domingo, 17 de octubre de 2010

El Turco Cafrune

Un compañero







Jorge Antonio Cafrune (nació Jujuy, Argentina, 8 de agosto de 1937 - murió en Tigre, Argentina, 1 de febrero de 1978)
A diferencia de muchos  artistas "comprometidos", que se exiliaron  cuando comenzaron las amenazas y las prohibiciones, en las dos orillas  Cafrune decidió quedarse a pesar de esa realidad política  y seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: denunciar, cantar y opinar cantando y haciendo. Volvió a su lugar de origen siempre  para cantar lo que todos esperaban escuchar de él.
Es por demás conocido lo que respondía frente al pedido de canciones "prohibidas" - "aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar" -. Según testimonios que se consignan en el informe Nunca Más, eso (sumado a la canción de El orejano, un canto rebelde y libertario) ya fue demasiado para los militares, y en un campo de concentración de Córdoba, el Teniente Coronel Carlos Enrique Villanueva opinó que “había que matarlo para prevenir a los otros”.
El Turco muere en un no claro accidente  durante la época de la dictadura,  de  Videla; el Turco  decide hacerle un homenaje al Gral. San Martín
Su homenaje consistía en recorrer a caballo la ruta que unía la Capital Federal hasta Yapeyú (Pcia. de Corrientes - donde había nacido San Martín). Durante su travesía, a primeras horas de la noche del 31 de enero de 1978 y yendo acompañado de otro jinete, es atropellado en la ruta vieja de la ciudad de Benavidez (Pcia. de Buenos Aires) por una camioneta manejada por un menor, que venía tomado y sin luces. No muere en forma inmediata, sino que es atendido con primeros auxilios  ya que no se contaban con los medios para ello.
Fallece durante la primera hora del día 01 de febrero de 1978, en la Pcia. de Buenos Aires, luego de ese pobre intento por salvar su vida
Lo que sigue son dos  relatos del compañero Ricardo Infante, donde aparece un aspecto, lo decimos sin temor a equivocarnos, desconocido para muchos en el Rio de la Plata sean de la orilla que sean, de quien se describía "Yo soy como tranco é turco Cortito pero seguro" el TURCO CAFRUNE
En  el Penal Libertad, Infante fue   compañero de celda de ANÍBAL SAMPAYO, folklorista de Paysandú, durante siete meses.
 El relato que leerán, se lo contó  a él, el Compañero Sampayo que  además lo escribió en un librito para niños que se llamaba POR EL CAMINO DE LOS TAPES, y que Infante  se lo pasó  a máquina en la celda.
Entendemos  que no salió la primera parte,  o que bien no fue publicado, pero este magnífico relato pueden apreciar quien era realmente JORGE CAFRUNE.
 Repetimos que esta faceta del Turco no es conocida, ni por sus biógrafos pero uno puede  comenzar  a explicarse por qué lo mataron, o dejaron morir. Cafrune la mula que sube la cuesta, que no se doblega, frente a los poderosos, vaya este homenaje como lo que era junto a Aníbal Sampayo un grande
Ojalá les guste.
Un abrazo para  Ricardo Infante
Salú Posta



El Turco Cafrune

Ricardo Infante Caminal ricardoinfante366@hotmail.com

El Turco era muy amigo de Aníbal Sampayo. Se conocían desde el 62 o 63, cuando debutó en Cosquín. Con el correr del tiempo, fueron compartiendo cosas muy íntimas. Entre ellos la confianza era total. En ese marco, no fue extraño que cuando Aníbal tuvo sus primeros escarceos revolucionarios, el confidente obligado fuera el turco.

-¿Estás seguro Aníbal? ¡Mirá que la mano viene brava!

-¿Y qué querés Jorge?, ¡los compañeros me piden esta gauchada! No les puedo fallar.

-¡Entonces yo te acompaño!

-¿Para qué nos vamos a arriesgar los dos? No seas bobo que no pasa nada.

-¡Mirá lo que te digo Aníbal! Si vamos los dos es mejor. Vos no sos tan conocido en Argentina, y si arreglamos alguna actuación mía, te espero y nos movemos juntos. ¡Vas a ver qué vamos a andar bien!

Aníbal, lo pensó mejor y quedó convencido. Cruzar la cordillera no representaba gran riesgo, (1) pero andar miles de kilómetros en Argentina, solo, era muy peligroso.

Llevaron el plan adelante, y felizmente todo salió a pedir de boca.

Pasaron por la casa de la mamá del turco para descansar un poco del viaje. No recuerdo su nombre (Aníbal siempre la nombraba) pero si, los dimes y diretes de esa personita tan simpática. Cafrune la adoraba, y Aníbal ocupaba un lugar importante en su corazón. Le divertía mucho el carácter de éste siempre bromeando, pero por sobre todo, le tenía un gran respeto por sus composiciones.

Ese día, después de comer algo y charlar de todo un poco, le dice a Aníbal:

-¡Don Aníbal!, ¡¿por qué no le dice al Turco imierda este que cante cosas mejores!,

-¿Cómo cosas mejores doña…?

- ¡Y sí!, ¡pasa cantándole al amor y todas esas pavadas! ¡Que cante canciones protesta, canciones revolucionarias como las suyas!

-¡Pero si canta canciones mías doña!

-¡Yo digo las guerreras!,…Ramón,… ¡Con los milicos i mierda que están mandando, no puede cantar lo que canta! ¿Sabe lo que pasa, don Aníbal?... ¡que es un turco cagón! No le dan las pelotas pa· cantar lo que tiene que cantar ¡Dígale don Aníbal!

Todo este comentario era festejado con grandes risotadas de Aníbal, y una paciente sonrisa a medias de Cafrune. En cierto momento el Turco se acercó a la ventana, y quedó mirando hacia fuera donde estaba el “Indio” de Aníbal, que ostentaba, impúdico, todo el polvo acumulado en el largo viaje desde Chile. Allí se quedó, mirando, hasta que se acercó Aníbal suavemente:

-¿Qué mirás Jorge?

-Nada, -le contestó este- , pensaba nomás.

Creo que la madre de Jorge Cafrune nunca se enteró que en esa camioneta que estaba estacionada frente a su casa, había veinticinco fusiles-ametralladora MP40“embagallados” en los guardabarros falsos.

¿O sí...?

¡Con una madre nunca se sabe!...






EL CHARRÚA FLORO, CARNE

CON FARIÑA y MATE


En una oportunidad lo llamó a Paysandú.
-Urgente, Aníbal, venite lo más pronto que puedas.
-¿Arreglo la camioneta?
Se refería a ponerle suplementos en los elásticos para disimular el peso.
-Así nomás, vos y yo. Tenemos que viajar un poco.
Aníbal preparó la “Indio” y arrancó, muy intrigado. ¿Qué sería tan importante?
Cafrune lo estaba esperando.
-¡Vamos!, -le dijo- ¡hasta Entre Ríos sin escalas!
-¿Dónde?, ¿y qué vamos a hacer en Entre Ríos?
Cafrune que ya no aguantaba más, le empezó a contar.
-¡Encontré un Charrúa auténtico Aníbal!  ¡Tenemos que ir urgente porque está muy enfermo!
-¿Y me hacés venir por eso? Allá en Paysandú hay como cincuenta que dicen que son charrúas y nadie les da pelota.
-¿Sabés cuántos años tiene Aníbal? ¡Ciento cuarenta y siete!
Aníbal paró la camioneta a un costado de la carretera y lo quedó mirando.
-¡Me estás jodiendo! –pero empezó a sospechar que estaba por ocurrir algo inusitado.
-¡Pero entonces…!
Prestó atención al relato del turco, yendo de asombro en asombro.
¡Estuvo en Salsipuedes Aníbal, cuando Rivera masacró a los Charrúas! Se escapó con su madre que estaba herida, cruzando el Uruguay, La madre murió y él siguió huyendo solo. ¡Tenía nueve años! Cuando no pudo más, se quedó en unos pajonales esperando la muerte. ¡Entregarse... nunca! No sabía que estaba dentro de los límites de una estancia muy grande de la zona. Los peones que andaban recorriendo lo encontraron con los perros que lo confundieron con una fiera. En realidad, ¡era una fiera! Enfrentó a los perros sin armas y  lo salvó que los peones se dieron cuenta. ¡Lo tuvieron que enlazar! Después lo llevaron a la estancia. No había comido en varios días. Le hablaban en español, pero el contestaba en charrúa. Nunca quiso hablar en español. Como su nombre era impronunciable, le pusieron FLORO.
Ahí se quedó.
Comía carne asada con fariña y tomaba mate. Nunca aceptó otra cosa. Cuando murió tenía todos los dientes, aunque muy gastados.
Con sus propias manos se hizo un ranchito y ahí vivía,  solo.
El dueño de la estancia, nunca lo molestó y le proporcionó todo lo necesario para su subsistencia. En ocasiones salía de cacería y volvía a los días.
El viejo Aníbal puso todas estas cosas en un pequeño librito que yo le pasé a máquina en la celda. Se llamaba “Por el camino de los Tapes”, pero nunca supe que se publicara. Decía que la estancia fue pasando de mano en mano, pero había una cláusula “no escrita” en el contrato que no se podía modificar: el indio Floro pertenecía a ella, y ahí se quedaba.
Después que Aníbal escuchó todo esto, puso la camioneta en marcha y dijo:
-¿Para donde agarramos?
El turco era el guía. Mapa en mano, fueron llegando. Los recibió el dueño de la estancia.
En realidad era quien se había puesto en contacto con Cafrune diciéndole:
¡Venga rápido porque está muy enfermo!
Me contaba Aníbal que cuando iban llegando al ranchito los embargaba una emoción muy intensa. ¡Iban a ver un Charrúa auténtico!
Cuando cruzaron la puerta, el estanciero les hizo seña de silencio. Avanzaron y ahí estaba: sobre un catre de lona, durmiendo. Unas pocas cosas en un rincón que por la poca luz,  Aníbal no pudo ver que era. Nada más.
Así vivía un dueño auténtico de esta tierra.
Se fueron despacio...en silencio.
Unos días después murió.
             ………………………………………………
Cuentan los historiadores que cuando el cacique Sepé salía de las pulperías borracho a causa de los tragos que le pagaban los parroquianos para reírse de él, montaba en cualquier caballo que por ahí estuviera. El dueño le gritaba furioso:
-¡Ese caballo es mío!
El les gritaba señalando en un gesto circular hacia el horizonte:
¡TODO ESTO ES MÍO!
¡Si tendría razón!
- (1) -El 20 de diciembre de 2008 me ocurrió lo siguiente:
Fue un día de mucho trabajo con el taxi. Normalmente no entablo conversación con los pasajeros. Me aburren mucho. Pero ese día me llamó la atención una pareja con un niño que subieron en Tres Cruces. El hombre se sentó conmigo adelante, y le pregunté qué idioma hablaban su mujer e hijo. “Holandés”  -me dijo- De ahí al preguntarle por el Numa y el Sabalero, se entabló conversación. “Hace 27 años que estoy en Holanda, y soy candidato a Euro-Diputado” Una cosa trae la otra…y saltó que estuve preso en Libertad…, que estaba escribiendo algunas cosas de esa época. “¿De la cárcel? –me preguntó- “No, -le dije- de algunas vivencias de personas que nadie escribe” “Como qué –me preguntó- “Por ejemplo del Turco Cafrune, -le dije como ejemplo- “¿Y qué no se conoce de Cafrune?”. “Que acompañaba a Sampayo contrabandeando armas de Chile”
 Dicho esto se le iluminó la cara cuando me dijo: “¿Sabés quien le ponía las armas en la camioneta a Sampayo en Chile?, YO.
Se llama Alejandro de Mello y vive en Holanda.
¿Casualidad?
Ricardo Infante

postaporteñ@____________________________________
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