de Gabriel "Saracho"Carbajales
Los puentes sin fronteras de la dignidad de los humildes
pero no sumisos de este mundo ancho y nuestro
Aprovechando el descanso relativo del “Día del/la trabajador/a Gráfic@”
en Uruguay y hurgando en los confines positivos de la internet burguesa, encontré
esta muy oportuna notita de la rama Detroit del Partido Comunista Revolucionario
de los EE.UU., de 2005, homenajeando a una verdadera revolucionaria y recordando un
ejemplo de resistencia popular activa en el corazón mismo y el cerebro mismo
del imperialismo capitalista, un imperialismo y un capitalismo esencialmente
idénticos al viejo esclavismo que sobrevive maquillado en el “mundo moderno”,
porque la llamada “revolución burguesa”, no fue eso. No fue revolución, porque
si las grandes transformaciones sociales lo son solamente de lo formal, o lo técnico, o
los modos de producción, los contenidos, los rasgos esenciales, permanecen, por
más camuflados que estén… En los EE.UU., en Europa, en Asia, en Latinoamérica,
y en Uruguay también…
(La Revolución, la única, la que liquida la explotación y la opresión y las clases y subclases y capas medias,
todavía está pendiente, aguardándonos desde los tiempos de la insurrección
espartaquista y de las negras haitianas y los negros haitianos sublevados en
los siglos XVIII y XIX, por lo menos).
Quiso la casualidad que haya sido también un 20 de diciembre; y por eso
estos renglones tienen más sentido, aun, creo.
Y que, ¡por favor!, Tania no sienta que esto es una lisonja barata de
blancos con cola de paja o un inútil culto a la personalidad, pero ella debe
entender que sí, que es nuestra pequeña Rosa Parks oriental, y que su ejemplo es una
manera de tender no solamente puentes raciales o de defensa étnica; su gesto
es, fundamentalmente, el gesto más elementalmente revolucionario que todas y
todos debemos esperar de quienes poseemos únicamente –y ni más ni menos-
nuestros brazos, nuestro cerebro y nuestra dignidad, para vivir decentemente y
para enseñar que esta es la única manera humana de vivir, y que hay que organizarla
y colectivizarla incansablemente, para que más temprano que tarde, no haya ya
ni un solo individuo que viva de nosotros o que sienta que su aspecto físico le
hace superior a otras y otros.
Como no estuve en la marcha antirracista de ayer para no codearme con los
mismos que mandan botones a reprimir a nuestros hermanos de Haití y del Congo,
arrimo estas líneas y esta imagen, en honor a Tania y, también, para ayudar a que
sintamos, todas y todos, que todo en esta sociedad, es discriminación y abuso
de los que seguirán sintiéndose poderosos mientras se lo sigamos permitiendo…
Pues el racismo y los arrebatos fascistas de todos los días, son la misma
mierda burguesa funcional a las pautas de vida de una clase que parece haberse creído
que una varita divina, mágica, insuperable, allá lejos y hace tiempo, la nominó para cumplir el rol
de fiolo y verdugo de todo el mundo.
Gabriel –Saracho- Carbajales, Montevideo, 20 de diciembre de 2012, “Día
del/la Trabajador/a Gráfic@”
(va la nota del PCR rama Detroit del 2005).
“A la memoria
de Rosa Parks:
Luchadora
"Siempre dicen que no me paré del asiento porque estaba cansada,
pero no es cierto. No tenía más cansancio físico de lo normal al fin de un día
de trabajo. No estaba vieja, aunque mucha gente cree que en esa época era
vieja; tenía 42 años. No, lo que estaba era cansada de ceder y ceder".
Revolución #021, 6 de noviembre de 2005
El lunes 24 de octubre falleció Rosa
Park a los 92 años de edad. El 1º de diciembre de 1955, en Montgomery,
Alabama, ella rehusó pararse de un asiento designado para blancos y la arrestaron.
Su audacia impulsó el movimiento en defensa de los derechos civiles. En
cuestión de días, los negros de Montgomery organizaron un boicot casi total a
los autobuses, que en un año culminó con el fin de la segregación en ellos en
Montgomery y un mayor nivel de organización popular.
Rosa Parks ya era una luchadora desde años atrás.
En 1943 rehusó sentarse en los asientos de atrás y el conductor blanco la tiró
del bus. Pero, como dijo, "eso pasó como si nada". Los negros tenían
que pagar primero al frente y luego subirse por la puerta de atrás, y si los
asientos para blancos se llenaban, los negros tenían que cederles su asiento. A
veces los conductores recibían el pasaje y arrancaban antes de que tuvieran
tiempo de subirse por la puerta de atrás. Era una institución repugnante que
tenía como objetivo humillar a los negros y quebrarles el espíritu, una parte
del sistema de segregación conocido como Jim Crow.
Ella no fue la única que luchó. Unos meses antes,
Claudette Colvin, una adolescente, rehusó obedecer al conductor y confrontó a
la policía que llegó a detenerla. Además, Rosa Parks se había forjado en la
lucha. Su esposo, Raymond Parks, militó en el movimiento para liberar a los
Scottsboro Boys en los años 30: nueve jóvenes negros acusados injustamente de
violar a dos mujeres blancas, por lo cual ocho fueron sentenciados a muerte y
uno de 13 años a cadena perpetua. Los Scottsboro Boys salieron libres después
de muchos años y muchas apelaciones jurídicas, y porque tenían el apoyo de un
enorme movimiento popular contra esa injusticia, en el cual desempeñaron un
papel clave el Partido Comunista norteamericano y otras fuerzas progresistas.
Eso también era parte de la rutina que los negros tenían que soportar y combatir
en el "viejo Sur".
Rosa Parks también era activista y participó en una
escuela de organizadores en Tennessee. Así que cuando rehusó levantarse del
asiento para blancos, ya era parte de una red organizada. Además, unos meses
antes lincharon cruelmente al joven negro Emmett Till en Mississippi, y la
audaz posición de su mamá de abrir el ataúd en el entierro para que todos
vieran cómo quedó, atizó las llamas de resistencia en el Sur. Ese fue el
contexto en que Rosa Parks rehusó levantarse del asiento.
El acto no fue parte de un plan organizado, pero la
noticia del arresto corrió y electrizó a los activistas negros que, esa misma
noche, se pusieron a planear la respuesta. Al día siguiente, un viernes,
difundieron 52,000 volantes. ¡Y eso que no existían fotocopiadoras! La
actividad de ese fin de semana, con la ayuda involuntaria del diario que
publicó la noticia en primera plana, hizo que el boicot fuera tan exitoso el
lunes siguiente.
A pesar de que tuvieron que caminar hacia el trabajo
durante meses, a pesar de la violencia del KKK (que incendió las viviendas de
los organizadores), y a pesar de represalias económicas y jurídicas, las masas
negras se mantuvieron firmes. Poco a poco, y después con más rapidez, cuando el
intento de aplastar el boicot fracasó, la noticia de la lucha se difundió por
todo el Sur y después por todo el país. Tras una larga lucha, el 20 de
diciembre de 1956, prácticamente un año después de que empezó el boicot, las
autoridades tuvieron que integrar a los negros en igualdad de condiciones a los
autobuses de Montgomery. Era una victoria, pero la lucha contra el sistema Jim
Crow apenas empezaba o, para ser más precisos, entró a una nueva etapa.
El sistema de segregación contra el que Rosa Parks
luchó no surgió de la nada. En 1876, los capitalistas del Norte pactaron con
los terratenientes del Sur terminar el período de Reconstrucción que siguió a
la guerra de Secesión y someter a los negros a la semiesclavitud, y el nuevo
sistema de segregación y el terror Jim Crow se encargaron de hacer cumplir el
nuevo arreglo. La esclavitud misma surgió de las exigencias del capitalismo y
su inagotable sed de ganancias, y generó ideas propias y un sistema de gobierno
para justificarlo. Debido a que no se han arrancado las raíces de ese
sistema, nuevas formas de opresión han crecido encima del viejo sistema.
Hoy Rosa Parks recibirá honores en la capital. Se
derramarán muchas lágrimas honestas. Pero también correrán ríos de lágrimas de
cocodrilo y chorros de oratoria florida de quienes han aprovechado y defendido
la supremacía blanca en todo momento, de formas más perversas que el sistema
Jim Crow, y de quienes hace dos meses escribieron un nuevo capítulo de racismo
con el huracán Katrina, especialmente George Bush. La hipocresía no tiene
límites en el mundo oficial.
Pero las masas populares pueden enorgullecerse del
legado de Rosa Parks y sacar importantes lecciones de él: la certidumbre moral
ante la autoridad injusta y la fuerza potencial del desafío que se difunde y se
conecta con la furia, resolución y organización del pueblo. Esas lecciones se
deben aplicar hoy”.
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