“(Y TAL VEZ DE NUEVO A ALGUNAS Y ALGUNOS LES LLAMAREMOS “BOCAMAROS”)…
“EL
HOMBRE QUE NO VIO A NADIE
Había una vez un hombre en el
Reino de Qi que tenía sed de oro. Una mañana se vistió con elegancia
y se fue a la plaza. Apenas llegó al puesto del comerciante en oro, se apoderó
de una pieza y se escabulló.
El oficial que lo aprehendió le
preguntó:
- ¿Por qué robo el oro en
presencia de tanta gente?
- Cuando tomé el oro – contestó
–, no vi a nadie. No vi más que el oro.
Lie Zi”
“EL
PRÍNCIPE Y SU ARCO
El príncipe Xuan era
aficionado a disparar flechas y le agradaba que le dijeran que era un arquero
fuerte. Pero la verdad era que no podía tender un arco que pesara más de
treinta libras. Cuando mostraba su arco a sus acompañantes, éstos simulaban
tratar de arquearlo, pero lo hacían sólo hasta la mitad de su extensión.
- ¡Debe pesar por lo menos
noventa libras! – exclamaban todos –. Nadie, salvo Su Alteza, puede manejar un
arco así.
Y esto llenaba al príncipe de
satisfacción.
Aunque tendía un arco de sólo 30
libras, hasta el fin de su vida creyó que éste pesaba 90. Eran 30 de hecho y 90
de nombre. Por mantener fama inmerecida, el príncipe dejó la verdad por el
camino.
Yin Wen Zi”
La
primera de estas dos antiquísimas fábulas chinas viene como anillo al dedo teniéndose
en cuenta la ligereza con que algunos escribas cibernéticos comentan,
cuestionan y “condenan” –sin fundamentos, a puro antojo y sin más propósito que
el de tratar de enchastrar al santo pedo y por razones que a nadie le interesa-
todo lo que salga de la pluma virtual de gente que no les resulta simpática y
que en general los ignoran. Lo hacen con seudónimos al estilo Don Verídico; no
saben leer ni se empeñan en aprender, y, encima, se trabajan unos brutos
conocedores de todo. Les falta haber mateado con Artigas y el negro Ansina,
cuando les viene bien el “criollismo”; o con Marx, Engels y Lenin si se levantan
“internacionalistas y proletarios”… Los hay también que escriben ex profeso con
faltas, para pasar por “gauchitos pobres” y criados en el barro, pero todos-todos
comparten una misma condición: creen que nadie se da cuenta del veneno que los
anima y de lo poco y nada que arriman a lo que, a veces, le llaman “¡lucha
ideológica!”.
Son
los que no ven a nadie. Los que sólo ven “el oro”.
La
otra fábula calza justito con la “ética” de los que son capaces de publicar estas
zonceras pedantescas sin siquiera transcribir fragmentariamente lo que se
cuestiona y se “condena”… Son los que sacrifican lo elemental en función del
ruidaje conventillero; son los que se valen de una “herramienta de comunicación
popular” para tirar mierda al vacío y “estar en el tapete” igual que la revista
“Gente”.
Son
los “30 de hecho y 90 de nombre”.
No
volveré a gastarme en mencionarlos sin mencionarlos.
Lo
que sí agrego, inspirado por tanta elocuencia de viejas chusmas, es una fe de
erratas a mi reciente nota complementaria de la de Ricardo Ferré “Qué hacen
ahora los Tupamaros” que tanta preocupación ha causado en algunos “circulitos”
súper revolucionarios:
“Tal
vez de nuevo nos llamen a todas y todos “¡Tupamaros!”, decía mi título:
Considerando
que siempre habrá sujetos de esta catadura –esos que te ven y te soban el lomo,
pero jamás les sale un pero de frente y mano; los cola de paja, los gargantúa,
los pequebú que sólo están para el chisme-, al título le faltó este paréntesis:
“(Y
TAL VEZ DE NUEVO A ALGUNAS Y ALGUNOS LES LLAMAREMOS “BOCAMAROS”)…
Al
“Ku Klux Klan” cibernético, ¡Salú, aquí está la juventú, pajarones más rifados
que canasta de fin de año!!!.
Gabriel
–Saracho- Carbajales, 21 de febrero de 2014 / año de la dignidad.
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