José Giménez tiene 20 años y desde hace dos meses trabaja en un establecimiento rural de Bella Unión cortando caña de azúcar.
Este martes denunció haber sido agredido físicamente por el capataz del campo.
En declaraciones a Bella Unión Portal dijo que comenzaba su jornada laboral cuando encontró en su mochila todas las herramientas con restos de materia fecal. Sin saber cómo había ocurrido esa situación, optó por limpiarlas y comenzar su tarea.
En determinado momento el capataz del establecimiento se acercó y le dijo que tratara de cortar la caña bien abajo y en lo posible de raíz.
“Me dijo que el despunte tenía que ser perfecto. A las dos horas vino y me dijo que estaba haciendo bien el trabajo. Seguimos trabajando y después del mediodía me dijo que estaba despuntando mal. Me pidió el machete, se lo dí y cuando le di el machete sacó un rebenque", relató el joven trabajador a Bella Unión Portal.
De acuerdo a su relato, el capataz lo acusó de haberle tocado el carburador de la moto y comenzó a azotarlo. El hombre le pidió que se retirara del establecimiento y le dijo que iba a ser despedido, pero el joven permaneció allí.
La golpiza fue presenciada por otros dos trabajadores que podrían ser citados a declarar como testigos.
"El ya me había hecho un par de bromas que no me habían gustado. Una vez me ató la bicicleta en el (cerco) eléctrico y cuando agarré la bicicleta quedé en shock que no sabía lo que pasaba y me di cuenta que tenía un alambre que iba hasta el eléctrico", contó el joven trabajador.
Desde la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas se reclama que el hecho no quede impune. "Esto se está sabiendo en todos los rincones de Bella Unión y no descartamos una movilización. Queremos que esto no vuelva a pasar y que la justicia sea justa", dijo Sergio Pintado.
Y agregó: “Es bueno que los trabajadores denuncien estas cosas, no solamente una agresión de una paliza, sino también una agresión verbal o el hecho de defecar arriba de las herramientas", añadió.
Este martes denunció haber sido agredido físicamente por el capataz del campo.
En declaraciones a Bella Unión Portal dijo que comenzaba su jornada laboral cuando encontró en su mochila todas las herramientas con restos de materia fecal. Sin saber cómo había ocurrido esa situación, optó por limpiarlas y comenzar su tarea.
En determinado momento el capataz del establecimiento se acercó y le dijo que tratara de cortar la caña bien abajo y en lo posible de raíz.
“Me dijo que el despunte tenía que ser perfecto. A las dos horas vino y me dijo que estaba haciendo bien el trabajo. Seguimos trabajando y después del mediodía me dijo que estaba despuntando mal. Me pidió el machete, se lo dí y cuando le di el machete sacó un rebenque", relató el joven trabajador a Bella Unión Portal.
De acuerdo a su relato, el capataz lo acusó de haberle tocado el carburador de la moto y comenzó a azotarlo. El hombre le pidió que se retirara del establecimiento y le dijo que iba a ser despedido, pero el joven permaneció allí.
La golpiza fue presenciada por otros dos trabajadores que podrían ser citados a declarar como testigos.
"El ya me había hecho un par de bromas que no me habían gustado. Una vez me ató la bicicleta en el (cerco) eléctrico y cuando agarré la bicicleta quedé en shock que no sabía lo que pasaba y me di cuenta que tenía un alambre que iba hasta el eléctrico", contó el joven trabajador.
Desde la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas se reclama que el hecho no quede impune. "Esto se está sabiendo en todos los rincones de Bella Unión y no descartamos una movilización. Queremos que esto no vuelva a pasar y que la justicia sea justa", dijo Sergio Pintado.
Y agregó: “Es bueno que los trabajadores denuncien estas cosas, no solamente una agresión de una paliza, sino también una agresión verbal o el hecho de defecar arriba de las herramientas", añadió.
Sergio Pintado, secretario de la Unión de Trabajadores Azucareros de
Artigas (UTAA), informó que el joven trabajador de 20 años fue alojado
en el local sindical. “El muchacho está bien. Es el primer año de zafra
de él pero no quiere saber nada más con la caña de azúcar”, dijo.
Informe del corresponsal de RNU German Lecueder
Por Sergio Sommaruga
La LUC y el rebenque del patrón.
La LUC y el rebenque del patrón.
Un joven trabajador rural es golpeado con un rebenque por el capataz. Otra vez.
Ahora ocurrió en Bella Unión.
No era la primera agresión denunciada contra este capataz.
El abusador tiene varias denuncias sobre conductas abominables, como defecar sobre la comida de trabajadores y lavarse las manos en el agua que usan para tomar.
Si, así como lo están leyendo.
Así de aborrecible.
Circunstancias funestas como estas, hablan de autoritarismo, violencia y de un destrato insoportable. Pero hablan también de la impunidad y del consentimiento hacia estas prácticas.
De una regla no escrita (no como en la época de Piria que lo escribía en sus reglamentos de trabajo) que permite el castigo físico y la humillación, como parte de los mecanismos disciplinarios del poder de mando.
No faltarán los “tradicionalistas” que no votaron la ley de 8 horas para el trabajador rural, que pensarán, para dentro y hasta para afuera, que no hay que darle color. Que estas cosas son parte del mundo del campo.
Ahora bien, para pensar más a fondo sobre este hecho, también es bueno hacer memoria.
Hechos similares a éste acontecieron en 2017, en Salto. También en el arrozal de treinta y tres ese mismo año y en enero de 2018 en caraguatá, Tacuarembó.
Pero ¿cuál es el resumen de toda esta situación? ¿Qué se ha hecho desde el poder para abordar estas prácticas recurrentes y draconianas?
Bueno. Miremos.
Además del relativo vacío mediático al rededor de estos episodios (imagínense que pasaría si es un dirigente sindical que le pega a un capataz???), tenemos la reciente aprobación de la LUC.
¿Y qué dice la LUC sobre las situaciones de abuso patronal?
Nada.
Ni medio renglón para castigar a las patronales incumplidoras.
Ni medio renglón para erradicar el uso de la violencia y el destrato.
Ninguna medida efectiva, como el retiro de subsidios que paga toda la sociedad, para castigar a estos patriarcas de estancia, que se piensan que son tan propietarios de las vacas como de la gente.
No hay una sola medida en la LUC que apunte a castigar las injusticias laborales.
Nada.
Lo que si vamos a encontrar en la LUC son medidas contra los sindicatos.
Es decir, contra la única herramienta que tienen los trabajadores para efectivamente poder defenderse de los abusos.
La LUC consagró disposiciones (como el artículo 392) que atentan contra la organización sindical, las protestas contra los abusos patronales y el libre ejercicio de la huelga.
La LUC castigó a los mismos que castiga el rebenque y benefició a los mismos que usan el rebenque para imponer su orden de violencia y explotación.
La LUC huele a podrido, igual que el capataz y su rebenque
Ahora ocurrió en Bella Unión.
No era la primera agresión denunciada contra este capataz.
El abusador tiene varias denuncias sobre conductas abominables, como defecar sobre la comida de trabajadores y lavarse las manos en el agua que usan para tomar.
Si, así como lo están leyendo.
Así de aborrecible.
Circunstancias funestas como estas, hablan de autoritarismo, violencia y de un destrato insoportable. Pero hablan también de la impunidad y del consentimiento hacia estas prácticas.
De una regla no escrita (no como en la época de Piria que lo escribía en sus reglamentos de trabajo) que permite el castigo físico y la humillación, como parte de los mecanismos disciplinarios del poder de mando.
No faltarán los “tradicionalistas” que no votaron la ley de 8 horas para el trabajador rural, que pensarán, para dentro y hasta para afuera, que no hay que darle color. Que estas cosas son parte del mundo del campo.
Ahora bien, para pensar más a fondo sobre este hecho, también es bueno hacer memoria.
Hechos similares a éste acontecieron en 2017, en Salto. También en el arrozal de treinta y tres ese mismo año y en enero de 2018 en caraguatá, Tacuarembó.
Pero ¿cuál es el resumen de toda esta situación? ¿Qué se ha hecho desde el poder para abordar estas prácticas recurrentes y draconianas?
Bueno. Miremos.
Además del relativo vacío mediático al rededor de estos episodios (imagínense que pasaría si es un dirigente sindical que le pega a un capataz???), tenemos la reciente aprobación de la LUC.
¿Y qué dice la LUC sobre las situaciones de abuso patronal?
Nada.
Ni medio renglón para castigar a las patronales incumplidoras.
Ni medio renglón para erradicar el uso de la violencia y el destrato.
Ninguna medida efectiva, como el retiro de subsidios que paga toda la sociedad, para castigar a estos patriarcas de estancia, que se piensan que son tan propietarios de las vacas como de la gente.
No hay una sola medida en la LUC que apunte a castigar las injusticias laborales.
Nada.
Lo que si vamos a encontrar en la LUC son medidas contra los sindicatos.
Es decir, contra la única herramienta que tienen los trabajadores para efectivamente poder defenderse de los abusos.
La LUC consagró disposiciones (como el artículo 392) que atentan contra la organización sindical, las protestas contra los abusos patronales y el libre ejercicio de la huelga.
La LUC castigó a los mismos que castiga el rebenque y benefició a los mismos que usan el rebenque para imponer su orden de violencia y explotación.
La LUC huele a podrido, igual que el capataz y su rebenque
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