Publicado en Noticias Uruguayas 22.03.13
Declaraciones de una nieta recuperada por Abuelas: La Iglesia y su complicidad con el Plan Sistemático de Robo de Bebés
A pocos días de cumplirse un nuevo aniversario del golpe genocida, María Victoria Moyano, nieta recuperada, integrante del CeProDH (Centro de Profesionales por los Derechos Humanos) y querellante en los juicios por el Plan Sistemático de Robo de Bebés y Plan Cóndor, insistió en sacar a la luz la denuncia que desde ese organismo se viene realizando sobre los lazos de la Iglesia Católica y la dictadura, en particular sobre un hecho muy concreto: el Plan Sistemático de Robo de Bebés.
Al respecto, María Victoria recordó que “no se puede señalar al papa Bergoglio solamente por sus omisiones o por el silencio cómplice de la máxima jerarquía de la Iglesia con el genocidio, sino también porque cuando fue consultado en los juicios sobre si conocía o no la existencia de niños robados a las detenidas desaparecidas, y luego apropiados, mintió al decir que se había enterado en el año 2000, para luego ratificar y afirmar que lo hizo desde el Juicio a las Juntas. Además, en el año 1977 estaba enterado también del caso de Elena de la Cuadra, lo que consta en documentación y por el testimonio de los familiares. Creo que está más que claro que Bergoglio mintió y sigue mintiendo”.
Foto: Vicky en Comodoro Py
Asimismo, Moyano puntualizó que “la Iglesia no sólo bendijo los crímenes de la dictadura, sino que colaboró activamente. Debemos recordar al nefasto Movimiento Familiar Cristiano (MFC), una entidad que operó activamente en la apropiación de los hijos de desaparecidos durante la última dictadura militar. Su actuación no era autónoma, estaba legitimada por ser una organización acreditada por el Episcopado, lo que le permitió entregar en adopción a los bebés a través de un convenio con la Secretaría del Menor. Este ‘blanqueo’ de los secuestros de niños ocurrió decenas de veces, con el MFC actuando como agencia y mediador”.
A su vez, recordó que “esta entidad facilitaba los trámites para los padres candidatos, en general dueños o personal jerárquico de grandes empresas, incluso multinacionales y familias acomodadas que elegían a los bebés como mascotas, como reveló una investigación de la periodista alemana Gaby Weber en la que salió a la luz que gerentes de empresas multinacionales alemanas como la farmacéutica Bayer y la automotriz Mercedes Benz se apropiaron de bebés con el Movimiento Familiar Cristiano como intermediario”. Además, María Victoria explicó que en la actualidad el MFC está siendo investigado por el Juzgado Federal N.º 3 de Jorge Ballesteros, ya que se sospecha que tuvo participación en la apropiación en más de 70 casos de bebés de los 119 que se investigan.
Finalmente, María Victoria denunció: “También aquí Bergoglio está estrechamente entrelazado: los actuales presidentes del MFC fueron designados por el saliente papa Benedicto XVI como miembros del Consejo Pontificio para la Familia. El Consejo Pontificio para la Familia tiene en su comité de presidencia al ex cardenal y ahora máximo jefe de la Iglesia Católica, Jorge Mario Bergoglio".
Este próximo 24 de marzo marcharemos junto al Encuentro Memoria, Verdad y Justicia para denunciar a esa verdadera “Santa Alianza” entre las Fuerzas Armadas, el empresariado y la Iglesia para perpetrar el genocidio en la Argentina y para denunciar que hoy el Gobierno kirchnerista espía y persigue a los luchadores obreros y populares, criminalizando la protesta social.
Publicado en ARGENPRESS / Enviado por Abajero
Las víctimas de los 'vuelos de la muerte' iban sedadas, pero conscientes
El juicio en Argentina sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura podría tomar un nuevo rumbo después de que un testigo contara nuevos detalles sobre cómo se realizaban los denominados 'vuelos de la muerte'. “Las personas iban vivas, drogadas, sedadas, iban libres, deliraban, no estaban esposadas, iban vestidos. Se les decía que iban a un campo. Ninguno tenía ya capuchas ni vendas. No les importaba mucho que vieran a las personas que los llevaban”, declaró el ex gendarme Federico Talavera.
El testigo, que trabajó como chófer para el centro clandestino de detención El Olimpo durante la última dictadura militar, fue testigo en uno de los juicios por los denominados 'vuelos de la muerte' en los que miembros de las fuerzas represoras de la última dictadura militar argentina arrojaban al mar o al Río de la Plata a personas secuestradas.
“Los vuelos de la muerte fueron varios, muchos. Los traslados se hacían de noche, desde Aeroparque, y los que hacían los vuelos eran el segundo comandante Guillermo Cardozo, de Gendarmería; Eugenio Pereira Apestegui, de Inteligencia de Gendarmería; el Turco Julián, y el principal Rosas, de apodo Clavel, que era de la Policía Federal”, declaró Talavera.
Esta declaración se produce en la etapa de instrucción, una fase previa al desarrollo del juicio, y por lo tanto tendrá que ser ratificada por el tribunal.
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/89585-testigo-datos-vuelos-muerte-argentina#.UUrCtsLc3og.facebook
Lucía Tartaglia
01.09.2011
| dramático relato sobre una embarazada en el juicio por robo de bebés
"La prendieron fuego en vida"
Dos sobrevivientes del circuito Atlético-Banco-Olimpo hablaron del caso de Lucía Tartaglia, una joven que dio a luz en el Hospital Militar y que, según testigos, fue dopada y quemada.
Por:
Tiempo Argentino
Dos sobrevivientes del circuito represivo
Atlético-Banco-Olimpo (ABO) declararon ayer en el juicio oral por el
Plan Sistemático de Robo de Bebés que una joven embarazada que fue
llevada a parir en el Hospital Militar habría sido quemada viva, según
escucharon decir durante su cautiverio. Al declarar ayer ante el
Tribunal Oral Federal 6 (TOF 6), las ex detenidas Isabel Cerrutti y
Susana Caride coincidieron en haber visto a Lucía Tartaglia, una joven
militante de Montoneros que habría dado a luz en el Hospital Militar
Central y su criatura continúa desaparecida.Tiempo Argentino
Cerrutti, quien fue secuestrada el 22 de julio de 1978, aseguró que Tartaglia estaba embaraza cuando se conocieron en El Banco y que la joven trabajaba en el lavadero de ese centro clandestino de detención. "Cuando nos trasladan a Olimpo nos seguimos viendo y ella llegó a tener un embarazo a término a los nueve meses. Todos sabíamos que la habían llevado con trabajo de parto, pero ella no vuelve al Olimpo", relató la testigo.
Cerruti recordó el relato del miembro del Equipo Argentino de Antropología Forense Alejandro Inchaurreguy quien en 1985 se entrevistó con el chofer del vehículo que llevó a Tartaglia al Hospital Militar, Federico Talavera, y a los dos días fue convocado de nuevo para retirar a la mujer. Caride coincidió con Cerruti en ese relato y recordó que Talavera contó "que la habían llevado semi dopada y que le habían prendido fuego casi con vida cerca del (centro clandestino de detención) El Vesubio".
Las dos testigos dijeron haber visto a otras mujeres embarazadas en el circuito ABO como Marta Gertrudis Hlaczik de Poblete, quien dio a luz en cautiverio y cuya hija, Claudia Poblete, recuperó la identidad en 2001. También mencionaron el caso de Graciela Trota, secuestrada con un bebé de unos diez meses mientras cursaba su embarazo y quien fue liberada luego de parir, con ambos bebés.
Durante la audiencia, el abogado de Abuelas de Plaza de Mayo, Alan Iud, pidió que sea citada a declarar como testigo Laura Catalina De Sanctis Ovando, hija de Raúl De Sanctis y Miryam Ovando, ambos desaparecidos en 1977. La joven recuperó su identidad el 8 de septiembre de 2008 luego de que el Banco Nacional de Datos Genéticos ratificó su verdadero origen biológico y se conoció, a través de los registros del libro de partos del Hospital Militar de Campo de Mayo, que nació el 11 de agosto de 1977, donde su madre había sido llevada desde uno de los centros clandestinos de detención que funcionaron en Campo de Mayo.
Durante los allanamientos llevados a cabo en el domicilio de su apropiadora, Francisca Murillo, fue hallada una carta en la que se confirmaría que el Movimiento Familiar Cristiano habría funcionado como intermediario para su apropiación, como en varios otros casos en Campo de Mayo. Esos representantes, al realizar una visita para el examen "socio-ambiental" le explicaron que "no se entregaban chicos enfermos sino muy sanitos y que les llamaba la atención lo normal que son esos partos"
Algunas reflexiones sobre papa Francisco
por Atilio Boron
Publicado el 3/22/13 • en Contrainjerencia
En relación al primer punto es indiscutible que su conducta se
encuadró, en términos generales, en las deplorables líneas establecidas
por la jerarquía católica. No fue un monstruo como Christian von
Wernich, activo participante en la comisión de delitos de lesa humanidad
y por ello condenado por la justicia argentina; o un troglodita
medieval como el obispo castrense Antonio Basseoto, que propuso colgarle
una piedra de molino al cuello y tirar al mar al Ministro de Salud
Ginés Gonzales García por haber recomendado la utilización de
preservativos. Pero tampoco fue un cristiano ejemplar como Monseñores
Enrique Angelelli y Carlos Horacio Ponce de León, el Padre Carlos
Mugica, los sacerdotes palotinos o las monjas francesas Léonie Duquet y
Alice Domon, todos asesinados por la dictadura; o como los monseñores
Miguel Hesayne, Jorge Novak y Jaime de Nevares, duros críticos del
régimen militar.
El por entonces Provincial de la Compañía de Jesús tuvo una conducta reprobable en relación a dos de sus directos subordinados, los sacerdotes Francisco Jalics y Orlando Virgilio Yorio, quienes ejercían su labor pastoral en una villa del Bajo Flores y que fueron secuestrados y torturados por la dictadura ante la inacción de su superior que los privó de su protección. Algunos testimonios, como el de Alicia Oliveira, rechazan estas críticas señalando su activa colaboración para salvar la vida de clérigos y laicos en peligro.
Pero la evidencia documental -que no es lo mismo que una opinión- aportada en estos días por Horacio Verbitsky en Página/12 o lo que escribiera un eminente católico como Emilio F. Mignone lo tipifican como un pastor que entregó “sus ovejas al enemigo sin defenderlas ni rescatarlas”, en un caso al menos de un nieto que fue apropiado por los represores manteniendo oculta esta información por años. Lo más probable es que ambas actitudes sean ciertas, pero los buenos gestos destacados por algunos no alcanzan para opacar la gravedad de los otros.
En un país en donde todos sabían de los crímenes perpetrados por el
terrorismo de estado no se puede aducir ignorancia, menos que menos un
sacerdote que administraba el sacramento de la confesión y en permanente
contacto con el común de la gente. En su momento Bergoglio pidió perdón
en nombre de la Iglesia “por no haber hecho lo suficiente” para
preservar los derechos humanos ante la barbarie del terrorismo de
estado; debería haberlo pedido, en cambio, por el explícito apoyo que la
jerarquía le brindó a los genocidas y no por lo poco que hizo para
combatirlos. ¿Neutralidad o tolerancia ante el terrorismo de estado?
¡Hum!, recordemos lo que dice el Dante en La Divina Comedia: “el
círculo más horrendo del infierno está reservado para quienes en tiempos
de crisis moral optan por la neutralidad.”Pero supongamos que un examen
exhaustivo e imparcial dictamine la absoluta inocencia de Bergoglio en
los años de plomo. ¿Qué podemos decir de su actuación durante la
reconstitución democrática posterior a la dictadura? A tono con la
contrarreforma lanzada por Juan Pablo II con el apoyo y beneplácito de
Ronald Reagan y Margaret Thatcher, Bergoglio se asoció a las tendencias
más reaccionarias de la iglesia argentina, lo que no es poco decir.
Formado en el peronismo de derecha, militante de Guardia de Hierro en su
juventud, durante su gestión como Cardenal Primado de la Argentina se
alineó inequívoca y sistemáticamente en contra de todas las buenas
causas: se opuso –sin éxito- al matrimonio igualitario; reaccionó con el
furioso fanatismo de Tomás de Torquemada ante la muestra del artista
plástico León Ferrari, que tuvo que ser levantada antes de tiempo; ha
combatido con fiereza todo lo relacionado con la educación sexual, el
control de la natalidad, la despenalización del aborto y los derechos de
las minorías sexuales; mantiene dentro de la Iglesia y así le extiende
su protección a criminales como Von Wernich, Edgardo Storni y Julio
César Grassi (condenados los dos últimos por pedofilia); atenta contra
el carácter laico del estado democrático y defiende con enjundia los
privilegios que tiene la Iglesia en materia financiera y en el control
sobre el proceso educacional, en abierta violación a lo dispuesto por la
Constitución de 1994. En conclusión, un papa austero y alejado del
boato del Vaticano con una marcada preocupación por la suerte de los
pobres pero sumamente conservador. ¿Es esto novedoso? Para nada.
El conservadorismo popular tiene larga historia, y no sólo en
América Latina. A diferencia de su variante elitista y aristocratizante,
los valores e intereses tradicionales que sostienen a un orden social
injusto se refuerzan aprovechándose de la ignorancia y credulidad de los
sujetos populares ganados por la prédica eclesiástica. Es un
conservadorismo plebeyo, excéntrico en sus formas pero que presta un
valioso servicio a las clases dominantes, como lo prueba la obscena
explosión de júbilo de los genocidas en los juzgados cuando se conoció
la designación de Bergoglio como pontífice; o la desbordante alegría de
las más diversas expresiones y variados representantes de la derecha
argentina; o la fenomenal campaña apologética de los diarios de la
burguesía y del imperio –principalmente Clarín y La Nación ,
este último marcando la penosa involución moral de un periódico fundado
por Bartolomé Mitre, un masón probado y confeso- ante las noticias
procedentes de Roma.
Con semejantes amigos, ¿cómo creer que Francisco va a imitar al
santo de Asís, cuya renuncia a la riqueza y los bienes materiales fue
total y absoluta? En compañía de estos ricos cofrades la “opción por los
pobres” difícilmente pueda ser algo más que un lejano acompañamiento de
sus sufrimientos y privaciones, pero cuidándose de enseñarles quién es
el que los condena a transitar por este valle de lágrimas, padecimientos
e infortunios. Hace casi medio siglo que Don Helder Cámara, obispo de
Olinda y Recife explicó muy bien esta contradicción: “Si le doy de comer
a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los
pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy un comunista.”
No basta con la humildad ni con la confraternización con los
pobres: de lo que se trata es de enseñarles que la pobreza no es
resultado de un designio divino o de un capricho de la naturaleza sino
un producto histórico de una sociedad llamada capitalista, máquina
implacable de fabricar pobreza y miseria y a la cual la Iglesia jamás
tuvo la osadía de condenar a pesar de su intrínseca malignidad. De los
dichos y los hechos de Francisco no se desprende que esto vaya a
ocurrir. Es bueno que el esclavo se rebele contra su amo, pero como
decía Lenin, el cambio sólo se producirá cuando aquél se rebele contra
la esclavitud, contra el sistema y no sólo contra uno de sus agentes.
¿Alentará Francisco la rebelión anticapitalista de los pobres, dado que
dentro del capitalismo su suerte está echada? Nada en su biografía
autoriza a pensar en ese curso de acción; lo más probable será que
estimule su mansedumbre y eternice su sumisión.
Es que la “opción por los pobres” de la Iglesia que surge de la
contrarreforma liderada por Juan Pablo II y que barrió con los avances
del Concilio Vaticano II no es la que proponía la Iglesia de Carlos
Mugica, Jaime de Nevares, Miguel Hesayne, Oscar Arnulfo Romero
(Arzobispo de San Salvador), Sergio Méndez Arceo (Obispo de Cuernavaca,
México), Samuel Ruiz García (Obispo de San Cristóbal, Chiapas), Pedro
Casaldáliga y Don Helder Cámara (Brasil) y Ernesto Cardenal (Nicaragua)
o, en nuestros días, los teólogos de la liberación como Frei Betto,
Leonardo Boff, Gustavo Gutiérres o Jon Sobrino.
¿Será su pontificado una remake del de Juan Pablo II? Es muy
poco probable. El Papa Wojtila fue un producto de finales de los
setentas, cuando el mundo era muy diferente al de hoy. Fue el ariete que
la burguesía imperial necesitaba para derrumbar a la Unión Soviética y
los países el Este europeo. Pero esa estrategia fue eficaz porque
aquellos regímenes padecían de un avanzado estado de descomposición
moral, política, económica y social. En realidad, Juan Pablo se limitó a
desencadenar la embestida final a un inmenso edificio que ya se venía
abajo producto de sus propias contradicciones. Hoy el mundo ha cambiado
mucho: el imperialismo ya no tiene, tal como lo reconocen sus propios
intelectuales orgánicos, la gravitación del pasado. Los rivales son más
numerosos y diversificados, y económicamente mucho más fuertes que lo
que eran la URSS y los países de Europa Oriental. Sus aliados, además,
son más débiles y vacilantes.
La Iglesia, a su vez, se ha visto debilitada por una interminable
sucesión de escándalos y carece de la credibilidad que había ganado en
los años de Juan XXIII. Además, si se quisiera lanzar todo su peso para
desestabilizar los procesos bolivarianos en Venezuela, Bolivia y Ecuador
o las experiencias de transformación política en curso en otros países
de la región la respuesta será muy diferente a la que hace más de
treinta años se verificara en el Este europeo. Aquí se trata de procesos
que cuentan con un enorme apoyo popular que ni remotamente existía
allá, y por consiguiente el proyecto de las derechas latinoamericanas
–organizadas, orientadas y financiadas por el imperio- de reutilizar el
ariete eclesiástico que tan buenos resultados le diera en Europa
Oriental para acabar con los gobiernos progresistas y de izquierda en la
región terminaría en un rotundo fracaso.
La “revolución de terciopelo” de Checoslovaquia nada tiene que ver
con la revolución bolivariana de Venezuela, Evo Morales no es Lech
Valesa, y Correa no es Ceacescu. No sólo los procesos y la época
histórica son distintos: los enormes problemas que enfrenta hoy la
Iglesia (crisis financiera, delitos económicos del Banco Vaticano,
alianzas con intereses mafiosos, pedofilia y sus juicios, el celibato
sacerdotal, la incorporación de la mujer al sacerdocio y el postergado aggiornamientorecla mado
por Juan XXIII ) difícilmente le permitirán a Francisco dedicarle
demasiada atención a lo que ocurra en los países de Nuestra América. Es
un buen administrador y tendrá que poner la casa en orden.
Es también un muy hábil político, y sabe que muy pronto deberá
convocar a un Concilio que permita destrabar viejas disputas que están
corroyendo a la Iglesia y aislándola cada vez más del mundo real. Hace
exactamente quinientos años Nicolás Maquiavelo diagnosticaba en El Príncipe que
para salvarse la Iglesia necesitaba una revolución. Tal cosa no
ocurrió. Cuatro años más tarde, en 1517, estallaba la Reforma
Protestante de Martín Lutero, y la revolución quedó congelada. Ahora, la
revolución es muchísimo más urgente y necesaria que antes. Si Francisco
fracasa en este empeño la suerte de las dos veces milenaria institución
se verá muy seriamente comprometida.
No hay que engañarse con las cifras manejadas por la prensa en
estos días: de esos mil doscientos millones de católicos en todo el
mundo los realmente practicantes son una ínfima minoría, que además se
achica cada día. Pretender socavar los procesos emancipatorios en curso
en América Latina y el Caribe sería una pérdida de tiempo, el pasaporte
para una segura derrota y un esfuerzo que desviaría al Papado de su
desafío fundamental. Tal vez por eso Leonardo Boff confía en que, pese a
sus antecedentes, Francisco se abstendrá de seguir el curso que la
derecha y el imperialismo le instan a seguir y elegirá en cambio el
camino de la reforma. En pocos años la historia ofrecerá su veredicto.
* Director del PLED, Centro Cultural de la Cooperación Floreal GoriniObama (capítulo dos): el nuevo Papa
El Vaticano se definió por elegir a este Papa en función de la situación internacional de extrema tensión como forma de presentar una supuesta faceta "renovadora", "por lo pobres". Es decir que el Vaticano, una vez más en la historia, se involucra directamente en los problemas terrenales intentando incidir para cambiarle el curso a los acontecimientos. Lo hace en función de intereses propios como aparato de poder ideólogico, político, económico, financiero y espiritual. Lo hace basándose en la fe que millones de pobres profesan, para poder incidir ideológicamente y tratar de frenarlos en su lucha por la justicia terrenal.
Lo hicieron en Italia después de la Segunda Guerra, en Chile antes y durante el gobierno de Allende y también en Argentina, desde siempre, particularmente cuando el golpe fusilador de 1955 y después cuando la dictadura militar de los 70s. El Vaticano y el aparato de la Iglesia siempre han defendido al sistema capitalista y opresor, y siempre han procurado orientar al pueblo creyente cuando éste se ha alzado intentando atenuar sus luchas y reclamos. Al mismo tiempo el Vaticano ha perseguido implacablemente a los críticos y renovadores en sus propias filas, mostrando con esos ejemplos que su estructura además de verticalista no admite disidencias.
El actual intento - como muchos analistas bien lo han indicado- está orientado hacia América Latina, el continente con el mayor número de católicos, y que hoy en día se han puesto en marcha por sus reivindicaciones históricas. El Vaticano pretende frenar y entorpecer este proceso de liberación socavando los intentos progresistas o izquierdistas que por lo general cuentan con un importante apoyo de las masas pobres de creyentes, como se demostró recientemente en Venezuela, lo que no habrá escapado a la atención del Vaticano, cuando MILLONES DE VENEZOLANOS han desfilado durante una semana entera ante el ataúd del Comandante Chávez y la mayoría de ellos han manifestando abiertamente su dolor utilizando toda la simbología cristiana.
La torpedeada democracia venezolana (torpedeada incluso por la Jerarquía de la Iglesia) mostró abiertamente a todo el mundo cual había sido la reacción del pueblo pobre de Venezuela. Para el Vaticano los procesos liberadores SIEMPRE HAN SIDO un competidor y una amenaza, siempre los han perseguido y saboteado. Lo de ahora no es una excepción. El Papa latinoamericano es nombrado para encabezar la cruzada precisamente en América Latina y tratar de restar a los creyentes del apoyo a las luchas de carácter transformador que se vienen dando. El propósito es confundir y DIVIDIR, para a renglón seguido condenar y socavar.
NO ES POSITIVO este nombramiento ya que lleva dirección a debilitar y frenar la lucha liberadora de las masas pobres de nuestra América rebelde. Para ponerse a tono con los tiempos que corren, el nuevo Papa habla de Iglesia DE LOS POBRES y PARA LOS POBRES. Proclama justicia y derechos para los desheredados y perseguidos. Es una falacia viniendo del aparato monolítico del Vaticano cuyo destino ellos mismos lo han vinculado al sistema capitalista de opresión. El solo nombramiento ya ha logrado dividir al movimiento por los Derechos Humanos y a los mismos católicos que desarrollan un trabajo social. Y esto sucede aún antes de que el Papa comienze con sus actividades demagógicas.
Cuando un afrodescendiente fué elegido presidente de los EEUU se levantaron similares expectativas e ilusiones. Es que muchos creen que los objetivos se podrán conquistar apelando a la benevolencia de los emperadores. Ahí está el prontuario de Obama que hasta Premio Nobel de la Paz recibió. La situación mundial está plagada de enormes confrontaciones y vive en tensión extrema. Obama mintió y ha sido desenmascardo y las ilusiones se han hecho pedazos. Este nuevo capítulo será mas complejo por los contenidos ideológicos del mismo y por la implantación y organización mundial que controla y verticalmente dirige el Vaticano. Pero la realidad no se podrá alterar con vacías declaraciones de buenas intenciones.
En este momento en América Latina el objetivo número uno del Vaticano es el debilitamiento o derrocamiento del proceso bolivariano en Venezuela aportando el factor de la fe así como toda su organización a una tarea que en el próximo período el imperio buscará efectivizar como forma -creen ellos- de frenar el proceso de rebelión que se está viviendo en América Latina. La consigna de la hora ante este nombramiento vaticano no es otra que: ALERTA!
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