sábado, 15 de diciembre de 2012

Censo agropecuario: Demostración de una política económica


Por William Yohai
6 de diciembre de 2012

(parte 1)
  Concentración de la propiedad y extranjerización de la tierra

Al censo agropecuario 2011 (1) le venimos siguiendo los pasos de cerca desde hace dos años. Efectivamente: el mismo debió realizarse en 2010. Estaba la ley votada en 2009 que así lo establecía y designaba fondos para el trabajo y también estuvo, en su momento, un decreto reglamentario para viabilizarlo.
Sin embargo, tuvimos que esperar al 5 de diciembre de 2012 para conocer sus resultados preliminares.
La tierra es la principal riqueza de nuestro país
Si alguien ha oído decir eso menos de 100 veces de algún político es señal que no vive aquí. O que no lee diarios, escucha radios o mira televisión. Ni siquiera va a actos políticos.
Efectivamente, dicen los economistas que la riqueza la generan 3 cosas: tierra, capital y trabajo.
Por lo tanto, MIENTEN  DESCARADAMENTE los gerifaltes fraudeamplistas cuando afirman haber mejorado la distribución de la riqueza hacia las mayorías.
La riqueza se está redistribuyendo, eso es cierto, pero desde los proletarios, asalariados, trabajadores o como se les llame hacia los dueños del capital.
Y la concentración brutal de la propiedad de la tierra en estos años o sea, entre 2000 y 2011 es prueba fehaciente de ello.
La primera gráfica que muestra la presentación de DIEA es explicativa en sí misma: 



La línea verde muestra el tamaño promedio de las explotaciones, o sea, la superficie agropecuaria total del país (unos 16,2 millones de hectáreas, dividido por el total de explotaciones o predios).
Desde 1951 (primer censo graficado) hasta 2011 el proceso es marcado. Pero se distinguen por lo menos 3 períodos claros: entre aquel año y 1966 la evolución no es notable.  Entre el 66 y el 80 el mismo se hace perceptible al ojo. Y el tamaño promedio de las explotaciones alcanza las 120 hectáreas.
Del 80 al 90 hay un salto; el promedio alcanza las 140 hectáreas.
Los datos desmienten flagrantemente a los ideólogos fraudeamplistas que afirman que el período de los 90 (liberalizador, aperturista, concentrador y excluyente según Daniel Olesker, uno de los principales) es ideológica y económicamente opuesto a la administración del FA.
En aquellos años el fenómeno de la concentración se detiene.
Pero lo escandaloso viene a partir de 2000: el promedio citado alcanza las 361 hectáreas. Un récord para superar el cual habría que retroceder en el tiempo, seguramente, mucho más de 100 años.
A nivel internacional no debe ser tampoco fácil encontrar un país con un territorio casi completamente útil desde el punto de vista agrícola y pecuario con una tal concentración de la explotación y propiedad.
Pero, el aumento del tamaño promedio de las explotaciones es sólo una cara del fenómeno. Su contrapartida es la disminución de la cantidad de las mismas.
Hay, en estos años en que los gobernantes no se cansan de contratar más y más ONG, consultores, y toda clase de personajes sabios y “eficientes” para afincar al pequeño productor y su familia en el campo, 12.241 explotaciones menos.
Traducido: más de 12 mil familias han abandonado el campo o han dejado de ser productoras independientes para incorporarse a la “población activa”, o sea, al proletariado urbano y rural. Un fenómeno que Marx describió hace 150 años brillantemente en “la acumulación del capital”.
La expulsión de productores y propietarios del campo para incorporarlos a la masa de generadores de plusvalía para el capital.
Reiteramos, tan notable es el proceso en sí (la expulsión de pequeños productores o campesinos) como la fenomenal propaganda del gobierno con las medidas que, supuestamente, se oponen al mismo.
Merece especial destaque a este respecto la que corre por cuenta del Ingeniero Andrés Berterreche, Presidente del Instituto Nacional de Colonización. Quien un día sí y el otro también propagandea los grandes logros del Instituto en materia de afincamiento de trabajadores rurales en sus predios arrendados. Achica el bote con una cuchara, pero el mismo se llena por un boquete grande.
Aquí cabe, claro, una precisión imprescindible: la evolución del proceso global, el que vemos desde los años 50 tiene dos períodos de aceleración: entre 1980 y 1990 y entre 2000 y 2011. Ambos coinciden con las grandes crisis económicas y financieras de las últimas décadas. Es indudable que los procesos de endeudamiento vinculados a políticas de atraso cambiario, aceleración de las importaciones, destrucción de la industria nacional y el resto de un esquema económico archiconocido para nuestro pueblo, que genera períodos de auge sucedidos por brutales caídas, tienen mucho que ver con esas aceleraciones en el curso concentrador de tierras y riquezas.
Los números de venta de campos, concentración de la producción de los nuevos grandes rubros productivos (soja, forestación) confirman, no obstante, que la concentración fue acelerada por la política llevada a cabo por el Fraude Amplio.
Las tendencias que vinieron de afuera, motorizadas por la valorización de los commodities agropecuarios y la sobreabundancia de capital  generada por las políticas bancocentralistas de Estados Unidos y la Eurozona fueron reforzadas por los dos últimos gobiernos.
No sólo no hubo (a pesar del mucho cacareo al respecto) medidas para contraponerse al fenómeno; se favoreció éste en forma explícita. Bastan al efecto repasar las constataciones (yo las llamaría confesiones) del Ministro Aguerre en la última exposición rural del Prado acerca de las decenas de millones de dólares en subsidios otorgados a las grandes empresas del agronegocio para construir silos.
O las masivas licencias otorgadas a éstas para producir, importar y distribuir más y más nuevas semillas transgénicas. Además del otorgamiento a tales productos de los más altos niveles de protección a la propiedad intelectual.
Todo esto de acuerdo a los más clásicos dictados de los organismos multilaterales de crédito y el imperialismo.
Pero el cuadro muestra también un índice de la pérdida de calidad del país en general, y en particular de su sistema estadístico. En los 60 los censos agropecuarios se realizaban cada 5 años. Ahora, ya no sólo este lapso se alargó hasta los 10. Por pura incapacidad o por solapada voluntad política el gobierno Mujica no hizo el censo como (de acuerdo a la nueva y más baja meta de calidad) correspondía; en 2010. Lo hizo en 2011. En una época en que hay más caminos, más electrificación rural, en que los satélites sobrevuelan y es posible ver imágenes con pocos meses de atraso de toda el área del planeta desde cualquier computador conectado a Internet, en que los procesos de cómputo se han simplificado, abaratado y acelerado miles de veces, no se pudo hacer el censo en 2010.
Un censo en 2005 o 2006, nada caro, exagerado o fuera de proporciones, hubiera alertado sobre las tendencias que se estaban dando. No es que no hubiera señales al respecto. La iniciativa de DIEA de recoger y publicar las compraventas y arrendamientos de campos ya venían dando indicios. Pero sólo un censo general puede evidenciar objetiva y cuantitativamente, en particular, el fenómeno de la concentración de la propiedad de la tierra. Obviamente, no hubo voluntad política.
El segundo cuadro muestra el tamaño de las explotaciones y sus números:
Y la  lectura abajo del mismo no puede ser más clara: las que disminuyen, casi en su totalidad, son las  explotaciones menores a 99 hectáreas. Más aún, la concentración se da en las menores a 19 hectáreas. Tamaños antieconómicos para la  explotación ganadera pero de magnitud razonable (por lo menos en el tramo más grande) para la actividad hortícola. ¿una buena explicación para parte de la inflación que al superior gobierno tanto le cuesta controlar? Si hay miles de productores hortícolas menos ¿es tan traído de los pelos pensar que ambas cosas están relacionadas? 



Como no podia ser de otra forma, crece el número de predios de más de 1000 hectáreas. El pez grande se come al chico. Pura ley de la selva neoliberal que alaban los responsables de la política económica, por más que los políticos del gobierno se rasguen de vez en cuando las vestiduras sobre el asunto.
El tercer cuadro que exponemos no compara 2011 con sus precedentes. Nos da una medida de la concentración. Basta leer las conclusiones al pie de la tabla. De otra forma 4.138 predios concentran casi 10 millones de hectáreas.
Otra vez, hay que retroceder mucho en la historia para llegar a niveles similares de concentración de la riqueza. Agravado el fenómeno por el aceleradísimo incremento del precio de la tierra: desde 2000 a 2011 ésta se apreció casi 10 veces en dólares corrientes.
Los “dueños del Uruguay” no sólo tienen mucha más tierra. Ésta vale mucho más. No es extraño, entonces, que la participación de los salarios en el PBI sea notoriamente inferior a los niveles de fines de los 90. O sea, antes de la crisis.



En los años 60 desde la izquierda reclamábamos una reforma agraria. Entendíamos que el país estaba dominado por una oligarquía terrateniente, industrial y banquera cuyo poder era necesario destruir para lograr la justicia social y un nivel de vida decente para todos. La llamábamos “La Rosca”. El programa del Frente Amplio fundacional, de la CNT, del MLN y de tantas otras organizaciones políticas y sociales así lo establecían.
Y resulta que, comparada con la de aquella época, la estructura de la propiedad agraria era mucho más progresiva que hoy.
Los terratenientes tenían mucho menos tierra y ésta valía, comparativamente, mucho menos.
La reivindicación de la reforma agraria es, por tanto, mucho más pertinente hoy que ayer.


Los resultados publicados del censo 2011 son los preliminares. Falta, por lo tanto mucho para conocer públicamente.
Dentro de los resultados preliminares no hemos abarcado en este trabajo más que una parte. Trataremos de terminar  pronto dicho análisis.

1) http://www.mgap.gub.uy/portal/hgxpp001.aspx?7,5,27,O,S,0,MNU;E;2;16;10;6;MNU


(parte 2) 
 Más concentración y extranjerización=Contra reforma agraria

En la parte 1 del presente trabajo, que se puede leer completa en www.resonandoenfenix.blogspot.com, cometimos un par de errores. Los mismos surgen de una lectura equivocada de la primera gráfica que mostraba el trabajo. Transcribimos a continuación el párrafo y los errores, corregidos, en rojo:
“Desde 1951 (primer censo graficado) hasta 2011 el proceso es marcado. Pero se distinguen por lo menos 3 períodos claros: entre aquel año y 1966 la evolución no es notable.  Entre el 66 y el 80 el mismo se hace perceptible al ojo. Y el tamaño promedio de las explotaciones alcanza las 120 hectáreas.(en realidad debe decir 240 hectáreas)
Del 80 al 90 hay un salto; el promedio alcanza las 140 hectáreas. (280 hectáreas)
Los datos desmienten flagrantemente a los ideólogos fraudeamplistas que afirman que el período de los 90 (liberalizador, aperturista, concentrador y excluyente según Daniel Olesker, uno de los principales) es ideológica y económicamente opuesto a la administración del FA.
En aquellos años el fenómeno de la concentración se detiene.”
Los errores son resultado de no haber notado que los números que constan a la izquierda de la gráfica corresponden al número de hectáreas dividido por dos.
Es claro que dichos errores en nada modifican las conclusiones del trabajo.
Constatamos asimismo que los predios del INC (Instituto Nacional de Colonización) están incluidos en el relevamiento censal.
Lo cual demuestra el nulo impacto de la acción de aquel instituto y de su Presidente sobre la concentración de la propiedad de la tierra en el país.
Después de publicado nuestro trabajo surgieron algunas reacciones a nivel político.(1)
“Dirigentes del Movimiento de Participación Particular (MPP) consideraron como “tímido” el Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales (ICIR) o impuesto a la tierra, y reivindicaron la reforma agraria, una de sus históricas proclamas.
Desde el MPP son contrarios a la opinión del vicepresidente Danilo Astori y del ministro de Economía, Fernando Lorenzo, y consideran al ICIR como un "tímido intento" por frenar la concentración de campos en pocos propietarios.
"Si no le pones el cuchillo en el cogote no la vas a poder sacar la tierra", dijo a El País el dirigente tupamaro Julio Marenales. "El impuesto a la tierra es una limosna. Es un impuesto chico, pero levantó mucho polvo", agregó.
"Todo el mundo sabe lo que pensamos respecto a la tierra en el MPP, hay que poner costos a los tamaños de la tierra porque todos dependemos de ellos, es tan valiosa como el agua, es la riqueza que tenemos", acotó el dirigente.
Por su parte, el diputado Álvaro Vega dijo a ese matutino que se deben tomar “medidas profundas" y manejó la posibilidad de una reforma agraria. "Me parece que tenemos que poner un tope a las exportaciones y hacer un camino de expropiación lenta, pero expropiación al final", puntualizó.
"A pesar de la preocupación dejamos operar las leyes del capitalismo. El ICIR es un tímido intento por hacer algo, pero no es un camino para evitar la concentración. Es un tema nacional, arbitrar soluciones para el futuro, hay que hablar de reforma agraria", agregó.
Otro representante del MPP, Mario Perrachón, indicó que el ICIR es "una tímida medida para tratar de no concentrar la tierra".
Como no podría ser de otra forma, desde el mismísimo ministerio, cuyo titular fue designado como es de estilo por el Presidente de la República y cuenta con su apoyo incondicional, se responde(2):
“El ministro explicó que de los 12.000 productores menos que arrojó el censo agropecuario, 9.000 eran dueños de tierras de entre 1 y 19 hectáreas. A su vez, 7.000 (de esos 9.000) eran productores ganaderos. Según el ministro, la ganadería más eficiente para una persona con una media de nueve hectáreas tiene un ingreso anual de apenas US$ 2.000.
"Muchas veces tenemos la visión urbana que queremos tener una población rural. Ahora cuidado, yo no quiero tener a un productor sentado arriba de una cabeza de vaca tomando mate, ordeñando cinco vacas o criando 14 terneros en una economía de subsistencia", sentenció el ministro.
Según Aguerre, Uruguay ha tenido "históricamente una distribución de la tierra con una concentración muy grande". El fenómeno está acompañado de "un proceso de disminución de la población rural, que no es diferente al del resto del mundo, donde normalmente la gente cuando no tiene las condiciones se va a la ciudad", indicó.
Para el ministro, "el Frente Amplio tiene un escaso conocimiento de la agropecuaria" y las preocupaciones de la Mesa Política en el interior "no responden a los verdaderos problemas que hay hoy en el país".
En declaraciones que hizo a la prensa el pasado miércoles, Aguerre señaló que "no está planteado en este momento en el contexto del gobierno discutir la reforma agraria y mucho menos debatirla simplemente con una enunciación y sin la formulación de un contenido".
"Estamos promoviendo la inversión extranjera, donde estamos haciendo exoneraciones impositivas a la inversión, se trata igual la inversión extranjera que la nacional. Los temas de concentración no los queremos medir en el número de hectáreas por productor, nos parece que hay otras valoraciones".
En el mismo sentido, opinó que el programa de gobierno del Frente Amplio tiene "un fuerte compromiso de fortalecer el trabajo de Colonización y pasa por apoyar la agricultura familiar, cosa que estamos haciendo", concluyó Aguerre.
Clarito: como para que nadie se llame a engaño: “Acá no se toca nada” se resume la afirmación del ministro. Y si cayeron pequeños productores, así debe ser. Porque así lo mandó el mercado.
En otras declaraciones que no vale la pena citar, el exministro Agazzi respondió también con toda claridad descartando cualquier posibilidad de reforma agraria.
Como ya lo afirmamos antes: SRES. GRANDES TERRATENIENTES: NO TIENEN NADA QUE TEMER DE ESTE GOBIERNO. Ninguno será, con seguridad, capaz de defender vuestros intereses como él.
Volviendo al tema del trabajo: el Censo Agropecuario, nos quedan un par de cuadros por comentar.


 De este último cuadro nos llama poderosamente la atención que desmiente claramente las afirmaciones del ministro. En efecto, de los 12.241 predios que desaparecen 7.500 (aproximadamente) son ganaderos. Pero de ellos, sólo 2.944 están en la franja de 1 a 19 hectáreas. O, como afirma el ministro, tienen un tamaño promedio de 9 hectáreas. El resto está formado por 2.300 predios de 20 a 99 hectáreas, 1400 entre 100 y 499 hectáreas y 835 por encima de las 500 hectáreas.
Llama la atención el grueso error del ministro. Por supuesto, tampoco es compartible su opinión acerca de que los predios ganaderos de menos de 19 hectáreas deban desaparecer. Forma parte de una concepción que sólo admite la propiedad y explotación de la tierra por capitalistas de mediano o gran porte.
Pero además, el ministro se saltea otro punto central: en el rubro “otros” también hay una disminución marcada en el número de predios. Y acá los datos publicados nos dejan una gran duda: Según el cuadro que exponemos en primer lugar y que describe la producción por grandes rubros “otros” incluye: “aves, cerdos, equinos y otros animales además de semilleros, viveros, plantines, serv. Agrop. y agroturismo”.
Sin embargo, en el segundo cuadro vemos que no figura, en la lista de predios cuya cantidad varía, el sector hortofrutícola-vinícola, que en el cuadro que describía la totalidad de predios censados en 2011 sumaba 4.292 predios.
¿Será que estos predios no sufrieron modificaciones en su cantidad total?
Nos inclinamos por pensar que hay un error en la presentación de los datos del censo.
Lo que sí es de destacar del cuadro que reproducimos supra es la disminución de más de 3.700 predios en el rubro “otros”, que dado lo anterior, no sabemos si corresponde al conjunto “aves, cerdos, etc.” o al rubro hortofrutícola o a ambos.
La otra cosa a destacar es el área que ocupan los predios cuya “principal fuente de ingreso”, tal cual reza la nomenclatura oficial es la forestación. Más de 1.265.000 hectáreas, un 7,8% de la superficie agropecuaria total. Acá cabe una aclaración: por un lado esta cantidad podría sobreestimar el área real forestada; en efecto, un predio puede tener la forestación como fuente de ingreso y al mismo tiempo estar forestado sólo en parte.
Por otro lado surge la posibilidad de subestimar el área forestada: muchos predios tienen partes importantes de su área forestada pero la forestación no es su principal  fuente de ingreso. Compensando ambos efectos es razonable pensar que la forestación, contrario a lo que afirman los voceros oficiales y sectoriales que “cantan” menos de 1 millón de hectáreas, ocupa, en efecto 1.265.000 hectáreas o más.
El último cuadro que nos parece vale la pena comentar aquí refiere a nacionalidad y forma jurídica de la propiedad:



De este cuadro surge con claridad que, de acuerdo al área censada los propietarios de nacionalidad claramente uruguaya han pasado de tener el 90% de la superficie a tener apenas el 54%. Y esta variación se da en beneficio de “personas jurídicas, dependencias del estado y otras”. En términos absolutos hablamos de 7 millones de hectáreas que han pasado al limbo de la propiedad por parte de sociedades anónimas.
Es imposible conocer, con estos datos cuánta de esa tierra está en manos extranjeras. Sería perfectamente posible, cruzando los datos del censo con los que obtiene DIEA de su trabajo sobre la información registral tener indicios sobre este tema. Por lo menos la nacionalidad de los directores que figuran como adquirientes sería orientadora.
Obviamente tal información, o por lo menos su conocimiento público, no son de interés para las autoridades.
En suma: CONCENTRACIÓN Y EXTRANJERIZACIÓN son las dos claves que rigen el proceso seguido por la tenencia y propiedad de la tierra en el país en estos últimos 11 años.
Hechos que obedecen, no cabe duda, a factores que responden a la evolución de la economía mundial.
Abundancia de capital en busca de colocación rentable, fruto de las bajas tasas de interés que rigen en los países centrales y que necesariamente inciden en las locales y al aumento relativo del precio de los productos agropecuarios debido a que casi con seguridad estamos llegando a los límites físicos que el aumento de la población del planeta y del consumo de grandes masas de la población, imponen.
Pero para que este proceso haya tenido lugar también ha sido necesaria la colaboración de las autoridades locales.
La baja tributación del sector en su conjunto y en especial la que se origina en propiedad de la tierra, las garantías de todo tipo ofrecidas a la inversión extranjera, por encima aún de la que disfrutan los capitalistas nacionales, de la mano del denso tejido de tratados de protección de inversiones y de libre comercio firmados por los últimos y también por los anteriores gobiernos y una filosofía en general favorable al capital han sido los factores clave en el desarrollo del fenómeno a nivel local.
Para terminar, resta destacar que, también contrario a lo que se afirma explícita o subliminalmente cuando se habla del sector agropecuario: EL CRECIMIENTO DE LA PRODUCCIÓN ES MÍNIMO. a una tasa apenas superior al 1% anual en los últimos 10 años.
Y eso que desde el punto de vista productivo se han procesado algunos cambios relevantes. Todos ellos utilizando tecnologías importadas. Cabe destacar en particular la siembra directa, paquete que combina máquinas de diseño relativamente novedoso (su uso comienza en el mundo hace no menos de 30 años pero aquí se generaliza los últimos 10) y el uso del herbicida glifosato.
Estamos ante un proceso de transformación cuyos únicos beneficiarios son grandes propietarios de tierra, algunos (también grandes) productores arrendatarios y un grupo de empresas del agro negocio trasnacional.
Todo ello en detrimento del medio ambiente y del conjunto de la economía nacional.
Hasta aquí parte de esa riqueza resultado, no de la mayor producción, sino de los mayores precios internacionales, ha derramado en parte sobre el resto de la economía.
Es muy probable que ese derrame se esté terminando.
Deberíamos, todos aquellos que nos denominamos “de izquierda”, releer (o leer por primera vez) el “plan de lucha por la tierra y contra la pobreza” de Raúl Sendic Antonaccio.
El mismo está disponible en www.resonandoenfenix.blogspot.com


2) http://www.elpais.com.uy/121214/pnacio-681795/politica/aguerre-el-fa-desconoce-la-realidad-agropecuaria/


Ver además:



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