INDISCIPLINA PARTIDARIA, la columna de Hoenir Sarthou: ¿Por qué es secreto el TISA?
23 abril 2015“… donde establecer un tratado de amistad que contribuya a poner los cimientos de una plataforma donde edificar un hermoso futuro de amor y paz.” J. M. Serrat. “Algo personal”.
Dentro de algunas décadas, cuando los historiadores estudien el Siglo XXI, probablemente concluirán que el gran fenómeno de la época, el signo de estos tiempos, fue la lucha y la derrota de los Estados Nacionales ante el embate incontenible de las corporaciones transnacionales.
Si el resultado de esa lucha es el previsible, es muy probable también que los historiadores y las enciclopedias del futuro describan a la democracia como una superstición, bastante difundida desde fines del Siglo XX, por la que se pretendía que las leyes y los gobiernos eran resultado de la voluntad de los habitantes de los Estados, antes de que se descubriera, “científicamente”, que las leyes, y en buena medida también los gobiernos, son simplemente una invención del Mercado.
En todo caso, los historiadores futuros tendrán que reconocer que, entre otros, el sociólogo Zygmunt Bauman, con su “Modernidad líquida”, y el también sociólogo Colin Crouch, en su obra “Posdemocracia”, se les adelantaron.
MISTERIOS “TÍSICOS”
El silencio que rodeó durante dos años al pedido de ingreso de Uruguay al grupo de países que están negociando el TISA no es casual y tiene una explicación lógica.
El TISA (sigla de “Trade in Service Agreement”) es algo mucho más ambicioso que un tratado de comercio. Es un proyecto de reestructura del sistema de comercio mundial, por el que los Estados recortan definitivamente sus potestades legislativas, impositivas y judiciales en todo lo relativo al comercio de servicios actuales o futuros, esto es de servicios financieros, de comunicaciones, educación, salud, concesiones del Estado y un largo e imprevisible “etcétera”, en el que se incluyen todas los nuevos campos que la tecnología nos depare en el futuro.
Eso significa que los Estados se obligan a desregular, o al menos a no regular más de lo que ya lo esté, la actividad de las compañías extranjeras que inviertan en sus territorios, a no fijarles nuevos impuestos ni hacerles competencia en ninguna forma, a garantizarles en caso de pérdida de utilidades causadas por políticas que aplique el Estado y a someterse a la jurisdicción de tribunales internacionales en caso de controversia con una de esas empresas. Obviamente, muchísimo más de lo que el Estado uruguayo le garantiza a cualquier empresa o inversor nacional, ¿no?
Lo más grave es que esos compromisos se extienden en el tiempo, gobierne quien gobierne, y que toda desregulación que haga un gobierno será irrevocable por los gobiernos que lo sucedan, lo que implica que la aprobación del TISA por el Parlamento hipotecaría la posibilidad de autodeterminarse democráticamente de las generaciones futuras.
¿Cómo extrañarse del silencio oficial? ¿Quién querría contarles esas cosas a sus electores?
EL MUNDO YA NO ES LO QUE ERA
Muchos de nosotros nos representamos al mundo tal como era hasta hace unos años. Un conjunto de países con sus respectivos gobiernos que competían o disputaban entre sí bajo un orden internacional no demasiado justo pero existente.
En realidad, hoy, muchas corporaciones son económicamente más poderosas que los Estados y que la propia ONU. Y, como se sabe, el poder económico tiende a convertirse en poder político. Así, las corporaciones petroleras y la industria del armamento dictan ya las políticas exteriores de países como los EEUU (¿quiénes ganan con las constantes guerras promovidas por los “petroleros” Bush y Cheney, y continuadas por Obama?). ¿Cómo extrañarse, entonces, de que los Estados centrales promuevan mecanismos como el TISA, que sirven directamente a las corporaciones económicas?
Lo que exigen insaciablemente esas corporaciones, bajo la monserga de la “modernización” y de la “libertad de comercio”, es que no se las regule, que no se les cobren impuestos y, sobre todo, que no se las controle. Las actuales crisis de los EEUU y de Europa son consecuencia, justamente, de la falta de regulación y de control estatal, en ese caso, a las empresas corporativas dedicadas a la prestación de servicios financieros y a la especulación.
En síntesis, vivimos tiempos en los que el poder, incluso el poder formal, tiende a desplazarse desde los Estados hacia las corporaciones transnacionales.
Se me dirá que el poder económico existió siempre y que siempre pesó en las decisiones de los Estados. Y es cierto. Lo nuevo es que ya no se conforma con actuar de hecho. Ahora, a través de mecanismos internacionales, como el TISA, intenta asumir directamente funciones legislativas, hasta ahora reservadas a los Estados.
Sobre el poder económico y político de los grandes capitales se ha hablado mucho. Sobre lo que no se hablado tanto es sobre esta nueva dimensión, por la que el poder económico aspira a ejercer también el poder jurídico.
LA ECONOMÍA, LA POLÍTICA, EL DERECHO
Supongamos a una familia dueña de una casa. Esa familia puede tomar decisiones muy desacertadas. Puede cambiar de auto cada seis meses, comer todos los días en un restaurante muy caro, o renovar todos los meses un vestuario “de marca”. Si los gastos superan a sus ingresos, tarde o temprano les irá mal y probablemente pierdan la casa. Sin embargo, en tanto esa familia mantenga su capacidad de autorregularse, podrá cambiar de criterio, recortar gastos y salvarse.
Pero, ¿qué ocurriría si esa familia suscribiera con la automotora, con el restaurante y con el “shopping”, un contrato por el que se obligara a seguir consumiendo en las mismas condiciones en que lo ha hecho hasta ahora? Y, peor aún, por el que cada nueva compra la obligara a seguir comprando de la misma forma en el futuro.
Sin duda, no tardarían en ser gobernados por la automotora, el restaurante y el “shopping”. Y a mediano plazo terminarían por perderlo todo.
Desde el punto de vista jurídico, el TISA es eso. Es convertir en derecho, en norma obligatoria, las condiciones que se acuerden con las empresas que inviertan o exploten servicios. Norma inderogable, además.
El poder jurídico –tan llevado y traído desde la frase de Mujica que lo somete a los vaivenes de la política- es el corazón de toda colectividad políticamente organizado. Una sociedad que renuncia a la potestad de autorregularse jurídicamente se condena a ser gobernada desde afuera, por quienes han conseguido el poder de dictarle normas. Así de sencillo.
CUANDO HABLAMOS DE DERECHOS HUMANOS
La pérdida del poder de autorregulación de los Estados es un proceso que viene de larga data.
Curiosamente (y éste es un delicado problema que debemos considerar), el acostumbramiento a fundar el derecho en normas y decisiones jurisdiccionales supranacionales comenzó en el marco de las campañas por los derechos humanos.
Llenas de buena fe y con las mejores intenciones, muchas personas –incluidos muchos militantes de izquierda- se han acostumbrado y nos han acostumbrado a considerar a los tratados internacionales, e incluso a las sentencias de las cortes internacionales, como normas jurídicas superiores a la Constitución.
Sin embargo, con todos sus defectos, en el Uruguay, la Constitución es un límite jurídico sobre el que los ciudadanos tenemos cierto control, porque es necesario un pronunciamiento del cuerpo electoral para cambiarla. Y las leyes son dictadas por legisladores, que mal o bien dependen de nuestro voto. Eso no ocurre, en cambio, con el derecho internacional. Mucho menos con engendros como el TISA, que sin embargo se atribuye las máximas potestades legislativas.
¿Qué legitimidad democrática tienen las cláusulas de acuerdos como el TISA, que usurpan nada menos que las facultades constitucionales del Poder Legislativo y del Poder Judicial?
No puedo agotar aquí el tema, pero debemos ser conscientes de que, cuando invocamos al derecho y a la jurisprudencia internacionales, y las ponemos mecánicamente sobre las normas legales y constitucionales internas, podemos estar legitimando involuntariamente la nueva estrategia del poder económico transnacional.
Es un tema sobre el que será necesario reflexionar.
"¿El G20 se va a impresionar por un paro del Pit-Cnt? No existimos"
El senador José Mujica dijo que “lo más
negativo que puede tener eventualmente el TISA es que las grandes
potencias acuerden entre ellos y después nos lo encajan” y que “los
uruguayos tenemos que entender que estamos en la periferia del mundo, no
en el ombligo del mundo".
Mujica señaló que “lo más negativo que puede tener eventualmente el TISA es que las grandes potencias acuerden entre ellos y después nos lo encajan”.
Pero que “los uruguayos tenemos que entender que estamos en la periferia del mundo, no en el ombligo del mundo. El ombligo lo manejan otros y lo manejan de acuerdo a sus puntos de vista e intereses”.
“Y si nosotros nos tenemos que enfrentar a una cosa muy grave que no nos convenga, debemos de saber primero lo que pasa en la cocina. Estar bien informados y después salir a buscar aliados. Tratar de juntar la barra acá en América Latina”, dijo el senador.
Y agregó que de “nuestras decisiones, se matan de risa”.
“¿Usted cree que el Grupo de los 20 se va a impresionar por un paro del PIT-CNT? No, no existimos”, aseguró.
El Pit-Cnt respalda el paro que 18 sindicatos realizaron hoy jueves de 9 a 13 horas.
En el acto de hoy, Fernando Pereira, coordinador de la central obrera dijo que el Pit-Cnt es "independientes pero no indiferente. No es lo mismo el gobierno de Lacalle o de Jorge Batlle a los gobierno progresistas, pero esto no quiere decir que no vamos a seguir peleando. Cómo vamos a detener la lucha contra el TISA, por el Fondes (Fondo para el Desarrollo)".
jue abr 23 2015 14:35
El senador y expresidente José Mujica dijo
hoy en declaraciones a los medios recogidas por Subrayado que “hay una
confusión con el TISA”.Mujica señaló que “lo más negativo que puede tener eventualmente el TISA es que las grandes potencias acuerden entre ellos y después nos lo encajan”.
Pero que “los uruguayos tenemos que entender que estamos en la periferia del mundo, no en el ombligo del mundo. El ombligo lo manejan otros y lo manejan de acuerdo a sus puntos de vista e intereses”.
“Y si nosotros nos tenemos que enfrentar a una cosa muy grave que no nos convenga, debemos de saber primero lo que pasa en la cocina. Estar bien informados y después salir a buscar aliados. Tratar de juntar la barra acá en América Latina”, dijo el senador.
Y agregó que de “nuestras decisiones, se matan de risa”.
“¿Usted cree que el Grupo de los 20 se va a impresionar por un paro del PIT-CNT? No, no existimos”, aseguró.
El Pit-Cnt respalda el paro que 18 sindicatos realizaron hoy jueves de 9 a 13 horas.
En el acto de hoy, Fernando Pereira, coordinador de la central obrera dijo que el Pit-Cnt es "independientes pero no indiferente. No es lo mismo el gobierno de Lacalle o de Jorge Batlle a los gobierno progresistas, pero esto no quiere decir que no vamos a seguir peleando. Cómo vamos a detener la lucha contra el TISA, por el Fondes (Fondo para el Desarrollo)".
Diferencias entre obsecuentes del oficialismo
Comienza la resistencia al TISA
Comienza la resistencia al TISA
.............y Monsanto
ResponderEliminarLos 'monstruos' de Monsanto: más de un siglo envenenando el planeta
http://actualidad.rt.com/actualidad/172768-biotecnologia-omg-monsanto-transgenicos