lunes, 17 de septiembre de 2012
Caso Simón: Estado culpable
Simón en 1976, dentro del moisés con el que fue secuestrado.
PUBLICADO EN CARAS&CARETAS EL VIERNES 14 DE SETIEMBRE DE 2012
EN ULTIMOS 6 AÑOS MINISTERIO DE DEFENSA NEGÓ RESPONSABILIDAD.
Caso Simón: Estado culpable
Un tribunal de apelaciones declaró culpable al Estado por el secuestro de Simón Riquelo durante 26 años. Su madre buscó en una acción civil la verdad que por años se le negó en el ámbito penal. El juzgado había rechazado la demanda y llegó a dar crédito a decires del secuestrador Gavazzo. Sara Méndez recuperó a su hijo en 2002 y desde 2007 tiene un nieto al que ya le escribe cartas. Ahora, obtuvo un poco de justicia.
ROGER RODRIGUEZ
rogerrodriguez@adinet.com.uy
El Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 5° Turno revirtió un polémico fallo judicial y condenó al Estado uruguayo a una indemnización económica por su responsabilidad en el secuestro de Simón Riquelo, el hijo que en 1976 le sacaron de sus brazos a Sara Méndez, quien sin ayuda oficial lo buscó durante 26 años hasta encontrarlo.
Integrado por los ministros Luis María Simón (redactor), María Esther Gradín y Beatriz Florentino, el Tribunal de Apelaciones por la sentencia N° 124/2012, definió por unanimidad el 29 de agosto último que debía corregirse el fallo de la jueza Loreley Pera del Juzgado de la Contencioso Administrativo de 2° Turno, que rechazado la demanda.
En la instancia de alzada, se confirmó la responsabilidad del Estado “por la separación, desaparición del niño y su ulterior entrega ilegítima a la familia de adopción” (…) El personal uruguayo actuó ilegítimamente con la madre y de esa conducta derivaron consecuencias para el menor (…) que también fueron ilegítimas, y que cabe imputar a los funcionarios actuantes a título de comisión por acción y por omisión”, indicó.
“No cabe dudar que tanto en el orden jurídico nacional uruguayo y argentino, como en el internacional, la desaparición de un menor y la ilegítima separación de su madre, la sustracción del ámbito de disponibilidad de ésta constituye un resultado no avalado por el Derecho derivado de un hecho ilícito que por ello puede generar responsabilidad civil, independientemente de la penal”, sentenció.
“El comportamiento ilícito ya reseñado –afirma-, iniciado el 13 de julio de 1976, agregó el Estado, a través de diversos agentes, otras conductas que en el curso de los años siguientes contribuyeron a que el menor continuara desaparecido, privando a su madre de todo vínculo con él, pues, por ejemplo, las autoridades requeridas no brindaron información, la aportaron falsa o no desarrollaron investigación exhaustiva de los hechos. Ninguna investigación cabal se practico tampoco al reinstalarse la democracia en el país, pese a alguna indagatoria que pudieren haber realizado algunos Comandantes en Jefe, ya que ni aun la vigencia de la llamada ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado impedía la investigación, al contrario su artículo 4º la preveía. Incumbía al Estado el deber de investigar los hechos y en su caso ubicar al hijo de la actora e intentar recuperarlo, y por mucho tiempo nada hizo al respecto”.
La sentencia, sin embargo, considera que el Estado llegó a hacer una investigación oficial a través de la Comisión para la Paz y no admitió, tampoco, el reclamo de los denunciantes para que hoy se realice una investigación administrativa, ya que “no parece viable a esta altura de los hechos arribar a conclusiones diferentes a las ya conocidas por la demandada”. Se desconoce si el Ministerio de Defensa apelará.
ENCONTRAR A SIMON
Simón Riquelo nació el 22 de junio de 1976 en Buenos Aires. Es hijo de los activistas uruguayos Mauricio Gatti y Sara Méndez. Lo anotaron con el apellido clandestino que utilizaba la pareja, militante del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) fundado en el vecino país para resistir la dictadura uruguaya.
Solo veintidós días después de su nacimiento, el 13 de junio, Sara fue secuestrada de la casa de Juana de Azurduy en el Barrio Belgrano donde vivían. El operativo realizado por militares uruguayos y argentinos, estaba comandado por los oficial del Ejército, José Nino Gavazzo y Juan Carlos Rodríguez Buratti.
“Esta guerra no es contra los niños” le dijo el militar a Sara cuando le sacó a a su hijo de los brazos. Sara Méndez fue llevada al centro clandestino de torturas Automotores Orletti. Simón quedó dentro del “moisés” de mimbre que sus padres le habían comprado en aquel frío invierno porteño.
Ese 23 de julio, junto a otras militantes del PVP víctimas de la coordinación represiva Plan Cóndor, Sara fue trasladada a Montevideo en un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya. Estuvieron “desaparecidos” hasta el 26 de octubre, cuando fingieron su detención en un chalet del balneario Shangrilá, Canelones.
Sara fue procesada por la justicia militar uruguaya y permaneció encarcelada en el Penal de Punta de Rieles hasta 1981. Comenzó entonces su búsqueda de Simón, cuyo secuestro recién pudo denunciar a la prensa en 1984. Ni en dictadura ni en democracia logró una respuesta del Estado uruguayo.
Simón fue finalmente localizado en febrero de 2002 por el senador Rafael Michelini, quien siguió los datos aportados por una investigación periodística para la revista Posdata. Sara se rencontró entonces con su hijo de 26 años, que había sido apropiado por la familia de un policía argentino.
Sara con Simón y Juanito en 2007: amor de madre y de abuela.
GAVAZZO: “DOY FE”
En el año 2006, el Dr. Pablo Chargoñia había demandado al Estado por daños y perjuicios ante el Juzgado de lo Contencioso Administrativo de 2° Turno. Denunció al Poder Ejecutivo y al Ministerio de Defensa Nacional porque sus funcionarios no solo separaron a Sara de su hijo, sino que con su silencio impidieron ubicarlo por 26 años.
“El Estado uruguayo no hizo lo que podía y debía: investigar. Normas constitucionales y legales (de fuente nacional e internacional) le impusieron un deber que nunca cumplió cabalmente y, con ello, mantuvo el estado de desaparición de Simón”, se acusó y reclamó condenar al Estado “a efectuar una exhaustiva y completa investigación administrativa que esclarezca los hechos señalados en este escrito e individualice a la totalidad de los responsables”.
La demanda civil buscaba “restablecer un derecho largamente negado por el Estado uruguayo como parte de su política de impunidad. Política de impunidad, que también se manifestó con el “secreto militar” y el “no recordar” del teniente coronel Rodríguez Buratti y del ex presidente Julio María Sanguinetti, ante una demanda en juzgado de familia”, explica Raúl Olivera de la secretaría de derechos humanos del Pit-Cnt.
En los últimos seis años, durante los gobiernos de Tabaré Vázquez y José Mujica, en los que en Ministerio de Defensa se sucedieron Azucena Berrutti, José Bayardi, Luis Rosadilla y Eleuterio Fernández Huidobro, el Estado negó ante la justicia que el secuestro de Simón fuera cometido por funcionarios uruguayos, dijo que el hecho ocurrió en territorio argentino y responsabilizó de todo al vecino país.
En su sentencia de 2011, la jueza Loreley Pera, había resuelto que no se verificaban todos los requisitos necesarios para que existiera responsabilidad estatal. La magistrado opinó que el Estado había realizado gestiones para encontrar al niño y que “no resulta probado” que funcionarios del Ministerio de Defensa supieran del paradero del niño.
La jueza dio por ciertas declaraciones de Gavazzo, en las que dijo que el encargado de encontrar a Simón fue el fallecido Rodríguez Buratti: “doy fe, que puso el máximo de su empeño para tratar de ubicar a ese bebé, en Argentina, y no lo pudo lograr”, dijo el militar preso en la cárcel de Domingo Arena, condenado por 28 homicidios.
EL MOISES DE PAPÁ
Diez años después de recuperar a su hijo, Sara vive con pasión una condición de abuela que como madre no pudo ejercer. Simón y su esposa, tuvieron un niño el 18 de abril de 2007 y el nombre de su nieto, Juan Ignacio, se transforma en una sonrisa en la boca de la abuela, cada vez que lo pronuncia.
Aunque Simón viven en Buenos Aires, Sara se las ingenia para mantener un contacto fluido con su nieto (ya de 5 años), a quien escribe cartas que acumula en librillos que envía a Argentina para que le cuenten y, últimamente, para que lea el propio “Juanito”. La abuela ha recuperado hoy, en parte, lo que tanta impunidad le quitó por años.
Recientemente, Sara le envió a su nieto una de sus cartas-cuento acompañada por una foto muy particular: la primera que Simón tiene de su vida. La imagen, tomada con una cámara Polaroid muestra a aquel bebito en la casa de sus apropiadores, durmiendo en el mismo “moisés” de mimbre azul con el que fue secuestrado hace 36 años…
“Hola nietito:
Qué frío hace!!
Sabés que tu papá nació el día siguiente que comenzara el invierno, un 22 de junio.
Y ese día, como casi todos los días de invierno, hacía frío.
El día número 22, que estaba soleado y con cielo muy celeste, empezó a ser un poquito más largo y la noche un poquito más corta, porque los días iban andando hacia la primavera.
Tu papá era un bebé muy tranquilo. Dormía y sólo lloraba cuando tenía hambre o un poco de frío. Por eso le compramos, su papá y yo, un moisés, que es un canasto grande, para que pudiera estar más abrigado que en la cuna.
Aquí te mando una foto de tu papá dormido en uno de esos días fríos de invierno.
Vistes que se parece mucho a vos? Tenía el pelo lacio, sin rulos, como lo tenías vos cuando naciste.
Juanito, dentro de pocos días estaré ahí con ustedes, y podremos jugar y reírnos.
Te mando un beso grandote. MUAAA.
Abuela Sara”.
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