por Hugo Bruschi en el Año de la Dignidad.
A medida que se acerca la batalla de las urnas, ya se nota cierto nerviosismo en los bandos que se disputarán este bastión tan importante, en el camino hacia la toma del poder, para una vez allí realizar las grandes transformaciones que el país reclama a gritos. Y como todos sabemos, el Parlamento cuenta con 130 puestos de combate, por lo que la elección de nuestros francotiradores, debe realizarse en forma prolija, en donde sólo tengan cabida los mejores, en donde los méritos en batalla y no los amiguismos,cuenten a la hora de la elección. Por ello es muy importante asimismo, que en pocos días más, las brigadas en forma bien democrática puedan elegir a su comandante, quien habrá de dirigir en persona todo lo relacionado con las operaciones y preparar el asalto final.
En una consulta rápida llevada a cabo entre los combatientes, hemos podido saber que las simpatías parecen inclinarse en favor de Tabaré Vazquez, hombre con experiencia militar sino en el campo de batalla, por lo menos en materia de salud y otros méritos, pues ya revistó en filas del ejército en tiempos en que la Patria estuvo amenazada. Sin olvidar -claro está - los contactos internacionales sobretodo en Organismos tan importantes como el FMI o con la familia Bush, que tan decisivos pueden resultar a la hora del reconocimiento al nuevo gobierno revolucionario. O su firmeza a la hora de defender nuestra soberanía amenazada por Argentina,cuando nos quiso trancar la pastera que tanto sacrificio nos costó hacer llegar al Uruguay. Quien mejor entonces para representar a la izquierda uruguaya?
Tampoco deberemos descartar la importancia que en las acciones de retaguardia, tienen las milicias obreras en donde 10 de sus 13 más connotados dirigentes, ya figuran entre los cuadros más avanzados con que cuentan las unidades de combate. La Central ha hecho suya la consigna "ni un voto a la derecha" que en buen criollo significa "ni un tiro al aire", y ya están prontas para entrar en acción no bien llegue la orden desde el comando de operaciones.
Por ahora hay que tener los votos en buen estado y si es posible votar a ojos cerrados, tal cual un buen soldado deberá cuidar su arma o desarmarla y volver a hacerlo.
Nada podrá quedar librado al azar. El enemigo está al acecho y cualquier imprudencia o signo de debilidad, puede ser interpretado como una pérdida en la moral combatiente. Tampoco es saludable mostrar en público nuestro poderío, ya que pondríamos estar alertando al enemigo que seguramente tomará sus precauciones. Deberemos jugar al factor sorpresa, para asestar el golpe de gracia. De ahí también, que la elección interna de nuestro comandante, será una oportunidad para calibrar y estrechar los lazos de compañerismo, aún en la discrepancia. Barrer para adentro será la consigna. Como todos sabemos nuestras fuerzas, muy distintas a las del enemigo, han abrazado el centralismo democrático como forma de conducción, contrariamente al verticalismo habitual en filas del enemigo.
En ese sentido, la Sub-Comandante Constanza, dando muestras de madurez ha dejado de lado las discrepancias para sumarse a la lucha frontal contra la derecha. Así se templará el acero revolucionario, que tanto necesitamos para construir la nueva Sociedad.
VOTAR O MORIR COMPAÑEROS! Cada sillón, cada banca, será un puesto de combate, cada voto un fusil de esperanza, cada urna una trinchera de lucha. NO PASARAN! HABRA BANCAS PARA TODOS. ARRIBA LOS QUE VOTAN!!
9/5/2013
¿QUÉ BUSCA TABARÉ CON EL OPUS? Por Hoenir Sarthou
Los actos de Tabaré
Vázquez parecen destinados sistemáticamente a desconcertar e irritar a la sensibilidad de
izquierda.
Siendo candidato, las
amenazas con irse para su casa si no se hacía lo que pretendía. Ya presidente,
la imperial autarquía con que nombró y destituyó a ministros y funcionarios, la
inconsulta instalación de la cruz en Boulevard Artigas, el intento de celebrar
un tratado de libre comercio con los EEUU, la pretensión de consagrar por decreto
un “nunca más” de espíritu distinto al tradicionalmente promovido por la
izquierda, el intento de reelección y finalmente el veto a la ley de
despenalización del aborto. Ahora, como ex presidente y eventual precandidato,
la confesión de haber solicitado apoyo a los EEUU ante el conflicto con
Argentina, su condición de asesor del Fondo Monetario Internacional, nuevas
jugarretas de “acepto” o “no acepto” la candidatura, la firma a favor del
referéndum contra la ley que reguló el aborto y, para completar, la publicación
del libro “Veto al aborto”, editado y presentado por la Universidad de
Montevideo en acto público en el que hicieron uso de la palabra el ex
presidente y el Rector de esa universidad.
La pregunta es qué
busca el ex presidente. ¿Por qué contradice de manera tan frontal la opinión y
la sensibilidad de tantos frenteamplistas, que son sus adherentes más firmes y
de la primera hora?
Hay quienes intentan
presentar a algunos de esos actos como pruebas de la fidelidad de Tabaré a sus
propios principios.
Esa hipótesis tal vez
podría explicar su actitud ante el aborto Pero no explica, entre otras cosas,
los coqueteos con los EEUU, ni su particular “nunca más”, ni la instalación de
la cruz, ni la falta de consulta para otras decisiones de gobierno, ni que sea
asesor del FMI y elija a la Universidad de Montevideo para editar y presentar
su libro.
Forzosamente hay que
concluir que hay algo más. Quizá mucho más
EL “TABARECISMO”
Si se analiza la
historia política de Tabaré Vázquez, en particular desde que adquirió poder
tras ser electo Intendente de Montevideo, es posible detectar una línea
constante, a veces sutil y a veces casi groseramente manifestada.
Esa línea apunta –objetivamente;
no sé si deliberadamente- a la creación de un espacio, de un área de referencia
política (dudo sobre si usar la palabra “ideológica”) más amplia o más ancha
que el Frente Amplio y en apariencia bastante más ancha que la misma izquierda.
No hablo de un partido, sino de un espacio político, se exprese o no en una
organización propia.
Tal vez la
manifestación más objetiva de esa línea la constituya el intento del año 2007 de
crear un día de la reconciliación nacional (el 19 de junio, ¿recuerdan?) en el
que todos los uruguayos, civiles y militares, de izquierda y de derecha, blancos,
colorados y frenteamplistas, patrones y asalariados, creyentes y no creyentes,
concurrirían a sellar la propuesta de pacificación y “nunca más violencia entre
orientales” en un acto presidido por Tabaré Vázquez.
La iniciativa fue un
fracaso y el 19 de junio siguió siendo sólo el día del nacimiento de José
Artigas, sin significados adicionales, pero el hecho puso en evidencia que
Vázquez se postulaba como algo más que el Presidente de la República y líder
del Frente Amplio. Se postulaba como figura de consenso y reconciliación
nacional.
Después vino la etapa
más aguda de los conflictos con Argentina, en los que Tabaré, lejos de
minimizar el enfrentamiento, lo avivó, logrando en parte crear un clima suprapartidario
de indignación nacional antiargentina que lo tuvo como principal abanderado.
En forma menos
notoria, la “línea tabarecista” se manifestó también en la designación de
personas de su muy especial confianza, no necesariamente frenteamplistas y no
necesariamente aceptados por el Frente Amplio, en cargos clave de gobierno.
Esos procesos, de los
que sólo describí algunos, culminaron en un frustrado intento de reelección en
2009, que Tabaré permitió y alentó durante meses, hasta que percibió que no
tendría éxito. Entonces se “desmarcó”.
¿Qué caracteriza al “tabarecismo”?
El aspecto principal
es la adhesión casi incondicional a Tabaré. Por encima de ideologías y de
organizaciones políticas, el accionar político del líder demanda lealtad y
fidelidad hacia su persona y sus decisiones. Lo demás es accesorio. Como nota
complementaria, podría señalarse una actitud moderada en política y más bien
conservadora en temas culturales y éticos, lo que objetivamente sirve al
ensanchamiento de la base ideológica del movimiento.
Otras actitudes de
Tabaré permiten suponer que el proyecto de un espacio nacional “tabarecista” no
está archivado y que puede revivir en el marco de una nueva candidatura. Así,
la vinculación o las cuidadas relaciones con la Iglesia Católica, con la
masonería y con los Estados Unidos, dan cuenta de la preocupación por
neutralizar resistencias invisibles que podrían obstaculizar el acceso al
poder.
VOTOS CAUTIVOS
Cabe preguntarse qué
papel juega en esa estrategia de retorno al poder el Frente Amplio, su
estructura de partidos, sus espacios orgánicos y su base de militantes y
votantes.
Tabaré Vázquez no es
un entusiasta de las estructuras orgánicas de la izquierda y la militancia que
prefiere es la que se limita a votarlo o a aplaudirlo en los actos. Por otra
parte, no es descabellado suponer que considere a los frenteamplistas como
votantes cautivos. De hecho, ¿qué alternativa electoral real tienen los
frenteamplistas situados más a la izquierda?
Ninguna de las
opciones de izquierda no-frentista tiene chances de disputar el gobierno.
Votarlas puede tener valor testimonial, pero, en la disyuntiva de votar a
Tabaré o permitir el regreso de gobiernos blancos o colorados, es previsible
que la mayoría de los izquierdistas, aun a desgano, se resignará a votar a
Tabaré.
Si la hipótesis del
voto cautivo es acertada, y en tanto no surja dentro del Frente Amplio una
candidatura alternativa, Vázquez tiene las manos libres y las espaldas
cubiertas para ensanchar su espacio político hacia la derecha y hacia las
mentalidades más conservadoras. Y eso parece ser lo que está haciendo.
¿QUO VADIS?
La pregunta final, la
“sellada”, es hacia dónde va ese movimiento.
Siempre es dudoso que
los fenómenos sociales y políticos puedan explicarse exclusivamente por la
influencia de una persona. Pero también es cierto que las características
personales de ciertos líderes no son irrelevantes respecto a la forma en que se
desarrollan los hechos sociales.
En el caso de Tabaré
Vázquez, no debemos olvidar que hablamos de un hombre ambicioso. Si bien ser
presidente por segunda vez sería un privilegio que compartiría sólo con dos
personas, José Batlle y Ordóñez y Julio María Sanguinetti, es muy posible que
su ambición no se agote allí.
¿Qué podría hacer
para superar a esos antecesores? (Hablo sólo de reincidir en el cargo, porque la
obra de Batlle y Ordóñez es incomparable hasta ahora con la de ningún otro
presidente uruguayo).
La respuesta parece
estar implícita en el propio accionar de Tabaré hasta la fecha.
Quizá su propósito
sea superar la condición de mero presidente de la República y de líder del
Frente Amplio. Probablemente intente por segunda y definitiva vez convertirse
en líder suprapartidario, en una figura de consenso nacional, lo que equivaldría
a asegurarse un lugar en la historia grande del país, un lugar que muy poquitos
han ocupado.
Aunque el plan pueda
parecer megalomaníaco, la situación política nacional podría hacerlo posible.
Un país sin proyectos, sin grandes reformas en curso, sin entusiasmo por lo
colectivo, puede muy bien deslumbrarse con un liderazgo personalista, ejecutivo
y algo autoritario, sobre todo si el líder logra apoyos suprapartidarios y consensos
en todos los poderes fácticos.
La hipótesis de un
proyecto de esa naturaleza, centrado más en el candidato y en sus alianzas que
en un plan de gobierno, genera nuevas interrogantes.
¿Le sirve al país?
¿Debe la izquierda alentarlo? ¿Hay una alternativa ideológica? Si la hay,
¿surgirá una candidatura que la exprese?
como alguien puede contactar contigo,un mail o ??
ResponderEliminarMi voto seguro que no.
ResponderEliminarVotar a Vasquez is como votar al guapo y al cuqui. Los tres chiflados sinverguenzas, descarados y apoyo al imperialismo junto con Bordaberry forman centro-derecha, ultraderecha.
ResponderEliminarde donde salió este degenerado, quien lo puso a liderar al frente, igual que Reagan Bush oyanta humala, cuanto mas hipócritas mejor seguirán vendiendo seguridad, campos recursos naturales , y seguirá la persecución sindical como en AFE, las universidades, despabilar. nos llevan el país , la juventud, los recursos , la comida , socorro!!!!!!!
Eliminar