(AW)Imagen de Areito para denunciar la 
tortura en Colombia: la publico en agosto 2012 con un nuevo texto, 
porque lamentablemente la tortura contra la oposición política en 
Colombia, lejos de cesar, se ha incrementado en los últimos años, en el 
régimen de Uribe y hoy con el régimen de Santos. La tortura en las 
cárceles revela sistematismo, y asimismo las detenciones-desapariciones 
forzadas que son crímenes de lesa humanidad que significan tortura para 
el desaparecido, sus familiares y su entorno social, siguen 
creciendo.Para ahondar sobre la realidad de la tortura en Colombia 
recomendamos leer y difundir en solidaridad la siguiente 
investigación:Parte V del Dossier: Colombia y sus miles de presos 
políticos silenciados *(Por Azalea Robles)
Con Veronika fuimos invitados a la "avant premier" de "EL ALMANAQUE", película (o documental?) de José Pedro Charlo y Jorge Tiscornia. Despertará admiración la persistencia tozuda y el ingenio de Jorge para preservar los anales de la vida carcelera, su minuciosidad para registrar los más mínimos detalles. La mano de Charlo los conducirá por los pasillos más horrorosos sin agredir sensibilidades... está visto que cada película, cada obra de arte de un ex-preso político,  renueva la derrota de los cóndores uruguayos, no pudieron destruirnos, ni en Punta de Rieles ni en Libertad.
  Como me escribió Miguel Ángel Olivera, los que pasamos por el Penal de Libertad (presos y familias) nos sentimos completamente identificados en esas memorias que Jorge fue codificando día a día, a lo largo de 12 años. Lo mismo le ocurre a las compañeras que estuvieron recluídas en Punta de Rieles y a sus familiares.
Corremos el riesgo de sentir que “Almanaque” es un recuerdo, que pertenece al pasado y ahora el futuro nos pertenece.  Sin embargo, la historia de tortura y vejámenes, de omisión de asistencia médica y privación de medicamentos no ha terminado en América La Pobre.
 Los compañeros de la Agencia Rodolfo Walsh me hicieron llegar esta denunca sobre los crímenes que se cometen diariamente en Colombia contra los 9.500 presos políticos. Situación que se repite a lo largo y lo ancho del continente. 
Es bueno tener presente que nosotros y nosotras sobrevivimos a las cárceles militares pero los cóndores continuan sobrevolando el Amazonas, el Plata y los Andes, de otra manera podríamos dejarnos vencer por la sensación del "ya fué", de que al abrirse las puertas de rejas en marzo de 1985 la historia de la ignominia acabó.
Seguramente iremos con Veronika a ver "El Almanaque" nuevamente pues nos gustó mucho, pero al ver las caras de campo de concentración de los compañeros que eran llevados a los juzgados de la barbarie miliquera, recordaré a los peruanos, paraguayos, hondureños y colombianos que está AHORA pasando por aquello que tan bien conocemos. En Grecia también las cárceles están pobladas de presos políticos. Esperemos el sentir solidario les ayude a vencer los sufrimientos a que están sometidos.  
un abrazo fraterno
 Tambero
"Presos políticos lisiados, 
paralíticos, ciegos o enfermos son sometidos a la tortura diaria al ser 
situados en medio de patios paramilitares para allí recibir golpizas y 
hostigamientos en situación de total indefensión, y son privados de 
medicamentos y asistencia médica, de manera a que las enfermedades los 
consuman: son mensajes que buscan paralizar la empatía social. Se trata 
de demostrar que la crueldad sin límites ejercida por un estado goza de 
total impunidad".
Diomedes Meneses: ‘utiliza silla de 
ruedas debido a la paraplejia ocasionada por las torturas', está siendo 
empujado a la muerte por tortura de negación de asistencia médica. Oscar
 Elías Tordecilla, invidente y con los brazos amputados, situado adrede 
en una penitenciaría sin presos políticos, en violación al dictamen de 
Medicina legal y al DIH: ‘necesitó atención médica para evitar la 
pérdida de visión, pero nunca le fue brindada'.
"Los presos políticos diagnosticados 
con cáncer continúan sin recibir atención médica. Que las organizaciones
 solidarias del Mundo exijan al Estado colombiano cese de forma 
inmediata la aplicación de este método de tortura". CSPP
1.Introducción

 
Para finalizar este 
Dossier sobre la realidad de los 9.500 presos políticos en Colombia [1],
 abordamos un capítulo más amplio sobre la tortura, por ser ésta de 
carácter sistemático: representa un mensaje de terror enviado a la 
sociedad en su conjunto. Es el‘castigo' contra el pensamiento crítico, 
la reivindicación social, y la empatía. De los miles de presos políticos
 amordazados en las cárceles colombianas, se estima que el 90% son 
civiles encarcelados con la finalidad de desmantelar la organización 
social, y que el 10% son presos políticos y de guerra miembros de las 
organizaciones insurgentes. La persecución sistemática contra la 
oposición política emplea al aparato judicial como arma de guerra [2]. 
Desde el estado son negados los presos políticos, en todas sus 
categorías: a los presos políticos civiles y a los presos políticos de 
guerra se les endilga, mediante grotescos montajes
 judiciales, cargos por delitos comunes: "La estrategia usada contra los
 prisioneros políticos es juzgarlos por rebelión y agregarles los cargos
 de terrorismo, narcotráfico y concierto para delinquir con fines 
terroristas, con el claro objetivo de quitarles el estatus político, 
facilitando incluso la extradición [el Art. 35 de la Constitución impide
 la extradición por delitos políticos]"[3]. Sindicalistas, estudiantes, 
líderes campesinos, defensores de DDHH (etc.) terminan presos por 
‘terrorismo' y otros delitos comunes, debido a las estrategias del 
estado colombiano para negar su accionar represivo a la par que lo 
intensifica. A los presos políticos de guerra se les imponen penas 
exorbitantes, se niega su carácter político y sufren torturas y 
atentados además de chantajes con su vida o la de sus familiares, con la
 finalidad de convertirlos en falsos ‘testigos' contra activistas 
sociales. La reivindicación de justicia Social -en el 3er
 país más desigual del mundo- es represaliada de manera totalitaria.
2. La tortura: enviar un mensaje de terror a la sociedad, paralizar la reivindicación mediante el miedo

 
La represión sistemática
 contra la organización social es un mensaje de terror de estado contra 
la población: se expresa en el encarcelamiento político, en el asesinato
 político, en el control social, en la desaparición forzada [4]; se 
expresa en las torturas terroríficas ejercidas por la herramienta 
paramilitar en coordinación con el ejército en las zonas a despojar [5],
 torturas a modo de escarnio público para provocar masivos 
desplazamientos forzados [6]; en ese mismo orden de ideas, de paralizar 
la reivindicación mediante el miedo, se implementa la tortura en las 
cárceles colombianas. Es parte del Terror de Estado: su función no es 
solamente ejercer la crueldad contra el opositor privado de libertad, 
para generarle a éste sufrimiento, sino enviar un mensaje de terror a 
quiénes quisieran oponerse a un Status Quo imperante de saqueo y 
empobrecimiento. Así, las situaciones límite de
 presos políticos lisiados, paralíticos, mancos y ciegos, o enfermos que
 son sometidos a la tortura diaria al ser situados en medio de patios 
paramilitares para allí recibir golpizas y hostigamientos en situación 
de total indefensión, y que son privados de medicamentos y asistencia 
médica de manera a que las enfermedades los consuman, son mensajes que 
buscan paralizar la empatía social: se trata de demostrar que la 
crueldad sin límites ejercida por un estado goza de total impunidad.
Varios presos políticos están muriendo por negación de asistencia 
médica, hay igualmente negativa de clasificación de internos en abierta 
violación al DIH por parte del estado colombiano [7]; asimismo hay una 
negativa de aplicar la debida reducción de pena y excarcelación a presos
 lisiados y enfermos terminales, también se denuncia el alejamiento 
geográfico y separación familiar como forma de tortura, las palizas, 
descargas eléctricas, envenenamientos (combustible, materia fecal, 
vidrios en las comidas), la privación de agua, los encierros prolongados
 en calabozos, el hacinamiento extremo [8], los tratos degradantes y las
 humillaciones de carácter sexual, las amenazas de extradición, las 
torturas a familiares que van desde manoseos hasta violación y 
desaparición forzada. La impunidad ampara la tortura, no son respetadas 
las sentencias de la Corte Constitucional, tampoco las tutelas. Además 
se expiden leyes enfocadas a la
 persecución de la protesta social como la Ley de Seguridad Ciudadana 
del gobierno Santos, y normas internas del Instituto Nacional 
Penitenciario y Carcelario (INPEC) que vulneran los DDHH [9]. De ahí la 
importancia de que crezca la solidaridad activa con los presos 
políticos. Hay razones políticas, éticas y humanitarias de sobra para 
que la sociedad colombiana e internacional alce un clamor solidario.
3. Grave situación de homicidios de presos a manos de las autoridades por tortura y negación de asistencia médica
 
 
Por negación de 
asistencia médica los presos quedan lisiados, paralíticos, ciegos, o 
pierden la vida [10]: "A cada prisionero nos ha tocado activar el 
sistema de amparo mediante la tutela, mecanismo constitucional que el 
INPEC no cumple, burlándose del fallo, gracias a que los jueces de 
tutela no hacen efectivo el arresto y el pago de la multa por 
desacato"[11].
Los casos de presos asesinados por negación de asistencia médica 
son alarmantes: estas torturas son aplicadas con particular saña contra 
los presos políticos. Las organizaciones de DDHH lanzan la alarma. Dada 
la cantidad de presas y presos políticos en situación de tortura en las 
cárceles colombianas, presentaré solamente algunos casos.
José Albeiro Manjarrés falleció el 8 de enero 2011, devorado por un 
cáncer de estómago para el cual le negaron los análisis durante más de 
un año, incluso cuando ya perdía masa muscular a simple vista [12]. Ante
 la gravedad de su caso y los atroces dolores que padecía, los demás 
presos desarrollaron una huelga de hambre e interpusieron una tutela 
para que el estado lo atendiera; pero todo fue en vano: hubo negación 
absoluta de atenderlo por parte de las autoridades, propiciando así el 
cáncer terminal y la muerte. El ensañamiento llegó a tal punto contra 
este preso político que fue inscrito
 como NN en la morgue "a pesar que el INPEC contaba con la plena 
identificación y tenía los teléfonos de la familia, a quienes nunca 
informaron de su muerte" [Ibíd. ].
El preso político Arcesio Lemus 
también fue asesinado por negación de asistencia médica y tortura; el 
testimonio de su hija retrata la vida de una familia, que es la historia
 de la persecución a la oposición política. También alerta sobre la 
existencia de una política de Estado contra los presos políticos:
"Mi padre, Arcesio Lemus, se hizo líder comunitario, y un referente
 del trabajo revolucionario en el Tolima. Ese tipo de cosas no las 
perdona el Estado. Así que en la década de los 90 mi padre tuvo que 
desterrarse para salvaguardar su vida (...) Mi madre fue víctima de un 
montaje judicial, que la tuvo dos años tras las rejas. Yo fui conducida a
 una correccional de menores cuando tenía 15 años(...) Fueron años de 
presión que no le dejaron [a Arcesio Lemus] más opción que la 
clandestinidad. Se incorporó al ELN, como salubrista (...) En 2005 mi 
papá fue detenido. Empezó el calvario del encierro. (...) Comenzó a 
enfermar: a la edad de 65 años empezó a tener intensos dolores de cabeza
 y mareos. Los directivos penitenciarios se llenaron de solicitudes de 
mi padre, en donde les exigía su derecho elemental a la salud. Nunca 
fueron atendidas por el INPEC. Mi padre empezó a sufrir desmayos que 
tampoco fueron atendidos. Sus compañeros de
 cautiverio hicieron huelgas y motines, hasta que lograron que lo 
sacaran a "la unidad de sanidad", donde lo aislaron. (...) Empezamos a 
gestionar visitas de organismos de derechos humanos (...) pero nada 
funcionó. Fue remitido, en grave estado de salud, nuevamente a la 
cárcel. (...) [Luego en] el Hospital Lleras Acosta recibió una atención 
deshumanizada y humillante, como suelen recibir la mayoría de presos 
(...) Sin atender su delicada situación fue devuelto a la cárcel(...) 
Logramos una visita de diez minutos, y lo encontramos con un golpe 
terrible en la cabeza, bañado en sangre y en una situación peor. "Fue 
que se cayó", nos dijeron en el INPEC. Empezamos a rogar que lo llevaran
 de nuevo a un centro médico. Mi padre ya no podía hablar tan siquiera, 
llevaba casi quince días vomitando, no controlaba esfínteres, había 
perdido peso de manera alarmante y, por si fuera poco, se agregaba un 
trauma craneoencefálico que nunca se supo cómo
 sucedió dentro de la cárcel (...) Fue remitido a una institución 
hospitalaria, ya en estado de coma. Allí le encontraron un tumor en su 
cerebro (...) el 29 de junio 2010, falleció. (...) [Es] la ignominia que
 viven los presos colombianos, especialmente los presos políticos, 
contra quienes pareciera existir una política de Estado(...) El INPEC 
paga a la EPS que atiende la salud de los internos, casi 32 mil millones
 de pesos al año. ¿Cuánto dinero de ese se invierte en atender la salud 
de los internos, si pasan años para que sea aceptada una solicitud de 
revisión médica, de exámenes, de tratamiento?"[13].
 
 

 
Las muertes por negación de asistencia médica suceden una tras 
otra, en la más absoluta impunidad. El 1 de noviembre 2011 fue asesinado
 por tortura Ricardo Contreras: molido a palos por la guardia, y privado
 de asistencia médica [14]. El 15 de noviembre 2011 el estado asesina al
 preso Jhon Jairo Garcia por tortura de negación de asistencia médica 
[15]. En la cárcel el Pesebre muere Jonathan Smith Arias en enero 2012 
[16], y el 9 de abril 2012 fallece Yovani Montes, ambos por negación de 
asistencia médica [17]. En diciembre 2011 fallece Luis Fernando Pavoni 
[18], y el 14 de junio 2012 fallece Óscar de Jesús Pérez, ambos por 
negación de asistencia médica, en Bellavista [19]... La lista continúa 
de manera aberrante. La Personería de Medellín reporta que: "en los 
últimos dos años han muerto 12 reclusos por falta de atención médica" 
[Ibíd. ], y el mismo drama se repite en cada región de Colombia.
En diciembre 2011 defensores de DDHH denuncian: "la inminente 
negligencia de la fiscalía, que se niega a expedir la resolución de 
traslado del penitenciario a un centro de atención medica pertinente al 
caso de salud de José M. Álvarez Tonguino recluido en la PICOTA-ERON y 
solicitado en extradición, que padece de una enfermedad que no ha 
recibido un trato adecuado y que por solicitud del médico interno, es 
necesaria la atención especializada urgente debido al estado de 
descomposición de su axila. El caso de Tonguino, a quien se le está 
violando su derecho a la salud, no es un fenómeno aislado, varios 
prisioneros han muerto (...) Es innegable que en las cárceles de 
Colombia se violan los DD.HH., se da un trato contra la dignidad 
humana"[20]. Pese a las súplicas de familiares y organizaciones, la 
negación de asistencia médica acaba con la vida de Tonguino a inicios de
 2012. Son reiteradas las solicitudes -infructuosas- de que "se abran
 las investigaciones contra los funcionarios del INPEC, en cabeza de su 
director General de la policía G. Ricaurte, la Dirección de la Cárcel 
PICOTA-ERON y contra el personal de la guardia, por violar la Ley 65/93,
 Art. 16 CN y el acuerdo 0011/2002. (...)que se garantice el Derecho a 
la Vida" [Ibíd.].
La impunidad es total para un mecanismo de tortura y homicidios. Algunos
 presos políticos que han sido asesinados por negación de asistencia 
médica son: Jordán Fabián Ramírez, Otoniel Calderón Ovalle, Jimmy 
Ducuara Garzón, Arcesio Lemus, José Albeiro Manjarrés [21].
4. Presos políticos que están siendo asesinados por tortura de negación de asistencia médica
 
 
Los presos son privados 
de medicina, y los médicos encarcelados. Por curar a todo aquel que 
requiriera asistencia médica en la región dónde vivía, Carlos Figueroa, 
médico cirujano, fue víctima de montaje judicial y condenado a 20 años 
de prisión por "rebelión", para castigar su respeto por la vida: "A 
nivel judicial también existen los ‘falsos positivos'". Este médico 
preso político padece de cáncer: "Para que me iniciaran el tratamiento 
tuve que demandar al estado; pero no me llevan a las citas. Muchos 
enfermos reciben peor trato incluso (...) Apenas se denuncian los 
maltratos somos llevados a cárceles de alta seguridad, como lo que me 
ocurrió por pedir agua potable (...) Los presos políticos deberíamos 
estar en patios diferentes a los de los paramilitares y aquí no hay 
ninguna clasificación"[22].
Están en alto riesgo de muerte por negación de asistencia médica 
varios presos políticos. Señalaré algunos casos. El preso político Devis
 Ochoa [23] es diabético de tipo dos, ya pesa tan sólo 47 kilos, y se le
 niega una alimentación adecuada y la asistencia médica como forma de 
tortura que provoca la muerte; también se le ha introducido en un patio 
de paramilitares, en un intento de asesinato. 
Al preso político Gustavo Giraldo el estado también lo está asesinando 
por negación de asistencia médica: padece de una enfermedad degenerativa
 que le ha hecho perder más de la mitad de su peso, cada día sin 
asistencia lo empuja a la muerte [24]. El preso político Hernán 
Rodríguez Díaz realizó una huelga de hambre reclamando asistencia médica
 y su traslado de penal, dado que el INPEC lo envió al "centro de 
tortura de Valledupar", alejándolo de su núcleo familiar[25]. "El 
prisionero político padece una infección estomacal, un
 problema visual y dolores en la vejiga, por lo que ha presentado 
múltiples peticiones de atención médica las cuales han sido ignoradas. 
Hernán Rodríguez Díaz y 44 prisioneros mas denunciaron que se 
encontraban enfermos por causa de la contaminación del agua y alimentos,
 padeciendo los síntomas de caída de cabello y uñas, diarrea, sangrado 
rectal y oral, sin que hubiesen sido atendidos" [Ibíd.].
5. Presos políticos de guerra heridos: negación médica, tortura extrema
 

 
 
La situación de los presos 
políticos de guerra es dramática: éstos son con frecuencia capturados 
heridos tras combates o bombardeos, y se les niega la asistencia médica,
 empujándolos a la muerte o a la pérdida de sus miembros. Tal es el caso
 del preso político y de guerra Rolando Gradados que tiene las piernas y
 los brazos destruidos, y es torturado al negársele asistencia médica, 
restringírsele el agua potable y presionarlo a falsas confesiones bajo 
amenaza de extradición: "No puede caminar, ni comer solo y siempre 
debería estar asistido por una enfermera, sus necesidades deben ser 
realizadas en una bolsa; no está recibiendo la asistencia médica y la 
pésima alimentación del penal pone en riesgo su vida, no recibe la dieta
 ordenada por el médico, soporta fuertes dolores (...) Fue abordado por 
dos hombres de aspecto extranjero en el área de sanidad de la cárcel y 
estos lo hostigaron
 afirmándole que sería extraditado a Estados Unidos si no confesaba(...)
 Fue alejado de su familia en una política de destierro que vulnera un 
derecho fundamental. En el área donde se encuentra hay 9 internos que no
 están asistidos correctamente, ni enfermera tienen, incluso hay un 
enfermo terminal. Les están restringiendo el agua"[26].
 
 

 
El preso político de 
guerra Diomedes Meneses Carvajalino ha sido víctima de torturas por 
parte del estado colombiano, que le sacó un ojo con un puñal, e intentó 
asesinarlo en repetidas ocasiones, "utiliza silla de ruedas debido a la 
paraplejia ocasionada por las torturas propinadas por funcionarios del 
Gaula"[27]. Además está siendo empujado a la muerte por tortura de 
negación de asistencia médica: "devorado por una bacteria agresiva que 
le está carcomiendo el tejido muscular y óseo(...) la infección se 
trasladó al glúteo, afectando su integridad física: se expone a 
amputación (...) Por más de dos años una bacteria corroe su humanidad 
(...) Iguales circunstancias padecen miles de presos que son 
desatendidos en las prisiones colombianas, lugar donde se tortura 
sistemáticamente, incumpliendo el Estado colombiano sus obligaciones 
constitucionales de respetar el DIH, los derechos humanos"
 [Ibíd.], denuncia el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos 
(CSPP).
La situación de los presos ancianos, lisiados o con 
enfermedades crónicas en las cárceles colombianas es vergüenza para la 
humanidad: el hacinamiento, la insalubridad, la privación de agua, la 
comida descompuesta, las agresiones físicas de los guardianes o del 
paramilitarismo los vulneran de manera inexorable. Iván Cepeda denunció:
 "La gravísima situación se expresa en que más de 400 personas estén 
lisiadas en las cárceles, que más de 400 personas estén enfermas con 
carácter terminal"[28]. La debida reducción de pena y la excarcelación 
de presos lisiados o enfermos terminales es negada con saña. En mayo 
2012 denuncian: "El prisionero Nelson Guzmán se encuentra cuadripléjico y
 sin la atención medica adecuada, en condiciones miserables (...) El 
juez Escobar ni siquiera se ha tomado la molestia de venir a verlo, pese
 a la solicitud de prisión
 domiciliaria. Situación similar ocurre con los prisioneros de la 
tercera edad que sufren penosas enfermedades"[29].
6. Tortura aberrante e intento de asesinato contra preso político sin brazos y ciego
 

 
El ensañamiento contra 
los presos políticos alcanza niveles aberrantes: el preso político Oscar
 Elías Tordecilla, invidente y con los brazos amputados, está 
encarcelado en situación limite, situado adrede en una penitenciaría sin
 presos políticos, en violación al dictamen de Medicina legal y al DIH. 
Oscar fue arrestado de civil en fase de recuperación; pero perdió por 
completo la visión por causa de la negación de asistencia médica del 
INPEC: "Un joven que sufrió amputación de los miembros superiores y 
durante todo este tiempo necesitó atención médica urgente para evitar la
 pérdida de su visión, pero ésta nunca le fue brindada"[30]. Su defensor
 logró sacarlo de la cárcel al cabo de 7 meses, gracias al dictamen de 
"Medicina Legal que afirma que por sus discapacidades físicas no puede 
estar en un centro penitenciario. Le otorgan detención domiciliaria." 
Pero el estado, en una clara
 demostración de ensañamiento con fines de tortura, revocó la detención 
domiciliaria: "En medio de una de esas ilegales jugadas que realiza la 
rama judicial por orientación directa de los organismos de seguridad 
(...) Oscar es condenado a 40 años de prisión y remitido a la Cárcel de 
Itaguí, ignorando el dictamen de Medicina Legal" [Ibíd.]. El estado 
colombiano viola el DIH y se empecina en mantener una situación de 
tortura: un mensaje de terror. Además de causar la ceguera de Oscar, el 
INPEC profundiza la tortura: "Óscar es trasladado consciente y 
premeditadamente a una cárcel en la cual no hay colectivos de presos 
políticos que puedan brindarle la solidaridad que necesita. Por el 
contrario, sólo hay paramilitares(...) Oscar no puede valerse por sí 
mismo. Es puesto en una situación de total indefensión" [Ibíd.]. El 
estado busca aplastarlo como ser humano, porque remitir a un preso 
político y de guerra sin brazos y ciego a una cárcel
 llena de paramilitares es de las peores crueldades concebibles. Se 
evidencia una omisión preconcebida que le ha generado ceguera y un 
ensañamiento criminal al situarlo en una tortura permanente que atenta 
contra su vida.
7. Negación de asistencia médica constituye "atentado contra la vida"
 
El CSPP denuncia en mayo 2012 que "Los presos políticos con cáncer continúan sin recibir atención médica por parte del estado":
"Los presos políticos 
enfermos de cáncer Luis Alberto Jaimes García, Vicente Saúl Valcarcel 
Albarracín y Juan Emilio Calle Cabeza, recluidos en la cárcel de 
Palogordo; continúan sin recibir el tratamiento médico necesario y su 
condición se deteriora cada día (...) Luis Alberto Jaimes, diagnosticado
 con cáncer de colon ha empeorado a pesar que el Juzgado tuteló los 
derechos fundamentales a la salud, sin que hasta la fecha se haya 
iniciado las sesiones de quimioterapia ordenadas por la junta de 
oncología (...) A Vicente Albarracín, diagnosticado con cáncer de recto,
 le manifestaron que debía someterse al tratamiento de quimioterapia 
pero que CAPRECOM no contaba con el medicamento (...) Juan Emilio Calle 
de 33 años, fue diagnosticado con cáncer linfoma Hodcking, desde el año 
2008. Pese a la gravedad de la enfermedad se encuentra sin recibir 
atención médica desde hace dos años (...) Desde
 enero 2012 su estado de salud recayó ostensiblemente (...) el oncólogo 
ordenó un tratamiento de quimioterapia, terminado este procedimiento se 
debía hacer un trasplante de médula ósea. Aún con esta orden médica, 
Juan Emilio no ha recibido el tratamiento, consecuencia de ello su 
estado de salud empeora, al punto que hoy pesa 54 kilos, permanece con 
fiebre alta, constante dolor de cabeza y cuerpo, poco sueño y visón 
borrosa, entre otros síntomas.
La desatención en salud constituye un atentado contra la vida y la 
dignidad humana, además de erigirse como un tratamiento cruel e 
inhumano. El estado Colombiano tiene la obligación de respetar, proteger
 y garantizar la vigencia plena de los derechos fundamentales en las 
cárceles. El desconocimiento de los mismos a los presos políticos, 
representa una violación tanto del derecho internacional de los DDHH, 
como del DIH. Cobra vigencia la necesidad de mantener los ojos en las 
cárceles colombianas"[31].
8. ¿Cuáles son las causas de tan reiterativos casos de cáncer en las cárceles colombianas ?
La incidencia de cáncer en las cárceles colombianas es extrañamente alta. El CSPP alerta:
"Han
 muerto ya varios presos políticos y sociales como consecuencia de 
cáncer, lográndose detectar en los mismos una inadecuada asistencia 
médica. Esta grave problemática ha sido denunciada de forma reiterada 
por los colectivos de presos políticos y organizaciones de derechos 
humanos, sin que las autoridades hayan realizado las investigaciones que
 permitan establecer cuáles son las causas de tan reiterativos casos de 
cáncer y las actuaciones disciplinarias por negligencia médica [o 
negación]. La situación transgrede las normas del derecho humanitario. 
Hacemos un llamado urgente para que las organizaciones solidarias de 
Colombia y el Mundo, exijan al Estado colombiano cese de forma inmediata
 la aplicación de este método de tortura y a la vez tratamiento inhumano
 y degradante al interior de las
 cárceles, procediendo a: 1. Atender oportunamente los casos de salud de
 todos los presos políticos y sociales de Colombia; 2. Adelantar 
investigaciones penales y disciplinarias serias, contra los altos 
funcionarios del Estado que por acción u omisión son responsables de 
estos graves hechos; 3. Indagar las causas que están provocando los 
reiterativos casos de cáncer en las cárceles colombianas, a efectos de 
prevenir la ocurrencia nuevos hechos" [32].
9. Arroz con combustible, vidrios o materia fecal en la comida, y alimentos descompuestos vulneran gravemente la salud
Las reiteradas denuncias
 por intoxicación alimentaria en diversos penales dan cuenta del 
carácter continuo de este atentado contra la salud y la vida. 
"Condiciones inhumanas, golpizas y tortura persisten en la prisión de 
alta seguridad de La Tramacúa, en Colombia, aseguró Alliance for Global 
Justice. Se priva a los presos de agua y la comida contiene materia 
fecal o está podrida, según han constatado la Comisión para los Derechos
 Humanos de Naciones Unidas y distintas ONG" [33]. El 16 de abril 2012 
el CSPP denuncia: "Nueva intoxicación masiva en Palogordo", alertan los 
presos políticos:
"Los productos cárnicos han presentado avanzado estado de 
descomposición, jugos agrios; esto ha aumentado el número de presos 
intoxicados. Se suma además el hecho sucedido el 11 de abril cuando al 
almuerzo se nos suministró un arroz con sabor y olor a combustible 
(A.C.P.M.). El 14 de abril 2012 a raíz de
 un jugo, se presenta una intoxicación general de presos, tocándonos 
hacer del cuerpo en las áreas de ducha porque el número de sanitarios 
(4) no dan abasto. Existe un temor latente para consumir los alimentos, 
pues volveríamos a recaer en otra intoxicación. Mientras estas cosas 
suceden en las cárceles, el señor Ricaurte - Director del INPEC- hace 
declaraciones en las que anuncia al país que a tres presos de clase alta
 se les asignó cocinero personal y ‘lo que más les gusta es la mazamorra
 chiquita'. Los oligarcas ladrones de cuello blanco gozan de estos 
privilegios" [34].
Los presos emprenden masivas huelgas de hambre contra el envenenamiento:
"Los
 presos políticos y prisioneros de guerra confinados en Palo Gordo Girón
 Santander, denunciamos que a partir del día 23 de abril 2012, nos hemos
 declarado en huelga de hambre indefinida por la pésima atención de la 
empresa prestadora del servicio de alimentación(...) Esta empresa viene 
reiteradamente incumpliendo en la calidad y cantidad de los 
alimentos(...) Nos suministra alimentos en estado de descomposición no 
aptos para el consumo humano. Ocasionándonos serios problemas de salud 
como son intoxicaciones masivas, diarreas, y demás problemas digestivos 
que a la vez nos han dejado otros problemas de salud tales como 
ulceraciones e irritación del colon, un 40% de la población reclusa 
padece de esta enfermedad" [35].
Las ulceraciones e irritaciones del colon son factores de riesgo para el
 cáncer.La Campaña Traspasa los Muros alerta: "Preocupan gravemente
 las múltiples denuncias por problemas de salud relacionados con 
posibles cánceres de estomago o demás partes del aparato digestivo de 
los prisioneros, que en algunos casos ha ocasionado la muerte, como 
sucedió con el prisionero político José Albeiro Manjarres, quien murió 
luego de que se le descubriera de forma tardía un cáncer terminal de 
estómago. Que se conforme una comisión (...) con el objeto de verificar 
los motivos por los cuales en la Penitenciaria de Palogordo se presentan
 múltiples casos de enfermedades cancerosas que afectan el aparato 
digestivo"[36].

 
Convertir la comida en un arma contra los presos es una tortura 
recurrente: el 26 de junio 2012, 20 presos deciden amarrarse a una 
altura de 20 metros del suelo en la cárcel de Valledupar, denuncian: "Un
 día el INPEC nos da vidrio en las comidas, como el 28 de mayo, que dejó
 a 5 presos heridos incluyendo a Javier Moscote, quien fue hospitalizado
 por heridas ocasionadas al interior de su cuerpo por los vidrios 
injeridos, y otro día no nos da comida"[37]. El CSPP denuncia: "el 
suministro de agua se efectúa sólo dos veces al día por lapsos 
inferiores a 20 minutos (...) los reclusos deben recoger el agua en 
recipientes y transportarla, hay celdas en el quinto piso. Esto genera 
enfrentamientos (...) a diario aproximadamente 60 detenidos de cada 
torre se quedan sin agua, lo que constituye condiciones de vida cruel y 
degradante" [Ibíd.]. 
10. Suicidios
 

 
La cantidad de suicidios
 debido a las torturas es alarmante. Leandro Salcedo se suicidó tras 
meses de tortura: "El régimen de crueldad y Tortura al que están 
sometidos los reclusos, especialmente en la UTE (calabozos), los lleva a
 atentar contra su propia vida, como Leandro" [38]. Jorge Russo fue 
empujado al suicidio al negarle los medicamentos que le eran necesarios,
 además de torturarlo reteniendo las encomiendas de su familia, y otras 
crueldades; cuando se subió a las estructuras carcelarias: "uno de los 
guardias le lanzó una pipeta de gas desde la terraza, también le 
lanzaban piedras y una lo golpeó fuertemente en la cabeza" [39].
El traslado geográfico y alejamiento familiar es utilizado como forma de
 tortura y vulnera los derechos de los presos y de sus familiares, 
ocasionando cuadros dramáticos, como los suicidios: tal fue el caso, 
aparentemente, de Luis Carlos Arroyave [40], que
 apareció colgado en una de las áreas de vigilancia de la guardia; o de 
Jhon Jairo Garrido Barrios, encontrado sin vida el 1 de septiembre 2011 
en la Penitenciaria de Valledupar: la tortura a la que el INPEC lo 
sometió, negándole -pese a órdenes judiciales- el acercamiento a su 
núcleo familiar, lo empujó al suicidio. Manifiestan los prisioneros que 
no pudo soportar más la tortura de estar lejos de su familia, situación 
que consideraba como "muerte en vida"[41]. En enero 2012, se ahorca 
Frank Camilo Amado, bajo "una política sistemática de represión y 
violencia por parte de la guardia, generando todo tipo de torturas 
físicas y psicológicas, humillaciones y tratos degradantes, fuertes 
palizas, choques o descargas eléctricas, gases en la cara(...) Alguien 
debería indagar sobre las causas de que en menos de 6 meses ya existan 5
 muertos", denuncian los presos políticos de Girón en junio 2012 [42].
11. Palizas aunadas a negación de asistencia médica
 
 

 
Por palizas son 
asesinados los presos, como ocurrió con Ricardo Contreras -uno de los 
casos conocidos-: molido a palos por la guardia y privado de asistencia 
médica. Los presos desesperados entablan huelgas de hambre con la 
esperanza de hacer cesar la tortura, algunos hasta se cosen la boca; 
pero las torturas y la negación de asistencia médica siguen siendo un 
mecanismo de agresión contra la vida de los presos. Jhon Leyner Delgado 
fue: "sometido a aislamiento por negarse a firmar un documento donde se 
auto-culpara (...) Al negarse a firmar, la golpiza propinada por la 
guardia le provocó múltiples heridas. No ha sido atendido. Por haber 
sido sometido a tortura, ha iniciado una huelga de hambre. Con el fin de
 exigir respeto a sus derechos fundamentales y al derecho a la salud en 
particular", denuncia el CSPP [43]. El 11 de julio 2012 muere Jair 
Benavidez Suárez "luego de tres meses de aislamiento
 prolongado y fuertes golpizas del INPEC" [44].
12. Denuncias contra el INPEC y el Estado quedan en la impunidad
 
El Movimiento de 
Víctimas de Crímenes de Estado expresa: "La Defensoría del Pueblo 
presentó el 14 de octubre (2011) una denuncia penal en contra del 
General Ricaurte, director del Inpec, por presuntos actos de tortura. La
 tortura en cárceles sigue siendo una práctica sistemática, que 
permanece en total impunidad. Tal como lo indica la Coalición Colombiana
 Contra la Tortura, en su Informe de Seguimiento a las Recomendaciones 
del Comité contra la Tortura de Naciones Unidas, (...) entre el año 2010
 y lo que va del 2011, la Defensoría del Pueblo del Cesar reportó tan 
sólo en el establecimiento de alta seguridad de Valledupar 220 quejas de
 internos contra funcionarios del Inpec, de las cuales, 46 quejas son 
por maltrato físico, tratos crueles, inhumanos y degradantes" [45].
 

 
Ampliar la solidaridad y denunciar internacionalmente es un 
imperativo humanitario. Las denuncias que logran salir de las cárceles 
colombianas quedan en la impunidad, y no son sino la punta del iceberg: 
"Ningún documento escrito entra ni sale de las cárceles sin la censura 
previa" [46]. La impunidad ampara a los torturadores, mientras que un 
comportamiento respetuoso de los DDHH es castigado: cuando hay jueces 
que se niegan a avalar los montajes judiciales del estado, éstos sufren 
asesinato o encarcelamiento político, como el Juez Oscar Hurtado, 
detenido por negarse a legalizar capturas masivas y detenciones 
arbitrarias [47]. 
Las madres de presos caminaron desnudas en mayo 2012: "En contra de la 
tortura, la falta de agua, la no garantía del derecho a la salud, el 
traslado de los internos a centros penitenciarios alejados de sus 
familias (...) Los familiares sentimos como propios los sufrimientos que
 padecen nuestros seres queridos en
 los centros de tortura llamados cárceles (...) El sistema jurídico 
colombiano entrega sin ningún reparo a sus nacionales en 
extradición(...) Nos desnudamos para ser escuchadas."[48]
13. Alejamiento familiar para impedir denuncias y desarticular procesos organizativos
 

 
No obstante su situación
 de vulnerabilidad extrema, los presos políticos siguen trabajando en 
procesos organizativos de defensa de los derechos humanos. El preso 
político Jairo Fuentes denuncia: "En las cárceles el derecho de 
expresión es reprimido con medidas como el alejamiento familiar (...) 
quienes estamos denunciando esta realidad oprobiosa somos trasladados a 
cárceles de máxima seguridad, lejos de nuestras familias" [49]. La 
Campaña Traspasa los Muros denuncia esta forma de tortura: "Uso de 
traslado y aislamiento como forma de desarticulación organizativa (...) 
no se tiene en cuenta que la ubicación del proceso judicial esté en el 
mismo sitio donde la persona está recluida. Este hecho se da en el caso 
de las y los prisioneros políticos, por la gran cantidad de traslados 
que sufren en aras de impedir que estos creen grupos de trabajo dentro 
de los centros de reclusión y también como
 retaliaciones de sus acciones de denuncia y desobediencia. Esta 
situación provoca una forma adicional de pena que es el hecho de estar 
alejado del núcleo familiar"[50].
En Junio 2012 denuncian que corre 
peligro la vida del defensor de DDHH, preso político y de guerra Marbel 
Zamora trasladado aunque: "una tutela le concedió el derecho a la unidad
 familiar(...) destacado por su valioso trabajo en el Movimiento 
Nacional Carcelario, que reivindica la rebaja del 20% de la pena para 
todos los prisioneros, el traslado de los presos a sus sitios de origen 
familiar y procesal, no a la extradición(...) Destacado en la 
resistencia frente a las reiteradas violaciones de DDHH por parte del 
INPEC. Su traslado a la cárcel de Valledupar pone en grave riesgo su 
vida(...) dicha cárcel se ha caracterizado por su permanente 
tortura"[51].
14. Inmersión en patios paramilitares pone en riesgo la vida de los presos políticos
 

 
El DIH preconiza la 
Clasificación de internos, pero: "los prisioneros políticos no son 
separados debidamente de los presos vinculados al paramilitarismo, 
convirtiéndolos en población vulnerable. La no separación pone en 
amenaza constante su vida"[52],denuncia la campaña Traspasa los Muros. 
Los traslados a patios con notoria mayoría paramilitar se usan como 
método de tortura contra los presos políticos. En julio 2012 denuncian: 
"Los atropellos a la seguridad y la vida de que fueron víctimas los 
presos políticos José Darío Arévalo Quintero, Wilson Enrique Leva, José 
Antonio Mendoza, Álvaro Padilla Tarazón (...) ordenando su traslado a 
otros patios(...) Solicitamos que sean reubicados urgentemente donde nos
 encontramos la mayoría de los presos políticos." Arévalo Quintero 
expresa: "Temo por mi integridad física y por mi vida, me encuentro 
entre internos procesados por paramilitarismo e
 integrantes de la fuerza pública"[53]. En el marco de la huelga 
nacional de hambre de marzo 2012: "el Prisionero Político Leonardo Chaux
 Hernández se declaró en huelga de hambre para denunciar que era el 
único prisionero político en el patio 1B de La Dorada, y en exigencia de
 la visita humanitaria de la Comisión Internacional de DDHH"[54], 
impedida por el estado colombiano.
El preso político de guerra Diomedes Meneses, víctima de tortura e 
intento de homicidio por miembros del Gaula (ejército), aún impunes, fue
 puesto en un patio con miembros del Gaula:
 

 
"Caí tras el disparo... luego me propinaron otro disparo en el 
abdomen (a quemarropa). Luego me lanzaron una granada que me levantó 2 
metros del suelo. Después viendo que todavía estaba vivo me agarraron a 
patadas y culatazos, me partieron esta pierna. Cuando la granada detonó 
me reventó por dentro y me puso a vomitar sangre por la boca, por los 
oídos, por los poros, pero a ellos no les importó, me siguieron 
golpeando(...) El Cabo Salazar sacó un puñal y me chuzó todos los dedos.
 Luego me sacaron todas las uñas de los dedos de los pies (...) Me 
pinchó el ojo izquierdo, lo perdí. Me degolló (...) Estoy condenado a 22
 años de cárcel por ‘rebelión' y ‘tentativa de homicidio' pero no sé de 
qué tentativa se trata porque yo no les disparé, ni llegué a usar el 
arma(...) Y están los 15 nombres de los que me torturaron a mi, miembros
 activos del Gaula, entonces ¿por qué no han hecho justicia?(...) En 
esta cárcel han tomado
 represalia política(...) Nos dieron a ‘escoger' a los presos políticos 
entre los calabozos y el patio paramilitar(...) Me roban, me hacen caer 
de la hamaca, me golpean... Saben mis limitaciones físicas y que soy un 
preso político, y aquí hay ejército, Gaula, paramilitares"[55].
15. Tortura contra presas políticas, chantaje con los hijos
 
 
Las presas políticas 
denuncian también torturas físicas, sicológicas, y conexas a la negación
 de asistencia médica y la insalubridad. Hay casos en que las torturas 
las vulneran de manera definitiva, como el de Marisela Uribe García, 
detenida con más de 5 meses de embarazo de gemelos, que perdió sus bebés
 por tortura [56]. Marisela fue denunciante de la mayor fosa común del 
continente, hallada en Colombia con 2000 cadáveres de desaparecidos a 
manos del ejército: situada detrás del Batallón militar de la Fuerza 
Omega[57].
A las presas políticas se les reducen las visitas de los hijos, 
obligando a estos a sufrir situaciones dramáticas. Denuncian el chantaje
 como forma de tortura que utiliza el INPEC, implicando a sus hijos. Las
 visitas o la reducción de pena son impedidas como retaliación contra la
 organización política. Los niños están expuestos a ser entregados a 
orfanatos, si no les queda un familiar que los acoja. A las madres 
cabeza de hogar se les violan sus derechos a detención domiciliaria, 
como en el caso de Liliany Obando, socióloga que pasó casi 4 años presa 
sin pruebas, durante los cuales le fueron negados sus derechos 
constitucionales como madre cabeza de familia [58]. Liliany expresa:
 

 
"El terrorismo de estado que opera en Colombia o bien 
desaparece a su opositor político, o lo asesina, o lo encarcela (...) Un
 90% de las mujeres privadas de la libertad somos madres, la mayoría 
madres cabeza de familia. Es muy grave que una justicia vengativa ponga 
en la cárcel a las mujeres madres, porque penaliza a los hijos. Estas 
niñas y niños van a quedar gravemente dañados por la experiencia de 
tener a sus madres en prisión (...) Muchos de ellos si no tienen un 
familiar que los cuide crecen en la institución del estado, que es 
prácticamente otra cárcel, donde van a estar recluidos, y podrán 
solamente visitar a sus madres una vez al mes, por unas pocas horas. 
Algunas mujeres llegan a la cárcel en estado de gestación. Hasta la edad
 de 3 años pueden tener a sus hijos (en algunas cárceles). Hay estudios 
que demuestran que estos niños que han crecido en prisión 
sicológicamente tienen muchos problemas... pero es la única
 opción para quien no tiene con quien dejar a sus hijos (...) Estas 
condiciones son violatorias de los derechos de los niños" [59].
Las presas políticas sufren agresiones reiteradas, obligadas a 
convivir con paramilitares:"exponiéndonos, y a nuestros visitantes, en 
nuestra seguridad. Exigimos que se de cumplimiento a las leyes 
internacionales de clasificación de internas por hecho punible y se nos 
separe de las detenidas de ‘Justicia y Paz', paramilitares(...)"[60]. 
También alertan:"No hay diagnósticos sobre enfermedades crónicas o 
terminales, no se atienden los tratamientos post-quirúrgicos o no se 
suministran los medicamentos. Situaciones tan graves como las que 
denunciaron las prisioneras políticas del ERON Cúcuta: ‘hay varias 
internas con ordenes de cirugías con 10 a 12 meses de anticipación y no 
han sido atendidas'" [61].
16. Tratos degradantes y humillaciones de índole sexual
Las torturas y 
vejaciones reseñadas en este informe son apenas una ínfima parte de la 
realidad, son la parte visible. Noticias Uno reportó la denuncia de 
violaciones sexuales por parte de guardianes: "Una reclusa fue abusada 
por los guardianes de la cárcel de Valledupar. Según denunció los 
guardianes estarían abusando de otras reclusas. El INPEC ordenó una 
investigación, pero no la trasladó a ella, de tal manera que sigue 
custodiada por los guardias denunciados.‘Vienen a sacar a las mujeres y a
 tener relaciones sexuales, es un abuso de autoridad'. Cuatro 
uniformados son investigados por inducir a las detenidas a prostituirse.
 ‘Yo dije que era violación(...) después de eso siguió el acoso, la 
burla y después denuncié otro intendente que se metió al cuarto porque 
según él ya lo había hecho con otro guardián'" [62].
 
 

 
Los familiares visitantes sufren "abusivos manoseos en sus partes 
intimas"[63], asimismo los presos políticos denuncian:"debemos soportar 
todo tipo de humillaciones, tratos crueles, inhumanos y degradantes; 
sometidos a vejámenes como ser requisados totalmente desnudos y 
obligados a realizar genuflexiones (cuclillas) frente a los guardianes 
(...)Ese tipo de requisas, son proscritas por la Corte 
Constitucional(...)" [64], pero la impunidad ampara la continuidad de la
 tortura.
17. La tortura en Colombia: una lógica de estado
 
 

 
La tortura se inscribe 
en una lógica de estado, de dominación mediante el miedo; no se trata de
 casos aislados: la impunidad que la encubre la perpetúa a la par que 
evidencia su carácter de herramienta del terror. Hay una utilización 
sistemática de la tortura, que conlleva incluso la muerte de presos 
políticos, y llega hasta la desaparición forzada y homicidio contra los 
familiares. El tema de la tortura implicando a familiares de presos 
políticos será desarrollado en la parte VI de este dossier. Ante la 
impunidad que prolonga la tortura, ante los sufrimientos indecibles, 
ante los homicidios de presos, se hace urgente la solidaridad 
internacional. La exigencia del cese de la tortura y la exigencia de la 
libertad para los miles de presos políticos son pasos imprescindibles 
hacia una verdadera paz con justicia social. La importancia de 
visibilizar estos crímenes de estado radica en tratar de
 impedir que se sigan instaurando como mecanismo de terror contra la 
reivindicación social. Estos mecanismos represivos son la matriz la 
guerra, su finalidad es perpetuar el creciente despojo de las riquezas 
de Colombia y la concentración de capital en pocas manos, en desmedro de
 una población cada día más empobrecida.
 
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Para la libertad 
Voces que atraviesan los muros y las rejas 
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Por qué 
Porque la prisión murada nació con el capitalismo para control y disciplinamiento de los sectores sociales oprimidos. 
Porque la cárcel es un depósito de seres condenados al aniquilamiento de su condición humana. 
Porque los hombres y mujeres que la padecen, invariablemente, habitan el territorio de la pobreza y la rebeldía. 
Porque
 no podemos derribar los muros y las
 rejas, pero sí atravesarlos con las voces de tantas compañeras, de 
tantos compañeros, quienes se hallan sentenciados al silencio y al 
olvido. 
Porque de este modo podemos compartir con nuestros lectores,
 sus denuncias, sus tristezas y sus sueños, es que la Agencia Rodolfo 
Walsh promueve este sitio de expresión. 
Porque las razones que nos impulsan, en conjunto, provienen del mismo 
dolor y de la misma terquedad en emprender el vuelo hacia un horizonte 
de justicia y libertad