nietos “lo vivía muy alejado, como noticias del país. Tenía negada esa parte. Se había dado todo tan natural en mi familia adoptiva que yo sabía que no había nada turbio en eso. Realmente no tenía ganas de buscar”. Sobre sus padres adoptivos, expresó: “Ellos siguen siendo mis viejos, tengo cuatro padres ahora y va a seguir siendo así”. Emocionada, dijo que sueña con la familia entera.

La distancia que sentía con el tema no impidió, sin embargo, que la nieta 117 pusiera en cuestión quiénes eran sus padres biológicos: “Mis dudas siempre estuvieron porque mis padres adoptivos me dijeron, desde que nací, que no era hija biológica. Así que esa duda la tuve siempre, pero sin ningún tiempo de lineamientos relacionados al terrorismo de Estado”, contó. Y agregó: “En el mes de enero, recibí un llamado telefónico de Conadi y entonces dije, sí hay cosas que son posibles". Enseguida, contó su decisión de ir por la verdad a sus padres adoptivos. Ellos le dijeron que esa era su decisión y se mostraron abiertos a acompañarla en el proceso. En julio, el Banco de Datos Genéticos fue a Mendoza y ahí se pactó la toma de muestra. En todo momento, se le explicó que el resultado podía ser negativo. “Yo quería descartar esa posibilidad y si era negativo el resultado, no iba a seguir buscando”, aseguró.

En el lapso de espera de los resultados de ADN, el esposo de Claudia tuvo que viajar por trabajo. Ella decidió acompañarlo con sus hijos. Entonces recibió la llamada que le confirmaba el resultado positivo. Claudia contó que, apenas se enteró, cortó el teléfono y ni siquiera preguntó quiénes eran sus padres. “Durante una hora, no sé qué hice, gracias a Dios mis hijos están vivos”, bromeó para graficar el shock que le produjo la noticia. Inmediatamente, pensó en todo lo que no sabía de su historia. Y minutos después, escribió un mensaje a la persona de Conadi que le había comunicado la novedad: “Disculpame, pero necesito saber los nombres”, escribió en un mensaje.

La respuesta llegó con la información: era hija de Walter y Gladys. Claudia empezó a buscar por internet más datos sobre sus padres. “Me encontré con fotos; no me veía parecida a ninguno. Sí rasgos de mi papá con mi hijo del medio. Cuando llegué al encuentro con mis abuelas y me dieron las fotos familiares, ahí sí me veo igual a mi papá… me emocionó ver eso, los gestos”. También encontró parecidos con su madre y sus primas.

El primer acercamiento con las abuelas María Assof de Domínguez y Angelina Catterino de Castro fue en privado. Después, continuaron el contacto pero con prudencia, para que no se hiciera público. “Primero, quería hablarlo con mis hijos. Hablé con la mayor, de 9 años. Ella, por Paka Paka, tenía muy en claro muchas más cosas que yo. Le expliqué todo de forma didáctica. A ella no le había contado que era hija adoptada. Se emocionó mucho, fue muy natural y, en seguida, quería ir y golpearles la puerta a sus abuelas. Todo se dio de la manera más natural”, dijo.

Antes del acercamiento personal con su nueva familia, Claudia fue conociéndolos por Facebook: “Uno de mis tíos abrió un perfil como Nieta 117 y ahí todos se presentaban”. Ella pudo descubrir sus caras, conocer su identidad, reconocer a quienes se habían convertido en familia. “Mi esposo me ayudó a armar un perfil para poder ponerles un ‘me gusta’”, contó sonriente.

En otro tramo de la conferencia de prensa, la abuela María contó: “Tenemos la alegría de tenerla con  nosotros”, dijo y el llanto interrumpió el relato. La otra abuela tomó la posta y compartió la felicidad del primer encuentro, después de 37 años de búsqueda. “Ahora, es una más en la familia, somos un montón”.







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