se pudrió todo 
por Hugo Bruschi en el AÑO DE LA DIGNIDAD 
 El lector desprevenido pudiera pensar, que luego de las intensas lluvias
 que anegaron buena parte del territorio nacional, las empresas de 
saneamiento o las mismas comunas cloro en mano, estén abocadas a la 
limpieza de los hogares, muchos de ellos inundados y no solamente con 
agua. Cloacas desbordadas y pozos "negros" paralelos a las viviendas, 
hicieron su contribución obligatoria, una vez superada su capacidad. 
Pero no se trata de esto, sino de otros saneadores que han entrado en 
escena, para higienizar un poco las contaminadas relaciones 
bilitaterales. Tal cual gobierno paralelo, la central de trabajadores 
uruguaya ha tomado una iniciativa, que seguramente no tiene referentes 
en la región y tal vez en el mundo. En otras palabras, la central trata 
de reparar los daños causados por el gobierno, a las relaciones con la 
República Argentina y para ello asume funciones propias, de algún otro 
estado mediador. Y como si esto fuera poco, ahora son también los 
industriales y empresarios, que se sientan junto a los representantes de
 los trabajadores, a buscar una salida a esta situación. En pocas 
palabras,podríamos afirmar que el gobierno ha capitulado como 
interlocutor de los intereses nacionales. Y esto es muy grave.
Y para
 ello, han tenido la brillante idea de discutir el problema, con la 
dirigencia obrera Argentina que a su vez no tiene relación alguna con su
 gobierno. A mi juicio comenzaron al revés, porque en la búsqueda de un 
acercamiento que ponga fin al diferendo, no serán precisamente los 
enemigos de la presidenta y su gobierno, quienes mejor puedan ayudar. Y 
conste aquí, que esto va más allá de las legítimas diferencias que esos 
dirigentes obreros,  puedan tener con el gobierno argentino. 
Sencillamente porque las danzas sobre rosas, sólo existen en la fantasía
 triunfalista de los beneficiarios de cualquier sistema. Pero he aquí, 
que uno de esos dirigentes les hizo saber en lo referente al problema 
portuario, que apoyaban  la decision  del gobierno de su país, dado que 
se trata de productos elaborados en la Argentina, teniendo ésta todo el 
derecho de desembarcar donde más le convenga a sus intereses. Pero más 
allá del éxito o fracaso de las gestiones, uno se pregunta a quien votó 
el Pueblo uruguayo para representar los intereses del país? Y que ha 
hecho éste para preservar las relaciones con el país hermano? Acaso 
jugarse a una pastera extranjera y luego amenazar con ayuda imperialista
 como lo hizo el casi-futuro presidente? Luego aumentar - violando 
acuerdos - la producción y por ende la contaminación del Río Uruguay tal
 cual lo hizo el actual presidente? Mofándose - como lo hace con los 
trabajadores uruguayos - de una presidente y también de su esposo ya 
fallecido? Y qué esperaban como respuesta, acaso la mejor dispocisión 
para resolver problemas que las medidas económicas legítimamente 
tomadas, puedan ocasionar a la precaria economía uruguaya, pero 
sobretodo de un país que jamás se sabe a qué juega? A un país que 
obligado por el conjunto y tal vez haciendo honra a su tradición, dice 
apoyar el viejo reclamo argentino sobre las Malvinas, pero luego trata 
de hacer negocios con el colonialismo británico? Y que dirán estos 
mediadores, si la contraparte Argentina les hace notar estas conductas 
poco fiables? No será mejor que en lugar de mediar en un conflicto que 
no es de su competencia, le exijan a su propio gobierno que busque una 
solución, aunque ella implique reconocer que no se puede jugar a los 
niños malos, para luego esperar que otros acudan en su ayuda.? No será 
más saludable que la central de trabajadores, se aboque a otros temas - 
esos sí de su competencia - en lugar de "sacar las castañas del fuego" a
 un gobierno que se ha caracterizado por crear problemas permanentes a 
la verdadera integración - no la declarativa - de los Pueblos de la 
región? 
Pero lo más lamentable es, que el propio gobierno dejando en
 manos de segundos las negociaciones, acaba de reconocer su fracaso. Su 
incapacidad para llevar adelante una política de estado seria y 
confiable. Y en este sentido, la famosa pero casi inexistente 
"oposición" tendría que llamar a sala al canciller Almagro. No para 
preguntarle como andan las cosas, sino para preguntarle a qué están 
jugando, pues no es entendible que hoy se siente con sus pares 
argentinos a buscar una solución y luego venga al parlamento a decir que
 "todo se pudrió" o "que las medidas que el gobierno argentino toma, son
 destinadas a perjudicarnos" tal vez como revancha por UPM. Y hacerle 
ver a este canciller, que su forma de actuar está reñida con las buenas 
costumbres y carece de seriedad. Y además hacerle saber a él y a su 
presidente, que estos temas no pueden manejarse como si se tratara de 
dos hinchadas, que se agredieron mutuamente. Pero la llamada "oposición"
 lamentablemente alimenta aún más estos comportamientos y arroja más 
leña al fuego  en el entendido tal vez, que están haciendo un trabajo 
que otros desde muy lejos, le agradecerán. Y esa visión antinacional y 
entreguista llevada a la política menuda y subalterna, no puede arrojar 
otros resultados que la desconfianza argentina sobre nuestro papel en el
 contexto latinoamericano. Si así lo entendieran, no les faltaría razón.
martes, 18 de febrero de 2014
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