Masivas protestas en Brasil
Esto sucede cuando las masas de gente no se sienten representadas en la política, las suba del boleto puede colmar el vaso, o que haya planes de quitar una plaza de la ciudad de Estambul como en Turquía, o pudiera suceder por la regasificadora que se quiere construir en Santa Catalína, o que se quiera construir un puerto para la empresa Cereoil en la playa de la Agraciada, (allí donde desembarcaron los 33), o el rumor de que salga agua contaminada de la canilla. Cualquier cosa puede desencadenar un estallido social. Mientras la corrupción sea la cosa diaria, como la criminalidad y la criminalización. Cuando la gente se cae en verse defraudado en el voto, de darse cuenta de un engaño politico, que los del cambio eran igual o peores que los anteriores. Algo va juntando presión en la gente, la gente poco a poco va convirtiendo al ciudadano en un indignado. Cuando con la mano izquierda se lleva una política neoliberal de austeridad en los servicios sociales del estado, (nunca en los represivos), cuando hay una política autista a los problemas sociales (ayer vimos un informe donde 325 mil uruguayos no ganan 10.000 pesos mensuales y cuando veas las barbas del vecino arder... nos decía hoy Jorge Zabalza
EL PROGRESISM O DESMANTELÓ LOS MECANISMOS DE PARTIPACIÓ N DONDE EL PUEBLO EXPRESA SUS ASPIRACION ES Y PLANTEA SUS CRÌTICAS A LA GESTIÓN DEL LGOBIERNO. ...EL PROGRESISM O NO DEJA OTRA VÍA QUE MANIFESTAR EL DESCONTENT O EN LAS CALLES Y PLAZAS. LAS BARBAS EN REMOJO TABARÉ Y MUJICA, VEAN LO QUE SE LES PUEDE VENIR.
Estamos ante un fenómeno social que se repite, y es cuando la gente no se siente representada. Algo parecido sucede en Uruguay, con las caballadas contra las mineras, como cuando se manifestó contra las papeleras, y se forman movimientos que no son partidarios, es mas: están en contra de los partidos politicos, ya que no se ve con agrado de que oportunamente se manifieste con bandería politica, o politiquera a esta altura. La desconfianza en la politiquería y el acomodo llega al punto que se rechazan las banderas politicas, como hoy en Brasil cuando manifestantes del PT quisieron participar y los insultaron, estos a su vez dijeron que eran fascistas, golpistas, que estaban en contra de la izquierda.No son manifestaciones por un voto, sino CONTRA el voto. Las banderas politicas oportunistas no son bienvenidas.
Como si a hubiera una linea entre izquierda y derecha estuviera muy confusa.
Las manifestaciones aqui y allá son SIEMPRE PACÍFICAS, cientos de miles de manifestantes en la calle no necesita romper vidrieras, ni actos vandálicos, son siempre las fuerzas represivas los que inician la violencia.
Un conflicto contra un estado patrón de "izquierda" que usa metodos represivos de derecha, fichando gente a como la derecha dictatorial, en contra de estudiantes, trabajadores y docentes. En Brasil van mas allá masacrando "sin Tierras", matando en operativos policiales en barrios marginales, los mismos operativos que imparte el ministro Bonomi.
La marcha del silencio tampoco tiene bandera politica. Y se vieron también inflitrados ante un ataque vandálico contra la SCJ que por nadie fue convocada.
Estamos ante un fenómeno que tampoco es brasilero, uruguayo, español con los indignados o los indigandos portugueses o griegos. Todos con la característica de que no hay partido, no hay dirigentes, solo hay asambleas, reuniones barriales donde tampoco se hablan de elecciones, y las elecciones suceden al margen. Las imagenes de hoy en Turquia son similares a las brasileras, y las brasileras a las chiulenas, las chilenas a las españolas y las españolas a las manifestaciones en EEUU del movimiento 99% OCUPY WALL STREET. Todo es la misma cosa.
Blog El Muerto
Occupy Wall street, jaque al neoliberalismo
Manifestación en Madrid contra la "troika"
Masivas manifestaciones en Turquía.
Millones de brasileros en la calle
Miles de uruguayos contra la megaminería.
Se reveló el misterio
Es lo que quiere el pueblo
Brasil
Primeras reflexiones
Emir Sader
El
movimiento, que se inició como resistencia al aumento de las tarifas
del transporte, fue inédito y sorprendente. Quién crea que puede captar
de inmediato todas sus dimensiones y proyecciones futuras, muy
probablemente tendrá una visión reduccionista del fenómeno, forzando la
realidad para defender planteamientos previamente elaborados, para
confirmar sus argumentos, sin dar cuenta del carácter multifacético y
sorprendente de las movilizaciones.
No vamos a intentar esto en este artículo, solo queremos sacar algunas conclusiones que nos parecen claras.
1.
La anulación del aumento (de los pasajes) constituye una victoria del
movimiento y muestra la fuerza de las movilizaciones, más aún cuando se
apoyan en una reivindicación justa y posible, tan es así que se pudo
concretar.
2. Esa victoria, en primer lugar, refuerza
concretamente el criterio de que las movilizaciones populares merecen la
pena, sensibilizan a la gente, permiten hablar a toda la sociedad y
sirven como fuerte factor de presión sobre los gobiernos.
3.
Además de eso, el movimiento puso en discusión una cuestión esencial en
la lucha contra el neoliberalismo: la polarización entre intereses
públicos y privados, y el tema de quién debe financiar los costes de un
servicio publico esencial que, como tal, no debería estar sometido a los
intereses de las empresas privadas, movidas por el lucro.
4. La
conquista de la anulación del aumento se traduce en un beneficio para
las capas más pobres de la población, que son las que usualmente
utilizan el transporte público, demostrando que un movimiento debe
buscar abarcar no sólo las reivindicaciones de cada sector de la
sociedad en particular, sino atender las demandas más amplias,
especialmente las que tiene a ver con los sectores más necesitados de la
sociedad y que tiene más dificultades para movilizarse.
5. Tal
vez el aspecto más esencial de las movilizaciones haya sido el de
posibilitar que amplios sectores de la juventud entren en la vida
política, sectores no contemplados por las políticas gubernamentales y
que, hasta aquí, no habían encontrado sus formas especificas de
manifestarse políticamente. Esta puede ser la consecuencia más
permanente de las movilizaciones.
6. Quedó claro también que los
gobiernos de diferentes partidos, unos más (los de derecha) y otros
menos (los de izquierda), tienen dificultades de relacionarse con las
movilizaciones populares. Toman decisiones importantes sin consultar y
cuando se enfrentan con resistencias populares, tienden a reafirmar
tecnocráticamente sus decisiones –“no hay recursos”, “las cuentas no
cuadran”, etc.– sin darse cuenta de que se trata de una cuestión
política, de una justa reivindicación de la ciudadanía, que está apoyada
en un inmenso consenso social, que deben encontrar soluciones
políticas, para lo cual los gobernantes fueron elegidos. Sólo tras
muchas movilizaciones y de desgaste de la autoridad de los gobernantes,
se toman las decisiones correctas. Una cosa es afirmar que se “dialoga”
con los movimientos, otra es enfrentarse efectivamente con sus
movilizaciones, más aún más cuando estos resisten las decisiones tomadas
por los gobernantes.
7. Ciertamente un problema que el
movimiento enfrenta son las tentativas de manipulación externas. Una de
ellas, representada por los sectores más extremistas, que buscan
insertar reivindicaciones maximalistas, de “levantamiento popular”
contra el Estado, para justificar sus acciones violentas, caracterizadas
como vandalismo. Son sectores muy pequeños, externos al movimiento,
con infiltración policial o no. Consiguen el destaque inmediato que la
cobertura mediática promueve, pero fueron rechazados por la casi
totalidad de los movimientos.
8. La otra tentativa es de la
derecha, claramente expresada en la actitud de los medios tradicionales.
Inicialmente éstos se opusieron al movimiento, como acostumbran a
hacer con toda manifestación popular. Después, cuando se dieron cuenta
que podría representar un desgaste para el gobierno, la promovió e
intentó insertar, artificialmente, sus orientaciones dirigidas contra el
gobierno federal. Estas tentativas fueron igualmente rechazadas por
los líderes del movimiento, a pesar de que un componente reaccionario se
hizo presente, con el rencor típico del extremismo derechista,
magnificado por los medios tradicionales.
9. Es de destacar la
sorpresa de los gobiernos y su incapacidad para entender el potencial
explosivo de las condiciones de vida urbanas y, en particular, la
ausencia de políticas para la juventud por parte del gobierno federal.
Las entidades estudiantiles tradicionales también fueron sorprendidas y
estuvieron ausentes de los movimientos.
10. Dos actitudes se
distinguen en el transcurso de las movilizaciones: la denuncia de que
estaban siendo manipuladas por la derecha –cuestión claramente expresada
en la acción de los medios tradicionales– y las tentaciones de oponerse
al movimiento. Y la segunda es la de exaltar acríticamente al
movimiento, como si éste encarnara proyectos claros y de futuro. Ambas
son equivocadas. El movimiento surgió de reivindicaciones justas,
promovido por sectores de la juventud, con sus actuales estados de
conciencia, con todas las contradicciones que tiene un movimiento de
este tipo. La actitud correcta es la de aprender del movimiento y
actuar junto a él, para ayudar a que tenga una conciencia más clara de
sus objetivos, de sus limitaciones, de las tentativas de ser usado por
la derecha y de los problemas que suscitó y la manera de llevar a cabo
la discusión de su significado y mejores formas de enfrentar sus
desafíos.
El mayor significado del movimiento va a quedar más
claro con el tiempo. La derecha sólo se interesará en sus estrechas
preocupaciones electorales, en sus esfuerzos desesperados para llegar a
al segunda vuelta en las elecciones presidenciales. Sectores
extremistas buscarán interpretaciones exageradas en el sentido de que
estarían dadas las condiciones para impulsar alternativas violentas, lo
cual se vaciará rápidamente.
Lo más importante son las lecciones
que el propio movimiento y la izquierda –partidos, movimientos
populares, gobiernos– puedan sacar de la experiencia. Ninguna
interpretación previa da cuenta de la complejidad y de lo inédito del
movimiento. Probablemente la mayor consecuencia sea la introducción de
la temática del significado político de la juventud y de sus condiciones
concretas de vida y de expectativas en el Brasil del siglo XXI.
(Traducción: ALAI)
Viernes 21 de junio de 2013
"ENREDO" MUNDIAL
Redes Frenteamplistas: “Estamos ante un nuevo patrón de movimientos sociales”
Continúa este viernes el “Enredo Internacional” convocado por las Redes Frenteamplistas, en cuya primera jornada contó con la presencia del sociólogo catalán Manuel Castells, quien remarcó la importancia de las “Redes de indignación y esperanza: desafíos en la tercera fase”, título de su ponencia.
Manuel Castells
Castells refirió en la oportunidad a la masiva aparición de las redes sociales en los fenómenos multitudinarios ocurridos en Islandia, Túnez, Egipto, Portugal, España e Israel, además del “Occupy Wall Street” en Estados Unidos.
“La gran primera constatación es que, si movimientos tan semejantes surgen en culturas tan diferentes y por razones tan diferentes, es que estamos ante un nuevo patrón de movimientos sociales. Son movimientos que nacen contra la humillación (…) Los movimientos sociales son fundamentalmente movimientos emocionales: surgen sin programa y muy pocas veces con una estructura organizada, y a partir de ahí se produce una reacción emocional colectiva que pasa a ser deliberada”, detalló el experto.
Para el sociólogo de la Universidad de California, los movimientos nacen como “no violentos” pero quienes se le enfrentan siempre recurren a la violencia, y tampoco hay programas de acción ya que “son tantas plataformas de demandas que no hay ninguna”.
Las redes de las protestas
Autor: Lluís BassetsUna nueva forma de hacer política está extendiéndose por todo el mundo, radicalmente distinta a lo que hemos conocido hasta ahora y de difícil comprensión y gestión para los viejos profesionales del oficio.
Funciona sin líderes y sin contar con la infraestructura, el dinero y el apoyo de grandes partidos y sindicatos mayoritarios. No se asienta sobre estructuras organizativas, centros de mando o coordinadoras con las que dialogar o a las que se pueda desarticular mediante la detención de sus componentes. Tampoco con programas que permitan respuestas políticas, aunque partan de la chispa de una reivindicación clara y popular.
Se expresa en súbitas y masivas movilizaciones urbanas, con ocupación de espacios simbólicos y centrales en las ciudades, que casi siempre pillan por sorpresa a las autoridades y ponen a prueba la capacidad de encaje del sistema establecido, convertido en el adversario designado por los jóvenes decididos a expresar su protesta.
No importa que el régimen sea una dictadura o una democracia pluralista, que el país pertenezca a la elite de los más ricos o sea uno de los emergentes, o que su sociedad sea de cultura cristiana o islámica. En todas partes se evidencia la misma distancia entre la calle y las instituciones; la misma denuncia de la corrupción y del enriquecimiento de unos a costa de otros; el mismo hastío ante una forma de tomar decisiones que comprometen el futuro a espaldas de la gente.
La concatenación de las actuales protestas en Turquía y Brasil ilumina un fenómeno que viene ocurriendo desde 2008 en todos los continentes y en una larga lista de países, cada uno por sus precisas circunstancias, y que tuvo en las primaveras árabes de 2011 su momento más espectacular, hasta conducir a la caída de tres dictaduras en Túnez, Egipto y Libia. En la lista están Irán, Grecia, Portugal, Italia, Israel, Chile, México, Estados Unidos y Rusia, además de los indignados españoles.
Todos estos nuevos movimientos sociales, que vienen a agitar las ideas recibidas y a transformar el paisaje de nuestras sociedades, son parte de una transformación que afecta al entero planeta y ha encontrado en las redes sociales el instrumento organizativo mejor adaptado a las características de los nuevos tiempos.
El poder se está desplazando a ojos vista desde el viejo mundo occidental hacia Asia; pero también en el interior de las sociedades. Emergen unas nuevas clases medias en todo el mundo con demandas crecientes de riqueza, educación, vivienda, consumo y, naturalmente, también de bienestar y libertad individual. Los incrementos de su nivel de vida, lejos de moderar sus demandas, hacen crecer las expectativas e inmediatamente, en cuanto no se cumplen, las exigencias y la irritación.
Esos jóvenes que han accedido a la educación y al trabajo, con frecuencia precario y mal pagado, tienen teléfonos móviles y tabletas con las que comunicar su insatisfacción y organizar la expresión de su protesta. A diferencia de los viejos medios de comunicación, lentos y pesados, estas herramientas son instantáneas, actúan de forma viral, aceleran la protesta y son una forma organizativa en sí mismas. Según su mejor estudioso, el sociólogo español Manuel Castells, crean "un espacio de autonomía", mezcla del ciberbespacio de las redes y del espacio urbano que ocupan, que constituye "la nueva forma espacial de los movimientos en red" (Redes de indignación y de esperanza, Alianza, 2012).
Tan interesantes como los nuevos movimientos son las respuestas que dan los Gobiernos. Ahí es donde ofrece el máximo interés la comparación entre la Turquía de Erdogan y el Brasil de Dilma Rouseff. Mientras el gobierno turco va a seguir con la construcción del centro comercial en el parque Gezi que suscitó la protesta, muchas ciudades brasileñas ya han bajado el precio del billete de los transportes urbanos, ante la presión de un movimiento que quiere transporte gratis.
En uno y otro caso, la reivindicación concreta ponía a prueba la capacidad de absorción de las protestas por parte de los respectivos gobiernos. De momento, el primer ministro turco ha lanzado a sus partidarios a enfrentarse a los manifestantes, los ha denunciado por terroristas y quiere controlar las redes sociales, mientras que la presidenta brasileña ha valorado las manifestaciones como "la prueba de la energía democrática" de su país y ha llamado "a escuchar estas voces que van más allá de los mecanismos tradicionales, partidos políticos y medios de comunicación".
Estos nuevos movimientos sociales organizados en red han demostrado hasta ahora una gran capacidad para mover y transformar el tablero de juego pero muy poca para capitalizar sus éxitos en forma de un poder político que, al final, se juega de nuevo en un escenario electoral y unos parlamentos que les son ajenos. Ahora, de momento, serán determinantes para el rumbo inmediato de la democracia en Turquía y en Brasil.
Fuente: http://blogs.elpais.com/lluis_bassets/2013/06/las-redes-de-las-protestas...
Explosión de los
movimientos sociales no tradicionales en Brasil
por Manuel Marx Menéndez
En noviembre de
2012, saludábamos a los hermanos europeos que enfrentaron (y lo siguen haciendo en Grecia y Turquía) la
crisis del sistema con movilizaciones multitudinarias, con formas nuevas y
creativas. Hoy, es América la que se subleva. Pegadito a nosotros el pueblo
hermano brasilero, con los jóvenes al
frente, sorprenden al mundo, a los
políticos de Brasil, a sus partidos políticos, a la inteligentizia y a las
organizaciones sociales tradicionales, con formas nuevas de multitudes
indignadas que reaccionan ante la corrupción política generalizada y la inercia
de las organizaciones sociales tradicionales.
La motivación de
las movilizaciones masivas, son los problemas generados en la salud, en
vivienda, en el transporte. Dichas soluciones elitistas enarboladas por
políticos de derecha e “izquierda” que se alinean con políticas económicas
globales que favorecen a grupos económicos multinacionales.
Las élites
políticas expresan querer el desarrollo de los pueblos abriendo las puertas al
capital internacional (los “inversores”) quienes precisamente han sido los que
han sometido a la dependencia económica el suelo americano. Critican a los
jóvenes de que son consumistas y ofrecen (como en Uruguay) “un capitalismo como
la gente, más humano”, que sólo trae desocupación, salarios de hambre o
políticas de beneficencia, de limosna y caridad impropia para cualquier ser
humano. En Uruguay, 600.000 trabajadores ganan entre $8.000 y $14.000 (Cifras
del PIT-CNT, Instituo Cuesta Duarte, 2013) y los parlamentarios ganaban en
enero/2012: $ 116.713 más los gastos de
representación, secretaria, diarios, prensa y gastos de celular, total: $ $
219.970 (Fuente: Asociación de Funcionarios de Secretaria del Ministerio de
Transporte y Obras Públicas).
¿Es ésta la
igualdad que pregonan las élites? ¿No es
esto corrupción? El deterioro de los políticos en Brasil no comenzó con la
desigualdad en el ingreso? ¿Es éste el capitalismo más humano?
Otras características de los
movimientos sociales no tradicionales, parecen ser:
1.
Descreimiento de los políticos y de las organizaciones sociales
tradicionales que tratan de sacar su “tajada” sin resolver el problema de
fondo.
2. Descreimiento en las delegaciones
de representantes. Estos movimientos tienden a no tener representantes
elegidos. Tienden a nombrar voceros que rinden cuentas de sus gestiones en
asambleas multitudinarias terminando allí el mandato de su gestión. La continuidad
de los voceros en varias personas prepara al conjunto y los hace menos frágiles
para los ataques, todos son “dirigentes”.
3. Resolver en sistema de asamblea.
Las decisiones son tomadas por aquellos que concurren a estas reuniones.
4. Priorización del trabajo práctico.
Parecería ser, que es un criterio para combatir el burocratismo.
5. Gran entusiasmo y optimismo en los
logros a conseguir con gran afluencia de jóvenes.
6. Disciplina de masa. Estos
movimientos han demostrado una gran capacidad de organización en el trabajo con
multitudes, no se percata la organización sino se está integrado al mismo. De
afuera se lo ve como un movimiento sin dirección. En ellos, se prioriza que lo
acordado se cumpla.
7. Las decisiones de las asambleas
por lo general se toman por consenso, rara vez se vota por régimen de mayoría y
minorías.
8. Se prioriza la decisión colectiva
por encima de la individual.
9. Se realizan acuerdos puntuales.
Sin grandes plataformas o análisis escritos, y con desprecio de los períodos
electorales formales, priorizan lograr reivindicaciones puntuales volcando ahí
la fuerza de todos.
Conclusión:
¿Acaso estamos asistiendo a otro tipo de
democracia más participativa en los hechos?
¿Estos movimientos son consecuencia del
desgate de la democracia representativa impulsada por las élites políticas?
¿Es éste un nuevo germen de organización más
democrática para con los de abajo, eternamente
oprimidos?
Lo escrito es sólo
un aporte, un intento de interpretar lo ocurrido, para seguir analizando las
organizaciones sociales no tradicionales, que se ha manifestado mundialmente,
en los últimos tiempos, con características propias a cada pueblo y
características comunes mundialmente, consecuencia de la globalización y de la
solidaridad de las clases y pueblos oprimidos.
Es un intento de
comprender para luego interpretar.
Fraternalmente
Manuel Marx Menéndez
0 comentarios:
Publicar un comentario
No ponga reclame, será borrado