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http://canal10.com.uy/arriba-gente/2011/carlos-liscano-director-de-la-biblioteca-nacional
La Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado (COFE) manifestó en un comunicado su "profunda preocupación y malestar con lo sucedido" y se mostró muy crítico con la actitud de Liscano.
"El director de la Biblioteca Nacional no respeto el derecho de todos los trabajadores, al ingresar utilizando mecanismos propios de la dictadura (…) La actitud del Sr. Carlos Liscano es una clara incitación a la violencia", afirma el sindicato.
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Fisuras viejas y actuales
Avances y debes en la gestión de la principal biblioteca uruguaya.Los funcionarios de la Biblioteca Nacional están en conflicto desde hace ocho meses y el lunes resolvieron intensificar sus medidas de lucha. Hoy discutirán en asamblea cuáles serán los próximos pasos y no descartan la posibilidad de ocupar. Los principales motivos del conflicto son dos: los salarios y el relacionamiento con el director de la institución.
Para quien
gusta pasarse horas entre las miles de páginas y ficheros de la
Biblioteca Nacional, entrar al recinto siempre tiene una dosis de
emoción; es la posibilidad de sumergirse un rato en escritos de otras
épocas y lugares, de dialogar con lo que está detrás de la letra
impresa. Desde hace un par de años la fachada luce distinta, tiene rejas
y también una rampa que habilita, por fin, el acceso a personas en
silla de ruedas. También cambió la fisonomía del hall, a la izquierda
está la sala Julio Castro, a la que puede accederse con material propio,
está climatizada, tiene los diarios del día y, efectivamente, es usada
por decenas de personas.
La situación que existe a la interna es someramente conocida -o padecida- por los lectores y en menor medida por el resto de la población. La sala principal no tiene calefacción, algunos materiales no pueden retirarse por estar en reparación o para encuadernar y las medidas gremiales limitan a los usuarios. Fotos tomadas por los trabajadores muestran montañas de diarios apilados en el piso esperando para ser encuadernados y sin el microclima apropiado. Por otra parte, el sector de diarios cuenta con un solo funcionario y las áreas para investigadores, como sala Uruguay, abre sólo cuatro horas y en la tarde.
Carlos Liscano, director de la biblioteca desde marzo de 2010, resaltó cuestiones en las que se ha avanzado y que no están a la vista del público general: la reparación de las 15 claraboyas, la digitalización de la base de datos, el retiro de 35 camiones con basura, el arreglo de techos y paredes a partir de un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social y los avances en la colección de autores uruguayos y en la investigación científica y creación de conocimiento. El lunes se firmó, luego de un año y medio de negociación, el convenio para reabrir la biblioteca los sábados de 9.00 a 14.00.
“Yo no aumento sueldos, eso lo resuelve el Parlamento”, alega Liscano, a lo que los funcionarios retrucan que puede otorgar compensaciones salariales, lo que mejoraría sus salarios, y acusan que otorga discrecionalmente compensaciones especiales a siete funcionarios de su confianza, y que varios de ellos, sin ese plus, cobran bastante más que un bibliotecólogo. Por no abrir sábados y domingos, la biblioteca no ejecutó en 2011 gran parte de ese fondo y terminó devolviendo a Rentas Generales 700.000 pesos, comentó el director, quien no señala necesidad de incrementar el presupuesto, sino de poder cubrir cargos vacantes.
Pero el recinto tiene otras fisuras; Liscano sostiene que la escala jerárquica de la Biblioteca Nacional está rota y que él ha debido estar en detalles sobre cómo autorizar la colocación de un vidrio. “Hay mucho de voluntarismo y el voluntarismo no conduce a nada, si yo me voy se van unos cuantos... No hay una política fijada, no la tiene el Ministerio [de Educación y Cultura] para la biblioteca, la política es la mía. Otro director va a decir ‘no a la investigación científica, abramos una biblioteca infantil’, por ejemplo, y va a gastar energías y plata. Ése es el voluntarismo, no deja nada”.
La situación que existe a la interna es someramente conocida -o padecida- por los lectores y en menor medida por el resto de la población. La sala principal no tiene calefacción, algunos materiales no pueden retirarse por estar en reparación o para encuadernar y las medidas gremiales limitan a los usuarios. Fotos tomadas por los trabajadores muestran montañas de diarios apilados en el piso esperando para ser encuadernados y sin el microclima apropiado. Por otra parte, el sector de diarios cuenta con un solo funcionario y las áreas para investigadores, como sala Uruguay, abre sólo cuatro horas y en la tarde.
Carlos Liscano, director de la biblioteca desde marzo de 2010, resaltó cuestiones en las que se ha avanzado y que no están a la vista del público general: la reparación de las 15 claraboyas, la digitalización de la base de datos, el retiro de 35 camiones con basura, el arreglo de techos y paredes a partir de un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social y los avances en la colección de autores uruguayos y en la investigación científica y creación de conocimiento. El lunes se firmó, luego de un año y medio de negociación, el convenio para reabrir la biblioteca los sábados de 9.00 a 14.00.
El quid de la cuestión
La Asociación de Funcionarios de la Biblioteca Nacional (AFBN) se declaró en conflicto el 1º de diciembre de 2011, cuando se cumplió un año de la entrada en vigencia del decreto que estableció las seis horas de trabajo para el escalafón técnico. Un bibliotecario en la actualidad gana cerca de 26.000 pesos nominales; en 1994 acordaron trabajar 20 horas semanales, en lugar de 40, por considerar que la remuneración percibida era insuficiente. Sin embargo, a partir del decreto de 2010 trabajan 30 horas semanales por el mismo sueldo. Previo a la entrada en vigencia de ese decreto, Liscano les había ofrecido una compensación de 1.500 pesos a cerca de 20 bibliotecarios de la institución, pero el gremio se negó por considerarlo insuficiente; finalmente debieron cumplir ese horario sin recibir ni un peso más.
Tanto los funcionarios como Liscano
aseguran que la relación ha sido “tensa” desde un comienzo. Por eso, la
negociación se desarrolla en la Dirección Nacional de Trabajo (Dinatra).
Allí los trabajadores propusieron que hubiera un corrimiento de la
escala salarial: que los escalafones subieran tres grados para todos. En
la reunión del lunes en la Dinatra, la Oficina Nacional de Servicio
Civil les dijo “que eso no era posible porque hay una escala salarial
propuesta para toda la administración central y los sueldos de la
Biblioteca Nacional ya estarían dentro de esa escala”, explicaron
Cristina Pandakian y Luigi Bazzano, presidenta y tesorero del gremio,
respectivamente.
Como camino alternativo, la AFBN intenta negociar
para que el Poder Ejecutivo reglamente una ley de 1993 que, según
explicaron, grava la comercialización de obras de arte y objetos
históricos con 5% y parte de lo recaudado debe ser distribuido entre los
funcionarios. Como eso no sucede, el gremio hizo en 2007 una denuncia
judicial que falló en primera instancia a su favor y el Ministerio de
Educación y Cultura apeló en los últimos meses.“Yo no aumento sueldos, eso lo resuelve el Parlamento”, alega Liscano, a lo que los funcionarios retrucan que puede otorgar compensaciones salariales, lo que mejoraría sus salarios, y acusan que otorga discrecionalmente compensaciones especiales a siete funcionarios de su confianza, y que varios de ellos, sin ese plus, cobran bastante más que un bibliotecólogo. Por no abrir sábados y domingos, la biblioteca no ejecutó en 2011 gran parte de ese fondo y terminó devolviendo a Rentas Generales 700.000 pesos, comentó el director, quien no señala necesidad de incrementar el presupuesto, sino de poder cubrir cargos vacantes.
Liscano
sostiene que la AFBN pretende cogobernar la institución; en cambio, los
funcionarios alegan que el director ni siquiera les permite hacer
aportes sobre las tareas que cumplen desde hace 20 o 30 años. El diálogo
de sordos es evidente y se manifiesta sin ningún matiz. Confiados en
que su reclamo es justo, los trabajadores no descartan ninguna medida de
lucha, que aseguran que interrumpirán cuando encuentren respuestas a
sus demandas salariales.
Ayer Liscano ya sabía que el gremio
estaba barajando la posibilidad de ocupar el recinto, y al ser
consultado, aseguró que si eso ocurre, se procederá de acuerdo a la ley,
que impide la ocupación de oficinas públicas.
Planes móviles
Cuando Liscano asumió la dirección lo hizo sin ningún plan y con el objetivo de “poner la casa en orden”. Enumeró las funciones de esta Biblioteca Nacional: tener el depósito legal de todo lo que se publique, ser una biblioteca pública, administrar el auditorio Vaz Ferreira y ser “un centro de investigación científica y de creación de conocimiento”. Liscano entiende que es la función esencial de la institución y es la que ha jerarquizado: “Tenemos que investigar, inventariar y crear conocimiento sobre nuestro acervo”, asegura, y prefiere mantener el horario de atención de sala Uruguay o del depósito de diarios para concentrarse en la investigación.Pero el recinto tiene otras fisuras; Liscano sostiene que la escala jerárquica de la Biblioteca Nacional está rota y que él ha debido estar en detalles sobre cómo autorizar la colocación de un vidrio. “Hay mucho de voluntarismo y el voluntarismo no conduce a nada, si yo me voy se van unos cuantos... No hay una política fijada, no la tiene el Ministerio [de Educación y Cultura] para la biblioteca, la política es la mía. Otro director va a decir ‘no a la investigación científica, abramos una biblioteca infantil’, por ejemplo, y va a gastar energías y plata. Ése es el voluntarismo, no deja nada”.
Amanda Muñoz
Prensa mentirosa
Mentira…! se puede ver perfectamente en el video de Abajo Gente en Teledoce y canal 10 que fue él el agresor, por lo que le gritaron “alcahuete” ya que quería entrar de pesado. En cambio el que entró de pesado fue Liscano que fue el que comenzó el embrollo. Ya que no respeta las medidas sindicales resueltas democraticamente en el gremio.
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Lo de Liscano es una verdadera verguenza,esta documentado visualmente, como preparo la probocacion, contra el sindicato. Le salio el alcahuete por nada, solo para hacerce el ver quien manda como los patrones, y el conoce el palo porque segun el estuvo del otro lado del mostrador y hoy por un carguito como otros de este gobierno que son incompetentes para la tarea que le dieron solo la toman para hacer un mandado, y para ponerlo en su curriculum porque no es por la plata aunque un poquito si.A los que saben de biblioteca no le dan esa responsabilidad porque van ha excijir mas que hoy los propios funcionarios. Actuan estos personajes como los colorados y los blancos.
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