GONZALO AGUIRRE: ENTRE LOS INDAGABLES Y EL FALLO DE CHEDIAK
PUBLICADO EN CARAS&CARETAS EL VIERNES 1 DE MARZO DE 2013
Pocos manifestantes reconocieron debajo de su sombrero negro y saco marrón, al hombrecito que con un diario y un cuaderno rojo bajo el brazo, salía presuroso del Palacio de Justicia en medio de la manifestación de apoyo a Mariana Motta. El ex vicepresidente Gonzalo Aguirre estaba dentro del edificio en el que debía jurar la jueza trasladada y donde el ministro Jorge Chediak daba los últimos ajustes al relato de la sentencia que declaró inconstitucional la ley de prescripciones y vuelve a imponer la impunidad en Uruguay.
ROGER RODRIGUEZ / rogerrodriguez@adinet.com.uy
El 4 de febrero de 2011, Caras y Caretas publicó un artículo titulado ‘La ofensiva de los indagables’ en el que se exponía el plan de acción que para liberar a sus camaradas presos había instrumentado el autodenominado Foro de Libertad y Concordia que, integrado por militares retirados, había salido en “maniobra general” con el “propósito” de lograr “formar opinión pública, psicosocial y política” para alcanzar el objetivo de su misión, “en principio por medios legales”. Veinte días más tarde, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenaba a Uruguay por el caso Gelman.
Entonces se inició el proceso que concluye ahora con el traslado de la jueza Mariana Mota y el pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia (SCJ). En aquel artículo también se explicaba que el vocero de la organización, coronel José Carlos Araújo, había publicado en las páginas internas de la publicación de la Cooperativa de Ahorro de Oficiales de las Fuerzas Armadas un plan de operaciones que sería comandado por un “Grupo Coordinador” integrado por representantes de las “tandas” (generaciones) de promoción, que se subdividiría en “secciones” que incluían la “política y psicosocial”, “propaganda”, “jurídica”, “prisioneros”, “organización”, “familia”, “internacional”, “finanzas y logística”, “inteligencia” y “militar”.
Luego de un primer embate propagandístico en las redes sociales, la organización Libertad y Cambio pareció ir perdiendo fuerza en la medida en que quedó asociada a una serie de organizaciones de confeso sello nazi a nivel internacional y de la antichavista UnoAmérica cuyo líder, Alejandro Peña Esclusa, estaba preso en Caracas por portar explosivos para atentados en los comicios legislativos de aquel país. En el entorno del grupo de indagables se llegó incluso a editar un video en el que se advertía de posibles acciones militares y también se desarrollaron visitas a organizaciones internacionales en las que se planteó que los militares eran “presos políticos”.
Sin embargo, donde Libertad y Concordia fue desarrollando su mejor trabajo fue en la sección “jurídica”, que debía cumplir el objetivo de “ejecutar acciones para formar un equipo de abogados y juristas dispuestos a luchar contra el derecho penal del enemigo, formando opinión pública (no para defender en los estrados a los acusados)”. En ese escenario fue que comenzó jugando el ex fiscal de Corte Miguel Langón, quien terminó siendo desplazado por el constitucionalista Gonzalo Aguirre Ramírez, quien en marzo de 2011, junto al ex presidente Jorge Batlle, se reunía con el presidente de la SCJ, Leslie van Rompaey, para presionarlo en contra de la jueza Mota.
La ‘ofensiva’ de 2011 no pudo impedir el procesamiento del coronel Tranquilino Machado por el homicidio del estudiante Juan Ramón Peré en 1973, ni el del coronel Carlos Calcagno, por un delito de desaparición forzada (Santana-Inzaurralde) que le tipificó la jueza Mariana Mota; pero, particularmente, el grupo fracasó al no poder impedir la aprobación de una ley que pospuso la prescripción de los delitos que se instauraba aquel 1° de noviembre. En 2012 los “indagables” hicieron un cambio táctico y pasaron a una “defensiva militar” (ver Caras y Caretas del 18 de febrero de 2012) por la que todos los abogados se coordinaron con el objetivo de trancar los expedientes, derivarlos a tribunales de alzada y, finalmente, plantear la inconstitucionalidad de la Ley 18.831 ante la SCJ. Y así ocurrió…
Los impunidores: Aguirre, Sanguinetti y Cheirak...
SUPREMA PARA RATO
La historia, sin embargo, habría comenzado a entretejerse un poco antes: el 19 de octubre de 2009, cuando a siete días de la elección de legisladores y presidente, en comicios en los que se definían los plebiscitos por el voto consular y el voto rosado, la SCJ reveló un inesperado dictamen en el que cambió un fallo anterior y consideró inconstitucional la ley de la caducidad de la pretensión punitiva del Estado en el caso de Nibia Sabalsagaray. El fallo tuvo dos efectos: por un lado, desalentó a quienes dudaban del voto rosado y los impulsó a no sufragar ya que la caducidad había terminado; por otro, aunque nadie lo suponía, se abría una indagatoria en la que un general en actividad, Miguel Dalmao, sería procesado con prisión.
El proceso de Dalmao, al que seguiría el de Machado, fue la antesala de una previsible segunda ola de juicios sobre la dictadura, que se desprendían de la inicial causa contra el dictador Juan María Bordaberry que estaba en manos de la jueza Mota y la fiscal Ana María Telechea, quienes reabrieron los casos Gelós Bonilla, fusilados de Soca, Leonardo de los Santos, un ‘paquete’ de veinte muertes en prisión y nuevas denuncias que por torturas realizaban las víctimas de cada unidad militar. La aparición de los cuerpos de Julio Castro y Ricardo Blanco fue el corolario de esa serie de logros en la lucha por la verdad y la justicia de quienes sufrieron violaciones a sus derechos humanos.
Pero dentro del Poder Judicial había comenzado a visualizarse un proceso extraño, a partir de la asunción de nuevos ministros de la SCJ en cuya designación el Frente Amplio tuvo que aceptar las propuestas del Partido Nacional. Una SCJ que llegó para quedarse un tiempo. El ministro Jorge Ruibal Pino ascendió por antigüedad en 2007 y se mantendrá hasta cumplir 70 años en 2015; Jorge Larrieux fue propuesto por los blancos en 2008 y seguirá hasta 2016, cuando llegue a la edad máxima; Jorge Chediak, votado en 2009 con apoyo nacionalista, puede seguir como ministro hasta 2019; mientras que las dos últimas incorporaciones, realizadas en diciembre de 2012, posibilitan que Ricardo Pérez Manrique y Julio César Chalar permanezcan en el cargo hasta 2017.
Los tres ministros más antiguos fueron los que el 13 de abril de 2011 votaron un reacomodo del organigrama judicial y crearon el Tribunal de Apelaciones en lo Penal de 4° Turno, que recibió prácticamente todos los recursos que los abogados de los militares plantearon en cada causa judicial por delitos de la dictadura. Ese tribunal, integrado por los doctores Ángel Cal Shaban, Alfredo Gómez Tedeschi y Jorge Catenaccio, fue el que cambió la tipificación que el juez Ruben Saravia había imputado al coronel Tranquilino Machado por la muerte de Peré y decidió aplicar la Ley 18.831, que los jueces penales habían evitado usar para eludir recursos de inconstitucionalidad que de inmediato interpusieron los defensores. Así, se sumaron recursos ante la SCJ.
GONZALO EL MAGNO
Gonzalo Aguirre Ramírez nació en Montevideo el 25 de enero de 1940. Nieto del caudillo blanco Juan Andrés Ramírez Chaín, su vida quedó marcada desde que eligió la carrera de derecho. Integrado al Movimiento Nacional de Rocha, en la dictadura fue secretario del Triunvirato de Mario Heber, Carlos Julio Pereyra y Dardo Ortiz, que dirigía al Partido Nacional en su semiclandestinidad. Pudo ser víctima de los vinos envenenados que mataron a Cecilia Fontana de Heber en 1978, a cuyos responsables les dio la impunidad.
Hace treinta años, en 1983, Aguirre participó en las negociaciones del Parque Hotel y cuando fracasaron redactó, junto al ex vicepresidente colorado Enrique Tarigo, la proclama que el actor Alberto Candeau leyó frente al Obelisco a los Constituyentes. Acompañó en la fórmula presidencial a Alberto Zumarán en 1984, cuando Wilson Ferreira Aldunate quedó proscripto, y terminó siendo el vicepresidente de Luis Alberto Lacalle en la victoria blanca de 1989. Dos veces apoyó a su primo Juan Andrés Ramírez en los siguientes comicios, pero no lo votaron. Frustrado, se dedicó al ejercicio de su profesión y al periodismo.
A la salida de la dictadura fue el autor de la ley 15.738 que dio fuerza legal a las leyes del Consejo de Estado, arrogándose el legislador facultades que reestablecieron la Constitución violada e incluso interviniendo en el texto de la misma. Algún día se estudiará la responsabilidad que tiene esta convalidación selectiva de algunas normas del Consejo de Estado y de otros órganos del gobierno de facto en algunos de los traspiés que hoy sufrimos en nuestro ordenamiento constitucional.
En este tiempo Aguirre ha sido un referente de cuanta discusión constitucional se produjo. Pergeñó el sistema de balotaje (que pospuso una elección el ascenso al gobierno del FA), tildó de inconstitucionales el impuesto barométrico y el aumento de la contribución de Montevideo, la superestructura de inteligencia de Sanguinetti en 2000, el contrato de capitalización del Banco Comercial en 2003, defendió el subsidio de Jorge Larrañaga en 2004, estuvo en contra de la ley de procedimiento policial en 2008, rechazó el voto del senador Óscar López Goldaracena por defender víctimas de la dictadura y hasta consideró fuera de lo que parece ser su carta magna las recomendaciones contra la violencia en televisión. Ahora volvió a facturar con la inconstitucionalidad del impuesto a la tierra (ICIR).
Desde 2005 los militares se transformaron en buenos clientes. Primero, fue asesor contra la interpretación de la ley de caducidad impulsada por el secretario de Presidencia, Gonzalo Fernández, y en 2006 patrocinó a quince represores ante la exclusión de la caducidad en el caso Gelman y en el homicidio de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz. A mediados de 2008 los asesoró en recursos contra el IRPF y logró una declaración de inconstitucionalidad de la SCJ que le habría reportado una cuota de tres mil pesos por cada uno de los 1.200 oficiales beneficiados (varios de ellos denunciados por crímenes de la dictadura). Desde entonces asesora instituciones castrenses.
Aguirre pasó a tener el protagonismo en la estrategia de los defensores de los militares a partir del contundente fallo internacional del caso Gelman y de una serie de debates impulsados por organizaciones de derechos humanos en los que se calificaban los delitos como crímenes de lesa humanidad y, por tanto, imprescriptibles. Ésa fue la batalla jurídica que se sustanció en el foro interno del Poder Judicial, donde no resultan ajenas las medidas ejemplarizantes contra fiscales y jueces que sintonizaban con las propuestas del derecho internacional. Como antes había ocurrido con la fiscal Mirtha Guianze, la mira se puso en el fiscal Ricardo Perciballe y en la jueza Mariana Mota. Ambos fueron sacados del ámbito penal.
Maroñas
EL AMIGO DEL JUEZ
El 30 de noviembre de 2010, cuando se cumplieron 30 años del plebiscito de 1980, el Parlamento hizo un particular acto recordatorio en el que se rechazó aquel intento de reforma constitucional de la dictadura. En uno de los palcos quedaron juntos el ex vicepresidente Gonzalo Aguirre Ramírez, el ex presidente Julio Sanguinetti y el entonces presidente de la SCJ, Jorge Chediak. A los márgenes del trío, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, y el presidente José Mujica.
Aguirre, Sanguinetti y Chediak tuvieron un animado diálogo que quedó registrado en imágenes. Aguirre había sido el corredactor de la ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado (ideada por el diputado blanco Héctor Martín Sturla); Sanguinetti, el presidente que promulgó aquella ley de impunidad; y Chediak, el ministro relator de la sentencia que en 2009 calificó de inconstitucional a la Ley 15.848, permitiendo que el general Dalmao termirara preso por la muerte de Sabalsagaray. Sólo diez días antes del encuentro en aquel acto, Diputados había dado media sanción al proyecto de ley interpretativo de la caducidad para dejarla sin efecto. Curiosamente, Chediak volvió a ser el ministro relator en la acordada que ahora consideró inconstitucional la ley contra las prescripciones votada en 2011 tras un año de idas y venidas durante el cual el FA no logró imponer su disciplina partidaria para imponer la mayoría de votos que tiene en ambas cámaras. Chediak utilizó en su recurso los mismos fundamentos con que Aguirre había atacado la ley. Algunos, incluso, creen ver la letra del constitucionalista en algunos de los alegatos del relator de la SCJ, que también dio argumentos de fondo en contra del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el caso Gelman y se sumó a Aguirre en la teoría de que el derecho interno se impone sobre las normativas internacionales.
La sentencia de Chediak parece un punto final.
Chediak había sido propuesto por el Partido Nacional por su acercamiento al ex presidente Luis Alberto Lacalle, quien durante el debate en el Senado nombró con particular afecto al juez de la SCJ: “No sé cómo calificar la intervención del Poder Ejecutivo en el trámite de la ley de caducidad cuando se le tiene que dar cuenta para que establezca si está incluido o no ese concepto […] No obstante, puedo decir que una vez que se excluye, la interlocutoria que decreta el archivo tiene valor de cosa juzgada. ¿Saben dónde se encuentra esto? En una sentencia redactada por un ministro y ex presidente de la Suprema Corte de Justicia –gran amigo y jurista–, el doctor Jorge Chediak, en la que se declara inconstitucional la ley en el caso Sabalsagaray”, alegó el ex mandatario.
La buena relación entre colegas y correligionarios podría tener otras repercusiones si, como se menciona en corrillos judiciales, el abogado Gonzalo Aguirre Ramírez estuvo visitando semanalmente al ministro Jorge Chediak en su despacho de la sede del Poder Judicial antes de que se terminara de redactar y se divulgara la sentencia de la Suprema Corte de Justicia que declaró inconstitucional la ley de las prescripciones. Casualmente, Gonzalo Aguirre estaba dentro del Palacio de Justicia el mismo viernes 15 de febrero cuando la jueza Mariana Mota, acompañada por una multitud de personas, juraba como jueza en el área civil. Aguirre, quien tropezó en las escaleras, fue captado por la cámara de la fotógrafa Martha Passeggi cuando, con sonrisa nerviosa, se alejaba de la manifestación en la que había quedado metido.
Paradójicamente, en el ejercicio de la presidencia de la SCJ, el propio Chediak impulsó la acordada N° 7.688, por la que la Justicia uruguaya asume los “Principios de la Ética Judicial Iberoamericana”, cuyo artículo 3° señala que “el juez, con sus actitudes y comportamientos, debe poner de manifiesto que no recibe influencias –directas o indirectas– de ningún otro poder público o privado, bien sea externo o interno al orden judicial” y en su artículo 15° impone que “el juez debe procurar no mantener reuniones con una de las partes o sus abogados (en su despacho o, con mayor razón, fuera del mismo) que las contrapartes y sus abogados puedan razonablemente considerar injustificadas”.
Mota recurrió
La jueza Mariana Mota presentó un recurso para que la SCJ revoque la resolución N° 70/2013 del 15 de febrero por la que fue trasladada del Juzgado Penal de 7° Turno al Juzgado Civil de 1° Turno y rechaza que su cambio de destino obedezca a “razones de mejor servicio”. “En mi caso no solicité en ningún momento el cambio de materia o ser trasladada a otro juzgado. Por lo que debe buscarse en otro lado la motivación del acto. Es más, considero que el traslado decidido contraría el buen servicio que reclama la Constitución”, sostiene.
“La decisión del traslado inmotivado afectará consecuentemente las causas en que se investigan graves violaciones a los derechos humanos [que] se verán demoradas por el necesario lapso que demande su conocimiento por parte de la nueva titular. Esta paralización aún temporal es contraria a lo que dictaminó la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia que condenó al Uruguay en el caso Gelman vs Uruguay que sostuvo en su fallo ‘que las investigaciones en el Estado relativas a este caso han sobrepasado cualquier parámetro de razonabilidad en la duración de los procedimientos aunado a que, pese a tratarse de un caso de graves violaciones de derechos humanos, no ha primado el principio de efectividad en la investigación de los hechos y determinación y en su caso sanción de los responsables’”, dice la jueza.
Gonzalo Aguirre y Carlos Curbelo Tammaro procesado con prisión y sin título por receptación y lavado. Culpable de que le iniciaran sumario a Alvarez Petraglia lo que motivó su renuncia. Aguirre encabezó la lista de adherentes a Curbelo
Y cuando pasó el tiempo
ResponderEliminaralguien se preguntó
a dónde fue a parar Natalio Ruiz,
el hombrecito del sombrero gris.
Caminaba por la calle mayor
del balcón de su amada
a su casa a escribir
esos versos de un tiempo
que mi abuelo vivió.
Dónde estás ahora, Natalio Ruiz
el hombrecito del sombrero gris?
Te recuerdo hoy, con tus anteojos,
que hombre serio paseando por la plaza!
De qué sirvió cuidarte tanto de la tos?
No tomar más de lo que el médico indicó
cuidar la forma por el qué dirán,
y hacer el amor cada muerte de obispo,
y nunca atreverse a pedirle la mano,
por miedo a esa tía con cara de arpía?
Y dónde estás? A dónde has ido a parar?
Y qué se hizo de tu sombrerito gris?
Hoy ocupás un lugar mas
acorde con tu alcurnia
en la Recoleta.
Gonzalo Aguirre ha escrito también libros de Historia Nacional Rio Platense, "Juan Manuel de Rosas y la historia de Rio de La Plata", "T1". Esta obra abarca la vida de Rosas desde su nacimiento 1793 hasta 1821. Esta obra quedó inclonclusa ya que Rosas gobernó su país desde 1829 hasta 1832 y de 1835 hasta 1852. Dada la simultaneidad de la primera de la vida política de Artigas, esta también abarca su quehacer político y militar desde 1815 a 1820.
ResponderEliminarLuego publicó en 1988 el libro "La revolución del "Quebracho" y la Conciliación. Estr último se publicó en base a los consejos y a las consideraciones del eminente historiador Juan Pivel Devoto. La obra abarca un período bastante mas extenso que el del año 1886, en el que se produjeron la Conciliación" entre el dictador Santos y sus principales opositores.
En efecto el libro abarca el período que va desde 1873 con la elección y posterior caída del Presidente José Ellauri acaecída el primero de Marzo de 1873 y 15 de Enero de 1875. Y llega hasta los fines de 1885, en que se vivían los pródromos de la primera revolución. Sus principales protagonistas fueron el dictador Santos, el Dr. José Pedro Ramírez y el Dr.Joaquín Requena y García, "alma mater de la revolución" quién desde 1881 estaba exilado en Buenos Aires. Más tarde fue publicado por Ediciones de La Plaza, el pequeño libro que entre otros materiales contiene el discurso que pronuncié como presidente de la Asamblea General, al conmemorarse el bicentenario del nacimiento de nuestro segundo presidente de La República Manuel de Oribe y Viana. Aparte de esto tres libros publiqué un estudio en la revista Garibaldí, creo que en 1997 titulado "influencia del pensamiento económico y social de Artigas en la revolución oriebral de 1811". Antés de ver la luz fue leído y aprobado por el prestigioso historiador José Pedro Barrans. En lo personal lo considero el mejor aporte que he hecho al conocimiento de lavhistoria de nuestro país. También he publicado otros estudios en la revista Blanca, que es una publicación del directorio del partido Nacional. Así como, "La elección de Batlle y Ordoñez en 1903" y el "alzamiento de Aparicio Saravia del 16 de Marzo de 1903". Y también publiqué ennla misma revista, un estudio sobre la vida y la obra del eminente pedagogo, político, jurista y estadista que fue el Dr. Alfredo Vásques Acevedo-cuyo titulo no recuerdo bién-. En cuanto a mi obra jurídica, la comencé publicando con una monografía, que en verdad era un libro, " La competencia de Poder Ejecutivo en la Constitución Nacional" fue publicada en Agosto de 1969 en la red, d.j.a, por su director prof. Horacio Cassinelli Muñoz. En la misma revista publiqué en 1970, una nota de jurisprudencia titulada"el acto de gobierno y el Estado Derecho". Luego vió la luz en Setiembre de 1973, el libro colectivo" la enseñanza pública y privada en el Uruguay" ed. Amalio Fernandez. Esa monografía la realicé siendo estudiante de Derecho Administrativo en un curso reglamentado dirigido por Daniel Hugo Martins. Mi trabajo verso sobre la organización de los aspectos del CONAE. En la misma época, y también como estudiante en un curso de derecho laboral publiqué el trabajo "Régimen laboral de los funcionarios públicos" editado por la revista de derecho público numero dirigía por el Dr. Gustavo Rodriguez Villalba.