Luisa Cuesta, ayer, cuando llegaba al juzgado de la calle Misiones. Foto: Pedro Rincón
11.12.12
Basada en datos recientes sobre el traslado de su hijo de Argentina a
Uruguay en 1976, Luisa Cuesta hizo ayer la denuncia correspondiente.
El Día Internacional de los Derechos Humanos fue el
elegido por Luisa Cuesta y su sobrino, Nilo Patiño, para radicar la
denuncia penal por la desaparición de Nebio Melo el 8 de febrero de 1976
en Argentina. Pero hay otras circunstancias para que esto suceda casi
37 años después: recién en los últimos meses fue posible reunir las
pruebas necesarias para suponer el traslado de Melo a Uruguay, en el
marco de la coordinación represiva del Plan Cóndor.
La detención
de Melo se habría producido junto a la de Winston Mazzuchi, también
uruguayo, a las 21.00 en el bar porteño “Tala”, y habría sido trasladado
al centro clandestino “Campo de Mayo”, según los datos recogidos para
la Investigación Histórica de Detenidos-Desaparecidos de Presidencia. En
el bar también estaba Alicia Román, esposa de Melo, que se había
retirado momentos antes de que militares e integrantes de la Policía
Federal irrumpieran en el solicitando la documentación de los presentes.
Al
día siguiente, unas 15 personas armadas y vestidas de particular que se
desplazaban en dos automóviles Ford Falcon -una marca que mantuvo un
estrecho vínculo con la dictadura argentina, al punto de que ese modelo
se asocia directamente con secuestros y desapariciones- allanaron la
finca en la que Melo y su esposa habían vivido hasta dos meses antes.
Pero
allí no había nadie. De estos hechos siempre hubo testigos -un
quiosquero de la zona y clientes habituales del bar-, pero nadie puede
atestiguar lo que sucedió después. En el apartado “Desaparición” de la
ficha de Melo, de la Investigación Histórica actualizada, no hay
información.
Esa carencia impidió que durante casi cuatro décadas
no hubiera elementos para denunciar en nuestro país la desaparición de
Melo. Además de las gestiones realizadas durante la dictadura ante la
comunidad internacional y en los tribunales argentinos, en 1985 se dejó
constancia de estos acontecimientos ante la Cámara de Representantes
uruguaya y en 2006, a solicitud de Luisa Cuesta, la Secretaría de
Seguimiento de la Comisión para la Paz emitió un certificado de ausencia
por desaparición forzada.
Desde hace unos meses, como resultado
de un intenso trabajo de búsqueda realizado por quienes apoyan a Luisa
Cuesta, se encontraron pruebas documentales y testimoniales, incluso
desde la órbita militar, que evidencian un traslado de Melo a nuestro
país. El escrito, patrocinado por el abogado José Luis González, fue
recepcionado ayer pasadas las 10.30 por el juez de 4º Turno Eduardo
Pereyra en la sede judicial de Misiones y 25 de Mayo. En esa misma
audiencia, que duró más de una hora, ratificaron la demanda. González
hizo notar que es uno de los primeros casos vinculados al pasado
reciente “sin la traba” de la Ley de Caducidad, derogada hace un año.
Con sus 93 años, Luisa Cuesta salió evidentemente emocionada. No quiso
decir nada, porque ya lo ha dicho todo, afirma. Una y otra vez.
Lourdes Rodríguez
Todas las madres de Gabriel Carbajales
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