La historia de la guerra del estamento médico burgués contra los médicos cubanos se repite: Hace algunos años fue contra los oftalmólogos en Uruguay; ahora, ampliada por los tamaños de los países involucrados, contra los médicos generales que atenderán localidades pobres de Brasil.
De todas formas la solución de fondo a los problemas sanitarios no pasa por "importar" médicos revolucionarios de Cuba. Se debe destruir los sistemas de salud basados en el capitalismo médico y crear unos nuevos de tipo general-estatal. La formación de médicos deberá estar incluida en esta transformación radical.
Difícilmente este cambio radical pueda producirse en el seno del capitalismo, aunque hay antecedentes en algunos países de la Europa socialdemócrata con transformaciones parecidas.
En Uruguay desde el advenimiento del progresismo en 2005 (más allá del episodio aislado de los oftalmólogos cubanos) el camino seguido ha sido inverso. Cientos de miles de trabajadores pasaron de cubrir sus necesidades de salud en el sistema estatal a hacerlo en el privado. Un "mutualismo" que ha abandonado cualquier pretensión de sistema solidario que alguna vez tuvo para ser cada vez más claramente una serie de empresas capitalistas puras y duras.
William Yohai
Médicos cubanos en Brasil: la derrota más humillante de El País o El Nuevo Herald
El pasado 26 de mayo, el diario de Miami “El Nuevo Herald” anunciaba a bombo y platillo que el Gobierno de Brasil había desistido de su idea de contratar médicos procedentes de Cuba (1). Y calificaba el hecho como “una de las derrotas más humillantes que ha sufrido el gobierno de los hermanos Castro, (…) que confirma (el) (…) deterioro del nivel de formación académica en la isla” (2).
La satisfacción era general en los grandes medios. El socio español de “El Nuevo Herald”, el periódico “El País”, titulaba “Brasil contratará médicos españoles y portugueses en vez de cubanos”. Según su corresponsal Juan Arias, “el ministro (brasileño) de Salud cree que los profesionales de estos países cuentan con más garantías de formación que los de la isla” (3).
Recordemos que unas semanas antes, se
había anunciado un acuerdo sanitario de cooperación Sur-Sur entre Cuba y
Brasil, respaldado por la Organización Panamericana de la Salud: un
contingente de médicos de la Isla sería destinado a atender localidades
pobres del norte y noroeste de Brasil (4).
Inmediatamente de desató una intensa
campaña, de tinte claramente xenófobo, en los medios de Brasil (5).
Éstos –y sus homólogos de Miami, América Latina y Madrid-
se convirtieron durante días en altavoz propagandístico de la élite
médica brasileña, en pie de guerra contra los médicos cubanos: el
presidente de la Asociación Médica Brasileña, Florentino Cardoso, los
llegó a calificar de “escoria” (6).
El intenso trabajo de presión mediática y de lobby político de la derecha brasileña contra el Gobierno de Dilma Rousseff parecía haber dado sus frutos, tras el anuncio, en los citados diarios, de la ruptura del acuerdo Cuba-Brasil.
Pues bien, en agosto dichos medios y las
corporaciones médicas brasileñas recibían un jarro de agua fría: se
anunciaba la llegada de los 400 primeros médicos de Cuba a Brasil, de un
total de 4.000 en un año (7). Nada más conocerse la noticia, el diario “El País”,
a través del mismo periodista que había asegurado que el programa
médico había quedado suspendido, publicaba hasta cuatro materiales sobre
el tema en apenas cinco días, recogiendo las protestas corporativas de
las asociaciones médicas brasileñas. En la última de las crónicas,
acusaba airadamente al Gobierno de Dilma Rousseff de “preparar en
secreto la llegada de médicos cubanos a su sistema de sanidad” (8).
El presidente de la Asociación Médica
Brasileña, que había asegurado en numerosas entrevistas de prensa, radio
y televisión que “Cuba tiene escuelas médicas de pésima calidad”, tuvo
que tragarse sus palabras (9). El ministerio de Educación de Brasil
anunciaba que los médicos brasileños formados en Cuba habían obtenido
las mejores notas en el Examen Nacional de Reválida de los años 2011 y
2012 (10).
Además, se daba a conocer un dato
clarificador que desmontaba el discurso corporativo de las asociaciones
médicas: el programa “Más médicos” del Ejecutivo brasileño había
ofertado 15.460 plazas para centros de salud pública de zonas
periféricas, con preferencia para los profesionales del país, con un
salario de 4.200 dólares y –eso sí- la exigencia de permanencia en
dichos lugares de al menos tres años. Pues bien: solo se presentaron
1.618 personas, un 10% de lo requerido (11). No se entiende por tanto la
gigantesca campaña contra los médicos cubanos, que darán servicio en
comunidades pobres, sin acceso alguno a la salud pública, y a donde no
quieren ir los médicos de Brasil.
Más de 40.000 médicos cubanos trabajan en
programas sanitarios ubicados en 69 países. Son profesionales
probadamente preparados, cuyo enfoque popular y humanista de la medicina
choca con concepciones elitistas muy asentadas. Son médicos capaces de
trabajar con pocos recursos, preparados no solo para la atención médica,
sino para la organización de campañas preventivas de salud, y
experimentados en el diagnóstico clínico, imprescindible en estas zonas
donde no se cuenta con laboratorios (12).
La noticia de la llegada de los primeros
médicos de Cuba a Brasil, para completar este año un total de 4.000, es
una gran victoria para 700 poblaciones de las regiones más pobres del
país sudamericano. Y una de “las derrotas más humillantes que han
sufrido” la élite médica latinoamericana y grandes medios de
comunicación como “El Nuevo Herald” y “El País”.
.
*Coordinador de Cubainformación
Información disponible también en este link: resonandoenfenix.blogspot.com
el problema de la salud en brasil es que a la clase politica brasilera le importa un pepino que los pobres se mueran en las filas de los hospitales publicos//total ellos cuando se enferman tienen todo///principalmente las autoridades del norte del brasil que tienen esa region en un sistema feudal donde falta hasta agua///ahora culpar a fidel es ridiculo como es redicula toda la prensa amarilla brasilera
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