viernes, 21 de febrero de 2014

Tal vez de nuevo (II)

Carlucho, no me jodas con la lucha de clases



“(Y TAL VEZ DE NUEVO A ALGUNAS Y ALGUNOS LES LLAMAREMOS “BOCAMAROS”)…


“EL HOMBRE QUE NO VIO A NADIE
Había una vez un hombre en el Reino de Qi que tenía sed de oro. Una mañana se vistió con elegancia y se fue a la plaza. Apenas llegó al puesto del comerciante en oro, se apoderó de una pieza y se escabulló.
El oficial que lo aprehendió le preguntó:
- ¿Por qué robo el oro en presencia de tanta gente?
- Cuando tomé el oro – contestó –, no vi a nadie. No vi más que el oro.
Lie Zi”


“EL PRÍNCIPE Y SU ARCO
El príncipe Xuan era aficionado a disparar flechas y le agradaba que le dijeran que era un arquero fuerte. Pero la verdad era que no podía tender un arco que pesara más de treinta libras. Cuando mostraba su arco a sus acompañantes, éstos simulaban tratar de arquearlo, pero lo hacían sólo hasta la mitad de su extensión.
- ¡Debe pesar por lo menos noventa libras! – exclamaban todos –. Nadie, salvo Su Alteza, puede manejar un arco así.
Y esto llenaba al príncipe de satisfacción.
Aunque tendía un arco de sólo 30 libras, hasta el fin de su vida creyó que éste pesaba 90. Eran 30 de hecho y 90 de nombre. Por mantener fama inmerecida, el príncipe dejó la verdad por el camino.
Yin Wen Zi”


La primera de estas dos antiquísimas fábulas chinas viene como anillo al dedo teniéndose en cuenta la ligereza con que algunos escribas cibernéticos comentan, cuestionan y “condenan” –sin fundamentos, a puro antojo y sin más propósito que el de tratar de enchastrar al santo pedo y por razones que a nadie le interesa- todo lo que salga de la pluma virtual de gente que no les resulta simpática y que en general los ignoran. Lo hacen con seudónimos al estilo Don Verídico; no saben leer ni se empeñan en aprender, y, encima, se trabajan unos brutos conocedores de todo. Les falta haber mateado con Artigas y el negro Ansina, cuando les viene bien el “criollismo”; o con Marx, Engels y Lenin si se levantan “internacionalistas y proletarios”… Los hay también que escriben ex profeso con faltas, para pasar por “gauchitos pobres” y criados en el barro, pero todos-todos comparten una misma condición: creen que nadie se da cuenta del veneno que los anima y de lo poco y nada que arriman a lo que, a veces, le llaman “¡lucha ideológica!”.

Son los que no ven a nadie. Los que sólo ven “el oro”.

La otra fábula calza justito con la “ética” de los que son capaces de publicar estas zonceras pedantescas sin siquiera transcribir fragmentariamente lo que se cuestiona y se “condena”… Son los que sacrifican lo elemental en función del ruidaje conventillero; son los que se valen de una “herramienta de comunicación popular” para tirar mierda al vacío y “estar en el tapete” igual que la revista “Gente”.

Son los “30 de hecho y 90 de nombre”.

No volveré a gastarme en mencionarlos sin mencionarlos.

Lo que sí agrego, inspirado por tanta elocuencia de viejas chusmas, es una fe de erratas a mi reciente nota complementaria de la de Ricardo Ferré “Qué hacen ahora los Tupamaros” que tanta preocupación ha causado en algunos “circulitos” súper revolucionarios:

“Tal vez de nuevo nos llamen a todas y todos “¡Tupamaros!”, decía mi título:

Considerando que siempre habrá sujetos de esta catadura –esos que te ven y te soban el lomo, pero jamás les sale un pero de frente y mano; los cola de paja, los gargantúa, los pequebú que sólo están para el chisme-, al título le faltó este paréntesis:

“(Y TAL VEZ DE NUEVO A ALGUNAS Y ALGUNOS LES LLAMAREMOS “BOCAMAROS”)…

Al “Ku Klux Klan” cibernético, ¡Salú, aquí está la juventú, pajarones más rifados que canasta de fin de año!!!.

Gabriel –Saracho- Carbajales, 21 de febrero de 2014 / año de la dignidad.



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