martes, 21 de agosto de 2012

Borrador 6: Tupas, filo bloches y sectarismo

 Enviado por Ricardo

Cuando se produjo Estrella, la fuga de las presas de la cárcel de Cabildo, hubo un pedido general de ayuda para contribuir de muchas formas a la “nueva fase” de la vida de las compañeras fugadas. Ángela me vino a buscar y a pedir apoyo y de mi parte largamos por todas las vías posibles el pedido, se necesitaban ropas, abrigos, vehículos y sobretodo locales o al menos lugares adonde las presas pudieran pasar el peor momento. Independientemente de lo que cada uno estaba haciendo ese tipo de apoyo y solidaridad era para nosotros indispensable y contribuir a la necesaria clandestinidad de las compañeras era para nosotros elemental. Sé que Ángela hizo de todo para dar apoyo en los días más necesarios, juntó varios compañeros para ello y puso un vehículo que tenían a disposición. En ese entonces a nadie le importaba “su fraccionalismo”, que ella siguiera reivindicando divergencias con los aparatistas, que siguiera incluso contribuyendo a “otra organización” como era entonces el “22 de diciembre”, ni siquiera que la infraestructura utilizada hubiese sido forjada con aquel esfuerzo de coordinar “grupos inorgánicos”.

Es importante subrayar esta contraposición total de actitudes. Los burócratas y aparatistas consideraban casi como enemigos a la gente que los había criticado, a quienes no se sometían a su disciplina y especialmente a quienes se habían opuesto a entregarles las armas. En cambio Ángela y el puñado de compañeros próximos consideraban, a todos los que estaban en confrontación con el Estado burgués, como compañeros y actuaban consecuente y solidariamente con ellos. Dicha contraposición de prácticas fue evidentemente más violenta aún, cuando después nos encontramos como presos.

Concretamente la mayoría de la dirección de los Tupas había sido sumamente sectaria y represiva con todos los discrepantes. Se los descalificaba y se les inventaba historias y se utilizaba el descalificativo de “microfraccionalista” para todo compañero crítico.

Se trataba de una brutal maniobra política porque se aplicaba el descalificativo que utilizaba Fidel, Raúl Castro, el Gobierno cubano contra la infiltración y maniobra de Escalante (ex secretario general del PC cubano oficialista) para poner “la revolución” al servicio de Rusia. Raúl Castro había hecho su informe sintetizando todas las pruebas del complot proRuso, dirigido por Escalante, incluso con complicidad de la embajada de ese país (ver Informe Raúl Castro) Para nosotros era el Ñato y compañía que correspondían más al microfraccionalismo en Cuba, por servir objetivamente a los bolches, a la línea de Moscú, y él nos aplicaba ese calificativo a nosotros que no teníamos ninguna simpatía por los bolches para descalificarnos y falsificar la realidad.

Ya entonces el factótum de esta maniobra fue Huidobro: el aparato te condenaba en nombre de lo que ellos realmente estaban haciendo: aceptar la ideología del PC al someterse a un Frente popular. Ya entonces Huidobro y sus seguidores estaban en la ideología de lo que sería luego los comunicados 4 y 7, del frentepopulismo, posición idéntica a la del PC y acusaban a quienes más denunciaban al reformismo y al PC, justamente de “microfraccionalismo”, para subirse a la moda cubana y falsificar la realidad. Unos años después, ese mismo y repugnante individuo, Huidobro, escribiría su pretendida “autocrítica” usando el mismo procedimiento de falsificación de todo e inversión de conceptos: según él siempre fueron los otros, los más “marxistas leninistas” (estalinistas); en los hechos su estalinismo consecuente los llevó a abrazarse con los capitalistas represores.

Lo bueno era que con Ángela teníamos fuentes de información muy dispares y lejanas y podíamos cotejarlas. Mis compañeros más próximos eran justamente de muchos grupos divergentes, desde el “movimiento becario” a las agrupaciones estudiantiles radicales, del FER al Nocturno, de los cantegriles a la Juventud Pregón, de los compañeros de Bellas Artes a compañeros del FRT. Ella se había reencontrado con compañeras presas al mismo tiempo que renovado contacto con algún cañero y otros tupas viejos y conocía la militancia radical de todo el sector de la salud. Además en las luchas coincidíamos con compañeros anarquistas de diversas tendencias (Roe, Bellas Artes, individualistas…) que aportaban su visión clasista y consecuentemente muy crítica del frentismo. A pesar de ese impulso de solidaridad frente a la represión que se produjo a partir de la fuga de la Cárcel de Cabildo y la concreción de ciertas posibilidades de acción directa, la polarización entre oficialistas y críticos se había seguido desarrollando. De todas esas fuentes llovían los cuentos y anécdotas sobre el sectarismo y el aparatismo: se amenazaba a compañeros por no entregar las armas y sobretodo por organizarse en forma independiente. En algunos gremios se denunciaba a tal o cual por crear una estructura armada en “forma silvestre”… Incluso se había arrestado a compañeros y se los había dejado encerrados varios días en un local (“cárcel del pueblo”) y en otros se había llegado a amenazar con la muerte.

Algunos jefezuelos tupas, además de alcahuetes de los bolches, eran verdaderos patoteros y amenazaban de muerte a los discrepantes. Si no hay pruebas de que Rosencof haya sido siempre agente del PC y la URSS, aunque muchos compañeros lo sostienen, sí hay todavía compañeros que están vivos, y que han denunciado haber sido amenazados de muerte por este sujeto. A 40 años de esos hechos cualquiera puede comprobar que esos “valientes” estalinistas, defensores del “socialismo en un solo país”, son en general los mismos que colaboraron con los milicos progresistas primero y que luego terminaron como los mejores agentes del Estado burgués y el imperialismo en el mismísimo Gobierno del Frente.

El método estalinista de acusar de agente del enemigo, a los militantes más consecuentes y discrepantes, fue evidentemente utilizado muchísimo en esos años en Uruguay, al igual que se había hecho en todas partes del mundo. Pero no sólo por los bolches criollos, sino también por los estalinistas Tupamaros.

Un ejemplo importante de ese método fue cuando el PC uruguayo en la FEU acusó formalmente a Heber Godoy, dirigente del movimiento becario y gran compañero de agitaciones y manifestaciones, aduciendo que luego presentaría “pruebas detalladas”, de ser, ni más ni menos que, “agente de la CIA”..El PC enfrentaba así  a un compañero muy querido que se hubiese podido llevar mucha gente en su ruptura. No fue un hecho pequeño o que pasara desapercibido, fue una denuncia formal reiterada decenas de veces y que motivara muchas reuniones del consejo federal de la FEU. Incluso las agrupaciones estudiantiles se posicionaran públicamente a favor o en contra de esa acusación durante meses y años. Hasta llegó el caso de que compañeros fueron interrogados en Jefatura por poseer volantes que decían que Godoy no era agente de la CIA. Los milicos no entendían gran cosa de esos locos que defendían a alguien con el argumento de que no trabajaba para ellos.

Lo peor fue que oficialmente los Tupamaros respaldaron esa infundada e inmunda acusación con la que persiguieron a ese valioso compañero durante décadas. Años después,  se le pidió cuentas a Sendic de ese procedimiento estalinista y el mismo reconoció que no sabía explicar el origen de esa grotesca y mentirosa acusación que contribuyeron a difundir. No cabe dudas de que eso muestra la influencia que tenía el estalinismo, como contenido y como método, dentro del aparato de los Tupas.

Pienso que fue, más o menos entonces, que una tarde que nos encontramos por casualidad en el Comité del Frente Amplio con Ángela (que a esa altura ni ella ni yo frecuentábamos muy seguido), nos fuimos para afuera a seguirla con un grupo de frentistas desconformes. Recuerdo que discutimos hasta que punto el programa del Frente, de los partidos que lo constituían, de los sindicatos era en realidad un programa reformista de mierda y reafirmamos, con otros compañeros, que nosotros luchábamos CONTRA eso y por la revolución social. Comprobábamos que lo mejor que pasaba en el comité, ya no pasaba adentro del mismo, sino en las discusiones que todavía había afuera. Tal vez no teníamos demasiado claro todo lo que significaba entonces “revolución” para nosotros, pero si afirmábamos y dejábamos claro que el asunto no era de reformas, de nacionalizaciones y otros proyectos progresistas; sino, bien por el contrario de expropiación y revolución. Nos gustaba afirmar públicamente que estábamos contra toda reforma incluida la agraria y afirmábamos que sólo la expropiación generalizada de la tierra y todos los medios de producción podían abrir la puerta a una sociedad socialista; que todo lo demás eran ilusiones reformistas.  

Lo más importante era el demarcarse del proyecto de los bolches, que no sólo considerábamos reformista sino contrarrevolucionario. Como ya dijimos, para la juventud que luchaba contra el gobierno durante esos años, Rusia era todo lo contrario a un modelo de revolución. Sabíamos que la explotación del hombre por el hombre seguía existiendo en ese país y que los rusos habían sido los mejores aliados de los yanquis en la guerra y la represión de la revolución internacional. Para nosotros el sindicalismo bolche era algo así como gris sobre fondo gris, como lo era la apología del trabajo que hacían circular los bolches en centenas de pasquines que venían de Rusia. El socialismo revolucionario por el que nosotros peleábamos, los tenía a ellos también como enemigos. Como en muchos países en dichos años, la juventud consideraba con razón, que el sistema capitalista era mundial, que tenía una derecha y una izquierda (local e internacional) y se consideraba a si misma como ANTISISTEMA y en contraposición con todo el capitalismo, con su derecha y su izquierda.

No sé si fue en ese o en algún otro retorno que hicimos al “comité de base” a “ver si pasaba algo” que hubo otra gran pelotera entre los oficialistas del Frente y la base. Lo que recuerdo es que otra vez la mesa decidió funcionar sola y decidir un cuarto intermedio para deliberar a puertas cerradas. Más importante de lo que pasaba en el comité, recuerdo que en ese cuarto intermedio presenciamos una discusión entre dos viejos militantes españoles uno frentepopulista y del PC y otro que denunciaba al Frente Popular y el PC español por contrarrevolucionario y por haber secuestrado, torturado y masacrado a “anarquistas”. Este último decía que los estalinistas en España tenían todo un conjunto de casas en donde torturaban a la gente y habían utilizado sistemáticamente el método de desaparición de personas. Para nosotros esa fue toda una revelación, luego de eso buscamos información y comprobamos que eso de la represión de la revolución por parte del PC había sido también la clave de la contrarrevolución en España. Para varios compañeros que oímos esa denuncia clave eso fue muy importante para terminar de entender, hasta que punto el PC y el Frente amplio eran enemigos de la revolución a escala mundial.
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