viernes, 11 de enero de 2013

El tiburón y las sardinas



OEA: el tiburón y las sardinas

| Caracas (Venezuela) 2005-05-03 | 3 de mayo de 2005

En 1956 se edita un libro que conmueve a las juventudes de América hispana durante casi dos décadas. Se titula Fábula del Tiburón y las Sardinas y su autor es el guatemalteco Juan José Arévalo (1904-1990). Las “sardinas” son los pequeños países de América Central; el “tiburón, Estados Unidos, principal respaldo de la empresa bananera United Fruit. Son los tiempos de la guerra fría y, aunque Fidel Castro aún no ha tomado el poder en Cuba, Arévalo es catalogado como “comunista”. El escritor, desde luego, no es comunista pero impulsa un “socialismo espiritual” que lo hace sospechoso.
Graduado como maestro de educación primaria en 1922, Arévalo obtiene diplomas en Filosofía y Ciencias de la Educación en la Universidad de La Plata (Argentina) y regresa a su país en 1934 con la idea de crear una Facultad de Filosofía y Letras. No es buen momento: gobierna el dictador Jorge Ubico, quien otorgó a la United Fruit permiso para matar y se adelantó a Benito Mussolini y Adolfo Hitler en el reconocimiento al generalísimo español Francisco Franco en su levantamiento contra la república española.
“El general Ubico no fue un déspota ilustrado, ni siquiera inteligente, ni siquiera tonto, ni siquiera mediocre o pintoresco y con alguna visión creativa, con alguna originalidad o generosidad”, escribe Luis Cardoza y Aragón en Miguel Ángel Asturias: Casi Novela (Ediciones Era, México, 1991). “No fue más que un generalote primario, incapaz y fatuo. En verdad, no fue sino un tubo digestivo con charreteras”.
El tirano -que odia a los maestros, los poetas y los periodistas- ordena la designación de Arévalo como inspector general de escuelas. Es una muestra de cinismo: el cargo, que hasta entonces no existía, convierte al recién llegado en el único inspector para todo el territorio nacional, una tarea imposible. El educador retorna a Argentina y da clases en la Universidad de Tucumán.
En 1944, Ubico termina derrocado y Arévalo es postulado candidato a la presidencia de Guatemala. Regresa en septiembre de ese año y en las elecciones de diciembre obtiene más del 86 por ciento de los votos. Después de 60 años, es el primer mandatario guatemalteco que logra cumplir su mandato constitucional (1945-1951). Claro que para lograrlo tiene que enfrentar 32 tentativas de golpe de Estado.
Considerado en su país como “el padre de la democracia”, Arévalo se despide de la presidencia con un discurso histórico: “De pie hemos llegado a este día. Guatemala ha demostrado en seis años que no hay poder humano capaz de humillar la voluntad de un pueblo cuando sus gobernantes no lo traicionan. Pueblo y gobierno juntos producen dignidad”.
Arévalo es autor de varios libros, entre los que se cuentan Viajar es Vivir (1933), La Adolescencia como Evasión y Retorno (1941), Escritos pedagógicos y filosóficos (1946), Memorias de aldea (1963), La inquietud normalista (1980), Despacho presidencial (1980) y La Argentina que yo viví (1984). Sin embargo, el más recordado sigue siendo Fábula del tiburón y las sardinas.
Este título, por cierto, ha vuelto a cobrar vigencia con la pugna electoral en el seno de la desprestigiada Organización de Estados Americanos. Las “sardinas” se le rebelaron al “tiburón” y le echaron para atrás dos candidaturas: la del salvadoreño Francisco Flores (sólo apoyado por Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Guatemala) y la del mexicano Luis Ernesto Derbez.
La importancia de la rebelión de las “sardinas”, que significa una novedad en la historia de la OEA desde 1948, se mide por un dato: Estados Unidos aporta el 58 por ciento de los gastos de la institución, mientras que el cardumen de los 33 países restantes se reparte el 42 por ciento.
Quizá ha llegado el momento en que el organismo recupere algo de su dignidad perdida. Durante más de tres décadas, mantuvo demasiados silencios cómplices. A pesar de que uno de los primeros principios de su Declaración establece que no se podrá hacer uso de la fuerza por parte de un país firmante en contra de otro firmante, la OEA nunca se pronunció acerca de las invasiones de Estados Unidos a Cuba (1961), República Dominicana (1965), Granada (1963), Panamá (1989) y Haití (2004).


ACERCA DE LOS ACUERDOS DE COOPERACION EN DEFENSA Y SEGURIDAD CON LOS EEUU.
AQUELLA FABULA DEL TIBURON Y LAS SARDINAS.

 por WLADIMIR TURIANSKY


Juan José Arévalo, fue electo presidente de Guatemala en 1944, asumiendo el 15 de marzo de 1945. Con él se dio inicio a un proceso de efectiva democratización del país, y profundas transformaciones sociales, cuya continuación quedó en manos de su sucesor, Jacobo Arbenz, electo presidente en 1951, quien asumiera en 1952, con su proyecto de reforma agraria y recuperación de las riquezas naturales. Tierras y frutos estaban por aquellos años en manos de la poderosa United Fruit, corporación estadounidense cuyas garras se extendían por toda la América Central. No pudo ser. Los EEUU se encargaron de frustrar tan bello sueño. Eso fue en 1954. En 1956, Arévalo publicó un libro titulado “Fábula del tiburón y las sardinas”, que se refería a la difícil coexistencia pacífica entre el tiburón y las sardinas de su vecindad, aludiendo así a la relación de los EEUU con las repúblicas centroamericanas.

A más de 50 años de aquella publicación, la fábula sigue siendo aleccionadora, no sólo para América Central, sino para el conjunto de la América Latina, América la nuestra, como la denominara José Martí.

Es un buen título para este alegato.




LA FABULA DEL TIBURON Y LAS SARDINAS. Si antes de la firma del TIAR en 1947, los EEUU habían actuado tal como Arévalo lo describe en su libro, luego de esa firma los EEUU violaron sistemáticamente sus compromisos para la defensa de la democracia y los derechos humanos, contribuyendo militar y económicamente a la implantación y sostenimiento de dictaduras terroristas en todo el continente.

Con su papel en el bloque militar OTAN ha demostrado que sus intereses no sólo no coinciden sino que son esencialmente contrapuestos a los intereses de los países latinoamericanos, cuyo destino está ligado a la defensa de la paz, de la solución negociada de los conflictos y al principio de la autodeterminación de las naciones. Porque aquí no caben dudas: la política de defensa de los EEUU privilegia la OTAN. Es así desde que la OTAN existe, y fue fundada en 1948, un año después de la firma y ratificación del TIAR por todos los estados americanos signatarios del mismo. Si quedara duda, el episodio de la guerra de las Malvinas en 1982 lo demostró por la palabra y la acción del Dpto. de Estado. La obligación que EEUU tuviera en relación a la “defensa común de cualquiera de los países signatarios del TIAR ante el ataque armado de una potencia ajena a la región” desaparecía ante la obligación de defender en primer lugar a un socio suyo de la OTAN, en el caso la Gran Bretaña. No por nada hoy las naciones sudamericanas, incluido nuestro país, se orientan, en el marco de la UNASUR, a construir una política común de defensa regional, al margen de los EEUU.

1947 – SE FIRMA EN RIO DE JANEIRO EL TIAR, TRATADO INTERAMERICANO DE ASISTENCIA RECIPROCA, PRIMER TRATADO MILITAR DE LA POST-GUERRA.

Finalizada la 2º guerra mundial con la derrota del fascismo, se abre una era soñada como de paz y de coexistencia pacífica entre naciones de distinto signo ideológico, y se constituye la ONU como órgano internacional custodio de la paz y la solución negociada de los conflictos. Y sin embargo, rápidamente la coexistencia es sustituida por la confrontación y la guerra fría. En ese marco se firma en 1947 el TIAR, primer tratado militar de la posguerra, entre EEUU y las naciones latinoamericanas

El TIAR se inscribe en la llamada Doctrina Truman, esto es, la conformación de un bloque de naciones sometidas a la influencia política militar de los EEUU, que emerge de la 2º guerra mundial como potencia hegemónica, bloque que asume como enemigo al comunismo, englobando en esa común denominación no sólo a la Unión Soviética y los países del este de Europa denominados democracias populares, sino también a los países que en Asia y África desarrollan revoluciones anticolonialistas y de liberación nacional. De ahí la denominación de bloque occidental, que se autodefine como “el mundo libre”, en oposición a “la cortina de hierro”, detrás de la cual viven los pueblos sojuzgados por el comunismo. (en un debate parlamentario relacionado con la autorización para un préstamo del BIRF a la UTE, allá por el año 1954, un legislador, Rodríguez Camusso, observa que los insumos que UTE deba adquirir para la obra cuyo préstamo se solicita, sólo pueden ser comprados en países del “mundo libre”, y le pregunta al entonces gerente general de UTE, Cdor. Rivero, qué se entiende por “mundo libre”. Rivero contesta “sólo excluye a los países que están “detrás de la cortina de hierro”. Como al pasar, el legislador pregunta si la Nicaragua de Somoza está incluida en la definición de “mundo libre”, a lo que naturalmente Rivero contesta “si, señor”).

Esa concepción del mundo dividido en dos grandes bloques confrontados, con esas características, es la filosofía de la Doctrina Truman, cuya estrategia apunta a la construcción de un entramado de organizaciones internacionales políticas, económicas, y militares, que garantizaran la supremacía del sistema capitalista y su centro imperial, los EEUU. Y esto más allá de un lenguaje diplomático que reivindicaba cada acto en los objetivos de la paz, y de los derechos del hombre y la democracia, aunque en la práctica no hiciera asco en respaldar tanto dictador y tiranuelo que asolaba la América Latina por aquellos años. Véase: en los fundamentos del TIAR se lee

“…Que la comunidad regional americana afirma como verdad manifiesta que la organización jurídica es una condición necesaria para la seguridad y la paz y que la paz se funda en la justicia y en el orden moral y por tanto en el reconocimiento y la protección internacionales de los derechos y libertades de la persona humana, en el bienestar indispensable de los pueblos, y en la efectividad de la democracia para la realización internacional de la justicia y la seguridad”. Y basta pasar lista a los gobiernos “democráticos y respetuosos de las libertades y derechos de la persona humana”, para percibir cuanta hipocresía encerraba tales propósitos “manifiestos”. Trujillo en Santo Domingo, Somoza en Nicaragua, Duvalier en Haití, Batista en Cuba, Stroessner en Paraguay, por poner los ejemplos más “manifiestos”.

Cabe agregar, por el papel jugado en el esfuerzo por colocar a los ejércitos americanos en la égida de los EEUU, como una política encuadrada en la seguridad nacional (de los EEUU, vale aclarar), la Escuela militar de las Américas, instalada en 1946 en la zona del Canal de Panamá bajo jurisdicción por entonces de los EEUU. La citada Escuela uniformizó los ejércitos de la región en la definición de sus objetivos englobados en la doctrina de la seguridad nacional y en la definición del enemigo: el marxismo y los movimientos de izquierda en forma más general, en las prácticas de combate, en su equipamiento, y en las prácticas de tortura. El germen del plan Cóndor y las dictaduras de los años 70 se puede rastrear en esta Escuela, que aún hoy funciona, ahora en territorio estadounidense. También como derivados del TIAR debemos examinar los Acuerdos de cooperación en el área de defensa y seguridad entre diversos países latinoamericanos y los EEUU. Y entre ellos, Uruguay.

1953 – ACUERDO DE COOPERACION URUGUAY – EEUU.

EEUU y Uruguay acaban de acordar actualizar su acuerdo de cooperación firmado hace 60 años, en tiempos de guerra fría. Tal la información de prensa brindada por el secretario de prensa del Pentágono, George Little. “Este acuerdo modernizará el marco para una futura cooperación en defensa entre Uruguay y EEUU. EEUU ve a Uruguay como un socio clave en defensa en Sudamérica”, señalaron asimismo funcionarios estadounidenses. (de la prensa, octubre 2012)

A su vez el subsecretario de Defensa de Uruguay, Jorge Menéndez, confirmó la llegada de una delegación de alto nivel del Dpto. de Defensa de los EEUU para discutir un nuevo acuerdo de cooperación en defensa entre Uruguay y EEUU. (información de prensa, diciembre 2012). “Buscará sustituir el acuerdo vigente por otro que contemple la realidad actual del mundo y el relacionamiento entre dos países soberanos”, agregó. El Acuerdo de 1953 se firmó, como se dice en las declaraciones, en el marco de la guerra fría, pero más aún, con la finalidad de incorporar a las fuerzas armadas uruguayas a la batalla mundial contra el comunismo, en objetivos y en formas de participación. Temas como una eventual instalación de una base militar estadounidense en P. del Este, o el envío de un contingente militar a Corea conmovieron la vida política nacional y generaron un fuerte rechazo no sólo de las organizaciones populares y de izquierda, sino incluso del herrerismo dentro del P. Nacional.

Desde luego no hay manera de “actualizar” ese acuerdo, es impensable siquiera admitirlo como posibilidad, porque no se trata digamos de ponerlo al día cambiando al enemigo. Antes era el marxismo internacional, ahora es el terrorismo internacional. Es la filosofía del Acuerdo lo que no admite actualización. Es la filosofía con la que hoy, como ayer, los EEUU manejan el concepto de la seguridad internacional, que establece el enemigo, el narco terrorismo, o el terrorismo fundamentalista, y también “los gobiernos que los protegen”, que pasan de inmediato a la categoría de “antidemocráticos”, pasibles por tanto de ser castigados, como viene ocurriendo con trágica asiduidad desde la invasión a Irak, hasta la guerra sucia actual en Siria, como antes en Libia. ¿Qué actualización es pensable para un acuerdo de cooperación en defensa y seguridad, con alguien que apelando a su poder decide por sí quien es el enemigo y como tenemos que combatirlo? Menuda tarea tendrá quien intente lograrlo.

La pregunta que cabe hacerse, en cambio, es otra:

¿Cuál sería el interés de Uruguay en la firma de un nuevo acuerdo?

En este momento vale la pena repasar los 65 años de existencia del TIAR, con los acuerdos de cooperación en materia de defensa y seguridad y la Escuela militar de las Américas incluida, y qué ha pasado en ese lapso en la defensa de la juridicidad institucional, los derechos humanos, la libertad y la democracia en la región.

EL “CUADRO “DEMOCRATICO” EN AMERICA LATINA ENTRE 1947 Y 1953.

Nicaragua desde 1936 era gobernada despóticamente por Anastasio Somoza, en beneficio de él y su familia, enriquecido mediante el robo y con el respaldo tácito de los EEUU, que obtuvo a cambio el asesinato de Sandino y el fin de su proyecto liberador, y usufructo de las riquezas naturales del país. Ya sea como tirano, o disfrazado de presidente constitucional, gobernó despóticamente hasta 1956, en que fue asesinado y sustituido en el poder por su hijo Luis, quien continuó esa larga dinastía hasta ser derrocado por la revolución sandinista de 1979.

Rafael Leonidas Trujillo gobernó dictatorialmente Santo Domingo desde 1930 hasta 1961, año en que fue asesinado. Fue una de las más sangrientas dictaduras de América Latina, siempre respaldado por los EEUU, que ya en 1916 habían ocupado militarmente el país ante el peligro de no pago de su deuda, y cuya presencia e influencia se hizo permanente. Trujillo se formó militarmente con los marines, y fue un aliado fiel de los EEUU. Fulgencio Batista tuvo un período de gobierno constitucional en Cuba entre 1940 y 1944, y luego de un período de inestabilidad política, asumió el gobierno mediante un golpe militar en 1952, hasta 1959, en que es derrocado por Fidel Castro. Contó siempre con el beneplácito de los EEUU, a quien entregó la riqueza azucarera del país, así como el control de la energía y riquezas minerales del país.

Alfredo Stroessner gobernó dictatorialmente el Paraguay desde 1954 hasta 1989, a lo largo de 35 años, en cuyo transcurso la prisión, tortura y asesinato de opositores políticos y líderes sindicales fue moneda corriente, verdadero anticipo de lo que luego vivirían tantos pueblos de la región. Contó desde luego con el respaldo de los EEUU, que hizo de Paraguay una base de operaciones hacia el Cono Sur del continente.

En fin, así funcionó el TIAR, tales son más bien algunos ejemplos extremos, porque restricción de libertades y derechos, y políticas represivas fueron el signo distintivo de aquellos años en que tales gobernantes se comprometieron a la defensa del “mundo libre” en esta parte del planeta. Por eso es indispensable refrescar la memoria en torno a esto que es, remedando al argentino Borges, otra “universal historia de la infamia”. 1954 – SE AGREGA GUATEMALA AL CUADRO.

El proceso democrático iniciado en Guatemala con la presidencia del escritor Juan José Arévalo, y continuado por Jacobo Arbenz, con un programa de reforma agraria y rescate de las riquezas naturales del país, es truncado en 1954 por un golpe militar organizado y financiado desde los EEUU, y encabezado por Castillo Armas, dando por tierra con el proceso transformador del país, sumido desde entonces en un baño de sangre interminable. 1955 – Un golpe militar, denominado “revolución libertadora”, protagonizado por el ala gorila del ejército argentino, derroca al presidente constitucional Juan D. Perón, tras criminales bombardeos sobre la Plaza de Mayo, iniciando un largo período de gobiernos militares “de facto”, con breves períodos institucionales, hasta desembocar en la dictadura terrorista de Videla y compañía en 1976.

1959 – La revolución iniciada en 1956 contra la dictadura del Gral. Fulgencio Batista por un movimiento dirigido por Fidel Castro culmina el 1º de enero de 1959 con el derrocamiento del dictador.

Comienza en Cuba un proceso democrático avanzado, con un programa de reforma agraria y nacionalización de las grandes empresas de capital norteamericano.

1961 – BAHIA DE COCHINOS. En un intento de repetir la experiencia de Guatemala, desembarca en Bahía de Cochinos, en la costa suroccidental de Cuba, un grupo contrarrevolucionario organizado, adiestrado y armado desde los EEUU, con el objetivo de acabar con el proceso revolucionario cubano. Tal objetivo es frustrado rápidamente por la acción decidida del naciente ejército revolucionario y el respaldo masivo del pueblo cubano.

1961 – BLOQUEO ECONOMICO A CUBA. Ante el fracaso de su intento intervencionista, EEUU inicia unilateralmente, violando tratados internacionales y regionales, el bloqueo económico y político contra Cuba, bloqueo que no ha menguado a lo largo de 50 años, pese a las reiteradas resoluciones en su contra de la Asamblea General de la ONU, y de la unanimidad de las naciones latinoamericanas.

1964 – GOLPE GORILA EN BRASIL. La “revolución libertadora” de los gorilas argentinos contra el presidente Juan Domingo Perón, en 1955, se repite ahora, a cargo de los militares gorilas brasileros, contra el presidente Janio Goulart. También como 9 años atrás en la Argentina, aquí se procura impedir el desarrollo de un programa democrático de independencia económica y de contenido popular. Pero el golpe ya se inscribe en la estrategia trazada en el Pentágono y el Dpto. de Estado que, alertado ante el avance de los procesos de democratización y de liberación nacional en el continente, no vacila en conspirar con las oligarquías criollas y los sectores militares encuadrados en la doctrina de la seguridad nacional con vistas a frustrar tales avances.

CENTRO AMERICA, UNITED FRUIT Y LOS MARINES.

Desde los años 20 y 30 del siglo XX, la explotación bananera y frutera se extiende por Centro América y el Caribe, a cargo de una poderosa empresa estadounidense, la UNITED FRUIT (MAMITA YUNAI, como la denominaron nuestros hermanos centroamericanos, y cuyas formas de explotación despiadada motivó tanta literatura de denuncia por la época). Contó con la protección de las cañoneras del tío Sam y sus marines para la defensa de sus intereses. Es aquello del tiburón y las sardinas, ese libro emblemático del guatemalteco Arévalo, y la amarga experiencia de su país. Pero veamos otro ejemplo, más cercano incluso en el tiempo:

1964. REPUBLICA DOMINICANA. Luego de un período de inestabilidad política derivado del asesinato del dictador Trujillo, es electo presidente de la República Dominicana, en 1962, Juan Bosch, líder del partido revolucionario dominicano, quien toma posesión en 1963. Y la historia se repite. Otra vez un programa democrático de reformas sociales, y otra vez la conjura de la oligarquía conservadora, junto a las jerarquías de la Iglesia católica, y una cúpula militar encabezada por el general Wassen y Wassen desencadenan un golpe militar que encuentra la resistencia armada de los movimientos constitucionalistas que amenazan desbaratar el intento golpista. Y otra vez la ocupación militar estadounidense, la 2º ocupación de Santo Domingo en el siglo XX, que termina por imponer sus condiciones, pese a la heroica resistencia del pueblo dominicano, con el alejamiento definitivo de Bosch, y la vuelta al poder de un viejo político conservador, de confianza de los EEUU, Juan Balaguer, el que por largo tiempo dominaría la escena política dominicana.

Las intervenciones armadas estadounidenses llenan toda la historia independiente de las naciones de América Latina, en el siglo XIX y XX, y hasta tiempos muy recientes. Citemos nada más la invasión a la isla caribeña de GRANADOS, en 1983, ante el peligro de la “creciente influencia cubana” en la isla, y la invasión a PANAMÁ en 1989, con el secuestro y traslado a EEUU de su presidente, Miguel Antonio Noriega, dejando más de tres mil muertos panameños, y asegurando una línea de gobierno afín a sus intereses en el área.

Lo demás es historia muy reciente. Las dictaduras inspiradas en la lucha contra el marxismo y el comunismo comenzaron a proliferar, en particular en el Cono Sur del continente americano. A Paraguay y Brasil se fueron sumando Bolivia, Uruguay, Chile, Argentina con su trágica secuela de miles de muertos y desaparecidos por la práctica del terrorismo de estado coordinado por el Plan Cóndor. Hoy está claro además, por vía de miles de documentos oficiales desclasificados, el rol conductor de los EEUU en esta tragedia colectiva.

Con esta historia, ¿alguien puede pensar que exista algún atisbo siquiera de intereses comunes entre Uruguay y EEUU en materia de defensa y seguridad?

Mantengamos como dice nuestro prosecretario de Defensa relaciones normales, de país soberano a país soberano, con el gran vecino del Norte, del que dicen los mexicanos a manera de dicho popular, “pobrecitos los mexicanos, tan lejos de Dios y tan cerquita de los EEUU…” Pensemos en colocar, y a buen precio, nuestros productos en ese gran mercado. Pero en el área de la defensa y la seguridad nacionales, afirmemos los principios que resumieron el debate sobre defensa nacional desarrollado ya en el anterior gobierno, y procuremos aportar a la construcción de una política de defensa para la UNASUR basada en la paz y en la solución negociada de los conflictos, así como el principio de autodeterminación de las naciones. Más nos vale.

Wladimir Turiansky. 7 de enero de 2013.

Enviado por Jorge Molinari a Jorge Zabalza

Tiburones y sardinas

Turiansky criticó posibles acuerdos de cooperación en defensa con Estados Unidos.
El artículo comenzó a circular el 7 de enero, sobre todo entre militantes del Frente Amplio. Son casi diez páginas en las que el ex dirigente comunista y referente histórico de la izquierda Wladimir Turiansky reflexiona sobre los acuerdos de cooperación en defensa y seguridad entre Uruguay y Estados Unidos (EEUU). Ya en las primeras líneas grafica la posición del ex sindicalista: adelanta que esta situación se parece a “aquella fábula del tiburón y las sardinas”, que el ex presidente de Guatemala Juan José Arévalo utilizó en la década del 50 para aludir a la relación de EEUU con las repúblicas centroamericanas.
Las preocupaciones de Turiansky plasmadas en la nota tienen una motivación. En noviembre de 2012, Presidencia de la República anunció que enviaría al Parlamento un proyecto de acuerdo entre Uruguay y EEUU para “la adquisición de suministros y la prestación recíproca de servicios” entre los ministerios de Defensa de ambos países.
En el mensaje de aquel proyecto se recuerda que en 2010 venció un acuerdo “de características similares” suscrito en 2000, y puntualiza que “ambos países están vinculados en la materia por el Convenio de Asistencia Militar que entró en vigor” en 1953.
Turiansky recuerda que aquel convenio se firmó en el marco de la Guerra Fría con la finalidad de “incorporar a las fuerzas armadas uruguayas a la batalla mundial contra el comunismo”. “Temas como una eventual instalación de una base militar estadounidense en Punta del Este, o el envío de un contingente militar a Corea conmovieron la vida política nacional y generaron un fuerte rechazo no sólo de las organizaciones populares y de izquierda, sino incluso del herrerismo dentro del Partido Nacional”, reseñó.
Para Turiansky, no hay manera de “actualizar” ese acuerdo -una posibilidad que se manejó a finales de año- porque no “se trata de ponerlo al día cambiando al enemigo”. “Antes era el marxismo internacional, ahora es el terrorismo internacional”, añade Turiansky, quien considera que EEUU mantiene 60 años después el mismo concepto de seguridad internacional. “Con esta historia, ¿alguien puede pensar que exista algún atisbo siquiera de intereses comunes entre Uruguay y EEUU en materia de defensa y seguridad?”, se pregunta.
En este caso, según Turiansky, Uruguay debería mantener relaciones normales “de país soberano a país soberano” con el gran vecino del norte. “Pensemos en colocar, y a buen precio, nuestros productos en ese gran mercado. Pero en el área de la defensa y la seguridad nacionales [...] procuremos aportar a la construcción de una política de defensa para la Unasur basada en la paz y en la solución negociada de los conflictos, así como el principio de autodeterminación de las naciones. Más nos vale”, concluye.

1 comentario:

  1. Solo nos queda luchar por nuestro pueblo, ee.uu de una u otra manera siempre interviene en los paises y no precisamente para que logren desarrollo sino por sus propios intereses, nunca olvidemos que lo importante es el bienestar común y luchemos por un país mejor día a día.

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