RT
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China hizo hoy su mejor regalo posible a Rusia. Ambos países suscribieron finalmente un histórico acuerdo valorado en 400.000 millones de dólares por el que la rusa Gazprom suministrará 38.000 millones cúbicos anuales de gas a China, y que representa un importante espaldarazo económico y diplomático para un presidente ruso, Vladímir Putin, necesitado de respaldos ante las sanciones impuestas por Occidente a raíz de la crisis ucraniana.
22.5.14
Energía de Oriente
Pekín y Moscú firmaron acuerdo millonario por gas ruso, que ratifica alianza entre ambas potencias.
Un entendimiento entre Rusia y China dejó aun más en evidencia la
distancia en las relaciones entre esos dos países y Occidente. El
acuerdo por el que China prevé comprar 400.000 millones de dólares en
gas a Rusia motivó que las autoridades de la Unión Europea (UE)
recordaran al presidente ruso, Vladimir Putin, que son su principal
socio comercial a pesar de las tensiones por la crisis ucraniana.
Putin
cerró ayer sus dos días de visita a China con un acuerdo de última hora
que le permitirá suministrar gas natural a ese país. El contrato es un
elemento más que muestra la alianza entre esas dos potencias, ambas en
malos términos con Occidente.
El acuerdo se suscribió entre la empresa rusa Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China, e implica que esta última comprará 38.000 millones de metros cúbicos anuales de gas natural a Rusia. Esto supone que a partir de 2018 y en lo siguientes 30 años, Rusia proveerá a una de las primeras economías mundiales algo más de la cuarta parte del gas natural que consumió el pasado año (unos 170.000 millones de metros cúbicos), en el marco de un contrato de 400.000 millones de dólares.
El precio final es inferior a lo que Rusia pedía, y por ese motivo se demoraron las negociaciones. Sin embargo, según un informe preliminar de la empresa internacional de análisis financiero y geoestratégico IHS, citado por la agencia rusa de noticias Ria Novosti, “el supuesto precio final se acerca más al propuesto por Moscú que al de Pekín” y esto “refleja la disposición de China a pagar más por un combustible más ecológico”.
Para los dos países era clave lograr un consenso y también dar un mensaje de unión en un momento en que los dos mantienen una relación difícil con Occidente. Las sanciones que Europa y Estados Unidos impusieron a Rusia por su actuación en Ucrania hacen que Moscú busque nuevos compradores de gas natural. En el caso de China, las tensiones se vinculan con los conflictos de soberanía territorial que mantiene con sus vecinos en las aguas de Asia Oriental, en los que Estados Unidos no la apoya. A esto se sumaron las acusaciones de Washington a Pekín de supuesto espionaje industrial.
Para subrayar aun más su alianza, China y Rusia iniciaron maniobras militares conjuntas el martes ,en otra muestra de poderío. En sus discursos, Putin y su par chino, Xi Jinping, también se mostraron unidos cuando llamaron a la calma en el conflicto ucraniano y condenaron el espionaje estadounidense. Al conocer el acuerdo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, recordó a Rusia que la UE es el mejor cliente energético que tiene. “Rusia exporta 80% de su petróleo y más de 70% de su gas a la UE”, señaló. Pidió no usar la política energética “como arma política” y le escribió a Putin para solicitarle que mantenga su compromiso de suministro de gas hacia la UE. Al mismo tiempo, consideró necesario desarrollar una política común europea para acabar con la dependencia de las importaciones de petróleo y gas del exterior.
El acuerdo se suscribió entre la empresa rusa Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China, e implica que esta última comprará 38.000 millones de metros cúbicos anuales de gas natural a Rusia. Esto supone que a partir de 2018 y en lo siguientes 30 años, Rusia proveerá a una de las primeras economías mundiales algo más de la cuarta parte del gas natural que consumió el pasado año (unos 170.000 millones de metros cúbicos), en el marco de un contrato de 400.000 millones de dólares.
El precio final es inferior a lo que Rusia pedía, y por ese motivo se demoraron las negociaciones. Sin embargo, según un informe preliminar de la empresa internacional de análisis financiero y geoestratégico IHS, citado por la agencia rusa de noticias Ria Novosti, “el supuesto precio final se acerca más al propuesto por Moscú que al de Pekín” y esto “refleja la disposición de China a pagar más por un combustible más ecológico”.
Para los dos países era clave lograr un consenso y también dar un mensaje de unión en un momento en que los dos mantienen una relación difícil con Occidente. Las sanciones que Europa y Estados Unidos impusieron a Rusia por su actuación en Ucrania hacen que Moscú busque nuevos compradores de gas natural. En el caso de China, las tensiones se vinculan con los conflictos de soberanía territorial que mantiene con sus vecinos en las aguas de Asia Oriental, en los que Estados Unidos no la apoya. A esto se sumaron las acusaciones de Washington a Pekín de supuesto espionaje industrial.
Para subrayar aun más su alianza, China y Rusia iniciaron maniobras militares conjuntas el martes ,en otra muestra de poderío. En sus discursos, Putin y su par chino, Xi Jinping, también se mostraron unidos cuando llamaron a la calma en el conflicto ucraniano y condenaron el espionaje estadounidense. Al conocer el acuerdo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, recordó a Rusia que la UE es el mejor cliente energético que tiene. “Rusia exporta 80% de su petróleo y más de 70% de su gas a la UE”, señaló. Pidió no usar la política energética “como arma política” y le escribió a Putin para solicitarle que mantenga su compromiso de suministro de gas hacia la UE. Al mismo tiempo, consideró necesario desarrollar una política común europea para acabar con la dependencia de las importaciones de petróleo y gas del exterior.
CRISIS UCRANIANA Y ELECCIONES EUROPEAS
Una vez más el mundo de los medios de comunicación muestra su rol
en la politización de Europa. El ejemplo más claro es la decisión del
Consejo Superior Audiovisual francés ( CSA) que Francia Televisión, la
televisión pública francesa, no retransmita los debates transeuropeos.
¡Uno se queda sin palabras! ¿Qué es lo que puede justificar tal
decisión? (39)
A pesar del bloqueo democrático, todavía es difícil escapar por completo la campaña electoral europea que, en el contexto de una grave crisis en Europa, crea las condiciones para el discurso público y un debate que plante diferentes posiciones sobre los temas relacionados a Ucrania, las relaciones euro-rusa , la independencia y la paz en Europa , el peso de los grupos de presión, el TTIP, etc. Por supuesto que este debate está extremadamente mal relevado por los principales medios de comunicación pero la campaña de los candidatos vía las redes sociales crea un zumbido interesante y esclarecedor en lo que respecta a las opiniones que están circulando realmente, y que responsables políticos pueden utilizar para fortalecer algunas de sus acciones. Citemos por ejemplo de nuevo el asunto de la conmemoración del Desembarco: no es tan seguro que fuera de la campaña y con una mejor capacidad de escuchar las opiniones, Hollande se habría atrevido a imponer la llegada de Putin. Los medios de comunicación habrían podido aullar más fácilmente hasta saciarse « en nombre » de los franceses. En el período de campaña, los políticos tienen la oportunidad de oír más directamente a sus ciudadanos.
En cambio, los candidatos de los grandes partidos europeos, sin embargo mancomunados por primera vez en la historia electoral europea, son inaudibles. Los medios de comunicación no les relevan, como lo dijimos. Pero además, transmiten un discurso demasiado débil dado la gravedad de la situación y de su poder de cambio.
La mayoría de los europeos no comprendieron que estas elecciones eran diferentes de los demás en que significativamente eran más transeuropeas debido a estos candidatos y los programas conjuntos. Es una lástima porque, aparte de la oportunidad de la expresión pública que proporcionan, estas elecciones contribuirán mucho a informar a los ciudadanos europeos sobre los problemas que enfrenta el continente y el camino a seguir.
Los principales mensajes enviados a los ciudadanos consisten en pedirles que vayan a votar y que confíen en los grandes partidos que no son responsables de los problemas (busque el error) en lugar que votar por los extremismos. Así es como bloqueamos el pensamiento político de los ciudadanos con una alternativa lastimosa: « el establishment » o Hitler. Existen sin embargo decenas de pequeños y medianos partidos (PMP) progresistas que, al igual que las pequeñas y medianas empresas (PYME) son los verdaderos lugares de la innovación política. Entonces si los grandes partidos son por desgracia siempre de nivel nacional, el nivel europeo es una arena democrática virgen que puede constituir un espacio de renovación de los contenidos y los métodos políticos en Europa. Por supuesto, estos PMP son débiles, desorganizados y finalmente muy nacionales (40). Pero su diversidad le permite a cada uno elegir aquel cuya voz está más cerca de lo que piensa y así expresar una opinión. Sin embargo, para un voto serio, asesoramos a nuestros lectores a comparar las declaraciones de intenciones y los votos reales de los de aquellos partidos que ya están en el Parlamento Europeo (41). Por otra parte, quizás algún día, la reunión de estos pequeños partidos progresistas en una plataforma transeuropea podrían crear un evento fundacional de la democracia europea ...
A pesar del bloqueo democrático, todavía es difícil escapar por completo la campaña electoral europea que, en el contexto de una grave crisis en Europa, crea las condiciones para el discurso público y un debate que plante diferentes posiciones sobre los temas relacionados a Ucrania, las relaciones euro-rusa , la independencia y la paz en Europa , el peso de los grupos de presión, el TTIP, etc. Por supuesto que este debate está extremadamente mal relevado por los principales medios de comunicación pero la campaña de los candidatos vía las redes sociales crea un zumbido interesante y esclarecedor en lo que respecta a las opiniones que están circulando realmente, y que responsables políticos pueden utilizar para fortalecer algunas de sus acciones. Citemos por ejemplo de nuevo el asunto de la conmemoración del Desembarco: no es tan seguro que fuera de la campaña y con una mejor capacidad de escuchar las opiniones, Hollande se habría atrevido a imponer la llegada de Putin. Los medios de comunicación habrían podido aullar más fácilmente hasta saciarse « en nombre » de los franceses. En el período de campaña, los políticos tienen la oportunidad de oír más directamente a sus ciudadanos.
En cambio, los candidatos de los grandes partidos europeos, sin embargo mancomunados por primera vez en la historia electoral europea, son inaudibles. Los medios de comunicación no les relevan, como lo dijimos. Pero además, transmiten un discurso demasiado débil dado la gravedad de la situación y de su poder de cambio.
La mayoría de los europeos no comprendieron que estas elecciones eran diferentes de los demás en que significativamente eran más transeuropeas debido a estos candidatos y los programas conjuntos. Es una lástima porque, aparte de la oportunidad de la expresión pública que proporcionan, estas elecciones contribuirán mucho a informar a los ciudadanos europeos sobre los problemas que enfrenta el continente y el camino a seguir.
Los principales mensajes enviados a los ciudadanos consisten en pedirles que vayan a votar y que confíen en los grandes partidos que no son responsables de los problemas (busque el error) en lugar que votar por los extremismos. Así es como bloqueamos el pensamiento político de los ciudadanos con una alternativa lastimosa: « el establishment » o Hitler. Existen sin embargo decenas de pequeños y medianos partidos (PMP) progresistas que, al igual que las pequeñas y medianas empresas (PYME) son los verdaderos lugares de la innovación política. Entonces si los grandes partidos son por desgracia siempre de nivel nacional, el nivel europeo es una arena democrática virgen que puede constituir un espacio de renovación de los contenidos y los métodos políticos en Europa. Por supuesto, estos PMP son débiles, desorganizados y finalmente muy nacionales (40). Pero su diversidad le permite a cada uno elegir aquel cuya voz está más cerca de lo que piensa y así expresar una opinión. Sin embargo, para un voto serio, asesoramos a nuestros lectores a comparar las declaraciones de intenciones y los votos reales de los de aquellos partidos que ya están en el Parlamento Europeo (41). Por otra parte, quizás algún día, la reunión de estos pequeños partidos progresistas en una plataforma transeuropea podrían crear un evento fundacional de la democracia europea ...
DESPUÉS DE TODO UN BLOQUEO INSTITUCIONAL DE LA UNIÓN EUROPEA PODRÍA SER DESEABLE?
En el último número, también imaginamos el bloqueo institucional, aunque posiblemente también político (especialmente causado por un gran avance partidos anti-democráticos que « justifican » la interrupción de todo el proceso democrático y el no reconocimiento de la votación ) que podría servir a ciertos intereses. Hoy, nuestro equipo se pregunta en que medida los Estados miembros también tendrían interés en tal bloqueo (institucional a todo caso) para debilitar finalmente la UE, o incluso publicitar su implosión, y lanzar nuevas dinámicas...
Después de todo, si la mecánica institucional de la unión europea quedara aprisionada, será perfectamente legítimo acelerar la construcción de una unión política de la Eurozona, como la que preconiza el GEAB desde hace años. Recordamos que Schäuble llama regularmente para la creación de un Parlamento de la Eurozona, lo que quiere decir elecciones de la zona, lo que significa la invención de un nuevo sistema electoral transeuropeo moderno, junto con la aparición de nuevos partidos transeuropeos, lo que significaría la inauguración de la unión política de la Eurozona. Y allí, podremos decir que Europa se inventa en las crisis como la suma de las soluciones que ella aporta.
El Parlamento Europeo actual hasta podría tender su mano en tal evolución lanzando la iniciativa bajo la forma, no de un nuevo Parlamento creado ex-nihilo, sino la constitución de una super comisión de Eurolandia (o un subparlamento de la Eurozona) de la que los representantes de los 28 elegirían« board » constituido por los únicos 18 representantes. Esta super comisión se convertiría instantáneamente en el órgano representativo que el BCE y el Eurogrupo necesitan tanto para articular democráticamente sus decisiones como darles peso y legitimidad. Una salida de crisis, esta vez por arriba, sería el fin ... sobre todo si, además , el PE decidió elegir un lugar de encuentro único ... ¡y ese lugar no es ciertamente Bruselas! (43)
La contrapartida de occidente
El TTIP o TAFTA
Por Eduardo Febbro
EL TAFTA ES UNO DE LOS ACUERDOS COMERCIALES MAS VASTOS Y DECISIVOS DE LA HISTORIA. Se trata, en resumen, de constituir un gigantesco mercado transatlántico regido por normas comunes entre dos socios que, aunque pertenecen a la esfera occidental, no funcionan ni con los mismos valores, ni con la misma jurisprudencia.
Detrás del telón, en secreto, sin que los ciudadanos conozcan su contenido ni puedan opinar o decidir sobre él: ese es el indolente marco en el cual la Unión Europea y Estados Unidos están negociando uno de los tratados de libre comercio más inéditos de la historia humana: el Tafta, Trans-Atlantic Free Trade Agreement. A pesar de su importancia y de los intereses colosales que están en juego, el tratado que la Unión Europea discute con Estados Unidos desde mediados de 2013 apenas emerge en la campaña para las elecciones europeas que se celebran entre el 22 y 25 de mayo próximos. El Tafta es, sin embargo, uno de los acuerdos comerciales más vastos y decisivos de la historia: concierne a 800 millones de personas y a dos potencias que, juntas, representan más del 40 por ciento del PIB mundial y la tercera parte de los intercambios comerciales mundiales. Se trata, en resumen, de constituir un gigantesco mercado transatlántico regido por normas comunes entre dos socios que, aunque pertenecen a la esfera occidental, no funcionan ni con los mismos valores, ni con la misma jurisprudencia.
El Tafta –también se lo conoce como
TTIP, PTCI o GMT– apunta a crear normas
convergentes en el campo social,
técnico, medioambiental, en el de la
seguridad, la solución de diferendos, el
acceso a los medicamentos, la Justicia,
el comercio, el código de trabajo, la
protección de los datos digitales, la
regulación de la finanza o la educación.
El problema central radica en saber a
partir de qué zócalo se fijarán esas
reglas comunes, o sea, las europeas,
mucho más protectoras, o las
norteamericanas. El tratado de libre
comercio entre Washington y Europa tiene
dos vicios mayores: uno, se negocia a
escondidas, a espaldas de la opinión
pública; dos, su filosofía prevé que las
legislaciones de los dos bloques
respondan a las normas de libre cambio
establecidas por las grandes empresas
europeas y norteamericanas.
Sus partidarios, reunidos bajo las
banderas de la derecha liberal, arguyen
que el Tafta acarreará crecimiento y
desarrollo, que sin él Europa se
volvería un enano comercial. Los
defensores del Tafta sostienen que, una
vez aplicado, el acuerdo haría ganar a
Estados Unidos y Europa 0,05 punto de
crecimiento por año. Sus adversarios,
principalmente los ecologistas, todo lo
que está a la izquierda del Partido
Socialista y la extrema derecha del
Frente Nacional, alegan todo lo
contrario. La presidenta del Frente
Nacional, Marine Le Pen, califica el
tratado como “una máquina de guerra
ultraliberal, antidemocrática,
antieconómica y antisocial”. El
eurodiputado ecologista Yannick Jadot ve
en las negociaciones en curso “el fin
del proyecto europeo, el fin de nuestra
capacidad para decidir nuestras
opciones, la impugnación de nuestra
soberanía”. Esta negociación
transatlántica se lleva a cabo en la más
absoluta opacidad. Lo que se conoce
hasta ahora salió a la luz pública por
Internet y por casualidad. Ello lleva a
Raquel Garrido, candidata del Frente de
Izquierda para las próximas elecciones
europeas, a decir que la “oligarquía
avanza a espaldas de los pueblos”. El
politólogo belga Raoul Marc Jennar
escribió un encendido ensayo sobre el
Tafta (Le grand marché transatlantique.
La menace sur les peuples d’Europe).
Para Jennar, ese tratado tiene “una meta
clara: consiste en confiarles a las
empresas privadas la posibilidad de
decidir normas sociales, sanitarias,
alimentarias, medioambientales,
culturales y técnicas. Reemplazar el
Estado es la intención declarada de las
grandes multinacionales”.
Es lícito reconocer que a los críticos
del Tafta no les falta razón. Hay
apartados decididamente descabellados.
Uno de los componentes del acuerdo más
polémicos que trascendió hasta ahora es
el llamado ISDS, investor-state dispute
settlement. Este mecanismo, que tiende a
solucionar los diferendos entre las
empresas, les otorga a estas últimas el
derecho de atacar a un Estado cuya
política representa un obstáculo para su
desarrollo comercial. En caso de
litigio, por ejemplo, un tribunal
multinacional privado como el Icsid
puede aceptar una querella de una
multinacional contra Francia, Alemania o
la Unión Europea. El Icsid es un
organismo dependiente del Banco Mundial
con sede en Washington que tiene en su
haber fallos polémicos. Dos ejemplos: en
2012, el Icsid condenó a Ecuador a pagar
cerca de dos mil millones de dólares a
la empresa Occidental Petroleum, porque
Ecuador cesó de colaborar con la
petrolera. En 2010 y 2011, la
multinacional Philip Morris recurrió a
ese mismo sistema de arbitraje para
reclamarles a Uruguay y Australia una
indemnización de varios miles de
millones de dólares, porque estos dos
países habían lanzado una campaña contra
el tabaco. Realidades y fantasmas
convergen en una megadiscusión que,
hasta el momento, se plasmó en torno de
cuatro ciclos protagonizados por Karel
De Gucht, la comisaria europea encargada
del comercio, y Mike Forman, el
representante norteamericano. El senador
socialista Henri Weber ubica al Tafta
como una suerte de batalla mundial por
las normas: “Si los norteamericanos y
los europeos se entienden, sus normas se
impondrán como normas mundiales. De lo
contrario, será Pekín o los países
emergentes quienes fijarán las suyas”.
Entre los secretos de la negociación del
tratado transatlántico se juega mucho
más que el comercio. Se juega una manera
de relacionarse con los otros, un modelo
para construir una sociedad. Por un
lado, el modelo norteamericano, al que
el Premio Nobel de Economía Joseph
Stiglitz llama “el fundamentalismo
mercantil”. Por el otro, el europeo, al
que el filósofo y ensayista Patrick
Viveret quiere resguardar porque,
escribe, “Europa debe seguir siendo el
continente del buen vivir”. Los lobbies
financieros trabajan arduamente para
derribar uno de los ya escasos
territorios donde estar bien, tener
muchas vacaciones, gozar de la
protección del Estado, del amparo de
ciertos valores humanos y republicanos,
trabajar sin morir en el intento, es la
espina dorsal sobre la que reposa la
vida de millones y millones de
individuos.
soltaro a uno de los asesinos del maestro Castre
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