AUTOR: William Yohai
10 de abril de
2013
Revisaremos como de costumbre
la evolución anual de la deuda pública bruta y neta entre 2011 y 2012. Se
agrega, aprovechando un trabajo que recogía la evolución trimestral entre el
segundo y el primer trimestre de 2012, una comparativa entre ambos
períodos.
En octubre decíamos:
“Deuda bruta global
del sector público: Ha caído en 470 millones de dólares entre el segundo y el
primer trimestres del año. Pero la caída se debe, en lo esencial a la variación
del tipo de cambio. En efecto, al estar más del 52% de la deuda pública
denominada en pesos uruguayos, en realidad unidades indexadas, y debido a que el
precio del dólar subió desde los 19,54 hasta los 21,97 entre el 30 de marzo y el
30 de junio; el conjunto de la deuda pública global bruta expresada en dólares
se reduce. Si compensamos esta modificación del tipo de cambio, lo que vemos es
un aumento de la deuda nominada en pesos de un 10% aproximadamente,
mientras que la deuda nominada en dólares se mantiene prácticamente
constante.”
Pues bien: cuando analizamos la
evolución anual entre 2011 y 1012, o sea, entre el 31 de diciembre de ambos
años, comprobamos un aumento en dólares, tal cual la publica el BCU de 14,8% en
términos porcentuales y de 4 mil millones de aquella moneda en términos
absolutos. Un primer comentario, la deuda sigue creciendo. No lo hace
ciertamente en forma catastrófica, pero crece. En este caso la variación
del tipo de cambio no tiene incidencia significativa
en la evolución de la deuda. Sin embargo, este dato aparentemente inocuo
encierra un aspecto amenazante: al desglosar los porcentajes de crecimiento
vemos que, tal como afirmamos más arriba el
crecimiento de la deuda global es de 15%. Sin embargo, al analizar dicho
parámetro de acuerdo a los plazos de vencimiento resulta que la deuda con plazo
contractual de vencimiento a menos de un año crece un 44%,
mientras que la de largo plazo (más de 5 años) lo hace un 7,62%. Todo un
descubrimiento: a despecho de la propaganda oficial que trata de demostrar que
los plazos de la deuda se alargan, la evidencia de las cifras oficiales
parece demostrar todo lo contrario. Crece mucho más rápidamente la deuda de
corto que la de largo plazo. Fenómeno que tiene un correlato claro cuando se
estudia la dinámica de la deuda por monedas: la nominada en
pesos ha aumentado un 26%. En dólares apenas un 3,5%.
Al cuantificar los pagos anuales que
debería realizar el Estado en el año
decíamos:
“Los pagos que deberá
realizar (o refinanciar) el país entre el 1 de julio del presente año y el 30 de
junio de 2013 ascienden a 5.484 millones de
dólares.
Esta cifra muestra un
descenso de aproximadamente 500 millones respecto a la que había que
pagar-refinanciar el año móvil tres meses
atrás”
O sea, el panorama entre
primer y segundo trimestre de 2012 era aparentemente alentador, descendían los
pagos a efectuar en el año móvil.
Si venimos ahora al que se
presenta 6 meses después nos encontramos con una sorpresa: los pagos a efectuar
en 2013 (todo el año) por concepto de amortización e intereses ascienden a 7.500
millones de dólares. Un aumento muy significativo. Está claro que esta suma que
representa más del 50% del presupuesto nacional no será
efectivamente desembolsada. Sin duda se refinanciará mediante la emisión de
nuevos papeles de deuda pública. Pero este crecimiento de 2.000 millones de
dólares de los pagos a efectuar anualmente en un período breve, apenas 6 meses,
es bastante sorpresivo e indica un empeoramiento de la situación al
respecto.
Al analizar la deuda neta
(utilizando el criterio de descontar de la deuda bruta los activos de reserva
menos los encajes bancarios y los depósitos de la empresas públicas en el BCU)
decíamos: “La deuda pública neta (deuda
pública bruta menos los activos de reserva sin contrapartida) sumaba al 30 de
junio 20.559 millones. Respecto a los números al 30 de marzo, la deuda neta
según nuestra definición suma un 5,6% menos de lo que montaba tres meses antes.
Y presenta una disminución de 2,64% frente al mismo valor un año
antes”
El crecimiento entre 2011 y
2012 es de 3.600 millones y de 15% en términos porcentuales. Esencialmente
estamos en el mismo punto que lo que respecta a la deuda bruta. No difieren
mayormente los números relativos entre ambos períodos si se toma el criterio de
restar de las reservas sólo los encajes bancarios (obligaciones con el sector
financiero en la jerga del BCU). Como el BCU informa los montos de la deuda en
dólares investigamos como podría haber influido el tipo de cambio en la
evolución: la misma es pequeña y no vale la pena comentarla.
Para “estar a tono”
utilizando una relación que cada vez nos parece menos relevante, pero que es muy
común a nivel internacional, la relación deuda bruta/PBI desciende levemente del
61 al 59%. Algo parecido sucede con la relación
deuda neta/PBI.
Discutimos la relevancia de esta
medida basándonos en que no informa sobre lo esencial: la capacidad de pago del
Estado Nacional que guarda relación con el PBI pero admite grandes variaciones
al respecto. Es nuestra opinión que esta métrica de comparación internacional se
utiliza como una aproximación gruesa a la solvencia
financiera de los distintos países, pero no tiene relevancia al afinar el
análisis a escala nacional.
Si utilizamos un criterio político y
de más largo plazo podemos decir que desde 2005 a 2012 la deuda
pública global bruta creció un 110%. Pasó desde más de 14.000 millones de
dólares a los 31.000 actuales. Nobleza obliga: si cuantificamos ésta sobre la
base de la relación deuda PBI se señala un descenso desde el 84% vigente en
aquel año al 59% actual. Mucha agua corrió bajo los puentes. El PBI creció, en
términos reales un 46% en estos 7 años.
.
Si tuviéramos que sintetizar
los números al cierre 2012 se impone un severo toque de atención: a pesar de que
la economía sigue creciendo (lo hizo un 3,9% en el año, cifra no espectacular
pero tampoco mala) la deuda pública no solo no se reduce sino que crece y sobre
todo lo hace a expensas de la que vence a corto plazo. Más aún, crece muy
sensiblemente la suma a desembolsar en el año 2013.
La pesada carga que impone
al erario nacional el servicio de la deuda nominada en unidades indexadas es
casi seguramente un factor esencial en este empeoramiento del perfil de la
deuda. Y explica la verdadera desesperación que muestra el gobierno nacional en
frenar la inflación. Es claro, cada punto de inflación tiene un costo elevado
toda vez que ahora el 59% del endeudamiento está nominado en “pesos”, en
realidad unidades indexadas. Si se suma a esto la tendencia a apreciarse del
peso en relación al dólar estamos frente a un cóctel explosivo. Cóctel que se
refuerza toda vez que el gobierno se siente cómodo con un “dólar barato” como
herramienta para controlar la inflación.
Todo esto acentúa la
dependencia de la economía del país de una variable internacional completamente
fuera de su control: las tasas de interés. Hoy, el título del tesoro de EEUU a
10 años paga menos de 1,75% una tasa negativa en términos reales. Lo mismo
sucede con las tasas en Euros y en Yenes Japoneses en los mercados de capitales.
Eso permite a Uruguay renovar su deuda pública a tasas bajas, del orden del 4%
anual en dólares para los títulos de largo plazo y del 2-3% anual en unidades
indexadas. Con un volumen tan cuantioso y creciente de títulos e intereses a
renovar la vulnerabilidad es grande.
Por último, no por
repetido múltiples veces menos importante: una gran parte, si no toda la deuda
pública uruguaya lo mismo que la de muchos otros países es manifiestamente
ilegítima.
El ejercicio de su
análisis metódico y detallado no debe nunca dejar de lado este factor
esencial.
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