El día del indio debería pasar a
ser el de ayer, 27 de mayo.
A la tarde de ayer, bien en el medio del
centro político de Brasilia, un Indio
acertó una flecha en la pierna de un policía a caballo.
Una
manifestación indígena que protestaba exigiendo la demarcación de sus tierras,
vestidos y adornados como en fiesta de tribu, con arcos y flechas y típicos
instrumentos musicales, recorrió al trotecito, danzando, la rampa de los
ministerios. Después, en el mismo ritmo bajaron la famosa rampa y en la plaza
expresaron su protesta con rondas y danzas bellísimas. Una verdadera fiesta
Enseguida, junto a otro grupo que protestaba contra
los gastos de la Copa,
se dirigen en marcha pacífica hacia el novísimo estadio Mané Garrincha juntando
unas mil personas.
Una cerradísima y organizada
barrera de policías a caballo le cerraron el paso.
Saltando,
con los brazos en alto y a los gritos, la manifestación consiguió hacer
retroceder, desorganizada, la ensayada formación policial que, asustada comenzó
a tirar gases lacrimógenos.
Fue entonces que un indio
consiguió acertar la pierna de uno de los caballeros.
Pareció una venganza secular.
Pareció un acto simbólico contra todas la injusticias practicadas contra Nuestra
América
Yo no sé
si exagero en mi entusiasmo, pero siento que ese flechazo fue un flechazo para
el eterno enemigo que desde la colonización hasta la represión de nuestros
días, se ensaña con el pueblo americano.
Seguramente el pobre policía
herido no sabe el por qué de las órdenes que obedece; ni siquiera sabe quién
será el mandante, en última instancia, de las órdenes que él obedece.
Tal vez el
heroico indio no sepa nunca que ya es parte de la historia y de nuestro orgullo
-por lo menos del mío-.
Desde
Brasilia, Cacho
28 maio 2014
0 comentarios:
Publicar un comentario
No ponga reclame, será borrado