Cuidado con los planes de Nin Novoa que ya está "jugado" en varios frentes. La cúpula del PIT/CNT que realizó un paro electoral para que "la derecha no ganara las elecciones" debería, desde ya, asumir su cuota parte de responsabilidad y preparar la resistencia de los trabajadores a estos planes siniestros cuyo único favorecido será el imperio y las multinacionales y que traerá hambre y desocupación a los trabajadores. Los planes en relación al TISA deberían enfrentarse con un plan de lucha antes de que sea tarde.
por Antonio Elías (*)
El ingreso de Uruguay a las negociaciones del Trade in Services Agreement (TISA) requiere varias puntualizaciones dado que el proceso de discusión pública que se ha iniciado sobre el tema carece en gran medida de una sólida fundamentación.
La primera, nada menor, es que para los demás países miembros de dicha negociación el secreto rige para los términos que se negocian no para ocultar su condición de miembros. En el gobierno del Presidente José Mujica la “reserva” o el “hermetismo” se llevaron a tales extremos que todo el proceso de incorporación a las negociaciones era desconocida por connotados dirigentes del Frente Amplio y por el actual Presidente de la República. Ambas cosas de extrema gravedad: la primera, porque la fuerza política tiene definiciones precisas en contra de este tipo de acuerdos y esto es una imposición de hechos consumados al margen de las discusiones que deberían haberse realizado al interior del Frente Amplio; la segunda, porque existió un proceso de transición entre el gobierno saliente y el entrante en el que debería haber sido informado el Dr. Tabaré Vázquez.
Pero
no todo es responsabilidad del gobierno anterior: el tema fue difundido
en la prensa en julio del año pasado, el canciller Luis Almagro
reconoció la existencia de estas negociaciones y connotados dirigentes
frenteamplistas fueron entrevistados al respecto por lo cual no sería
aventurado decir que hay muchos que comparten, al menos por omisión, las
responsabilidades del inconsulto ingreso al TISA. De la misma forma
debe decirse que también fueron omisos en informar al Presidente los
integrantes del actual gabinete que conocían y aprobaron el ingreso al
TISA.
En
las actuales circunstancias – cuando según dirigentes del PIT-CNT el
Presidente va a analizar en profundidad el tema antes de tomar posición –
vale la pena recordar que fue el propio Dr. Tabaré Vázquez quién dio la
orden de suspender las negociaciones del Tratado de Libro Comercio con
Estados Unidos en su primer gobierno.
La segunda,
a la que hemos denominado banalización del mal, pretende convencer de
que el ingreso a las negociaciones del TISA no exige ningún tipo de
condiciones y se puede salir de las mismas fácilmente.
Antes fue el canciller Luis Almagro, quién dijo que las
negociaciones tienen como objetivo: “establecer un régimen de comercio
más amplio, flexible y predecible…lo suficientemente claro para no
impedir que cada gobierno ejerza su propia soberanía para regular
ciertos sectores y destacó que “Uruguay puede aceptar o no la fórmula a
la que se llegue” (La Diaria, 17/07/2014).
Ahora
es el canciller, Rodolfo Nin Novoa, quién dice que “Lo primero que hay
que hacer es juntar la información, sentarse a analizarlo con cabeza
abierta y pensar que Uruguay es un país que cada vez tiene más perfil de
servicios" y qué va a "respetar y defender los monopolios que tiene el
país, como por ejemplo la telefonía básica, la refinación de petróleo o
el suministro de agua potable” y que “antes de un eventual acuerdo
TISA habrá que consultar al Frente Amplio y a los demás partidos”
(06/04/2014).
Con lo cual pretenden restar
importancia a la participación como miembro pleno (no con la categoría
de observador) de una negociación multilateral que exige la aceptación
de los acuerdos ya alcanzados y el compromiso de “buena fe” de aceptar
los resultados de las negociaciones subsiguientes. Con lo cual solamente
habrá que discutir cuando se llegue a la firma del tratado como si la
dirección y objetivo de las negociaciones fuera irrelevante.
Lo
expuesto por los cancilleres se contrapone con lo que sostiene el
PIT-CNT y REDES en una nota dirigida al canciller Almagro (06/02/2015): “es
ilusorio pensar que Uruguay podrá incidir mayormente en las
negociaciones del TISA, menos aun cuando se le exige como condición de
ingreso a las negociaciones que acepte (sin siquiera haberlos visto,
estudiado y evaluado) los textos ya aprobados por los miembros actuales
del TISA (como consta en innumerables comunicaciones de la misión
permanente de Uruguay ante la OMC a la cancillería a lo largo de 2014)”.
Plantean, además, que el ingreso fue aceptado sosteniendo que “lo ya aprobado coincide con lo acordado en el marco del GATS, del cual Uruguay forma parte”. Lo cual cuestiona porque “tal
como se establece en forma explícita en los objetivos del TISA en el
documento que se le presento a la misión permanente de Uruguay ante la
OMC (04/12/2012) buscan alcanzar un acuerdo GATS plus… avanzar mucho más
allá del GATS en diversas áreas y se diferencia del GATS en varios
aspectos importantes para los trabajadores, el pueblo uruguayo y toda la
nación, no tenidos en cuenta en esa evaluación ligera.”
La tercera,
la participación en esta negociación implica ignorar que Uruguay es
básicamente exportador de bienes de origen agropecuario y ha compartido
el reclamo de los países del tercer mundo para que se eliminen los
subsidios que otorgan los Estados Unidos y la Unión Europea a la
producción de dichos bienes, lo cual ha sido una condición sine qua non, para negociar la liberalización del mercado de servicios.
En
ese marco parece absurdo que Uruguay cuyas exportaciones de bienes y
servicios, en 2014, están compuestas en un 76.4% por bienes, la mayor
parte de origen agrícola, este abriendo su mercado de servicios a los
países centrales. Téngase en cuenta, además, que la mayor parte de los
servicios que exportamos como “Transporte” (4,5%) y “Viajes” (12,9%) no
se verán favorecidos por este acuerdo. El sector que sería eventualmente
beneficiado por el ingreso a los mercados de los países miembros del
TISA es “Otros Servicios” (6,3%), el cual tiene tres componentes
principales: “Servicios empresariales, profesionales y técnicos varios”
(2,5%); “Servicios de Informática” (2%); “Servicios financieros,
excluyendo seguros” (1%). El primero de los cuales se realiza en buena
medida desde las zonas francas donde tienen muy importantes beneficios
fiscales.
Los
riesgos de este tipo de acuerdos son bastante obvios: las empresas
nacionales de servicios que producen para el mercado interno van a tener
que competir con empresas con enormes economías de escala y posiciones
dominantes a nivel mundial. Esto afectará principalmente a las empresas
públicas que tienen monopolios y/o compiten con marcos regulatorios que
las protegen. (Ver Recuadro Uno)
Los
promotores del TISA buscan ampliar los espacios de acumulación para el
capital transnacional desplazando a las empresas del sector público. En
ese sentido uno de los objetivos fundamentales son las
telecomunicaciones, donde podemos identificar las tres áreas principales
dónde se encuentra ANTEL: uno, la telefonía fija (que va a “defender y
proteger” el canciller Nin Novoa), cuyo monopolio legal se ve desbordado
por los avances tecnológicos (celulares, Skype, WhatsApp, Viber, etc.);
dos, la telefonía móvil, un mercado en competencia con dos empresas
transnacionales (Movistar y Claro) que exige múltiples inversiones para
mantener la paridad tecnológica; tres, la transmisión de datos y
contenidos que es el sector más dinámico de las telecomunicaciones esta
en competencia en servicios inalámbricos, pero ANTEL mantiene un
monopolio, en base a las autorizaciones y licencias expedidas por el
Poder Ejecutivo, en la transmisión de datos por cable y fibra óptica.
Téngase
en cuenta que sí el mercado de datos por vía terrestre entrara en
competencia evolucionaría como el de la telefonía móvil, el proceso
sería el siguiente: 1) Empresas transnacionales que ingresan al mercado
compiten reduciendo precios; 2) Al bajar los costos para las familias se
incorporan nuevos clientes al mercado; 3) La participación relativa de
la empresa pública (EP) en el nuevo mercado se reduce; 4) El mercado
llega a la saturación y la EP pierde participación en términos relativos
y absolutos; 5) Las transnacionales pasan a tener el control del
mercado y fijan los precios.
Abrir
a las empresas multinacionales nuevos sectores de la industria de las
telecomunicaciones implica: destruir fuentes genuinas de empleo; anular
la posibilidad de creación de contenidos nacionales; reducir las
oportunidades de desarrollo tecnológico. En definitiva, compromete la
propia autonomía del Uruguay en un sector esencial y estratégico para su
soberanía.
Recuadro Uno. El blindaje institucional de la liberación de servicios
Los
principales objetivos que buscan los países centrales son: a) Libre
acceso a los mercados para sus empresas, sin limitaciones de ningún
tipo; b) Trato nacional, sus empresas tendrían un trato igual que las
empresas nacionales sin ninguna forma de discriminación; c) Trato de
nación más favorecida, el máximo beneficio que se otorgue a cualquier
nación se le debe otorgar a los miembros de este acuerdo.
Para lograr que esos objetivos se cumplan y no retrocedan tienen tres “blindajes”:
- uno, el “statu quo”, que “congelaría los actuales niveles de liberalización de la economía en todos los ámbitos”(1). Esto bloquearía la posibilidad de que un gobierno presente o futuro pueda volver atrás lo ya liberalizado.
- dos, las “disposiciones de trinquete”, que implica que “cualquier
cambio o enmienda a una medida nacional relacionada con los servicios
que en la actualidad no se ajusta a las obligaciones del acuerdo se
realice en una dirección a una mayor conformidad con el acuerdo, no
menos” (2). Esto significa que solo se pueden hacer cambios en
dirección a mayores niveles de liberalización reduciendo cada vez más la
soberanía nacional. Si un gobierno favorable al capital toma medidas
que eliminan regulaciones y liberan mercados, un gobierno posterior que
defienda los intereses de los trabajadores, un desarrollo económico con
fuerte participación del Estado y la protección de empresas nacionales
medianas o pequeñas no podría modificarlo.
- tres, arreglo de diferencias, la Unión Europea y los Estados Unidos, proponen que “el tribunal (panel) debe tener la necesaria formación y solvencia referida a los servicios financieros en controversia” (3). Lo que implica que las
condiciones que se establecen serán reguladas y arbitradas, como en
todos los acuerdos internacionales por tribunales propios, excluyendo
así las competencias y las legislaciones de cada país.
-
cuatro, todos los mercados existentes son parte del acuerdo, salvo que
sean excluidos del tratado a texto expreso por una “lista negativa”, lo
que implica que todo nuevo mercado que se genere por avances
tecnológicos o por cualquier otra razón queda bajo las reglas del TISA.
-
cinco, el texto básico del TISA excluye los servicios suministrados ‘en
ejercicio de facultades gubernamentales’ del ámbito de aplicación del
acuerdo, pero los servicios prestados en el ejercicio de dichas
facultades están estrictamente definidos como ‘todo servicio que no se suministre en condiciones comerciales ni en competencia con uno o varios proveedores de servicios” (4). Lo que implica que la mayor parte de los servicios públicos quedarían incluidos en la liberalización del TISA.
(1) (2) (3) Scott Sinclair y Hadrian Mertins-Kirkwood, “El acuerdo para el comercio de servicios y la agenda corporativa”, http://www.world-psi.org/es/
(4) Trade in Services Agreement (TISA), Financial Services Annex, WikiLeaks release: June 19, 2014, p. 16. https://wikileaks.org/tisa-
En cuarto lugar,
la participación en las negociaciones del TISA entra en franca
contradicción con las definiciones programáticas del Frente Amplio en lo
que tiene que ver con su política de inserción internacional (ver
Recuadro Dos). Es muy explícita la definición del Mercosur como “plataforma de la regional de la inserción internacional” y que “las negociaciones comerciales de inserción internacional deberán plantearse desde la Agenda Externa del MERCOSUR”. También es muy claro y preciso el rechazo a tratados de libre comercio “en los términos y las condiciones de los que EEUU ha firmado con Perú… referidos
a normas de competencia, compras gubernamentales, propiedad
intelectual, servicios, barreras técnicas al comercio, etc., tampoco son
aceptables introducidos en otros acuerdos tipo TIFA o similares”.
Por otro lado debe destacarse que en el programa para el actual período de gobierno se sostiene que
“sin perjuicio de las facultades de la CIACEX (Comisión
Interministerial para Asuntos de Comercio Exterior) y de otros
organismos de coordinación interministerial, se habilitarán mecanismos
de consulta con los agentes económicos y organizaciones sociales
involucradas”, lo que claramente no ocurrió en el caso del TISA.
Recuadro Dos.
El programa del FA 2010-2014 definía que:
“47.
Reconociendo al MERCOSUR como la plataforma regional de la inserción
internacional del país, se asume que los acuerdos comerciales con otros
países y bloques de naciones deben procurar diversificar el comercio
exterior, la integración sur-sur y el fortalecimiento del bloque en el
plano internacional. Estos deben procesarse sin afectar los márgenes de
maniobra del país en sectores que pueden ser claves para una estrategia
de país productivo como las Compras Gubernamentales, los Servicios o los
derechos de Propiedad Intelectual.
48.
Un tratado de libre comercio en los términos y con las condiciones de
los que EEUU ha firmado con Perú o ha propuesto a Colombia es
incompatible con las necesidades y los objetivos del desarrollo
nacional. Tales términos y condiciones, referidos a normas de
competencia, compras gubernamentales, propiedad intelectual, servicios,
barreras técnicas al comercio, etc., tampoco son aceptables introducidos
en otros acuerdos tipo TIFA o similares.”
Por su parte en el programa 2015-2020 se sostiene:
“Cualquier
abordaje de negociación tendiente a suscribir tratados bilaterales o
multilaterales comerciales deberá garantizar las necesidades y los
objetivos del desarrollo nacional. Los términos en que se acepte
negociar áreas tales como normas de competencia, compras
gubernamentales, propiedad intelectual, servicios o barreras técnicas al
comercio, no deberán perjudicar el desarrollo sustentable del país, sus
fuentes laborales ni su potestad de aplicar políticas públicas para
alcanzarlo. Particularmente, no se deberá afectar la estrategia de
integración que se viene llevando a cabo, en especial nuestra
pertenencia prioritaria al MERCOSUR.
Las
negociaciones comerciales de inserción internacional deberán plantearse
desde la Agenda Externa del MERCOSUR. Al respecto, se procurará que la
misma sea amplia y diversificada en cuanto a países y producción
exportable, impulsando Uruguay la profundización de los Acuerdos de
Complementación Económica (ACE) con los países de Latinoamérica y el
Caribe.
(*)Director del Instituto de Estudios Sindicales Universindo Rodríguez (INESUR), miembro de la REDIU.
Publicado en el Semanario “Voces”, Montevideo, el 9 de abril de 2015. |
Día de Acción Global
ResponderEliminarAbril 18, 2015 - #April18DoA
En el Día del Acción Global queremos enviar una señal alta y clara contra los acuerdos de comercio e inversión que amenazan nuestros derechos democráticos, nuestra soberanía alimentaria, nuestros empleos y el medioambiente. Ya existen miles de acuerdos de este tipo en el mundo y otros que están siendo negociados o ratificados actualmente: TTIP, TPP, TISA y CETA son algunos ejemplos. En el Día de Acción Global denunciamos los acuerdos que nos afectan directamente, pero también pretendemos concienciar sobre acuerdos similares en otras partes del mundo guiados por la misma agenda desreguladora y liberalizadora. Podéis leer más sobre ello en nuestro Llamamiento a la Acción.
https://www.globaltradeday.org/?lang=es
No al TTIP Manifestación 18 de abril
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=AmKzYg84nNA
https://twitter.com/hashtag/april18doa?f=realtime&src=hash
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