miércoles, 16 de enero de 2013
Se debe reembolsar una deuda ilegítima?
Tras la crisis de 1982, los acreedores comisionaron al FMI para que convirtiera el rembolso de la deuda de los Estados del Sur en una prioridad absoluta y les imusiera un ajuste estructural de terribles consecuencias sociales. La crisis actual generaliza esta lógica en el Norte. Las condiciones impuestas en Grecia sitúan la "deuda odiosa" en el centro del debate.
por Eric Toussaint y Damien Millet
A principios del siglo XX , se determinó a la anulación de determinadas deudas a cusa de su carácter escandaloso: La deuda que le reclamaba España a Cuba, su antigua colonia, se abolió en 1898; la rusia bolchevique de 1918 repudió la que había contraído el zar, el Tratado de Versalles de 1919 eliminó la que exigían los banqueros a Polonia, una vez recuperada su independencia; la que requería el Royal Bank of Canadá a Costa Rica, después de la caída del dictador Tinoco, quedó anulada en 1923 tras la intervención de Estados Unidos, al que se llamó para que actuase de árbitro.
Estos precedentes jurídicos se plasmaron en la doctrina de "la deuda odiosa", definida en 1927 por Alexandes Sack, profesor de derecho en París: "Si un poder despótico contrae una deuda que no corresponde a las necesidades y los intereses del Estado, sino al refuerzo de su régimen despótico [...], esta deuda es odiosa para la población de todo el Estado. [...]. Esta deuda no es obligatoria para la nación: es una deuda del régimen, una deuda personal del poder que la ha contraído, por consiguiente desaparece con la caíde de este poder". El Center for International Sustainable Depelopment Law (Canadá) amplía la deficición: "Las deudas odiosas son las que se han contraído en contra de los intereses de la población de un Estado, sin su consentimiento y con todo consentimiento de causa por los acreedores". He aquí las tres características: falta de consentimiento, ausencia de beneficio, y acreedores advertidos.
Los regímenes legítimos que sucedieron a las dictaduras latinoamericanas de los años 1980 (Argentina, Uruguay, Brasil...) hubieran podido basarse en el derecho internacional para obtener la anulación de las deudas contraídas por los regímenes militares. Pero no hicieron nada al respecto, ante la presión ejercida por Estados Unidos, que había apoyado activamente estas dictaduras
El consenso de Washington
Ver ampliado:
Uruguay en el Consenso de Washington
. Otras deudas odiosas debieron haberse anulado: en Filipinas después de la salida de Ferdinant Marcos en 1986, en Sudáfrica al término del Apartheid en 1991, en la República del Congo en 1997 tras el derrocamiento de Joseph Mobutu, y tantas otras. En vez de rechazar el reembolso de estas deudas, los nuevos gobernantes prefieren negociar reprogramaciones de la deuda y alivios cosméticos con los acreedores.
Aceptaron las exigencias del FMI: recortes drásticos en los presupuestos sociales, un gran número de despidos en la función pública, subida del impuesto sobre el valor añadido, apertura de sus mercados en detrimento de los productores locales, privatizaciones masivas...
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Goldman Sachs hunde a Grecia
La crisis que estalló en 2007 en EEUU, antes de propagarse a Europa, lleva consigo esta misma lógica. Grecia, Irlanda y Portugal fueron los primeros países de la zona euro en situarse entre la espada de los mercados financieros y la pared de los planes de "ayuda" impuestos por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI. La manera que aconsejó Goldman Sachs al gobierno griego en 2000-2001 para permitir que maquillara su deuda y, así pues, endeudarse mas, confirma que se produjeron prácticas inaceptables.
Este banco de inversión desempeña un papel decisivo en el dispositivo europeo de gestión de la crisis actual, puesto que el gobernador del Banco Central Europeo, Mario Draghi, el primer ministro de Italia Mario Monti y el responsable del organismo gestor de la deuda griega Petros Christodoulos, entre otros, fueron responsables de dicha institución financiera. Las opiniones públicas rechazan que la "ayuda" a los países con dificultades desemboque en medidas de austeridad sin precedentes, que reducen la soberanía de los Estados, violan los derechos económicos y sociales de las poblaciones, y hunden aún mas a sus países en la crisis.
Contraídas con la oposición de una gran parte de la población, las nuevas deudas vienen a sacar de apuros a los grandes bancos privados, que han reflotado gracias al Estado. Esto convierte a las deudas en odiosas. Además, se elevan numerosas voces para exigir una auditoría ciudadana de la deuda con el fin de identificar su parte ilegítima y obtener su anulación.
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