El Ministerio de Salud Pública actualizó este jueves la cifra de la tasa de suicidios por cada 100.000 habitantes en Uruguay, que volvió a alcanzar el mismo nivel que en 2016: 20,5 suicidios por cada 100.000 habitantes. Se trata del número registrado más alto desde 2002 (20,6), pero el dato era “previsible”.
Como todos los años, la tendencia al suicidio es mucho más alta en hombres que en mujeres. Mientras que en ellas la tendencia es aún menor que en 2018 –pasó de 9,1 a 8,2 por cada 100.000 habitantes–, en los varones ascendió al nivel más alto de los últimos 19 años hasta alcanzar 33,7, una décima por encima del valor de 2002.
La cifra responde a unos 723 casos, de los cuales sólo 149 son mujeres, explica Pablo Hein, del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (Udelar), que sostiene que lo sorprendente no son los datos actuales, sino la inacción que hay respecto del tema: “Hace tiempo que nos tendríamos que haber alarmado sobre esta situación, y era previsible que no iba a haber una baja; es seguir confirmando que es un tema importante y que estamos prestándole poca atención”.
El sociólogo, que integra el grupo de Prevención de Conductas Suicidas de la Udelar, incluso consideró que 2019 ha sido “otro año perdido” al respecto, porque ahora es necesario planificar estrategias de prevención para el fin del quinquenio. Incluso advierte que las cifras del Ministerio de Salud Pública adolecen un subregistro de alrededor de 4%.
“En los intentos la mujer predomina por siete a tres, y en los consumados se da vuelta exactamente la proporción”.
Si bien Hein asegura que el suicidio es un tema “muy viejo” y que “hubo, hay y habrá” autoeliminación en la historia de la humanidad, también nota que en otros países se está logrando revertir una tendencia, con políticas de muy largo plazo, que tratan de abordar el tema a través de una “mirada amplia desde la participación y no desde el discurso”, algo que no se hace en Uruguay.
Una de las claves, advierte, es “preparar a las personas desde pequeñas” con un “currículum emocional” para afrontar la vida y los desafíos e interrogantes que nos plantea: económicos, culturales, sociales y políticos. “La vida implica desafíos y emociones que nos mueven y mucha gente toma esa resolución; si nos educaran y nos mostraran que la vida también supone vivir altibajos, de alguna manera se soportaría mejor”, explicó.

Por género

Los datos arrojan un crecimiento en la franja de entre 30 y 40 años, además del ya mencionado incremento de esta conducta en los hombres. Para el sociólogo, la mayor tendencia a los suicidios en los hombres no es llamativa: “Los hombres somos menos condescendientes con nuestros compañeros de sexo; juzgamos más a los hombres, se espera más de ellos y se los perdona menos, y todo esto principalmente por parte de los otros hombres. El hombre se exige más, exige más a sus hijos, pasa por la cosa patriarcal, el ‘dominante’ en términos económicos y culturales”. Incluso, sostuvo, el hombre “soporta menos el divorcio que la mujer”.
En cambio, la mujer tiene “barreras culturales y emocionales bastante más amplias que el hombre, y sus compañeras de género son bastante más solidarias y generosas a la hora de escuchar”.
Según dijo, “las mujeres intentan más el suicidio pero lo consuman menos, mientras que el hombre intenta bastante menos pero lo consuma más. En los intentos la mujer predomina por siete a tres, y en los consumados se da vuelta exactamente la proporción”. Además, Hein observó que en las líneas de ayuda predominan las llamadas hechas por mujeres.
“Si nos educaran y nos mostraran que la vida también supone vivir altibajos, de alguna manera se soportaría mejor”.

Expectativas

Para el sociológo, el problema es que como sociedad “no sabemos manejar las emociones”: “Situaciones como quedarse sin empleo o una desilusión conyugal implica manejar las emociones, que los uruguayos solemos manejar psiquiatrizándolas: vamos al psiquiatra y si nos empastilla, mejor. No quiero decir que la gente no vaya al psicólogo o al psiquiatra, pero esa no debe ser la única óptica”.
En este problema, Hein asegura que las expectativas juegan un rol clave: “Esperamos mucho de la gente, cuando en realidad lo que hay que esperar es que la gente viva como quiera, como pueda y ayudándonos entre todos, con menos exigencias en todos los planos”.

Ayudas

La Administración de los Servicios de Salud del Estado dispone de dos líneas telefónicas para asistir a personas que se sientan deprimidas o que estén pensando en autoeliminarse. La “línea de vida”, el 0800 0767 o *0767, fue lanzada en 2018 como un servicio telefónico de carácter nacional con el objetivo de prevenir suicidios y es atendida por profesionales todos los días del año, durante las 24 horas del día. En tanto, durante la pandemia se creó la línea de Apoyo Emocional 0800 1920, para apoyar a personas deprimidas o con ansiedad, que también funciona las 24 horas y es atendida por psicólogos.