Me despierto con la noticia, y quedo helado:
“El Mono” nos dice que murió Martha –no sé cómo, pero la muy dura palabra no puede entrarme ni en la cabeza ni en el pecho, como a nadie de quienes la vimos hace menos de un mes, en Crysol, llena de ganas de vivir contagiantes y combativas, como siempre-.
No la conocí hasta hace muy poco, cuando unas veinte Compañeras y Compañeros de los casi 700 que pasamos por el calvario del Grupo de Artillería N° 1, de La Paloma, Villa del Cerro, nos decidimos a encarar la denuncia por torturas –por delitos de lesa humanidad—contra prácticamente toda la oficialidad que revistió en dicha unidad desde mediados de 1973 y hasta principios de los años ´80, muy convencid@s, como estábamos y como seguimos estando, de que para estos dictadores no cabe ninguna prescripción ni ninguna reforma parlamentaria que pretenda seguir prolongando la impunidad consagrada por la “ley” fascista de 1986, dos veces trampeada desde entonces a pesar de la contundente oposición popular que no deja ni dejará de manifestarse permanentemente.
Martha fue una militante entera, de esas que por su profesión –médica psiquíatra—pudo conocer y sufrir muy directamente las consecuencias sociales de la explotación y la opresión despiadadas practicadas sin piedad por una clase parásita e inmoral para la que la alienación llevada hasta la locura, es su principal “performance”, también amparada y encubierta por leyes y más leyes que no dejan de socorrer no a las víctimas, sino a los victimarios.
Martha acompañó como una madre, como una hermana, como una auténtica compañera, a Universindo en sus últimos meses de vida acortada precisamente por las secuelas de la tortura y la persecución sin descanso al querido compañero.
No fue una persona de andar haciendo aspavientos con ninguna de sus innumerables virtudes; al contrario, siempre de muy bajo perfil, aunque de entrega comprometida y ejemplar, jamás se la vió haciendo alardes de su muy jugada condición de Revolucionaria con mayúscula y con todas las letras.
Su muerte nos deja congelados, es cierto: pero su vida seguirá irradiando por siempre, porfiada, incondicionalmente, un fuego, una pasión, una razón, un espíritu justiciero y enaltecedor que jamás dejará de actuar sobre quienes la conocimos, poco o mucho, y somos verdaderos privilegiados por haberla conocido.
¡Arriba, Martha! ¡Te nos vas mucho antes de lo que podíamos esperar, te nos vas cuando eras realmente una de las imprescindibles; te nos vas para quedarte, entera y ejemplar, contagiosa y llena de entusiasmos, para seguir siendo lo que no dejarás de ser jamás, para nadie!.
¡Te nos vas muy temprano para entrar definitivamente, mucho antes de lo deseado, en el alma imperecedera de una causa por la que lo diste todo, sin pedir nada!!!.
Cháu, Compañera Martha Alicia Al fonso… ¡Estarás en la mente y el alma de tu pueblo, Hasta la Victoria, hasta todas las victorias, hasta que cristalicen todos tus sueños, tus mejores sueños de justicia y libertad, hasta Siempre!!!.
Gabriel –Saracho—Carbajales, 1° de abril de 2013.-
La Compañera
Martha Alicia Alfonso será sepultada esta tarde en el Cementerio del Norte,
partiendo el cortejo fúnebre a la hora 16 de la Empresa Abbate y Cía., sita en
calle Domingo Aramburú 1679, esquina José L. Terra, barrio Goes.
No hay
velatorio.
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