Relatora especial de ONU había advertido acerca de la calidad del agua en Uruguay. Estudio. Señaló mismas causas de contaminación que aducen académicos y pidió análisis independientes
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La ONU recorrió los baños del Borro
La Diaria 14/03/2013
Fue en el Hotel Conrad de Punta del Este en noviembre de 2012. Allí sesionó un congreso internacional sobre investigación agrícola. Cuenta la crónica que José Mujica y el ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, mantuvieron un intercambio privado con un grupo de jóvenes periodistas. Allí el presidente se refirió a la importancia de las empresas que "nos enseñaron a trabajar la tierra, y ahora somos un país agrícola, cosa que no éramos, porque la siembra directa no se conocía", agregando que la soja "merece un monumento porque es una planta sagrada que nos trajo rentabilidad" (Presidencia, 03/11/12).
Mujica no hizo otra cosa que reproducir el discurso celebratorio de los transgénicos, que ha construido una serie de falacias en torno a sus supuestos beneficios. Un centro de producción de ese discurso es el ISAAA (sigla en inglés de Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas), cuyo cometido es “facilitar la introducción de biotecnologías patentadas por los laboratorios de las empresas de los países industrializados a los sistemas alimentarios y agropecuarios de los países del Sur” (GRAIN, 2000).
El informe nos dice que desde 1996 la superficie sembrada con transgénicos en el mundo se ha multiplicado por 100, lo cual ha generado “cada vez más beneficios” (ver la diaria del 26/02/13). Pero, ¿qué sabemos de los impactos sociales y ambientales de este proceso? Repasemos alguna información relativa a nuestro país. En términos de la propiedad de la tierra, según los datos iniciales del último censo, se registraron 12.000 explotaciones agropecuarias menos que en 2000 y en general se trató de unidades menores a 200 hectáreas. O sea, la expansión de la superficie cultivada con transgénicos ha estado asociada con la desaparición de pequeñas explotaciones agropecuarias y la emergencia de nuevos actores empresariales (los llamados “pool” de siembra) que han concentrado superficie y producción.
El informe también plantea que la expansión de la superficie de cultivos transgénicos ha estado asociada a una reducción en el uso de pesticidas. Según la Dirección General de Servicios Agrícolas del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, entre 2003 y 2010 las importaciones de herbicidas aumentaron 120% y las de insecticidas se duplicaron. Lo mismo sucedió con los principales plaguicidas (endolsulfán, clorpirifós y cipermetrina), cuyas importaciones pasaron de 40 toneladas en 2000/2001 a 820 toneladas en 2009/2010 (Narbondo & Oyhantçabal, 2011).
Fue en el Hotel Conrad de Punta del Este en noviembre de 2012. Allí sesionó un congreso internacional sobre investigación agrícola. Cuenta la crónica que José Mujica y el ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, mantuvieron un intercambio privado con un grupo de jóvenes periodistas. Allí el presidente se refirió a la importancia de las empresas que "nos enseñaron a trabajar la tierra, y ahora somos un país agrícola, cosa que no éramos, porque la siembra directa no se conocía", agregando que la soja "merece un monumento porque es una planta sagrada que nos trajo rentabilidad" (Presidencia, 03/11/12).
Mujica no hizo otra cosa que reproducir el discurso celebratorio de los transgénicos, que ha construido una serie de falacias en torno a sus supuestos beneficios. Un centro de producción de ese discurso es el ISAAA (sigla en inglés de Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas), cuyo cometido es “facilitar la introducción de biotecnologías patentadas por los laboratorios de las empresas de los países industrializados a los sistemas alimentarios y agropecuarios de los países del Sur” (GRAIN, 2000).
El informe nos dice que desde 1996 la superficie sembrada con transgénicos en el mundo se ha multiplicado por 100, lo cual ha generado “cada vez más beneficios” (ver la diaria del 26/02/13). Pero, ¿qué sabemos de los impactos sociales y ambientales de este proceso? Repasemos alguna información relativa a nuestro país. En términos de la propiedad de la tierra, según los datos iniciales del último censo, se registraron 12.000 explotaciones agropecuarias menos que en 2000 y en general se trató de unidades menores a 200 hectáreas. O sea, la expansión de la superficie cultivada con transgénicos ha estado asociada con la desaparición de pequeñas explotaciones agropecuarias y la emergencia de nuevos actores empresariales (los llamados “pool” de siembra) que han concentrado superficie y producción.
El informe también plantea que la expansión de la superficie de cultivos transgénicos ha estado asociada a una reducción en el uso de pesticidas. Según la Dirección General de Servicios Agrícolas del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, entre 2003 y 2010 las importaciones de herbicidas aumentaron 120% y las de insecticidas se duplicaron. Lo mismo sucedió con los principales plaguicidas (endolsulfán, clorpirifós y cipermetrina), cuyas importaciones pasaron de 40 toneladas en 2000/2001 a 820 toneladas en 2009/2010 (Narbondo & Oyhantçabal, 2011).
ENTREVISTA CON DANIEL PANARIO
Científico advierte que OSE no filtra debidamente el agua potable
Experto de la Facultad de Ciencias recomienda instalar filtros en hogares para evitar absorción de contaminantes
+ María Orfila @orfilamaria - 27.03.2013
La capacidad de filtrado de OSE en el proceso de potabilización del
agua es “insuficiente” para eliminar las sustancias disueltas con
potencial tóxico. Así lo afirmó a El Observador el ingeniero agrónomo
Daniel Panario, director del Instituto de Ecología y Ciencias
Ambientales de la Facultad de Ciencias, respecto a las microcistinas y
restos de plaguicidas que pueden llegar hasta la canilla y, vaso a vaso,
acumularse en el organismo humano. Por tal motivo, recomienda instalar
filtros en la cocina.
Siempre se había dicho que la calidad del agua era muy buena. Sin embargo, se ha hecho público que no es confiable. ¿Cuáles son las amenazas actuales?
Yo vengo diciendo que no siempre es necesariamente confiable desde hace 15 años. Ahora tuvo mal olor y mal gusto, sino ni nos enterábamos. Lo que ocurre es que OSE no tiene filtros adecuados para potabilizar agua que contenga microcistina. Esta vez tuvimos suerte; no era un genotipo que produjera toxinas. El decano de Agronomía (Fernando García) dijo que la soja en la cuenca del Santa Lucía es insignificante. Eso no es cierto hoy. Parte del problema son los fertilizantes. Se ha extendido la agricultura intensiva a la cuenca del Santa Lucía. Los tambos también son parte del problema. Son el nitrógeno y el fósforo, fundamentalmente, los que producen las floraciones de algas.
¿Cómo se mitiga el problema?
Teniendo los filtros adecuados. Hoy el filtrado es insuficiente para las sustancias que están disueltas en el agua. Lo que se detiene son las partículas y microorganismos. La ventaja de un filtro de carbón activado es que absorbe (fija sobre su superficie) microcistinas y plaguicidas. Ahora OSE dijo que va a hacer todo lo que tendría que haber hecho siempre. Pero hay que hacer más. Es carísimo filtrar el agua para 1,5 millones de personas. OSE no dispone de una sola fuente por lo que se podría sacar agua de otro lugar por un tiempo. Es importante tener un sistema de alerta que pueda prever las condiciones. Por ejemplo, saber con anticipación si en algún afluente se está gestando un problema según los parámetros de temperatura del agua, concentración de nutrientes, velocidad de la corriente y concentración de clorofila. A lo mejor lo que hay que hacer con la cuenca del Santa Lucía es decretar una zona de exclusión de cierta forma de agricultura, controlar el agua que sale de los tambos y que OSE haga tratamiento de efluentes en las localidades urbanas con saneamiento.
Usted dijo que esta vez tuvimos suerte. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias severas?
A este directorio le cayó una cosa sin comerla ni beberla. Es el primero que realmente sale a responder como corresponde. Todos los demás salían a negar todo. Éste es el primero que acepta que hay cosas que hacer. Me acuerdo que (Fernando) Nopitch (exvicepresidente de OSE) y el presidente anterior (Juan Justo) Amaro me insultaron por radio. Decían que OSE sabía como resolver el tema de la microcistina. Pero lo que hacían era mezclar el agua contaminada con otra agua para bajarle la concentración, o metían el chupón a más profundidad, intentando evitar las algas.
¿Con eso alteraban resultados?
Con eso paliaban un poco la situación. ¿Se acuerda de la pelea que hubo entre La Española y la OSE por las diálisis? Ahí hubo muertos. O el caso actual de las ovejas en Rincón del Bonete. Las ovejas se murieron casi seguramente por tomar agua con microcistina y eso que se trata de animales que toman muy poca agua. Ahí se ve el impacto. Se debería, además, hacer bioensayos con peces u otros organismos aún más sensibles. Cuando los peces empiezan a tener malformaciones, es muy probable que nosotros también estemos siendo afectados.
Hace un tiempo usted informó sobre una posible vinculación entre el índice elevado de cáncer de la población de Rincón del Bonete y el agua. ¿Se investigó esa asociación?
No se confirmó la sospecha. De todas maneras diría que la prevalencia de cáncer en Uruguay es extremadamente alta y que es más alta en el sur del país. La vinculación con el agua es difícil de demostrar. Requiere estudios muy largos y que todos los casos sean registrados y hay que saber cuál es la fuente de agua. Hay que desligarlo de otras causas. Por ejemplo, los transgénicos en el maíz eran fantásticos hasta que un investigador francés demostró que producían cáncer en ratas. Por supuesto le dijeron que utilizó una variedad de ratas muy sensible, pero estos son animales que se usan habitualmente para probar los medicamentos que son suministrados al hombre.
El presidente de OSE y el subsecretario del MSP dijeron que no es necesario instalar filtros en los hogares. ¿Usted lo recomienda?
Por supuesto. Vea de qué color queda un filtro de papel. Queda negro. Es parte del carbón que se ha usado que corre por las cañerías. Es conveniente filtrarlo. Aunque sean concentraciones mínimas. Por otro lado, las microcistinas no se resuelven con hervir el agua. No se desintegran. Ni los plaguicidas. Ni el plomo. Yo siempre digo: los plaguicidas siempre cotizan a la baja. Los niveles aceptables bajan; el estándar de plomo es más bajo hoy que hace poco tiempo. El organismo humano no puede defenderse de cosas que aparecieron hace 100 años. Nuestra evolución no nos permitió evolucionar contra los plaguicidas. Y son concentraciones que se acumulan. El presidente de OSE dijo que los filtros requieren mantenimiento y que el uruguayo no mantiene. Pero mantenimiento requiere el auto, la moto, hasta el reel de pesca. Decir eso es menospreciar a la gente.
¿Hay poblaciones más vulnerables a la bioacumulación de las sustancias disueltas en el agua potable?
Los bebés son los más vulnerables. Cuanto antes empezamos a acumular, más vamos a tener. Son organismos más sensibles. Los ancianos y la gente mal alimentada también. A ellos habría que regalarles los filtros.
¿Qué uso le da usted al agua que brinda OSE?
Solo para bañarme. Yo tomo agua de pozo. Mi madre tiene 96 años y sigue tomando de ese pozo. Las concentraciones de algunas sustancias organocloradas en el agua de OSE son mínimas pero yo no quiero nada. Son indetectables por los instrumentos usados para detectar plaguicidas, pero existen. Y, por lo general, no se analizan porque Uruguay no está en condiciones de hacerlo.
Siempre se había dicho que la calidad del agua era muy buena. Sin embargo, se ha hecho público que no es confiable. ¿Cuáles son las amenazas actuales?
Yo vengo diciendo que no siempre es necesariamente confiable desde hace 15 años. Ahora tuvo mal olor y mal gusto, sino ni nos enterábamos. Lo que ocurre es que OSE no tiene filtros adecuados para potabilizar agua que contenga microcistina. Esta vez tuvimos suerte; no era un genotipo que produjera toxinas. El decano de Agronomía (Fernando García) dijo que la soja en la cuenca del Santa Lucía es insignificante. Eso no es cierto hoy. Parte del problema son los fertilizantes. Se ha extendido la agricultura intensiva a la cuenca del Santa Lucía. Los tambos también son parte del problema. Son el nitrógeno y el fósforo, fundamentalmente, los que producen las floraciones de algas.
¿Cómo se mitiga el problema?
Teniendo los filtros adecuados. Hoy el filtrado es insuficiente para las sustancias que están disueltas en el agua. Lo que se detiene son las partículas y microorganismos. La ventaja de un filtro de carbón activado es que absorbe (fija sobre su superficie) microcistinas y plaguicidas. Ahora OSE dijo que va a hacer todo lo que tendría que haber hecho siempre. Pero hay que hacer más. Es carísimo filtrar el agua para 1,5 millones de personas. OSE no dispone de una sola fuente por lo que se podría sacar agua de otro lugar por un tiempo. Es importante tener un sistema de alerta que pueda prever las condiciones. Por ejemplo, saber con anticipación si en algún afluente se está gestando un problema según los parámetros de temperatura del agua, concentración de nutrientes, velocidad de la corriente y concentración de clorofila. A lo mejor lo que hay que hacer con la cuenca del Santa Lucía es decretar una zona de exclusión de cierta forma de agricultura, controlar el agua que sale de los tambos y que OSE haga tratamiento de efluentes en las localidades urbanas con saneamiento.
Usted dijo que esta vez tuvimos suerte. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias severas?
A este directorio le cayó una cosa sin comerla ni beberla. Es el primero que realmente sale a responder como corresponde. Todos los demás salían a negar todo. Éste es el primero que acepta que hay cosas que hacer. Me acuerdo que (Fernando) Nopitch (exvicepresidente de OSE) y el presidente anterior (Juan Justo) Amaro me insultaron por radio. Decían que OSE sabía como resolver el tema de la microcistina. Pero lo que hacían era mezclar el agua contaminada con otra agua para bajarle la concentración, o metían el chupón a más profundidad, intentando evitar las algas.
¿Con eso alteraban resultados?
Con eso paliaban un poco la situación. ¿Se acuerda de la pelea que hubo entre La Española y la OSE por las diálisis? Ahí hubo muertos. O el caso actual de las ovejas en Rincón del Bonete. Las ovejas se murieron casi seguramente por tomar agua con microcistina y eso que se trata de animales que toman muy poca agua. Ahí se ve el impacto. Se debería, además, hacer bioensayos con peces u otros organismos aún más sensibles. Cuando los peces empiezan a tener malformaciones, es muy probable que nosotros también estemos siendo afectados.
Hace un tiempo usted informó sobre una posible vinculación entre el índice elevado de cáncer de la población de Rincón del Bonete y el agua. ¿Se investigó esa asociación?
No se confirmó la sospecha. De todas maneras diría que la prevalencia de cáncer en Uruguay es extremadamente alta y que es más alta en el sur del país. La vinculación con el agua es difícil de demostrar. Requiere estudios muy largos y que todos los casos sean registrados y hay que saber cuál es la fuente de agua. Hay que desligarlo de otras causas. Por ejemplo, los transgénicos en el maíz eran fantásticos hasta que un investigador francés demostró que producían cáncer en ratas. Por supuesto le dijeron que utilizó una variedad de ratas muy sensible, pero estos son animales que se usan habitualmente para probar los medicamentos que son suministrados al hombre.
El presidente de OSE y el subsecretario del MSP dijeron que no es necesario instalar filtros en los hogares. ¿Usted lo recomienda?
Por supuesto. Vea de qué color queda un filtro de papel. Queda negro. Es parte del carbón que se ha usado que corre por las cañerías. Es conveniente filtrarlo. Aunque sean concentraciones mínimas. Por otro lado, las microcistinas no se resuelven con hervir el agua. No se desintegran. Ni los plaguicidas. Ni el plomo. Yo siempre digo: los plaguicidas siempre cotizan a la baja. Los niveles aceptables bajan; el estándar de plomo es más bajo hoy que hace poco tiempo. El organismo humano no puede defenderse de cosas que aparecieron hace 100 años. Nuestra evolución no nos permitió evolucionar contra los plaguicidas. Y son concentraciones que se acumulan. El presidente de OSE dijo que los filtros requieren mantenimiento y que el uruguayo no mantiene. Pero mantenimiento requiere el auto, la moto, hasta el reel de pesca. Decir eso es menospreciar a la gente.
¿Hay poblaciones más vulnerables a la bioacumulación de las sustancias disueltas en el agua potable?
Los bebés son los más vulnerables. Cuanto antes empezamos a acumular, más vamos a tener. Son organismos más sensibles. Los ancianos y la gente mal alimentada también. A ellos habría que regalarles los filtros.
¿Qué uso le da usted al agua que brinda OSE?
Solo para bañarme. Yo tomo agua de pozo. Mi madre tiene 96 años y sigue tomando de ese pozo. Las concentraciones de algunas sustancias organocloradas en el agua de OSE son mínimas pero yo no quiero nada. Son indetectables por los instrumentos usados para detectar plaguicidas, pero existen. Y, por lo general, no se analizan porque Uruguay no está en condiciones de hacerlo.
Microcistina
La microcistina es una cianobacteria de efecto hepatotóxico y neurotóxico, aunque también da lugar a alteraciones gastrointestinales, reacciones alérgicas o irritación y sintomatología similar a la de la neumonía. Este riesgo se puede producir tras el contacto con la piel durante el baño o tras una exposición prolongada a niveles crónicos de estas toxinas en el agua bebida.
Fósforo y nitrógeno
Son los nutrientes necesarios para el crecimiento de plantas y organismos del fitoplancton, por lo que su presencia en concentraciones elevadas conduce a la eutrofización de los cursos de agua. Esto altera las características de estos ecosistemas. Las plantas en descomposición consumen todo el oxígeno del agua, acabando con la vida subacuática.
Cuestión de honestidad intelectual
El ingeniero agrónomo Daniel Panario, director del
Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales y coordinador de la
Maestría en Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias, se ha
enfrentado más de una vez ante organismos e instituciones públicas por
sus declaraciones. “El científico con cierta actitud reactiva al sistema
por supuesto que trae inconvenientes”, dijo a El Observador. Y agregó:
“El decano (Juan Cristina) me dice que yo le hago mucho daño a la
facultad haciendo las declaraciones que hago. Son visiones diferentes de
la Universidad. Yo creo que le hago mucho bien del punto de vista de lo
que la gente piensa; probablemente le hago mal en función de los fondos
que la Universidad puede recabar para proyectos”. Panario renunció a su
cargo en medio de la polémica por la contaminación de plomo en La Teja a
comienzos del 2000. En esa oportunidad, el experto criticó que la
Facultad de Química no hubiera advertido el problema años antes cuando
publicó trabajos científicos al respecto. “Eso lo que existe (en la
comunidad científica): papers que nadie lee. Es bastante frustrante. Y,
por supuesto, después te la cobran cuando vas a presentar un proyecto, o
para ascender en el Sistema Nacional de Investigadores”, afirmó.
.
hola muerto, no se si te acordas de mi, un dia nos peleamos por ideas, hoy te leo y te difundo.
ResponderEliminarelaine castro